viernes, 27 de julio de 2012
Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
Código: 1207272032282
Fecha 27-jul-2012 7:58 UTC
I. Óscar Clavell inaugura una barandilla.
Víspera de la festividad de la virgencita del Carmen. Coimas desarropadas deambulando por las aceras de Vall d' Uixó exhiben canillas terciopeladas. Tanga marcado a través del prieto y corto jean, media nalga al descubierto. El hembrar se hace dueño de la calle. Las mujeres irrespetuosas e incívicas no saludan a nadie que no sea farandul con tatuajes, gesto de vicio y mala educación.
Calurosas van las gallinitas, Julio encendido, olor a humo. Las gachupinas van con el paraguas abierto para sombrearse el cráneo. Se chupan los dedos, pringosos del helado que sujetan del palo, andan chingueras y pringadas de caramelo. Los farandules motorizados, gasolineros, se excitan.
Ellas sonríen triunfantes sin perder la seriedad ni el movimiento caderero rototombero y reguetonero. - Varios hidroaviones pasan por el cielo ruidosos. Llega algo de humo. A las afueras del pueblo un incendio. El alcalde desplazado del despacho en santa inauguración. Hay ganas de fiesta, hipocresía en el rostro del pelele escogido a dedo para ser alcalde. Impertérrito recibe notificación del fuego, observa los pájaros de hierro.
Felicitaciones alcalde- un gachupín bravucón de la asociación de vecinos de la colonia Toledo hace entrega de diploma. Con flequillo chafado sobre su frente de búfalo cafre en expresión recogida de idiota agradecido abre los brazos solemne y campechano. Fuertes, redondos, cortos, aplasta con ellos el débil cuerpo del Alcalde, larguirucho, lombricero de Fido Dido con flequillo zipizapero.
La prensa recoge el abrazo con fotos para hacer editoriales heroicas. Fotitos, el alcalde acostumbrado posa mariposero y delicado junto a una triste barandilla recién pintada. Las hélices de tres helicópteros ahogan su voz y lo intentan con las llamas. Cohetes y repiques de campanas, tierra cristiana celebra el día de la virgen del mar. Se inaugura la adecuación de la barandilla de una calle del barrio Toledo.
Hoy valleros y valleras, es un día muy especial. Tras dos días de trabajo y dos empleados en la obra, inauguramos la capa de pintura que le hemos dado a la barandilla del Toledo. La actual crisis no va a dejarnos en la cuneta de los eventos, ni las inauguraciones. Esto es una valla pintada, pero es más que eso, es un símbolo del pequeño urbanismo. Si antes fue la etapa del grande con los hermanos ventura y las macro urbanizaciones, es hora del pequeño urbanismo, el pitufismo urbanístico, la crisis no nos vence, ni nos cambia. Batuecos hasta la muerte- los vecinos del barrio Toledo, de aspecto fiero, montaraz de inmigrantes castellanos, cortos de entendederas de vivir en el campo, aplauden batuecamente. La oposición socialistas y de IU, demagógicos y contrariada, viendo que se les va por el barranco el discurso y la victoria electoral, dan palmas cómo las focas, por cortesía de mamíferos, estallan cargadas de sonora envidia. Retorciéndose el mostacho caprino, los camaradas con estética marxista martillean con la pezuña al suelo y añaden cascarrillos:- y la zanja de San Antonio ¿para cuando?- El alcalde soberbio y triunfador balbucea un: que se jodan. Los del barrio Toledo comprendido la entrega a su barrio, aplauden populistas. Los hidroaviones pasan. El alcalde sigue desde la baranda graznando semejando un jilguero en una jaula:- Este partido trabaja para los pobres, trabaja para el pueblo, mirad que barandilla, no hay barandilla igual en el mundo. Pueden ustedes probar con el chiquillo marginal más golfo del barrio, cuando acuda a columpiarse caerá el gamberro por su inclinación premeditada, si intentar saltar cuando le persigan la policía con la porra en la mano, no podrá. El merchero, el quinqui más chatarrero del pueblo, le invito a que pretenda robarla, que no podrá, tiene además...- hace un silencio su voz aflautada,se pierde en el discurso, balbucea con la palabra en la punta de la lengua, entre los dientes piensa tartamudo lo que tiene la barandilla - ti..e..ne, tiene, tiene- lechuzo y torpe saca del fondo del bolsillo un folio que despliega, pasa el dátil pulgar por la hoja leyendo unas lineas, precipita las palabras olvidadas- tiene cuatro puntos de soldadura biomagnética con anclajes cuatro por cuatro, imposible de robar y un microchip conectado con la policía y a mi- haciendo expresión vehemente, termina la enumeración ejemplarizante de la perorata- en definitiva, esto es una barandilla inteligente. Los socialistas sarcásticos y desafiantes, en voz de una hermosa concejala exclama para los suyos incrédulos y opositores al régimen :- Eso los veremos-. Un gitano toma nota con la vista calculando sin saber contar ni equivocarse un ápice en los metros de hierro, el peso total y lo que va a obtener de la venta de la barandilla:- Muchos cales para los churumbeles- le dice triunfador y orgulloso a su coima preñada por novena vez en nueve años. La paridera envejecida a los 24 años de tantos partos le mira admirada y segura, rodeada de churumbeles. El diente de oro de chungo gitano ilumina la barandilla reluciente, y el cráneo peludo del cristo macizo que le cuelga del grueso cuello cobrizo al que besa le dice consejero al buen colectivista autogestionado:- A por la barandilla Juan de Dios, que eres gachupín pobre, el único robo es la propiedad, no lo dudes, a por la barandilla Juan de Dios.- Óscar, el alcalde, en pose mesiánica y redentora del pueblo pone el punto final al evento erguido sobre sus pies y con los brazos colgando. El acto termina y el séquito de palmeros e industriales a su lado rodean al títere que se siente arropado y agasajado. La barandilla gallarda, metálica, llena de brillos y abandonada recibe los primeros estorninos.
