La aparición de San Vicente en una huerta ecológica.
¿Es acaso el viento el aliento de un dios que se lamenta de lo que ha hecho?- habla el poeta a sus guisantes vencidos cómo una patera cargada de esforzados negros que naufraga tras luchar en alta mar durante horas con una tormenta huracana producida por la asesina pasión de la naturaleza en las vísperas de la feria de San Vicente de Vall d´uixó.
Acuden a la feria tras pasar bajo los carteles de bienvenida donde una Caronte que finge ser animadora, en minifalda, rubia, saluda coqueta, cómo lo son sin excepción las mujeres. Con una bella sonrisa poliniza a todas las almas de esos los perdidos que allí se dan cita, incitando al consumo. Al fin y cabo ya están esos seres extraviados. Lo más ruin de la sociedad, desde mercaderes a corredores de toros, el alcalde, la guardia civil, gitanas, socialistas, enanos, divorciados, peperos, funcionarios, policía local, , feriantes, , mendigos, incluso raperos.
El horror, el horror, el horror, envuelto en carne humana. Y entre ayes, y lamentos, el sentido poeta se pone de rodillas cómo un enamorado en la tranquilidad de su huerta, alejado del filo capitalismo, del filo catolicismo, y del filo subnormalismo. Y sus manos cargadas de pureza alzan las cañas para que los guisantes no sean devorados por las hormigas.- Debo bajar los posos del café para ahuyentarlas- se dice el poeta sobrecogido viendo cómo aplasta con las tenaza de su boca una roja y negra hormiga gigantesca una hoja.
El horror, el horror, el horror, cuando un luminoso rayo cae junto a él, dejando al caro poeta sumido en un ligero sueño. Suenan las campanas de las iglesias, y los cohetes pirotécnicos para que acudan a la pasión de San Vicente aquellos que no viven en gracia, si no más bien en la desgracia.
Al instante el poeta, aun mareado, con la visión borrosa por el fogonazo, blasfemando, abre los ojos y ve un enjambre abejas articular una forma. Ya en pie coge una caña la más larga, la que más punta tiene, y apunta a la forma gigantesca que planea sobre la huerta, y la lanza. El tiro se clava en la forma, que no se menea. El poeta desespera y se coloca de rodillas entre unas fresas cómo un judío pidiendo gracia -¿A que vienes aquí San Vicente, a matarme porqué milito en formaciones anti católicas, anti cristianas y anti democráticas ?- pregunta el valiente poeta temiendo muy seriamente por su vida tan comprometida. Y esa forma que es la de San Vicente, niega con la cabeza, y sus labios se mueven para exclamar estas aladas y sensatas palabras- Vengo poeta a que defiendas mi honor de los batuecos de Vall d´Uixó que ensucian mi nombre en la feria que dedican contra mi voluntad en mi honor. - Pero San Vicente- le contesta el poeta- ¿acaso no sabes que tengo pactos con Satanás, y además soy rojo?- Lo se, lo se poeta, pero aun así me caes mejor que el resto de retrasados del pueblo. Estoy harto de que mancillen mi nombre, de que hagan negocios mencionándome, de que me paseen en romería dando voces farloperos del PP, empresarios, guardia civil. No los soporto. Y lo que más detesto de todos estos dudosos festejos, que se maltraten los toros, y tras torturarlos asen a las reses. Me recuerda mi martirio, me espanta y horroriza, tanto cómo a San Antonio. Y luego está el tema de las mujeres. La mayoría de ellas que son infieles a sus maridos, unas pendejas las festeras, que me suplican entre lagrimas que les de faena a sus esposos. ¿Faena mal casada insolente?- me pregunto yo sin poder moverme en la jaula en que me sacan de romería mientras por dentro rabio ante estos pecadores que no merecen otra cosa que ir al infierno, cómo irás tu poeta, pero no cómo tu deseas, a encontrarte a tus héroes y vivir feliz entre ellos: Pompeyo, Aquiles, Agamenón, Julio Cesar, Aníbal, Espartaco, Marx, Lenin, Stalin, Hugo Chávez, Víctor Hugo, Voltaire, Miguel Hernández, Lorca, Machado, Homero. Si no que iras de cabeza al averno para encontrarte con todos los uxenses que están en la feria.! Para toda la eternidad con ellos poeta, para toda la eternidad!- transportan las palabras de San Vicente en la mente del poeta la crueldad sádica de su sentencia, y el aniquilamiento de sus esperanzas. Mientras ríe cruel el santo comienza salir de su cuerpo una nube espesa de polvo que disuelve su forma humana, y se transforma en la de un hermosos cachorro de pastor alemán y husky de ojos azules que trota alegre tras las blancas mariposas de la huerta olisqueando y ladrando cinicamente.
El poeta, cegado y herido por el dolor camina a tropezones entre las tomateras que exhiben a primeros de abril su fruto tras el largo invierno.
Traspasado cómo el gusano por el arado, el poeta que ahora sabe lo que es la desesperación se mece cómo las hojas acunadas por el viento. Ora va de rodillas, ora cae a la tierra bañada para volver a alzarse envuelto en sudor , barro y dolor. Sus manos se empapan de lagrimas y su pensamiento se nubla de infinito pesar. ¿Alguien ha sufrido tanto en humanidad cómo el poeta? Las guerras, las pestes, las hambres, las cadenas, las injusticias acumuladas en la especie humana, el destino insoportable, absurdo y trágico de millones y millones de seres humanos: ¿qué es para el poeta si le quitan la esperanza de una resurreción junto a Satán?
¿Resucitar junto a mis vecinos? ¿ Ver de nuevo el rostro de María, de mi primera novia, de Juan, de Andrés, de Luis, de Charito?- grita el poeta- No, no. Yo te quiero a ti en el infierno Satanás, no lo concibo sin ti, sin Blake, sin Goethe. Dame San Vicente cadenas, haz que me metan en prisión, quiero pasar mi vida en una mazmorra oscura, hazme viajar en el vagón del metro que explote por un grupo terrorista y me mutilen las piernas y los brazos.
OH todo eso es dichoso y alegre si en la otra vida tienes una amable compañía. Todos los males en esta vida son soportables alejado de gente vulgar, sin la visión de un retrasado del barrio de texas hijo de una madre analfabeta. El poeta se revuelve hacia el perro que sonríe y le interroga.
San Vicente, en tu cruel sentencia hay una condicional. ¿ Dime que quieres de mi?-
Poeta, diles a los Uxenses que dejen de utilizar mi nombre en vano, que si quieren fiestas, borracheras, cocaína, toros, sexo, meadas y vomiteras en la calle, que las hagan en nombre de Nuñez Feijóo, o Barcenas, pero no en el buen nombre de San Vicente, que San Vicente ya paso lo suyo y no es amigo de estos desmanes. Mándalos a todos al infierno poeta, al infierno.
-Al infierno os mando en nombre de San Vicente, iros todos al infierno, al infierno, al infierno.
Angelillo de Uixó.
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