Detienen un joven en
Vall d´Uixó por asustar a una mujer.
Reparto:
Angelillo de Uixó en
el papel de farandul.
Pilar en el papel de
Melibea.
Ancianos del parque.
Una perra.
Una travesti.
Guardias civiles.
Tres presos:
Preso egipcio.
Preso de la armónica.
Preso buena persona.
Acto I. Camino de la
sequieta del Roig
Camino de la sequieta
del Roig en Vall d´uixó. Cruce de caminos fatales y senda de
labriegos entre montañas, fuentes, y restos moros. Un farandul
moreno, en sandalias, sudado, repleto de picaduras de mosquitos y
mugre acompañado por su perra regresa a Vall d´Uixo tras recoger
cola de caballo. El farandul, jocoso, feliz, avanza por un riachuelo
donde borbollonean dos dedos de agua gris bajo un cielo transparente
de amarillos encendidos de Julio. Explotan a lo lejos los petardos,
y los aullidos de los vecinos de vall d´uixó que celebran fiestas
taurinas, farloperas, y el reparto extra de verano de cáritas.
Espagueti y lonchas de mortadela para todos. Retumba la alegría
estival de un pueblo lleno de pobres y gente viciosa entre las
bóvedas de rocas del pequeño cañón. La perra exclama su
alegría-alegría, con sucesivos y vivarachos
- guau, guau, guau –
Olisquea
científicamente entre las matas de hierbas verdes que crecen en los
bordes del riachuelo.
El farandul se detiene
junto una cristiana cruz de piedra que recuerda aquellos moros
muertos en la guerra civil. A su lado se bifurcan dos caminos, el del
paraje de San José y el que lleva al centro del pueblo.
EL farandul mira al
cielo para ver la hora.
A un es pronto Meidei.
Son las 5,34 Post mediriam. Vayamos ya que estamos aquí a ver si
Melibea está en casa.
La perra mira al dueño.
Se le erizan los pelos del lomo.
OH Meidei, que quieres
decirme ¿qué no vayamos?- pregunta con sorna cómo si fuera una
broma la advertencia. La habitual soberbia, oh hermanos, del hombre
blanco.
La perra, una pequeña
perdiguera de gran inteligencia, lanza un agudo y sentimental:
Guau de advertencia.
El farandul, un
compadre del pueblo alegre, inocente, amigo de las bromas, de la
gente, de la vida campestre, y por ser de pueblo poco inteligente,
sigue el camino que va a la casa de Melibea silbando hermosas
canciones de la guerra carlista. La perra adopta un rostro triste.
En un banco a la
sombra, cómo pajarillos, unos abuelitos cantan sus gestas antiguas.
-Hola compadres. A la
sombrica- les dice el farandul.
-De Dios- responden los
babuchos ancianos.
Enrollado con esparto
lleva en la mano el farandul cola de caballo.
-Hermosa cola de
caballo ¿de la sequieta del Roig?- pregunta un calvo anciano con
cara de busto de Trajano.
-Si compadre- responde
el farandul.
-De jóvenes cogíamos
nosotros mucha- levanta levemente la mano con temblores. Sus labios
resecos y pétreos añaden lapideros :
¿Sabes para que la
gastábamos?
-Para la agricultura-
responde el farandul.
-No, la mezclábamos
con varias hierbas más y se las poníamos a las mujeres en la bebida
de las verbenas para estimularlas sexualmente. Antes las mujeres eran
de otra pasta, decentes.
-Jaaa, Jaaaaaa- ríe el
farandul- No le pido la receta viejo porque ahora es inútil. Han
perdido la cabeza con el sexo. Son puro sexo desde las leyes de
igualdad . Están locas por el sexo, solo piensan en el sexo. Abría
que inventar algo para lo contrario. Para devolverles la cordura, la
castidad y la vergüenza. Jaaaaa, jaaaaa- ríe jovial el compadre
farandul.
-Bien dicho joven, bien
dicho joven.- le dicen los ancianos admirados de que haya alguien
joven que hable de forma sensata.
-Les dejo viejos que
voy a ver a una amiga- se despide el farandul.
-Ten cuidado joven, que
ya sabes cómo están las leyes de Zapatero- le dicen preocupados los
ancianos.
