lunes, 29 de marzo de 2010

Frente de Sarrión II parte





En el frente de Teruel, II parte.

No quedando resueltos los conflictos de angelillo por las tierras de Teruel, al tener pendiente de averiguar el número de troquelado del bastidor del coche para poder pasar la ITV.
Imaginaba la pacifica vida del pastor de esos montes, y como marcan las reses de sus paramos.
Él, se veía grabando el numero del chasis una vez hallado al ganado de grises trabajadores que allí pasan sus días de melancólica existencia, por producir tanto estrés en la apacible vida de angelillo.
Armado con una aspiradora tras el vaciado el numeroso contenido de deshechos orgánicos que almacenaba en el maletero: ramas, troncos, cuerdas, cadenas, algo de escombros, tierra, un trozo de pan mohoso, liquido refrigerante y su inseparable garrafa de queroseno junto con un par de cargas de gas butano tamaño camping gas conectadas a la alarma de un reloj con varios temporizadores, por si acaso...
Al pasar la aspiradora y quitar la santa tierra depositada con los años sobre la rueda de recambio apareció el número, y con el la resolución del conflicto de forma pacifica.
Una vez solucionado “ el misterio” de donde estaba el numero de bastidor del cincucento.
Para todos aquellos lectores creyentes en las teoría de la conspiración: gobiernos en la sombra que nos controlan, armas terríficas con capacidad de provocar terremotos....Decir que “ el misterio” del número de bastidor extraviado fue encontrado en la cuaresma de un año jubileo como es el 2009, dato muy significativo para comprender esta historia.
La falta del número de bastidor fue el argumento que utilizaron los operarios para no pasar la ITV del coche, una vez solucionado quedaba consultar con la agenda el día que angelillo podía subir, y como angelillo no tiene de eso bajo dados con el que resuelve sus obligaciones.
Solo ellos pueden marcar su agenda.
Son tres dados, cada uno tiene 5 caras marcadas con un número del uno al cinco.
Su utilización es variable, hay veces que se tiran una sola vez, y por lo tanto cualquier gestión o trabajo se hace algún día del 1 al 15, o se tiran dos veces, entonces la gestión o trabajo debe realizarse dependiendo de la suma, del 6 al 30.
La fortuna quiso que fuera un 20 de febrero el día elegido, así que se olvido del asunto y siguió a lo suyo, fuera lo que fuera a lo que se dedicaba angelillo.
El día 20 como persona que cumple con sus obligaciones desoyendo a los estresores y ansiedades que provoca los naturales apetitos y deseos, teniendo justamente ese fatídico día la inclinación de hacer una excursión a la mar.
El tener que deshacer su deseo como si tal cosa le frustraba grandemente, pero como es hombre de férrea disciplina consigo mismo, obediente a los dados, subió en el cincuecento dispuesto a enfrentarse con las más duras borrascas y villanos de malandanzas.
Sabiendo que se alejaría del buen clima y se adentraría en tierras oscuras sin saber que clases de personas serían las que encontraría en aquellas transilvánicas hispánicas tierras.
Por lo inhóspito y fantasmagórico de sus paisajes y pueblos, son tierras más proclives a imaginar vagando por ellas vampiros, aparecidos, ahorcados, inquisidores, sacerdotes y falangistas.
Teruel es una comarca arrasada por su clima extremo, sus campos de extienden anchos, amarilleando el paisaje como la llama de un candil apunto de expirar en el alba.
En otras ocasiones las grandes extensiones la tierra se torna roja como las ascuas del fuego. Siempre esta salpicada de piedras que se amontonan en las veredas.
Sobre los yermos campos crecen unas diminutas hierbas verdes parecidas a la grama . Diseminados por las eras se divisan los troncos negros raídos de escuálidos almendros, en cuya raquítica sombra no podría refugiarse del abrasador agosto ni un conejo.
