lunes, 29 de marzo de 2010

El frente de Sarrión I





Angelillo en el frente de Teruel.

Es la Comunidad valenciana la que es menos comunidad humana y más comunidad neoliberal.
Infectados por esa plaga de neocon tenemos los servicios obligatorios como el de la ITV más caros del país. Ello obliga a emigrar a otras comunidades autónomas donde tienen de rebajas este servicio recaudatorio impuesto con el uso de la fuerza por el Estado español.
Parten caravanas de tartanas de las tierras valencianas a conquistar las aragonesas cuando toca pasar la ITV. Tratamos de escapar de los tributos que exige la Generalitat Valenciana.
Angelillo partió el 29 de enero del 2010 a lomos de su cincuecento al encuentro de la oferta de los beneficios físcales de las ITV aragonesas .
Debió sustituir el proceloso mediterráneo, cálido, acogedor , por las terribles, oscuras, y frías de Teruel.
Pasar la ITV en Sarrión, un pueblo de Teruel, es un ritual anual entre los que poseen vehículos clásicos como cincuencentos.
Caravanas de este tipo de coches hacen “El camino” buscando la absolución a su pecado de ser viejos un año más ,y burlar la muerte que es el plan renove del gobierno.
Muchos no consiguen llegar. En las duras pendientes caen recalentados con las culatas quebradas. Son pasto de las grúas que los devuelven a los talleres para que la tuerca perdida vuelva a encontrar su lugar; entre tanto nubes de desesperación y ruina envuelven a su propietario que llora desconsoladamente su infortunio, mientras un barrigudo mecánico sonríe dejando entrever una boca llena de dientes de oro.
Sarrión no encontrándose en un momento de plenitud, si puede mirar hacia atrás con orgullo.
Angelillo llego a esta población en un largo viaje por mesetas de tierra rojiza,salpicadas por piedras amontonadas en los bordes de los campos.
Viajando a lo largo de un paisaje somnoliento, donde solo algún solitario árbol adorna una inmensa planicie, y las casas abandonadas se van sucediendo conforme se avanza por estas despobladas tierras con más intensidad, incluso pueblos enteros vacíos se presencian como parte del paisaje a lo largo y ancho de la carretera.
Finalmente atraveso las puertas de las murallas de Sarrión.
Estas puertas son lo más significativo que queda en pie de esos tiempos.
Las murallas fueron derruidas, pero resiste su enorme arco ojival evocando una plaza guardada por caballeros de relucientes armaduras, limpio honor, lealtad, valor y heroicidad.
Esta valiente plaza era imposible de conquistar por un ejercito medieval.
Esas murallas significaban lo contrario de nuestra época: la de los antihéroes, la de la decadencia moral, la del canto a la derrota y el fracaso personal.
Su caída es nuestra desgracia presente.
Aquellos fueron tiempos de honor y gloria porque no había capitalismo.
La edad media significa el mayor momento de esplendor en los oficios, la literatura, las ciencias y las artes. Ningún artistas actual es comparable a los de aquellos.
Esos luminosos días de armonía, de vida colectiva, de unión de los hombres paso.
El tiempo de los héroes cayo bajo el acero, el individualismo y el capital de la revolución industrial del que somos victimas morales.
Paseando angelillo por Sarrión, llego a la ultima acera , poniendo el pie sobre su tierra contemplaba como se adentra hacia la alta sierra.
Lacónico persiste el pasado reciente del que aun hay sobrevivientes.
Son ancianos que en su ocaso custodian ese mundo perdido.
Sobreviven en un mundo que no es el suyo, su ayer ha muerto sin que ellos murieran.
EL ocaso de su mundo se percibe observando las casas de piedra. Muchas están hundidas muertos sus ocupantes, otras, aun las habitan sus antiguos moradores por unos breves días más.
Se agolpan estas viviendas-establos a las afuera del pueblo,formando un arrabal ganadero, sin orden ni concierto, pero dignificando una llanura humanizada plana y estéril donde solo crece la grama que los borregos devoran monotonamente, como si el tiempo no existiera para ellos.
Con el pie en esta tierra el viajero obligara a reconocer a su conciencia lo que cada uno de nosotros somos
! La estirpe de unos rudos caminantes!
Esta personas nacieron, como quizás hubiéramos de haber nacido nosotros, para caminar solos por los tristes paramos del país acompañados de ascéticos pensamientos, negros deseos, y un ramado de ovejas merinas.