-Tranquilo ancianos,
que ahora gobierna Rajoy- responde de forma muy, muy sensata.
Acto II. El susto.
Una nube de
urbanizaciones y adosados aparecen al final de la senda de la
sequieta del Roig. Se deslizan asimétricas, caóticas, esas casas
del boom inmobiliario. Desaparecen entre calles que van cuesta
abajo y se estrechan conforme son más viejas las viviendas.
Suena la puerta de una
cochera que se va abriendo poco a poco. La sombra de una mujer morena
sube a un coche. El farandul, jocoso cómo un jabalí en una charca,
se cuela por la cochera a escondidas, mientras la mujer, cosa natural
de su condición y de sus esquemas mentales, se mira a través del
espejo retrovisor para asegurarse que está bien maquillada, y va a
gustar a los hombres.
-Te pille- grita el
farandul.
La perra ladra un
fatal Guau, guau.
A la mujer le cae rimel
que sujeta en las manos. Su rostro de vuelve de cera. Su cuerpo se
bambolea dentro del coche cómo si fuera una peonza. Rígida del
miedo mueve la cabeza cómo la niña del exorcista. Lo con curiosidad
y terror de ver al que piensa va a ser su agresor sexual. Pues cómo
sabemos, Oh amigos, la mujer solo discurre en el sexo. Pobre
criatura, pobre, pobre, pobre infeliz ser. Sale a la calle preparada
para sesiones de sexo. Le da igual tener sexo sin sentir nada, pero
necesitan sexo para saber que existe, que no son un fantasma. La
mujer está predispuesta al sexo aunque sea con ángeles y no
sientan nada, pero: ¿la mujer está preparada para la sorpresa, para
la broma?
-Hijo de puta, cabrón,
hijo de puta- sale la mujer echa una fiera del coche a medio
maquillar.
El farandul es el que
ahora siente sorpresa y temor. Creía que ella se alegraría de
verle, pero sin que comprenda la causa, no es así.
Ella por desgracia lo
ha reconocido. Y saca un bate de béisbol del coche y empieza a
pegarle mientras le insulta.
-A una mujer no se le
hace eso cabrón.
Paf, paf, paf- le da
mientras el farandul emite un lastimero:
AHHH, AHHHH; AHHHHH.
Y balbucea el farandul
apaleado:
Melisa, que era una
broma muy jorocha y ocurrente.
AGGG; AGGGGG; AGGGGG-
exclama tras un golpe en el hígado que le duele mucho.
-Toma broma cabrón,
hijo puta- le dice ella muy besuña.
Y cual feminista, la
farándula le pega con el bate hasta sacarlo a la calle.
-¿Se encuentra bien?-
le pregunta un joven de un grupo de chicos, todos con la camisa del
Che, gafas, mochilas de deporte a la espalda y aspecto de pijos de
izquierda. De esos que por las pintas se reconocen en Vall d´uixó
cómo juventudes socialistas, o social demócratas cristianos, o lo
que crean que sean.
Llegan de hacer eco
senderismo por la sequietra del Roig. En los adosados pijos de la
periferia viven muchos socialistas.
Ayudadme que me mata la
filosa- grita desde el suelo echando sangre por la nariz y la boca el
farandul. La perrita ladra desesperada y traumatizada.
Los vecinos asoman a la
ventana.
Una divorciada con más
cuernos que la madre de Bambi y que odia a los hombres grita:
-Oh Melibea,
preciosilla, bonita ¿te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda para
defenderte de ese monstruo? Voy a llamar a la policía. Jóvenes
maten a ese violador. Mátenlo, mátenlo- grita la babucha histérica
y sádica.
-¿Que le ha hecho?-
pregunta un joven serio con cierto parecido a Alfonso Guerra.
-Darme un susto-
exclama Melibea jadeando. El bate ensangrentado en la mano.
OHHHHH, OHHHHH;
OHHHHHH- exclaman muy enfadados los zapaterianos por la conducta del
joven asustador.
Te gusta ¿eh cabrón?
asustar a las mujeres, ¿verdad?- le dice un muchacho que parece
Harry Potter.
