Él es un arco iris.
España ahoga, anula, elimina a los no
católicos. Batuecos, farándules de Vall d´uixó en un ocaso
mortecino de Julio del 2013 celebran fiesta hispánica. En Madrid,
tras la presentación de la ley del aborto por el ministro de
justicia Jesucristo, se celebra el día del orgullo gay. Un
anacronismo reciente en el nuevo rumbo de la patria que vira de nuevo
hacia la moral católica. Vall d´Uixó es ajena al orgullo gay. El
anacronismo nunca ha existido. El 11 de Julio celebra por barrios
festejos taurinos y asfixiantes verbenuchas con el Fary de banda
sonora. Pasodobles y flamenco gitano suenan a través de la
chirriante megafonía. Unos perros recién nacidos, aun con sangre y
placenta se encuentran en una caja de zapatos. Son unos cachorros.
Están todos juntos dándose calor. Tiñe de rojo la caja y de
alegría a un ser embrutecido, sudado, inmundo, de raza latina que
pasea por un parque. Deja la caja de zapatos en un banco. Saca una
brillante navaja y los apuntilla. Se escuchan los lamentos. El
espectáculo es deprimente y triste, incomprensible. El engendro
tiene una cara extraña, desencaja de felicidad sádica que mantiene
de forma estática varios minutos.
Grita:
Muerto, muerto, muerto.
Lleva de vuelta a casa la caja con los
perritos muertos. Su hija Mari Luz está preñada de un drogadicto
del barrio. EL chico es además de drogadicto, moreno, evangelista.
Una herejía del gobismo.
El farandul sube a casa, su mujer lo
recibe sin decir nada. Mari Luz, con 15 años, en tanga, con la
barriga hinchada se abanica mirando Gran Hermano. Una perra Chihuahua
está a su lado. Tiene cómo ella los pechos hinchados. Ha sido madre
hace poco. La perra ladra a la caja.
-Mira Mari Luz- le dice el padre
dándole la caja- mira que te traigo.
-AHHHHH;AHHHHH; Guau, guau- gritan Mari
Luz y Canela la perra al abrir la caja
Ojillos cerrados de los chihuahuas y
cuerpecitos oscuros llenos de sangre cubre la caja que cae. La perra
agarra varios con la boca y se los pone en los pezones gimiendo.
Los ojos de Mari luz están encharcado
de gotas.
El padre levanta la mano y le da cuatro
ostias. La madre calla.
¿No querías abortar puta?
AHHHHH; AHHHHH; AHHHH- exclama. Le sale
sangre de la nariz.
Mañana te vas al programa para dejar
de abortar. El padre coge la cartera y se va al bar cinco copas.
Allí hablara de lo que ha hecho y le aplaudirán los borrachos y
drogadictos.
Angelillo de Uixó baja a la fuente a
por agua. La tarde de cielo azul, luminoso, transparente, ha
desaparecido. Nubes holandesas cubren el paisaje y el crepúsculo
entre rayos luminosos que encienden el cielo y avanzan desde el
oeste, donde vive la sierra que amenaza con tragarse el valle de
Uixó. Llegan retumbando truenos y tempestades cómo a lomos de un
caballo desbocado. El fary metido en los altavoces silencia. Ya
están los eléctricos y fulminantes cómo hachas del holocausto: los
rayos. Y llega una gota y otra. Y luego una cortina de agua que
parece llevarse toda la inmundicia y dejar la melancolía de la
herida de la vida, o quizás la melancolía de la herida de la
muerte.
Dura unos minutos el agua de tormenta.
EL negro sobre el dorado de los últimos
rayos de sol, y el rojo sobre el negro envuelven las moles
piramidales de las pardas montañas. Sobre el sendero de la ladera
por el que ha descendido Angelillo de Uixó, se vuelve, y queda cómo
Lot contemplando las casetas de San Antonio y 10 años de vida, que
dejan al ojo una fotografía que parece un Rembrandt, o una escena de
la película de Apocalipsis Now.
Cierra la escena la exclamación de
Angelillo de Uixó con una botella vacía de agua contemplando la
aparición del arco iris:
Da ganas de pegarse un tiro.
Alza los ojos al cielo con ganas de ser
fulminado. El arco iris tiende un puente que descansa sobre el nido
de ametralladoras de la guerra civil en la suave colina de Peña
creus. Bajo la peña el barrio marginal y torero de texas. Y el otro
pie del arco iris se cruza nervudo el arco del acueducto romano
visigodo, bajo el cual serpentea un pequeño torrente vivo que viene
espumoso de Assumet. Angelillo de Uixo está en el centro del arco
del arco iris. Amenazador gravita sobre su cabeza de rojos y violetas
encendidos.
Las nubes se han vuelto del color de la
sangre y casi tocan la tierra. Están hinchadas y entre ellas brotan
columnas densas que parecen pilares que suben el sufrimiento del
pueblo, al cielo. Flota el arco iris cómo un sueño, o una
pesadilla.
Esto no es real- exclama angelillo de
Uixó que escucha explosiones, que o son truenos o petardos de los
farándules. En Vall d´uixó la tierra explota sanguínea cómo el
cielo. Se confunde tierra y cielo, mar y cielo, al observar el marino
horizonte donde se juntan. Las campanas y los rayos sonoros estallan
luminosos, asesinos, en el camino que hace cansado Angelillo de
Uixó. Todo parece irreal. Las voces cadavéricas, rotas,
carajilleras que llegan de las calles de Uixó se mezclan con el olor
a hierba mojada, a humedad, a podredumbre. EL pueblo es macabro, y el
brillo y la fuerza del rayo se confunden con el brillo de la navaja.
El arco iris en su viaje pasa por debajo del pecho de Angelillo de
Uixó haciéndole una radiografía. Poco a poco el espejismo
apocalíptico va desapareciendo. La tormenta se aleja sobre la mar, y
deja paso a la última luz del día y los primeros destellos de
planetas y estrellas.
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