lunes, 8 de julio de 2013

Historias de amor en la celda

III. Historias de amor en la celda.





El farandul pasa la noche dormido. La perra está con él. Siempre fiel y leal, en la prosperidad y la fatalidad. ¡Cuan diferente a esas voluptuosas mujeres embusteras dominadas su voluntad por el sexo y la maternidad!
En la celda hay tres hombres más sobre tres colchones. Sus rostros son los de la desolación. Tristezas peor que la muerte. Voluntades y vidas quebradas por algún encuentro fortuito con alguna mujer, causa de todos los males de la vida.
¡ Que el Dios Bogo las maldiga a todas y las expulse del paraíso!
Zorras, zorras, zorras.






-El desayuno, el desayuno, el desayuno- despierta el camarero benemérito al farandul golpeando con la porra los barrotes de la celda.
Se incorpora dolorido de los golpes. Ve borroso y con dolor de cabeza a sus compañeros que lo miran con tristeza.
-Vaya hermano, te han dado de lo lindo- le dice un preso con aspecto de bonachón, gordito y calvito, de mediana edad, y con modales de hombre educado.
EL farandul trata de mirarse para ver el mal causado, pero no hay espejos. Pasea sus manos por su rostro hinchado.
-Dime hijo ¿que te ha pasado? Le pregunta.
-Que le di un susto a una amiga- responde el farandul y todos ríen.
Jaaaaa, jaaaaa, jaaaaaa.
El farandul se tira sobre el colchón y llora.
OHHHHH; OHHHHHHH; OHHHHHHH:
Venga hijo venga. Te comprendo. Estás entre hombres. No tengas miedo de hablar. Nosotros estamos aquí por cosas semejantes.
SIIIII- dice el farandul intrigado y con esperanza.





Claro, te contare mi historia.




Yo anduve casado. De hecho aun estoy en trámites de divorcio. Mi matrimonio era un desastre, mi mujer me hacia la vida imposible. Estaba casado con una mala pécora. Lo hice porque la deje embarazada en una noche de farra. A mi no me gustaba ella. La odiaba hijito mío. Al principio me gusto un poco, pero para nada serio. Pero la preñe, y al preñarla oh hermanos, me obligaron a casarme con ese ser. Tuve tres hijos con ella. Los odio a los tres. Son imbéciles y feos. Han salido en la cara y en el pensamiento a su madre. Son mezquinos, codiciosos, cerrados de mente, vagos y dominantes. Me busque una amante para escapar de todo aquello. No se cómo paso, quizás leyeran algún mensaje, o mis hijos lo hicieran, o quizás mi amante tuviera curiosidad de saber cómo era mi familia. Pues yo siempre fui sincero con mi querida, y le dije que estaba casado y odiaba a mi mujer a la que deseaba la muerte. Ya me comprendéis ¿no hermanos?-
Los presos desde sus colchonetas asienten. Un preso con armónica y pelo rizado del color de la panocha toca un blus.
El buen hombre prosigue su relato:
-No se cómo mi mujer conoció a mi amante. Pero así fue. Se hicieron amigas y se pusieron de acuerdo para hacerme la vida imposible.
-Oh hermano, eso es duro- exclama desde su colchón el preso de la armónica dejando de tocar su suave blus de la prisión.
Un día se juntaron en casa para darme una sorpresa. ¿Imagináis hermanos? Allí estaban las dos. Yo cuando las vi juntas me quede con la boca abierta:
-Bella Mari ¿Cómo has sabido…? Le dije cómo un idiota a mi amante. Una preciosa rubia de 22 años, ojos azules, piel blanca cómo una virgen, larga melena sedosa y grandes pechos.
Y ella me contesto:
Siéntate Papucho.
Así me llama hermanos.
Tome asiento, Oh hermanos, y ella en mini falda poniendo sus muslos sobre mi pierna pasó su mano por mi calva diciendo:
-¿Cuantas veces me has follado Papucho? ¿Te lo has pasado bien, eh verdad? Pues para mí tú no eras nada. Había muchos más cómo tu, mejor que tu, más fuertes, más jóvenes, con más semen que tú que me tragaba.
Mi mujer se reía de mis lágrimas e hizo fotos de ella sobre mí, humillándome.
Durante varias horas me dijeron de todo las dos zorras. Luego hicieron pasar a los niños que escuchaban detrás de la puerta. Me lanzaron unas miradas de asco que nunca olvidare. También me dijeron puerco y esas cosas, que sentían desprecio de que fuera un monstruo cómo yo fuera su padre, y esas cosas, Oh hermanos, que se dicen. Me echaron de casa entre burlas y risas, y escuche mientras bajaba las escaleras música de fiesta. Yo después de eso cogí una depresión y terror a las mujeres.
¿ Y que hiciste hermano?- le pregunta el preso de la armónica.