- Escuchadme esturros pijos. Solo le quería gastar una broma a la filosa. Es amiga mía- responde desde el suelo el farandul hecho picadillo. La perra lame sus heridas.
- Entonces lo reconoces. Las has asustado- le dice el más alto de todos, con pelo semi largo al estilo Beatles. Y zas le da una patada en la cabeza que hace dar dos vueltas por el suelo al farandul.
El
resto se anima y le dan.
La vecina desde dentro
ha llamado a los beneméritos que llegan rápidos. Encuentran al
grupo de socialistas dando una lluvia de patadas, de escupitajos, de
arañazos y de puñetazos al farandul que le corren desde la cabeza a
los riñones.
Los beneméritos sacan
las porras y les dan a los jóvenes socialistas que son muy cobardes.
Al primer golpe chillan y se alejan gritando:
-Venganza, venganza,
venganza. Cerdos policías. Pondremos esto en el facebook de
Rubalcaba.
La mujer da dos pasos
atrás. El farandul habla agradecido a los beneméritos y les dedica
su canto:
AYYYYYY, AYYY; UHHHHH .
Escupe sangre a
borbotones por la boca y la nariz.
Repta hacia las botas
de los beneméritos y las lame, Oh hermanos, con la lengua:
OHHH, OHHH. OHHHHH,
gracias.
-Mírame escoria- le
dice el agente empujándole con la bota hasta poner al farandul panza
arriba.
EL farandul borroso
mira al agente que lo reconoce del interrogatorio del otro día en el
que se salio sin cargos y habiéndose burlado de los beneméritos.
-Vaya, vaya, vaya, a
quien tenemos aquí. SI es el famoso farandul. ¿Te acuerdas del otro
día de la broma del cambio de ordenadores en el curso de nuevas
tecnologías? Dar una chatarra de ordenador por uno nuevo del
ayuntamiento ¿Creías que no te pillarían?
- NO fui yo agente, ya se lo dije y se lo juro. Pero se quien fue. Declarare. Soy un buen chico. Tengo cargos de conciencia. Ésta sociedad necesita mano dura- contesta el farandul agotado.
Una patada en la boca
saluda al farandul que grita:
-Soy inocente agente,
era una broma.
El agente le da otra
patada y mirando a sus compañeros les dice:
-Era una broma.
Y todos ríen y se lo
llevan a comisaría.
III. Historias de amor
en la celda.
El farandul pasa la
noche dormido. La perra está con él. Siempre fiel y leal, en la
prosperidad y la fatalidad. ¡Cuan diferente a esas voluptuosas
mujeres embusteras dominadas su voluntad por el sexo y la maternidad!
En la celda hay tres
hombres más sobre tres colchones. Sus rostros son los de la
desolación. Tristezas peor que la muerte. Voluntades y vidas
quebradas por algún encuentro fortuito con alguna mujer, causa de
todos los males de la vida.
¡ Que el Dios Bogo las
maldiga a todas y las expulse del paraíso!
Zorras, zorras, zorras.
-El desayuno, el
desayuno, el desayuno- despierta el camarero benemérito al farandul
golpeando con la porra los barrotes de la celda.
Se incorpora dolorido
de los golpes. Ve borroso y con dolor de cabeza a sus compañeros
que lo miran con tristeza.
-Vaya hermano, te han
dado de lo lindo- le dice un preso con aspecto de bonachón, gordito
y calvito, de mediana edad, y con modales de hombre educado.
EL farandul trata de
mirarse para ver el mal causado, pero no hay espejos. Pasea sus
manos por su rostro hinchado.
-Dime hijo ¿que te ha
pasado? Le pregunta.
-Que le di un susto a
una amiga- responde el farandul y todos ríen.
Jaaaaa, jaaaaa,
jaaaaaa.
El farandul se tira
sobre el colchón y llora.
OHHHHH; OHHHHHHH;
OHHHHHHH:
Venga hijo venga. Te
comprendo. Estás entre hombres. No tengas miedo de hablar. Nosotros
estamos aquí por cosas semejantes.
SIIIII- dice el
farandul intrigado y con esperanza.
Claro, te contare mi
historia.