Y nunca se ven a los agricultores, a diferencia de las tierras de la orilla del mediterráneo donde estos a todas horas son visibles en su laborar infatigable enraizados al igual que sus hortalizas a su tierra.
Pero en teruel: ¿Donde moran sus legítimos amos?
¿Huirán de los muertos, de los vampiros que vagan buscando justicia por esas tierras?
Mientras angelillo avanzaba con el cincuencento sin mirar nunca la carretera, orden establecida en el código de honor de los buenos conductores, igualmente que en el ceder el paso. Honoríficos conductores como angelillo siempre lo ceden, les corresponda hacerlo o no.
Observaba los cielos sombríos cargados de nubes negras, y lo hacia contando la gran cantidad de cuervos y urracas que sobrevolaban estas heladas tierras. Iba por 50 cuando vio aparecer los primeros gigantescos molinos que invaden estos nobles paramos.
Su figura girando sin cesar las aspas, haciendo creer al viajero que se adentra en tierras con futuro y progreso.
El miope dirá en su ignorancia, con recelo de que no termine el negocio para meterse y sacar sucio dinero. Con alegría de insensata estupidez el aprendiz de judío exclama:
- que bien, progreso, progreso, progreso...
Esta tierra envenenada y azotada por el diablo no puede ser perturbada por la mamarrachada de un progreso que no existe.
! Que dejen a los poseídos, a angelillo y al diablo bailar juntos por las carreteras de Teruel!

Es degradante la visión de la huella horrenda de las compañías eléctricas.
Estas pretender quitarle su identidad a la Comunidad de Teruel. Lo importante de estas tierras es el legado de la inquisición, la de los asesinos y bandidos que proliferaron tras la guerra de la Independencia, la de los bravos anarquista de Durriti , la de los ascetas, la de los tristes pastores con sus ramado de merinos, la de los poseídos, la de los aparecidos, y amantes que se suicidan.
Ofuscado por la visión horripilante de los molinos de Hiberdrola sobre la tierra, invadiendo el marciano paisaje con esta esperpéntica creación humana, continuo angelillo contando cuervos.
Al perder la cuenta por culpa de hiberdrola dudo en si volver al principio del camino, y empezar de cero desde Vall d'uxo.
Tras deliberar democráticamente en una asamblea consigo mismo, gano el continuar.
Empezó a contar de cero cuervos en el kilómetro 62, habiendo pasado Viver y el puerto del Ragudo.
Invariablemente a 80 kilómetros por hora, se hizo corto el camino contemplando a ambos lados de la carretera las tristes veredas desalmadas, las ideales colinas para ubicar nidos de ametralladoras y barrer emboscado a un ejercito enemigo, a un grupo de domingueros eclesiásticos o de ecologistas.
Como el siniestro viento helado que llega para matar al ganado y los habitantes de Teruel, llego angelillo tras pasar el profético monumento de hierro situado en la margen derecha del entrador de Sarrión desde la autovía.
Representa al Arcángel San Miguel luchando contra el dragón.
Nadie puede soñar en Sarrión que sus tierras son el bíblico jardín. Por ello no se les ha ocurrido anunciar la entrada al pueblo con esculturas de Venus semidesnudas, faunos comiendo racimos de uva.
En un ejercicio de sinceridad y síntesis con su paisaje, han sabido expresar y anunciar gráficamente a los extranjeros lo que hallaran en estas tierras, ya que la comarca tiene la marca de Lucifer y la de los ascetas guerreros.

Lo primero que angelillo hizo una vez llegado a Sarrión fue ir directamente a la ITV.
La misma y hermosa chica que le atendió volvió a hacerlo. No prestaba más atención que a sus papeles. El animo que resucito a angelillo al pasar la bellísima escultura de San Miguel y el dragón, junto con el cruzar las puertas medievales se hundió en las tinieblas cuando vio a esa hermosa criatura malograrse en una habitación leyendo estúpidas matriculas de coche y cuñando vulgares parámetros con dos únicas palabras escritas en un sello: favorable, no favorable.
