sábado, 17 de agosto de 2013

Ellos saben lo que pensamos

Ellos saben que lo pensamos.
Advierte el autor que su pensamiento es de ficción. 




Estoy, oh hermanos, tumbado en lo alto de la montaña más alta de Vall d´uixó bajo las femeninas y parpadeantes estrellas. Veo su fuego arder en el firmamento. Observo a las constelaciones luchar entre ellas. Escorpiones contra cangrejos, arqueros contra unicornios. ¡Que espectáculo!- me digo con los ojos muy abiertos.







De repente, una bola no más grande que una pelota de fútbol en llamas seguida de una cola con todos los colores del arco iris impacta muy cerca de donde estoy. Una nube de polvo verde me cubre y pequeños trozos de material mineral violeta caen suaves sobre mi piel. Avanzo entre esa nube de polvo verde fría que se ha formado a mi alrededor. La temperatura normalmente en agosto en vall d´uixó es alta, ahora es otoñal. Percibo una llama en el centro de la nube de polvo y me dirijo a ella. La bola de fuego espacial ha impactado sobre el centenario algarrobo que corona la montaña. Es el algarrobo sagrado de Vall d´uixó, al que todos los años los perroflautas del pueblo suben en profesión para podarlo, abonarlo y ponerle un nido de águila que nunca prospera pues, oh hermanos, el águila al día siguiente se va hacia la sierra de Teruel en busca de alimento. El árbol de amor, es cómo se le conoce en el pueblo por formar sus ramas un corazón. Arde. Su llama es azul. Yo contemplo aquello maravillado. Una algarroba cae a mis pies. La recojo y me la como, pues se me ha olvidado el bocadillo en casa.
La niebla verde desaparece y el algarrobo también. El cielo vuelve a brillar y la temperatura a subir. Caigo dormido. AL día siguiente bajo al pueblo.
Vall d´uixó, Oh hermanos, es un pueblo moro de la España musulmana. El pueblo es una ruina. Hay miseria, hambre, injusticia y silencio. Nadie dice nada. Todo el mundo calla. Camino por calles sucias, rotas. Antes de la crisis había pequeños comercios que animaban la vida. Ahora están cerrados con las fachadas ennegrecidas, estropeadas por haber dejado de reparar lo que se rompe. El pueblo es un espejo donde se refleja decadencia y miseria. En una avenida de este extraño lugar terrestre hay un mercadona. Desde la acera de enfrente veo a un ser humano de rodillas pidiendo para comer. ¡Qué extraño! Me esta hablando, pero sin mover los labios. Se lo que piensa porqué al parecer, Oh hermanos, ahora tengo telepatía.







¡ Qué cabrón es el muerto de hambre!- digo en voz alta rompiendo mi estado de telepatía - Si piensa lo mismo que yo del mundo. ¿Quién, Oh hermano, lo iba a imaginar? Ahora el mendigo y yo estamos unidos. Somos camaradas. No se cómo ha sido, pero mi estado de telepatía ha tejido una red entre él y yo. ¿Me pregunto si me pasará con más gente? Avanzo perdido por los callejones sin nombre de Vall d´Uixó. Estoy en una de tantas zonas pobres. Veo a lo lejos una enorme mancha gris, oscura. Parecen cuerpos humanos, pero el color es tan oscuro, tan uniforme que no estoy seguro de que lo sean. Al final me doy cuenta de que son humanos porqué las figuras se mueven a dos patas. Aunque de forma muy torpe, patosa y lenta, y siempre hay alguien detrás gritándoles lo que tiene que hacer, parece que por si solos son incapaces de moverse. Me acerco un poco más a la mancha amorfa gris. Los observo ahora claramente. Llevan las cabezas cubiertas con cascos muy gruesos, oscuros chalecos antibalas, escudos, esposas y porras. Están rodeando una anciana paralítica que está en una silla de ruedas y a su nieta. La anciana lleva para defenderse en la mano una sartén y la chiquilla un mocho.
Yo no comprendo lo que pasa. Intento informarme. Lanzo mi telepatía contra una de las manchas grises. Pero no puedo atravesar su casco o su cerebro. Renuncio.






Ahora me meto en la mente de la anciana. Me tengo que agarrar a la pared para no caerme por la impresión.
Hijito, hijito- me dice la mente de la babucha- estos hijo puta cabrones sin alma, que no conocen ni a su madre, vienen a quitarme la vivienda por no haber pagado 300 dengos este mes al judío prestamista de la hipoteca. Toda la vida trabajando, cosiendo alpargatas 14 horas al días, ahorrando de un jornal misero, a veces hasta sin cotizar, y por 300 dengos, me dejan en la puta calle. Si hubiera justicia les caería una bomba a estos cabrones hijos de puta. Salvajes.
- Tiene usted razón señora, lo malo es que yo no tengo una bomba, ni un lanzallamas a mano , de lo contrario estos hijo puta iban a correr de lo lindo- respondo sin comprometerme judicialmente gracias a mi telepatía. 






Observo, oh lector, impotente cómo la mancha oscura termina de cerrar la tenaza. Han quedado embolsadas la anciana y la niña. La mancha gris se traga a la pobre niña. Lleva un Jersey del pato Donald amarillo, brilla cómo el sol entre los grises uniformes. Veo cómo su brillo desaparece ante el eclipse que los cuerpos oscuro que están frente a ella. Ha desaparecido la niña y la anciana. En la escena queda la sartén, el mocho en el suelo y el carrito de la tetrapléjica vacío, avanzando solo cuesta abajo hasta chocar con un coche aparcado. Todo ha terminado. La babucha y la nieta van acusadas de resistencia a la autoridad, desacato, atentado, violencia contra el estado, en un negro furgón en el que también están cargados cómo cerdos los uniformados. Las sirenas aúllan y ha quedado un gran vacío repleto de soledad y melancolía en el espacio de esta escena. Caigo lentamente, resbalando por el muro hasta quedarme sentado en la acera. Siento un gran dolor por lo que he visto. Mi cuerpo se agita conmovido y unas lagrimas empiezan a brotar por el dolor y la rabia.
Pasa una persona por mi lado. Es un hombre corriente, de unos 50 años. Calvo, afeitado, con gafas, bajito, con barriga cervecera y aspecto de currante. Viste unos vaqueros y una camisa blanca medio abotonada por el calor. Al mirarlo sin querer me meto en su mente. El se detiene al notar mi mente dentro de la suya.
-Pienso lo mismo que tu y que la anciana- me dice su mente- Estos tipos que mandan son unos hijos de puta sin entrañas.
Yo lo miro mudo, llorando. Mi mente no está lucida en estos momentos. Solo siente un gran dolor, cómo un árbol al que se le ha extraído una raíz que estaba unida a otra raíz con la que compartía comunicación, energía, vida.
¿Por qué? Le interroga mi mente.





-¿ Acaso te crees chaval que eres el único que piensa que habría que matarlos? ¿Te crees que eres al único en este puto país al que le afecta todas las hijo putadas de estos bárbaros están cometiendo? No llores chaval- me reprende su mente en forma de mente paternalista.
-Mi mente le dice ¿Y por qué callamos?
-Por qué esos animales nos han quitado hasta la palabra. Pero ellos, no son tontos aunque no sean humanos, saben lo que pensamos, y están muy asustados, no por lo que se dice, si no por lo que se piensa. Ellos saben lo que tú piensas. Saben lo que piensa de ellos esa anciana que se han llevado, la nieta, el mendigo y lo que yo pienso, aunque no lo hayamos dicho. Saben que todos pensamos lo mismo y eso les asusta, por eso no dejan que nadie escriba su pensamiento, a excepción de sus escribanos.
Ahora me mira de forma fija a los ojos mientras me da su mano. Siento su calor y me estremezco. Me siento feliz y fuerte de nuevo. Tira de mí y me levanta. Noto cómo crezco. Me siento un gigante. Suspiro con alivio, cómo si todo tuviera sentido. Noto cómo estoy unido al mundo, a la sociedad, a la humanidad. Suspiro aliviado, cómo cuando se está buceando a pulmón, y llevas mucho tiempo bajo el agua, y sales a la superficie y respiras cómo antes nunca lo has hecho.
Manolo- se escucha desde la ventanilla de un coche que se detiene un segundo a nuestra altura.
EL hombre se vuelve hacia el coche y habla primara vez.
-Todavía estás así maricón ¿Has comprado las cervezas para el fútbol?- le pregunta el conductor sonriendo.
Ahora voy Agustín- le responde con cariño- Tengo que pasar por al carnicería de la Charito, si se necesita algo más me lo dices que estás a tiempo.
No Manolo, que siempre sobra. Ya sabes cómo es está gente. Además de lo que hemos comprado el Luis va a traer también chistorras de su pueblo y no se que más, y ya sabes lo bruto que es el Luis.
Los dos hombres se ríen pensando en el Luis.
Se gira hacia mí y sin decir nada me dice su mente:
Los seres humanos no hemos nacido para estar amordazados, ni para tolerar la injusticia. Las palabras hoy reprimidas custodiadas por los cuerpos de seguridad del estado en un armario de los tribunales de justicia, tarde o temprano saldrán del armario. Y esas palabras libres, la de todos los inocentes: parados, hipotecados, manifestantes, estudiantes, madres solteras, lesbianas, colectivos sociales, inmigrantes… perseguirán, morderán, matarán a los que ahora mantienen este sistema que ha fracasado.





Advierte el autor que el relato es de ficción y que está a favor de resolver los conflictos de forma pacifica. El autor solo quiere dar a entender que a veces hay injusticias, y pide apologías de todo el mundo por adelantado. Los conflictos se resuelven hablando.
Angelillo de Uixó.


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1 comentario:

  1. Es una pena que por las falsas acusaciones contra tu persona tengas que avisar en todos tus escritos que son relatos ficcionados abriendo y cerrando de ese modo, deslavazando el sentido del mismo. No se Angelillo, creo que con que hagas un disclaimer general para todo tu blog ya bastaría. ¿Tan estúpidamente retrasados son los zoquetes que leen este blog escandalizándose por su contenido? Sí, sabemos que lo que les mueve no es la razón sino el odio, pero bueno ellos solos quedan retratados. Lo mejor es seguir siendo libre de expresarte y no doblarse ante estas estúpidas convenciones puesto que parece que se les da la razón. Es mi humilde opinión . Estoy disfrutando mucho con tu blog, eres un figura, una gran persona y mas gente como tu es necesaria en este país. Un fuerte abrazo y ánimo

    PD: Me encanta lo prolífico y prolijo que eres con tus relatos. Ya voy por marzo del 2012. Esta crónica de la crisis es digna de...un grande

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