Decidí ir solo de travestis. Me instale en un pequeño piso en el barrio de texas. Un barrio marginal de vall d´uixó donde nadie me encontraría. Ni la policía entra allí. Es un barrio dedicado al tráfico de drogas. Llame por teléfono a un travesti después de ver su anuncio en facebook de las peñas en fiesta del barrio. Había uno cerca de mi casa alquilada. Llame. Su voz era extraña, ni de hombre ni de mujer. Una cosa rara y excitante, novedosa. EL futuro soñado del hombre. La eliminación y extermino de la mujer a través del travesti.
-Hola cariño- me dijo con esa voz peculiar.
-Yo le respondí hola, he viso tu anuncio, y esas cosas que se dicen de forma educada, Oh hermanos. Así que quedamos. Ella me dijo que se iba a ponerse hermosa para mí. ¿Comprendéis no, hermanos?

Si responden todos.
Me duche, me puse colonia y sentí escalofríos, temor, dudas. Pero el asco, la repugnancia a las mujeres me dominaba y disipaba mis dudas. Travesti, travesti, travesti, estaba en mi cabeza. Es tanto el odio que les tengo a las mujeres que acudí dispuesto a cumplir con mi destino.
La casa donde trabaja está situada frente a un parque y un bar. Eran las cinco de la tarde. Las mamis estaban con sus hijitos jugando y les decían:
-OHHHHH el nene, mi nene, OHHHHHH, CUCHIIII; CUCHIIIIII.
Yo hermanos sentí pena y asco de mi mismo. Ganas de vomitar por todo. Me senté, y ella, la traveti, me hizo una llamada perdida.
Yo le llame:
-Hola nene ¿que te has perdido?- me pregunto muy perra.
-No, no, estoy donde me dijiste- le conteste abatido.
- Entonces sube.- me respondió.
-No puedo- le dije yo hermanos.
-¿Cómo que no puedes nene?- Me pregunto con un tono de amenaza.
-Verás, esto está lleno de gente, de madres con sus hijos, siento que todo el mundo me mira, que saben lo que voy a hacer. Creo que no puedo.
Entonces hermanos me levante, y ya me iba. Esperaba que la travesti me dijera en su contestación que lo comprendía, cuando, Oh hermanos, empezó a decirme:
-¡Que me vas a dejar montada! Ven aquí, sube a follarme. No me he puesto guapa para que me dejes montada.
Yo reaccione intentado reflexionar, pero apenas podía. No podía y esos asquerosos nenes de parvulario corriendo haciendo:
AHHHHH; AHHHHHH.
y la travesti gritándome:
Fóllame, fóllame, fóllame o te acuerdas de mí.
-Verás nena, es que no puedo, no puedo pasar el patio entre esa gente. Estoy bloqueado- le dije balbuceando y gimiendo un :
AYYY lo siento.
Que subas y me folles o pongo tu teléfono en Internet para que todo el mundo se entere- me dijo. Fue cómo un mazazo hermanos. Me entro un delirio de muerte y sangre.
Y oh hermanos, sentí tal vergüenza, tanta rabia. Caminaba por el parque cómo un zombi viendo a esas mujeres con sus nenes. Sentía que se reían de mí. Veía el rostro de mi mujer y mi amante cachondeándose eternamente, y AY, me veía siendo la risa de los compañeros de trabajo.
Oh hermanos, la vida, la vida. Que frágiles somos al juicio de los demás. No se, no se, no se.
Me fui a casa que no estaba muy lejos, cogí una navaja y subí. Ya lo creo que subí- el buen hombre se levanta de la colchoneta y sobre la celda hace el rasgueo de una navaja invisible, revive la escena y los compañeros aplauden-
y le di a la travesti tres puñaladas cuando abrió la puerta.
OHHHH; OHHHH; OHHHHH- dijo.
El hombre de cara redonda y bondadosa se reclina sobre su colchón y llora amargamente.
El farandul va hacia él y lo acaricia. La armónica suena.
Un hombre de piel aceitunada, de rostro delgado de anemia, labios gruesos y nariz aguileña con acento Egipto habla:
-Oh hermanos, yo ser conde de Egipto, pero de los buenos, no un romi.
-¿ Eres de Egipto y no gitano?- pregunta el farandul que nunca ha visto un egipcio de verdad.
-¿Puedes poner los brazos en cruz cómo las momias?- le pregunta el farandul.
-No decir tonterías. Estamos aquí por cosas graves, por delitos que nunca debieron serlos, por nuestra condición de hombres.
El hombre de la armónica exclama un:
-Vaya, vaya, vaya.