Yo anduve casado. De
hecho aun estoy en trámites de divorcio. Mi matrimonio era un
desastre, mi mujer me hacia la vida imposible. Estaba casado con una
mala pécora. Lo hice porque la deje embarazada en una noche de
farra. A mi no me gustaba ella. La odiaba hijito mío. Al principio
me gusto un poco, pero para nada serio. Pero la preñe, y al preñarla
oh hermanos, me obligaron a casarme con ese ser. Tuve tres hijos con
ella. Los odio a los tres. Son imbéciles y feos. Han salido en la
cara y en el pensamiento a su madre. Son mezquinos, codiciosos,
cerrados de mente, vagos y dominantes. Me busque una amante para
escapar de todo aquello. No se cómo paso, quizás leyeran algún
mensaje, o mis hijos lo hicieran, o quizás mi amante tuviera
curiosidad de saber cómo era mi familia. Pues yo siempre fui
sincero con mi querida, y le dije que estaba casado y odiaba a mi
mujer a la que deseaba la muerte. Ya me comprendéis ¿no hermanos?-
Los presos desde sus
colchonetas asienten. Un preso con armónica y pelo rizado del color
de la panocha toca un blus.
El buen hombre prosigue
su relato:
-No se cómo mi mujer
conoció a mi amante. Pero así fue. Se hicieron amigas y se
pusieron de acuerdo para hacerme la vida imposible.
-Oh hermano, eso es
duro- exclama desde su colchón el preso de la armónica dejando de
tocar su suave blus de la prisión.
Un día se juntaron en
casa para darme una sorpresa. ¿Imagináis hermanos? Allí estaban
las dos. Yo cuando las vi juntas me quede con la boca abierta:
-Bella Mari ¿Cómo has
sabido…? Le dije cómo un idiota a mi amante. Una preciosa rubia
de 22 años, ojos azules, piel blanca cómo una virgen, larga melena
sedosa y grandes pechos.
Y ella me contesto:
Siéntate Papucho.
Así me llama hermanos.
Tome asiento, Oh
hermanos, y ella en mini falda poniendo sus muslos sobre mi pierna
pasó su mano por mi calva diciendo:
-¿Cuantas veces me has
follado Papucho? ¿Te lo has pasado bien, eh verdad? Pues para mí tú
no eras nada. Había muchos más cómo tu, mejor que tu, más
fuertes, más jóvenes, con más semen que tú que me tragaba.
Mi mujer se reía de
mis lágrimas e hizo fotos de ella sobre mí, humillándome.
Durante varias horas
me dijeron de todo las dos zorras. Luego hicieron pasar a los niños
que escuchaban detrás de la puerta. Me lanzaron unas miradas de asco
que nunca olvidare. También me dijeron puerco y esas cosas, que
sentían desprecio de que fuera un monstruo cómo yo fuera su padre,
y esas cosas, Oh hermanos, que se dicen. Me echaron de casa entre
burlas y risas, y escuche mientras bajaba las escaleras música de
fiesta. Yo después de eso cogí una depresión y terror a las
mujeres.
¿ Y que hiciste
hermano?- le pregunta el preso de la armónica.
Decidí ir solo de
travestis. Me instale en un pequeño piso en el barrio de texas. Un
barrio marginal de vall d´uixó donde nadie me encontraría. Ni la
policía entra allí. Es un barrio dedicado al tráfico de drogas.
Llame por teléfono a un travesti después de ver su anuncio en
facebook de las peñas en fiesta del barrio. Había uno cerca de mi
casa alquilada. Llame. Su voz era extraña, ni de hombre ni de mujer.
Una cosa rara y excitante, novedosa. EL futuro soñado del hombre. La
eliminación y extermino de la mujer a través del travesti.
-Hola cariño- me dijo
con esa voz peculiar.
-Yo le respondí hola,
he viso tu anuncio, y esas cosas que se dicen de forma educada, Oh
hermanos. Así que quedamos. Ella me dijo que se iba a ponerse
hermosa para mí. ¿Comprendéis no, hermanos?
Si responden todos.
Me duche, me puse
colonia y sentí escalofríos, temor, dudas. Pero el asco, la
repugnancia a las mujeres me dominaba y disipaba mis dudas. Travesti,
travesti, travesti, estaba en mi cabeza. Es tanto el odio que les
tengo a las mujeres que acudí dispuesto a cumplir con mi destino.