Angelillo levanto la cabeza buscando a Helios, su carro había recorrido ya la esfera del medio día.
Considerando como un acto repugnante, de un mal gusto insufrible, subir a un lugar tan rico en historia, paisajes, fauna por un tema tan vulgar como pasar la ITV y bajar corriendo a casa a seguir con sus obligaciones cotidianas,no poseyendo el carácter enfermizo de esas personas que se vuelven locas por tenerlo todo en orden, controlado. Van a los sitios ciegos a hacer sus tramites, obcecados en ellos sin ver nada más.
!Que tristes desperdicios humanos! !Sea mi compasión con ellos!
Tras un breve segundo de meditación que es lo que suelen durar sus pensamientos más profundos, abandonó la misión que le traía a estas lejanas y desconocidas tierras.
Pasar la ITV ¿ un vil acto burocrático le secuestraria?
Que clase de persona sería angelillo si se quedaba como un idiota en una larga cola de coches y camiones mirando las horrorosas paredes de una ITV llenas de grasa, grises, donde trabajadores amargados no hacían más que ver desfilar coches que por mucho que se esforzaran en terminar en su rutinaria inspección venia otro, y otro, y otro... de forma interminable.
Aguardando turno miraba a esos cautivos trabajadores.
Era una escena de amargura, resignación, sometimiento a la autoridad y a la economía.
Frente a él había un nutrido grupo de inspectores y clientes, todos muy serios, solo se escuchaba las siguientes frases:
Encienda el motor, pise el freno, suelte, intermitentes, luces, largas, cortas, y después el ruido de herramientas, no había nada más .
Estas misma frases las repetían estos desgraciados durante 9 horas al días, de lunes a sábado, en invierno, primavera, verano, otoño, nevara, lloviera, hiciera calor.
Una vida siempre en un foso diciendo: encienda el motor, pise el freno, suelte, intermitentes, luces, largas, cortas.
Una profunda angustia comenzaba a recorrer su cuerpo, espantado de tan malévola visión ha conseguido cambiar el angulo de visión, divisando las puerta de las murallas, y a su izquierda las nevadas montañas.
Girando la espalda a los inspectores y tirándose al cincuecento en una maniobra de evasión rapidísima, introdujo la lleve, antes de tocar el asiento activó el motor y mientras llegaba al asiento aun se estaba cerrado la puerta del vehículo. El cincuecento arrancó con un brusco acelerón mientras continuaba frenado. Sujetando con violencia el freno de mano y acelerando el coche realizó un trompo mientras las ruedas no paraban de girar sin moverse salpicando con la grava del parking a las personas que llevaba varios minutos escuchando angelillo. Hablaban estos miserables sobre dinero, trabajo y otras porquerías.
El coche había girado sobre si mismo sin moverse, cuando soltó todos los frenos, saliendo disparado como un cohete dejando atrás a los inspectores diciendo: luces...
Libre atravesaba las puertas de la muralla buscando derecho de asilo.
Al llegar había gente libre que paseaba, reía, disfrutaba de la libertad.
Conocedor de que Sarrión es la única población que ha dignificado su patrimonio de la Guerra civil española, cosa que en vall d'uxo se esta intentando conseguir lidiando en duras batallas con el Ayuntamiento.
Angelillo, como un Diógenes con candil en busca de un hombre bueno, buscaba quien le guiara a las trincheras.
Siendo el destino generoso con quién más lo merece ,tuvo la fortuna de preguntar a las personas indicadas.
Deteniendo a un matrimonio que veía cara a él, dándoles el alto con una profunda reverencia. Tras identificarme como peregrino de otra comarca, los motivos y necesidades de su búsqueda. El matrimonio decidio piadosamente ayudarle, no solo a encontrar el camino que le aconsejaban no emprender pues encontraría, nieve, hielo, temperatura muy bajas ya que el amanecer fue a 5 menos cero, y poco más subía el mercurio durante el día. Sino con la historia de como se consiguió conservar ese patrimonio. Su hijo del que se sentían muy orgullosos fue uno de los que había luchando contra las autoridades locales, y la zafia mentalidad de sus vecinos para conversar este patrimonio.
A parte de este tema, han llenado la mente de angelillo con breves apuntes históricos-anecdóticos de los batallones que allí lucharon.
Sus labios se han ido agrietando, su garganta empezaba a abrasarle por una sed que le consumía.
Angelillo comenzaba a morir por deshidratación cuando sus Virgilios le narraban como el pelotón que estaba en el nido de ametralladoras que corona una cima del cerro, carentes de agua tenían que lanzarse a un aljibe en busca de agua que se encontraban en manos de las tropas hostiles. Muchos hombres encontraron la muerte no por ningún ideal, sino por un trago de agua.
Debían elegir o morirse de sed, o morir en el intento de beber.
Escuchaba muchas anécdotas que le retenían a su lado y las insistencias de que abandonara de su intento de subir a la montaña, posponiendolo a la primavera, incluso ellos le acompañarían.
No atendiendo a sus razones, se despidió mostrándose infinitamente agradecido, prometiendo por su honor y su vida que aconsejaría visitar sus tierras y defenderlas.
Arranco adentrándose por la sierra.
Son trece kilómetros de ascenso desde la ciudadela de Sarrión.
Durante 4 kilómetros avanzó sin ser consciente que se estaba adentrando en una trampa. No lo hacia sobre asfalto ,sino sobre nieve y hielo que escuchaba quebrarse bajo las ruedas del cincuecento.
Todo iba bien, creía que el coche se comportaría igual que en le asfalto, hasta que un ventisquero cubrió súbitamente la pista del camino con una gran capa de nieve.
Se encontraba a medio camino de una gran cuesta llena de curvas que daba a un barranco enorme. El coche bloqueado por delante y atrás no avanzaba hacia adelante, las ruedas giraba sin moverse desplazándose hacia la derecha, donde estaba el barranco.
El coche parecía una tijera abriéndose, en ese momento angelillo tirando bruscamente del volante en dirección contraria, frenando con el freno de mano poco a poco y acelerando a la vez, conseguió cambiar la dirección del vehículo hacia la izquierda y no caer barranco abajo.
Detenido el coche y suspirando con alivio, con unas troncos pudo sacar el coche marcha atrás. Tras aparcar en un lugar estrategicamente seguro. Empezó a andar monte arriba sin saber muy bien por donde iba ya que las indicaciones estaba cubiertas por la nieve.
En este helado paisaje silencioso parecía inhabitado, pero alzando la cabeza se veían en el aire cuervos y de vez en cuando alguna gran rapaz, bajando la mirada al suelo se observaban las huellas de las liebres y los jabalís sobre la nieve que hacen al viajero sentirse acompañado y espiado. El escueto mundo vegetal estaba representado por los resecos y negros encinares que sobreviven en estos agreste paramos, sabinas, pino negro, abetos, lavandas y pequeños arbustos.
Todas las criaturas que allí se encontraban estaban empobrecidas, sin alimento ni calor, exhaustas. Angelillo se ponía de vez en cuando nieve en la boca, pero al carecer de minerales no calmaba la sed.
De vez en cuando el silencio moría por el aullido salvaje del viento que se precipitaba sobre su cuerpo atacándolo con aire frío y nieve que le hacia retroceder y caer exhausto.
El paisaje rudo, solitario, desgarrado, donde nunca un poeta soñaría con ninfas, duendes, Dioses comiendo ambrosía, llenaban de lagrimas sus extraviados ojos que habían errado el camino.
Las ramas negras grisáceas de los arboles fallecidos semejante a esqueletos humanos. Estaba rodeado de una naturaleza semicadavérica, donde solo se podía soñar y pensar en la muerte.
Frente Angelillo se encontraban las parcas, fuera de la pista avanzaba sin saberlo por caminos escabrosos donde funestos roquedos que cortaban como cuchillas ocultos de por la nieve le aguardaban durante varios kilómetros.
Poco a poco fue adentrándose en ellos, como uno se mete en esta traicionera sierra.
Ella deja que poco a poco avances a modo de trampa, para llegado un punto casi sin retorno aniquilarte.
Primero noto piedrecitas, un trecho después eran peñas enormes separadas entre ellas por grandes huecos. Sus piernas caían en esta trampa golpeándose las heladas rodillas. Los tremendos golpes con los afilados bordes de las rocas producían una gran dolor que llegaba directamente al cerebro.
Miraba a su alrededor y no había nada, el pueblo no se veía, el sol empezaba a declinar y cuando se disponía a retirarse buscando un barranco que pensaba que le conduciría a algún camino encontró una señal salvadora. Un poste que señala las trincheras, alzándose lleno de esperanza como se laza un gigante volvió a caer entre la rocas chillando al cielo de dolor. Introdujo las manos en la nieve hasta la roca, primero gateando y después con el pecho sobre la nieve, avanzando como una serpiente consiguió salir cerca del nido de ametralladoras.
Los últimos metros el frió era muy intenso con la llegada de la oscuridad. La batería de la cámara se apago en el último instante.
El monumentos sobrecogía, provocándole un gran impacto emocional.
Construido a modo de iglu de piedra se llegaba a su puerta a través de profundas trincheras cavadas en la desnuda roca, casualmente hacían el dibujo de una esbastica.
El nido de ametralladoras estaba totalmente cubierto de nieve, alzando la vista presenciaba un inmenso cañón, donde una cercana luna llena casi podía tocar angelillo y parecía que se la iba a engullir el cañón. El sol desaparecía, dejando una luz amarilla mortecina solo en los puntos más elevados. En el valles las sombras crecían.
En ese instante una gigantesca águila Real de más de 3 metros de ala a ala, de color marrón y blanca pasaba por encima de la cabeza de angelillo lanzando un agudo chillido, despertando a los espíritus de los difuntos guerreros.
Buscó abrigo y descanso metiéndose en nido de ametralladoras.
Tumbado en el suelo , exhausto, recordaba un monumento semejante, el de San Juan de la Peña, donde se coraban y enterraban antiguamente los reyes y se dice que por allí paso el santo grial.
Angelillo convertido en el Percebal de la guerra civil había llegado a la más hermosa cota de belleza de los monumentos de esta época.
Durmiendo unos minutos, al despertar se asomo al cañón para a mirar por donde abordaría el descenso, a trompicones corría buscando calentar el cuerpo helando.
El descenso al no errar el camino fue rápido.
Marcaba el reloj las 6, 45 de la tarde, la ITV aun estaba abierta y casi desierta. En un momento cogieon el coche.
Mecánicamente el glorioso cincuencente, el invicto coche que nunca ha conocido lo que es una factura de taller, la pasó.
!pero con la burocracia hemos topado!
Los agentes-inspectores no encontraban el numero de bastidor troquelado que lleva el coche. Primero ordenaron abrir el capo para ver el motor por su si encontraba alojado en este lugar el dichoso número. Pero lo que encontraron fueron s los calcetines olvidados por angelillo. Al estar mojados depositó en el filtro del aire para que con el aire caliente del motor se secaran.
Los cogió para colocárselos mientras todo el mundo le miraba perplejo.
Luego le hicieron abrir el maletero, ya que el inspector decía que podía encontrarse en ese lugar.
Al abrir el maletero lo hallado fue leña cubierta de nieve, ya que angelillo aprovecha como hombre previsor todo momento para coger nobles troncos, estos los cagió cerca de donde aparco.
Obligándole a a sacar el coche al parking de la itv, y a vaciarlo de leña para abrir la funda del matero donde esta la rueda de repuesto, ya que ahí debiera encontrarse este numero.
Esforzándose en su encuentro angelillo solo veía ramas, hojas, cascotes de obra del escombro de las reformas de palacio que ocupa .
Sacando la leña y mirando sin apenas luz no encontró nada. Notaba como los clientes, inspectores y mecánicos cínicamente le señalaban desde las instalaciones de la ITV, riéndose de su infortunio los muy viles.
Debiera haber arrojado su guante sobre cada uno de ellos y haberse batido en duelo, pero comprendiendo que no son gente de a su altura, de su rango, ni noblezas, más que un grupo de viles villanos. Angelillo decidió cargar uno a uno los troncos, y comunicarle al secretario general de la itv que no lo encontraba.
Este altivamente lleno de la soberbia que cree que le da su cargo de general de ese pequeño grupo de tristes mecánicos, se ha atrevido a responder que sin ese número no daba los papeles.
Angelillo volviéndole la espalda en dirección al cincuecento escuchaba decirle al inspector que se quedaba la documentación y tenía el plazo de dos meses para mostrar el numero de bastidor.

Angelillo con amor a Sarrión y con odio a las itv y el ayuntamiento de vall d'uxo que no deja dignificar el patrimonio histórico-cultural.

2 comentarios:

  1. Que hijos de puta los ingenieros de las itv's, creo que la obligacion de ellos es saber donde esta el numero, sino vaya mierda de ingenieros :D

    saludos angelillo!!!

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  2. Coincido contigo, creo que fueron muy severos conmigo, prácticamente me expulsaron de la ITV, fue sobre todo por ciertos prejuicios.

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