  • No ver hermanos que estamos prisioneros por culpa de feministas que pretender dominar el mundo de forma antidemocrática- le responde convencido el buen Egipcio. De momento han tomado Egipto.
  • Cuéntanos hermano tu historia- Solicito, humilde, le pide el farandul intrigado.
El egipcio dando un pequeño silbido empieza a contar su drama con voz culebrera y dulce de flautín:
  • Yo soy un miembro activista por la democracia en Egipto. Pertenezco a un partido llamado los hermanos musulmanes. Luchamos en las calles para derrocar el régimen de Nassar. En España habréis visto las noticias sobre lo que pasa en los países Árabes.
  • SI, Si, claro, claro- responden el buen hombre y el farandul. El hombre de la armónica emite un juicio distinto:
  • Una vergüenza.
EL egipcio pasa por alto el comentario acostumbrado a escuchar entre los de derechas esos comentarios.
-Yo era concejal de los hermanos musulmanes, que sería el equivalente de concejal de un partido social cristiano cómo el PP o el PSOE. En definitiva, un concejal elegido democráticamente. Empecé a sufrir amenazas primero en mí cuenta de facebook, luego en el Hotmail y al final a través de cartas de feministas inglesas, españolas, italianas. Daban también consignas ultravioletas en las redes sociales a favor de derrocar la democracia. Yo puse el grito en el cielo de Alá, en defensa, cómo decir en español,
(Hace una pausa hasta recuperar el egipcio la palabra) de la democracia. Y sufrí acoso por parte de las mujeres. Las feministas han encendido el sentimiento antinacional y antidemocrático de nuestras mujeres. La mayoría de mujeres en Egipto ser buenas, trabajadoras, honradas y fieles. Pero algunas no son tan buenas. Quieren ser cómo las chicas de Falcon cress y cómo Hanna la siempre montada. Ya saben ustedes oh hermanos, que la mujer si no se la educa acaba siendo una sucia chonis prostituta.
El egipcio y el resto escupen en el suelo al pensar en los puercos chuminos de las chicas de barrio y discotecas.
Zorras, zorras, zorras.
EL caso es que esa minoría de mujeres en su locura por acabar con la democracia se acostaban con generales del ejército casados, y les convencían o les amenazaban, de que dieran un golpe de estado, o se lo contaban a sus mujeres e hijos. Y así ha ocurrido que han dado un golpe de estado por no cortar el cuello a unas rameras. Yo salí del país para proteger mi vida de esas salvajes mujeres. Iba camino a Bolivia o Venezuela. Desde Egipto no hay vuelos directos, así que tuve que pasar por Madrid para hacer transbordo. En el avión iba una conocida periodista feminista catalana, una instigadora de la revolución. Ella me reconoció y espero hasta llegar a Madrid para montar un espectáculo con una amiga que le esperaba. Yo era su diversión. Su amiga era una de esas lesbianas locas que empezó a insultarme llamándome asesino de mujeres, de niños, incluso me llamo Nazi ¿no es absurdo? La periodista me hacia fotos, su amiga se tiraba en el suelo cómo si yo le pagara. Yo le cogí de los brazos asustados pidiendo que callara. Pero La guardia civil enseguida que me vio con el turbante y la loca rubia zarandeada en mis brazos empezó a tocar el silbato y a pegarme hasta que me detuvieron.
-¿Y cómo has llegado hasta Vall d´uixó amigo? Pregunta el hombre de la armónica.
-AH, eso. No tengo respuesta. Hay unos cargos muy débiles contra mí. Una foto zarandeando a la rubia loca, que por cierto odia más que a mí el gobierno de España que ya ha tenido problemas con ella. El dilema está con la embajada y la situación política actual de Egipto. El embajador fue puesto por los hermanos musulmanes, y el ejercito a un no ha nombrado ningún otro. En estos momentos no tenemos embajador para España, y la política exterior de la propia España no sabe si está a favor o en contra del golpe de estado. Creo que no saben que hacer conmigo, y me han mandado a Vall d´uixó donde no hay embajadas, ni ciudadanos de Egipto, y la población según me escuche decir al oficial que me trasladaba es bastante subnormal y no se entera de nada. Es posible que me tengan meses aquí y nadie se entere ni haga preguntas. Vall d´uixó es según creo una especie de Guantánamo español. En fin hermanos, mi situación dependerá de la situación política de mi país.
Los cuatro hombres al termina el desayuno callan.
Se tumban tristes en sus colchones y quedan sumidos en horrible recuerdos donde aparecen mujeres.
Angelillo de Uixó.









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