La casa donde trabaja
está situada frente a un parque y un bar. Eran las cinco de la
tarde. Las mamis estaban con sus hijitos jugando y les decían:
-OHHHHH el nene, mi
nene, OHHHHHH, CUCHIIII; CUCHIIIIII.
Yo hermanos sentí pena
y asco de mi mismo. Ganas de vomitar por todo. Me senté, y ella, la
traveti, me hizo una llamada perdida.
Yo le llame:
-Hola nene ¿que te has
perdido?- me pregunto muy perra.
-No, no, estoy donde me
dijiste- le conteste abatido.
- Entonces sube.- me
respondió.
-No puedo- le dije yo
hermanos.
-¿Cómo que no puedes
nene?- Me pregunto con un tono de amenaza.
-Verás, esto está
lleno de gente, de madres con sus hijos, siento que todo el mundo me
mira, que saben lo que voy a hacer. Creo que no puedo.
Entonces hermanos me
levante, y ya me iba. Esperaba que la travesti me dijera en su
contestación que lo comprendía, cuando, Oh hermanos, empezó a
decirme:
-¡Que me vas a dejar
montada! Ven aquí, sube a follarme. No me he puesto guapa para que
me dejes montada.
Yo reaccione intentado
reflexionar, pero apenas podía. No podía y esos asquerosos nenes de
parvulario corriendo haciendo:
AHHHHH; AHHHHHH.
y la travesti
gritándome:
Fóllame, fóllame,
fóllame o te acuerdas de mí.
-Verás nena, es que no
puedo, no puedo pasar el patio entre esa gente. Estoy bloqueado- le
dije balbuceando y gimiendo un :
AYYY lo siento.
Que subas y me folles o
pongo tu teléfono en Internet para que todo el mundo se entere- me
dijo. Fue cómo un mazazo hermanos. Me entro un delirio de muerte y
sangre.
Y oh hermanos, sentí
tal vergüenza, tanta rabia. Caminaba por el parque cómo un zombi
viendo a esas mujeres con sus nenes. Sentía que se reían de mí.
Veía el rostro de mi mujer y mi amante cachondeándose eternamente,
y AY, me veía siendo la risa de los compañeros de trabajo.
Oh hermanos, la vida,
la vida. Que frágiles somos al juicio de los demás. No se, no se,
no se.
Me fui a casa que no
estaba muy lejos, cogí una navaja y subí. Ya lo creo que subí- el
buen hombre se levanta de la colchoneta y sobre la celda hace el
rasgueo de una navaja invisible, revive la escena y los compañeros
aplauden-
y le di a la travesti
tres puñaladas cuando abrió la puerta.
OHHHH; OHHHH; OHHHHH-
dijo.
El hombre de cara
redonda y bondadosa se reclina sobre su colchón y llora amargamente.
El farandul va hacia él
y lo acaricia. La armónica suena.
Un hombre de piel
aceitunada, de rostro delgado de anemia, labios gruesos y nariz
aguileña con acento Egipto habla:
-Oh hermanos, yo ser
conde de Egipto, pero de los buenos, no un romi.
-¿ Eres de Egipto y no
gitano?- pregunta el farandul que nunca ha visto un egipcio de
verdad.
-¿Puedes poner los
brazos en cruz cómo las momias?- le pregunta el farandul.
-No decir tonterías.
Estamos aquí por cosas graves, por delitos que nunca debieron
serlos, por nuestra condición de hombres.
El hombre de la
armónica exclama un:
-Vaya, vaya, vaya.
- No ver hermanos que estamos prisioneros por culpa de feministas que pretender dominar el mundo de forma antidemocrática- le responde convencido el buen Egipcio. De momento han tomado Egipto.
- Cuéntanos hermano tu historia- Solicito, humilde, le pide el farandul intrigado.
El
egipcio dando un pequeño silbido empieza a contar su drama con voz
culebrera y dulce de flautín:
- Yo soy un miembro activista por la democracia en Egipto. Pertenezco a un partido llamado los hermanos musulmanes. Luchamos en las calles para derrocar el régimen de Nassar. En España habréis visto las noticias sobre lo que pasa en los países Árabes.
