martes, 23 de julio de 2013

El pueblo de Moncofar viola a la Virgen María


El pueblo de Moncofar viola a la Virgen María.
















Sembradas desde el monte hasta el mar, desde el mar hasta las huertas, están las calles de Moncofar de estatuas del tirano Jaime I el conquistador, y de la Virgen María.
Oh padre nuestro que estás en los cielos, un pueblo de gente fatal, blasfema, hereje, viciosa, adoradora de las curvas de la ramera María, caminan encendidos cómo luciérnagas en celo hacia la ermita de la mar.
De una patada los jóvenes festeros han reventado la puerta de la ermita, las blancas palomas que moran en el templo han elevado su vuelo a los cielos y el agua bendita ha caído al suelo.









Oh padre nuestro que estás en los cielos, perdona nuestros pecados. Los festeros han sacado en volandas a la virgen María, han sobado su cuerpo entre los aplausos del pueblo congregado en las puertas quebradas.
-A Burriana, a Burriana con ella- han gritado los jóvenes delincuentes herejes.
Y han metido entre ovaciones, vítores, urras, urras y muchos: OHHHHHH;OHHHHHH;OHHHHHHHH, por la cabeza a la sonriente Virgen en un buga muy guapo BMW , que chirriando ruedas y con los bafles a todo volumen escuchando los Chichos se la han llevado al pueblo de los cerdos sin que Dios haga nada.
En un descampado junto al mar, antiguo campo de prisioneros de ateos republicanos de la guerra civil, y más antiguo lugar donde la arena y las olas del mar se despidieron de nuestros hermanos los musulmanes expulsados a Argel, los sucios herejes romis cristianos de Moncofar, sádicos estarrios, han acudido a esperar. Y las jóvenes desvergonzadas cristianas, casi desnudas, de rodillas mostrando los pechos han rezado:

-Virgencita, virgencita que me metan también a mí unos mocitos en un coche y que hagan todos ellos con mi cuerpo lo que quieran. Amen.






Oh Padre nuestro ¿por qué nos has abandonado?







Una barca exhibiendo en la proa a la secuestra Virgen María salpicada en la boca por las blancas gotas de las jabonosas olas se acerca varonil, rauda fuerte, saltando cómo una gacela entre las olas cuando unos mozos, jóvenes, morenos, casi desnudos, mostrando un brillo animal en los ojos, han cogido a la Virgen y la han lanzado cómo el Pirata Barbarroja a sus prisioneros, al mar.
El horror, el horror, el horror.
Y el salvaje e incivilizado pueblo de Moncofar ha estallado en aplausos. Los jóvenes desde la barca han saltado cómo tiburones que se recrean en su presa. A empujones, burlas, la han sacado a la arena.




Angelillo de Uixó.

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El pueblo de Moncofar viola a la Virgen María by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

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