Angelillo le entrego los papeles agobiado y fastidiado de estar encerrado en esa habitación exhibiendo únicamente unos papeles.
Si la inaguantable tortura que estaba padeciendo con una paciencia estoica no fuera suficiente, escuchaba un alarido mucho más siniestro que el de los poseídos. Era el lamento de los trabajadores.
Repetían incansablemente la misma frase de hace un mes:
- frene, acelere, luces: cortaaaaas, laaaaargas.
¿Se trataría de una conspiración contra su ilustre persona?
¿Serían reales esos seres humanos?
¿Alguien se puede ganar la vida de forma tan deshonrosa y con tanto deshonor?
Por una ventana que separa la oficina del taller se veían con sus chalequitos azules y sus pantaloncitos grises a los operarios moverse como ratillas de laboratorio en su laberinto de brazos radiales. El premio que le dan a estas ratillas es dinero. Por el se mueven y reprimen su dignidad.
Un pobre chico mientras metía la sonda por el tubo de escape tragando el habitual dióxido de carbono que desprende, suspiraba de aburrimiento o por el gas, misterio que quedaría sin resolver nunca ! Y es que los esclavos también suspiran!
Quizás suspirara las criatura esclava porque tuviera esperándole una preciosa novia tumbada sobre los colchones de la alfombra de su cuarto, con un vestido raso de seda abierto, y con miel en los labios que lamia mientras tragaba en pequeños sorbos.
La chica que atendía a un distraído angelillo le devolvió los papeles indicándole robóticamente que si dirigiera a la puerta 2 en esperara de turno.
Angelillo se metió en el coche tras colocarlo en una fila perfectamente ordenada.
Ese orden era tan cretino y asfixiante que decido dar media vuelta colocando el coche en sentido contrario al de delante, quedando maletero con maletero casi juntos, una especie de espalda contra espalda en versión coche.
angelillo avanzaba hacia adelante en dirección contraria al movimiento de los ejes de tracción, siguiendo el eje direccional de su espalda.
El conductor de delante durante 5 minutos estuvo mirando desde su espejo retrovisor el coche de angelillo, se decido bajar.
-Perdone, he notado que tiene el coche al contrario del orden de la fila. ¿Es que no funcionan bien sus marchas?
-Funcionan perfectamente caballero, avanzo hacia atrás por que ustedes avanzan hacia adelante,
como puede observar se puede avanzar de muchas maneras, no hay una única.
El hombre se fue y angelillo mientras observaba la autovía, las montañas y el paisaje desolado debido al frió y a la espera se adormeció.
En su sueño recordó su viaje a París, las risas de la ciudad, los besos a las francesas en las discotecas del barrio latino de París, el champan de espuma blanquecina saliendo de las pequeñas copas de cristal, siendo derramado sobre las manos a las que alguna amable francesita desconocida lamia embriagada de dionisios.
En París se podía ser ateo, se debía ser infiel, diferente, promiscuo... abrió los ojos rápidamente saliendo de su sueño porque le pitaban para que avanzara. Vio unos hombres vestido con trajes de pana, un sayo negro, boina y bufandas, y la aterradora estepa helada de Teruel.
En este lugar no había luces de colores, ni simpáticos molinos eróticos, ni chicas femeninas riendo coqueteando, y ser ateo era imposible.
¿Como no creer que de un momento a otro aparecería el diablo en forma de dragón y un grupo de arcángeles cruzados para luchar contra el? Contemplando el paisaje y el pardo sayo de alguno de sus habitantes otra cosa no se podía esperar.
Finalmente paso la ITV y se dirigió a ver las trincheras utilizadas en la batalla de Sarrión de la guerra civil.
La distancia es de 13 kilómetros. Antes de entrar en el nevado camino tomo la precaución de buscar algún informador que le comentara si era practicable.
Como en Sarrión cambian muy pocas cosas, encontró al mismo anciano que la otra vez le aconsejo no subir a las trincheras por el clima y los espíritus que por allí vagan.
Al verlo paro, este lo reconoció y sonrió, se saludaron.
El anciano tendría unos 83 años, era como los hombres de antes, muy bajito, mediría menos de metro sesenta, pero su rostro surcado de arrugas como su camisa y pantalones de pana era muy fiero.
Sus ojos eran amables y tenía brillo juvenil, las cejas arqueadas, los pómulos salientes, y una barbilla fina y larga adornaban su rostro moreno aceitoso.
-Otra vez usted por aquí, le dijo a angelillo.
-Si otra vez ,y continuo con ganas de volver a las trincheras y conocer la historia de estas gente ¿Podría contarme alguna?
-Yo vi siendo niño mucho muerto y no me gusta hablar de eso, solo una vez he estado en ese monte por qué el recuerdo de los muertos me espanta. Sus espíritus siguen vagando, yo por el barranco de la hoz nunca paso, siempre voy con el ganado por otros lugares, pero como pareces ser un buen chico te contare la historia del Poseído Pacheco. ¿Quieres un poco de queso y vino?
-Gracias, aceptare un poco para probarlo pues he almorzado ya- respondió angelillo.
Comió un poco de queso de oveja, realmente estaba muy fuerte, acostumbrado a cosas más finas lo comió de dos bocados para terminar antes. Bebió para quitarse el sabor un negro vino como el alma de estas tierras, estaba agrio, su sabor era extraordinariamente fuerte, le paso la bota al anciano que bebió una gran cantidad sonriendo satisfecho.
-Bueno eh-le dijo.
-Si, muy bueno- respondió angelillo.
-¿Quiere más?
-No, no, gracias, coma usted, si es tan amable de contarme la historia del endemoniado Pacheco.
-Con mucho gusto.

La historia del endemoniado Pacheco.

Esta es la historia que me contó el anciano, y así os la cuento junto con lo que me aconteció con los aparecidos:
Ha de saber que si sube a la montaña no estará solo, estará rodeado de cuatro espíritus que se aparecen cuando se acerca el viajero a las trinchera y al barranco donde murieron.
Nunca durante los 13 kilómetros del trayecto debe beber, pues 3 espíritus vagan pidiendo agua. Murieron enloquecidos por la sed.
El 25 batallón dominaba el barranco, y una parte de la montaña, las fuerzas republicanas controlaban la parte de la montaña donde estaba el aljibe con el agua. Muchos falangistas murieron mientras iban a por agua, el resto atemorizados de salir de las fortificaciones murieron de sed. Su muerte fue lenta, todos ellos enloquecieron.
Hubo uno de esta compañía llamado Pacheco que enloqueció mucho antes. Sus compañeros le mataron empeñándolo, y vaga por el lugar buscando tranquilizar su conciencia atormentada, una sola gota de sangre basta para ahuyentarlo.
Pacheco era un chico joven muy beato. Nació en Cuenca en 1919, y lo incorporaron a filas en 1937 .
Fue a caer en el bando nacional, él no comprendía porque se luchaba, lo alistaron al contrario que a su hermano por la fuerza, y como era un devoto de la religión a pesar de su joven edad tuvo por menos malo caer en el bando nacional.
Por el contrario su hermano hombre letrado, mayor que él en varios años creía en la revolución y era asiduo lector de Carlos Marx. Al estallar la guerra se fue con el bando republicano. La relación de los dos hermanos pese a sus ideas era muy buena, pero la fraternal guerra los separo.
Pacheco siempre era ridiculizado por sus compañeros al hablar del perdón, de que los cristianos no debían matar a sus semejantes, y aseguraba que el no seria capaz de matar ni siquiera a un ateo, prefiriendo morir.
Se gano pronto la enemistad de la compañía, excepto del sacristán que hablo con el sargento para que a un alma tan sensible la dejaran al margen de la guerra, o que lo pasaran a retaguardia.
El sargento un hombre inhumano, falangista convencido no le hizo caso.
Un día se preparo una pequeña ofensiva para destrozar una posición enemiga, mando a Pacheco y dos hombres más a volar un nido de ametralladoras.
Salieron los tres hacia donde se encontraban los republicanos que era menos de dos kilómetros.
-Pacheco- le dijo un compañero- prepara una granada que nosotros con fuego de metralleta te cubrimos, atacaremos frente a ellos, tu avanza por el flaco izquierdo y la tiras cuando abran fuego contra nosotros.
Pacheco obedeció y así lo hizo. Se produjo una gran explosión y tras ellas un gran silencio, una foto cayo a sus pies era la de su hermano, se asomo y allí lo vio muerto.
Su visión lo enloqueció, en ese momento paso graznando una enorme águila bajo sol de marzo escurridizo que amenazaba una gran nevada. Las sabinas con sus cuerpos irregulares retorcidos se le antojaron diablos que venían a por el por su pecado. Escucho que el águila le decía:
Tu nombre no es Pacheco, es Caín el asesino de su hermano, criminal arderás en los infiernos. Con el mirar extraviado y perdido a su alrededor no noto que sus compañeros iban a su encuentro a felicitarlo, conforme estaban haciéndolo sin que estos lo presintieran, pues avanzaban entre oles y risas sin parar, no advirtieron la mirada de loco de Pacheco que estaba cargando la metralleta. Descargo una gran ráfaga matándolos en el acto a los dos sin ser consciente d elo que hacía. La tiro al suelo y empezó a dar enorme alaridos mordiéndose las manos hasta descarnarse los dedos, empezó a arañarse la cara y dar convulsiones sobre el suelo, tanto republicanos como fascistas se asustaron de los alaridos que en el barranco de la hoz retumbaban como un tambor perforando los cerebros de los soldados, jamas nadie había escuchado algo igual.
Finalmente el sargento mando un pelotón de 3 hombres en busca de sus compañeros. Encontraron a Pacheco desnudo, lleno de sangre, con los ojos en blanco lanzando gritos como un poseído. Como pudieron lo agarraron.
Empezó a nevar y fueron al refugio de campaña, la llama del fuego inquieto más a Pacheco. Lo observaba fijamente ajeno a que hablaban de él; una lengua de fuego se metió por su garganta abrasándole el corazón hasta matar su alma quedando su cuerpo vivo. Sus ojos se iluminaron de forma febril. Armado de un palo se dirigió al sargento al que empezó a pegar. Toda la compañía se tiro encima de Pacheco, y por poco no consiguen separarlo del sargento que recibió una enorme paliza.
Lo ataron y aun así seguía su cuerpo retorciéndose. Llamaron al sacristán, este les anuncio que estaba poseído. Trato de hacer el cura un exorcismo pero el demonio se había metido demasiado adentro, y siendo este un novicio sin experiencia en estas cuestiones hablo de la necesidad de mandarlo a Madrid.
En esos momento el batallón 25 estaba rodeado, resistía en los nidos de ametralladoras y las fortalezas a duras penas, por lo tanto era imposible salir de allí.
Durante meses estuvo Pacheco atado, la convivencia era cada día más tensa sobre todo cuando al invierno le sucedió el abrasador verano, quedándose sin agua el batallón por haber caído el único punto de agua, un aljibe, en manos republicanas. Al igual que la carretera de Sarrión vía por la que eran abastecidos desde Zaragoza.
Intentaron en vano hacer una gran ofensiva al aljibe para romper el cerco. De los que lo intentaron la mitad murió. Ese día Pacheco se soltó, y dotado de una fuerza increíble fue nuevamente contra el sargento, armado con un palo medio quemado que estaba en las ascuas consiguió matar a golpes al sargento.