- SI, Si, claro, claro- responden el buen hombre y el farandul. El hombre de la armónica emite un juicio distinto:
- Una vergüenza.
EL egipcio pasa por
alto el comentario acostumbrado a escuchar entre los de derechas esos
comentarios.
-Yo era concejal de los
hermanos musulmanes, que sería el equivalente de concejal de un
partido social cristiano cómo el PP o el PSOE. En definitiva, un
concejal elegido democráticamente. Empecé a sufrir amenazas primero
en mí cuenta de facebook, luego en el Hotmail y al final a través
de cartas de feministas inglesas, españolas, italianas. Daban
también consignas ultravioletas en las redes sociales a favor de
derrocar la democracia. Yo puse el grito en el cielo de Alá, en
defensa, cómo decir en español,
(Hace una pausa hasta
recuperar el egipcio la palabra) de la democracia. Y sufrí acoso
por parte de las mujeres. Las feministas han encendido el
sentimiento antinacional y antidemocrático de nuestras mujeres. La
mayoría de mujeres en Egipto ser buenas, trabajadoras, honradas y
fieles. Pero algunas no son tan buenas. Quieren ser cómo las chicas
de Falcon cress y cómo Hanna la siempre montada. Ya saben ustedes oh
hermanos, que la mujer si no se la educa acaba siendo una sucia
chonis prostituta.
El egipcio y el resto
escupen en el suelo al pensar en los puercos chuminos de las chicas
de barrio y discotecas.
Zorras, zorras, zorras.
EL caso es que esa
minoría de mujeres en su locura por acabar con la democracia se
acostaban con generales del ejército casados, y les convencían o
les amenazaban, de que dieran un golpe de estado, o se lo contaban a
sus mujeres e hijos. Y así ha ocurrido que han dado un golpe de
estado por no cortar el cuello a unas rameras. Yo salí del país
para proteger mi vida de esas salvajes mujeres. Iba camino a Bolivia
o Venezuela. Desde Egipto no hay vuelos directos, así que tuve que
pasar por Madrid para hacer transbordo. En el avión iba una conocida
periodista feminista catalana, una instigadora de la revolución.
Ella me reconoció y espero hasta llegar a Madrid para montar un
espectáculo con una amiga que le esperaba. Yo era su diversión. Su
amiga era una de esas lesbianas locas que empezó a insultarme
llamándome asesino de mujeres, de niños, incluso me llamo Nazi ¿no
es absurdo? La periodista me hacia fotos, su amiga se tiraba en el
suelo cómo si yo le pagara. Yo le cogí de los brazos asustados
pidiendo que callara. Pero La guardia civil enseguida que me vio con
el turbante y la loca rubia zarandeada en mis brazos empezó a tocar
el silbato y a pegarme hasta que me detuvieron.
-¿Y cómo has llegado
hasta Vall d´uixó amigo? Pregunta el hombre de la armónica.
-AH, eso. No tengo
respuesta. Hay unos cargos muy débiles contra mí. Una foto
zarandeando a la rubia loca, que por cierto odia más que a mí el
gobierno de España que ya ha tenido problemas con ella. El dilema
está con la embajada y la situación política actual de Egipto. El
embajador fue puesto por los hermanos musulmanes, y el ejercito a un
no ha nombrado ningún otro. En estos momentos no tenemos embajador
para España, y la política exterior de la propia España no sabe
si está a favor o en contra del golpe de estado. Creo que no saben
que hacer conmigo, y me han mandado a Vall d´uixó donde no hay
embajadas, ni ciudadanos de Egipto, y la población según me
escuche decir al oficial que me trasladaba es bastante subnormal y no
se entera de nada. Es posible que me tengan meses aquí y nadie se
entere ni haga preguntas. Vall d´uixó es según creo una especie de
Guantánamo español. En fin hermanos, mi situación dependerá de la
situación política de mi país.
Los cuatro hombres al
termina el desayuno callan.
Se tumban tristes en
sus colchones y quedan sumidos en horrible recuerdos donde aparecen
mujeres.
Angelillo de Uixó.
Detenido un chico en la Vall por asustar a una mujer by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario