jueves, 27 de junio de 2013

Se suicida un moro en Vall d' Uixó con un hueso de jamón


Se suicida un moro en vall d´uixó con un hueso de jamón.








Entre naranjos en flor se encuentra pensando Alí.
Cercanas se ven unas dunas y el mar.
Hay una acequia de aguas mansas que viajan por la tierra.
Y unas cañas que beben y silban:
Alí, si vuelves a Vall d´Uixó, cuando aparezca la luna vendrán a por ti con botas militares alemanas y el pelo rapado:
Los payos, los torerillos y los gitanillos.
Alí, si vuelves a Vall d´Uixo te esperan afilados cuernos en la esquina de la mezquita.
Y a Sansón con un hueso de jamón blandiéndolo sobre tu cráneo.









Alí se pone las manos en los iodos.
De rodillas sobre la tierra, descalzo sobre flores de azahar, llora mirando el mar agitado, en eterno movimiento.
Trágame, húndeme. Hazme desaparecer de esta maldita tierra- escribe en un papel.
Y las cañas le dicen:
Sigue este camino Alí.
De su aceitunada frente brotan gotas que salpican la verdolaga en flor.
Su cuerpo hermoso exhala olor a juventud, a santidad, pero su alma tiembla ante las voces que la han fatigado.
Frágil cómo una mariposa avanza cómo una hermosa gacelilla dubitativo, asustado, tembloroso por las acequias. 






Y sus carnosos labios encendidos de mil rojos dan un bocado a una llameante y solitaria naranja sin recoger que envejece sin haber sido consumida.
Y Alí baila cómo un elfo del agua dentro de la acequia junto a los tritones y las caracolas.
El agua se levanta y le dice:
Recuerda Alí , que si te paras y regresas, cuando llegues a Vall d´uixó, en esas casas que se defienden de ti, que te temen, que te odian, te esperan los beneméritos tras la iglesia de la Asunción y te pedirán la documentación.
Y por la noche se encenderán las hogueras.











Y los rumis y los cristianos beberán, beberán, beberán, el domingo, el día del señor, y comerán jalufo y fumarán hachís, mucho hachís y esnifarán cocaína, mucha cocaína en el día del señor. E irán a por ti con afilados cuchillos que huelen a incienso, a cocaína, a cuerpo de policía nacional, y a partido popular.
Y correrás, correrás, correrás, correrás, por las calles y saltarás muros, volarás sobre las aceras, y los cascos de las botas militares alemanas de los bárbaros Atilas resonaran a tu espalda gritando:
Muerte, muerte, muerte. Viva España.
Y las luces de la policía bailaran violetas y rojas bajo el inmóvil firmamento que te observa. Sagitario el arquero lanzará sobre ti sus flechas.
Y las calles para ti serán oscuras, sin nombre, se irán cerrando, mientras más voces se levantan contra ti formando muros, prisiones, alambradas.
Alí salta del agua.
Serpenteando y aullando entre las zanjas desaparece dejando pequeños charcos.
Y Alí medita grave sobre un ambiente opresivo, y sigue caminando junto la senda del agua que no debe recoger.
El monigote alado de una garza baja del cielo a comer unas ranas.
Y le dice:
Alí no sigas, la muerte te espera al final de este camino. Regresa a Vall d´uixó Alí, y vivirás. Al final del camino te espera la muerte.








Hay unos agricultores quemando leña al final de la acequia. A una docena de metros hay cuatro coches negros con las ventanillas bajadas.
Al verlo rodean a Alí. Son cuatro voces

¿ Nos has robado tu las carteras del coche mientras quemábamos la leña? – primera voz.
No- contesta.
Si has sido tu puto moro- segunda voz.
No.
Eres un ladrón moro mierda.- tercera voz.
No.
Habría que expulsaros a todos los moros- cuarta voz.
No.
Llamemos a la policía.- primera voz.
No.
La policía no sirve para nada- segunda voz.
Deberíamos matarlo- tercera voz.
No.
Juruju, juruju, juruju. Paf. Ya está- dice la cuarta voz con un hueso de jamón ensangrentado.

Alí abre cómo una flor sus hermosos ojos profundos, místicos, puros y sus labios rojos.
Se derraman sus huesos sobre una mancha de ceniza blanca, y allí enraízan.
Ocho brazos caen violentos y cachean el cuerpo de Alí. Solo encuentran un poema dedicado al mar.
Cuatro coches encienden los motores y van hacia Vall d´uixó.
Llegan los rostros plomizos de la policía. Ríen al contemplar el bello cuerpo destrozado, y en una hoja firman:
Suicido provocado por un golpe con hueso de jamón.






Angelillo de Uixó.


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