Sus compañeros vieron en él más que un peligro, una carga menos para la división de agua y alimento que quedaba. Así que le hicieron consejo de guerra y lo despeñaron por el barrando de la hoz.
Durante semanas racionaron la poca agua que le quedaba, finalmente enloquecidos por la sed a temperaturas de más de 40 grados, ya con delirios salieron a hacer la ultima ofensiva al aljibe. Estaban tan enfermos que apenas se sostenían en pie, en breves segundos cayeron barridos por las
ametralladoras. Unos anarquista apiadados de ellos viendo en el estado en que estaban dejaron que siguieran con su avance ya que notaron que a la primera ráfaga al azar se habían quedado sin municiones, los hicieron prisioneros. Estos una vez recuperados les contaron la historia de Pacheco convencidos de que estaba poseído y que el diablo rondaba por el lugar.
En ese ataque todos no murieron, tres regresaron a la fortaleza, y allí murieron enloquecidos de sed.
Ahora los fantasmas vagan por la montaña, por eso le recomiendo que no vaya.

Cuando el anciano concluyo la historia angelillo decidió subir, el camino estaba lleno de nieve, el viento helado causaba dolor. Los arboles rotos del peso de la nieve se agolpaban en el monte, y el silencio hacia volar la imaginación al reino de la muerte.
El paisaje pese haber arboles, arbusto, piedras, tierra, estaba lleno de la nada. Un inmenso helor místico se palpaba, donde el escenario del reino de los infierno en su tercer circulo aquí se representaba.
Era una tarea difícil ser ateo ante este tipo de naturaleza que sobrecoge.
Daba pánico serlo, incluso angelillo como ateo militante estuvo tentado de sentarse a orar.
Angelillo avanzaba por la nieve y el hielo notando la presencia de los espíritus de los que el anciano le habló.
Escucho el aullido salvaje de unos perros cuando estaba cerca del refugio de tropa.
¿Que extraño, si por aquí no se ve nada y suenan como si estuvieran a mi lado, parece como si estuvieran peleando entre ellos?- se decía.
Miro a los lados por donde sonaba el aullido y nada indicaba que hubiera perros. Los aullidos adquirieron mayor parecido a las voces de personas, y surgieron sombras que vagaban apareciendo y desapareciendo por la nieve, cada vez se acercaba más a él.
Sin prestarle atención ya que sabia que se trataba de los espíritus de Pacheco y los otros tres falangista. Decidió ignorarlos, siguio caminando monte arriba hasta pisar una flor extraña, crecía en una planta parecida a un erizo. Al agacharse a cogerla se pincho y cayeron al suelo varios gotas de sangre, una vez vertida la sangre el fantasma de Pacheco desapareció para seguir pensando en el crimen de su hermano, pero se le aparecieron con sus formas humanas los que murieron de sed y se acercaban para beberse a angelillo. Lamió con fuerza la herida y escupió el liquido, por si hubiera un poco de veneno. El acto de beber hizo que se le aparecieran los fantasmas de los soldados muertos de sed, enseguida escupió la sangre al suelo y desaparecieron.
Libre de los espíritus se acerco al sobrecogedor barranco de la hoz. La vista era majestuosa aunque sombría, terrible de soledades.
Tenia la forma de hoz y una lengua de hielo y nieve subía por una barranquera muy pronunciada en la que confluían dos enormes montañas hermanas muy justas y desiguales, como Pacheco y su hermano. Una desértica su tierra yerma de Caín era gris sin apenas vegetación, la otra de Abel estaba llena de arboles con las copas llenas de nieve y fértil.
El espectáculo era grandioso a pesar de la soledad y pavor que transmitía esta abrupta y salvaje tierra.

Angelillo porque Teruel exista al margen del progreso, esa es su garantía de prevalecer por siempre.

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