La higuera de San Juan, de Angelillo de
Uixó.
Es Junio y los ancianos salen al sol
cómo los lagartos.
Hay que escucharlos, Oh hermanos.
Dicen que en San Juan hay que plantar
las higueras.
Es una oración repetida generaciones y
generaciones.
Visualizo todas las higueras de Vall
d´uixó, y estoy seguro que todas han sido plantadas ese día, y no
otro.
Imagino a esos niños de ayer y
antesdeayer, siguiendo dos pasos atrás cómo un perro a sus padres,
estuviera el país dominado por Franceses o musulmanes, o bajo el
manto de la artillera alemana e italiana.
De romería a San Juan a por ramas de
higuera.
Si hermanos, los antiguos de mi pueblo
eran así.
Ahora esto se ha perdido.
Los rostros de los ancianos de vall
d´uixó son austeros, severos y fieros.
Son el alma de un pueblo que fue
austero, severo y fiero.
Ahora está relajado por un sopor
narcótico de inquietudes, de inactividad, de desdichas.
No ve la gente oportunidad al borde de
la miseria y la esclavitud de ser mejores y más felices personas.
Katulu los condene.
El mío es un pueblo infeliz. Un pueblo
débil. Un pueblo que ha abrazado para su mal la decadente democracia
liberal. Nada peor para la raza.
Hoy la gente ya no va de romería a por
ramas de higuera para plantar en las huertas. Van de ramería a las
playas a saltar las hogueras y hacer orgías.
Herejía, herejía, de un pueblo
decadente por culpa de la democracia.
La tarde para mi no se equivocaba.
Allí estaba mi calendario diciéndome
en la tarde de la noche de San Juan:
Angelillo, recuerda Magno, para San
Juan la rama.
Al leerlo se ha activado el recuerdo, y
he salido esa tarde equivocada para el resto de habitantes de Vall
d´Uixó hacia Garrut. Allí es donde hablando con el agua habita una
gigantesca higuera.
Y tras hacer mis abluciones he agarrado
un pequeño esqueje y he vuelto a mi huerta donde he hundido en el
lugar más apropiado la rama.
La tarde aun estaba encendida.
He visto a mí alrededor todo lo que
estaba olvidado, muerto, en que lo he convertido.
Todos los rincones están plantados,
cómo en los viejos tiempos, cómo en los tiempos del hambre, los
tiempos del carácter, los tiempos de las buenas costumbres, donde el
hombre no era un técnico, no tenía estudios, no sabía leer, y sin
embargo era más sabio que cualquier licenciado en psicología, en
relaciones laborales o en empresariales.
OH si hermanos, así es.
Angelillo de Uixó.
La higuera de San Juan, de Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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