II. La llegada a la cruz roja.
El sol amarilleando las calles. Cae cómo una lluvia dorada sobre los rostros. Ambiente colonial en las casa de los maestros destinadas al barbarismo de la función publica y agencias que órbitan junto a la administración atraídas por la gravedad del dinero público y gratuito. Las antiguas casas de los maestros ahora son de diferentes ministerios de la decadencia española: asuntos sociales, policía local, centro para drogadictos, urbanismo, cámara de comercio, cruz roja, cáritas, peñas taurina y futboleras...
Los cohetes pirotécnicos siguen estallando mientras el voluntariado algo quebrado, de cuerpos extraños con patologías, entre muecas simiescas ponen vallas borregueras en el patio y entrada a la caseta de la cruz roja. Se afanan contra reloj en colocarlas para dirigir al personal indígena y extranjero asistente al evento. Se espera tranquilo y festivo. Van equipados al estilo de oficiales de algo, sienten orgullo de llevar la cruz roja sobre el pecho-! Beneméritos sean los heroicos humanistas! . Aspecto de beatos en sus rostros.
El alcalde de Uixó se acerca andando a la cruz roja guiado de su perro Villalba, el jefecito de contratas al que sigue , le lee la agenda al incapaz:- Ahora toca evento en la cruz roja- Deambula el canallaje rampante y feliz. Óscar con cara de memo observa las cruces de los cruzados recordando sus estudios de teología. El aprendiz de cura convertido a alcaldito, sin percatarse de que le observan suspira con la cabeza ida en la Pasión de Pascua y sus felices días juveniles en las romerías y trotes por los conventos. Mira al cosmos sin nubes, azul, buscando a Dios en la cúpula. Ve surcando el infinito una mancha blanca alada. Una aguerrida gaviota sobrevuela los tejados en el día marinero. A la entrada de la cruz roja, se afana un voluntario en poner un toldo verde para que los indigentes,los parados, los inmigrantes, que acuden a por su ración de alimentos no se insolen en la solemne espera.
No has colocado más que tres bridas Tomasito- le dice apoyándose junto a una escalera de madera plegable que sujeta mientras hace equilibrios de cabra Tomasito el encargado de la cruz roja, un cruzado de aspecto sargentero que mira la operación con ojos toperos detrás de unas gruesas gafas, sobre ellas, la frente arrugada, escamosa y algo verduzca del tiempo que tiene el engendro chusquero cuya vida ha pasado buscándose la vida cómo los perros que se arriman a un amo buscando protección.
Haciendo equilibrios, mostrando una sonrisa de imbécil el batueco Tomasito, deficiente intelectual cómo la mayor parte de voluntarios de la cruz roja, cumple su misión de poner el toldo verde protector. Tras contar con dificultad y ayudado de los dedos comprueba que ha puesto tres bridas para un toldo de 10 metros cuadrados.
Es verdad patroncito- afirma lento de movimiento, contemplado las ráfagas de viento empujando el toldo.
Espera Tomasito, que voy a buscar más, no te me muevas.
Resuenan las campanas, las once, la hora de los invidentes, la calle bulle de farandules y autoridades, el toldo se vuela. Tomasito con su habitual poca sangre ve el comienzo de su vuelo, estira el brazo y lo repliega tímido, lo vuelve a estirar y agarra el toldo , cae de la escalera. El toldo surca los cielo seguido por muchos ojos cuyos iris verdean. Cae la tela sobre una moto que pistonea. Envuelta para regalo en marcha, se estrella contra una pared. La rueda en el aire gira, el ruido del motor se acelera violento hasta parar. Un fantasma ensabanado de verde, con cabeza de hormiga por el casco se levanta del suelo. Aplausos y risas de los gachupines que pasean. La gasolina por el suelo mezclada con aceite y sangre. La cruz roja socorre al accidentado. Lo cargan en la ambulancia y ruidosa de sirenas y luces, entre aplausos y risas lo pasean al hospital.
El encargado de los cruzados saluda al alcalde y le pide disculpas por el incidente.
-No tiene importancia- socrático, humano, tolerante, experimentado en eventos el alcalde, pasa pagina interesando en el acontecimiento presente.
-¿ Habrá suficiente alimento para todos los pobres?- pregunta interesado.
-Si mi alcaldito- responde el sargento con rostro lunero de hombre sincero sobre su panza de Sancho que se frota cómo una parturienta.
-¿ Quiere ver la mercancía?- le interroga esperando que diga que si para que le recompense con una caricia y recomendación.
Quiero verla- aspa Óscar las manos, une los delicados dedos de hembra casta.
Suenan los zapatos a césped chafado , se hunden las suelas. Varias hormigas que han robado alimento resultan heridas, pero la colonia no se revoluciona, lo acepta y no salea la calle panflentera y pancartenera.
Una mujer morena, de larga cabellera negra azabache, mirada felina, imponente en su sexo vivaz, escotada de pechos grandes y redondos que deja ver con orgullo. Se acompaña de dos bebes negruzcos, vivarachos, metidos en una poltrona de la que protestan cautivos. Hace la mujer un saludo cargado de intereses al alcalde.
Mi alcalde ¿ que hay de los trabajos en los caminos? Le visite el mes pasado y me dijo que estaba hecho.
El alcalde la mira con un vago recuerdo. Autoritario y plenipotenciario, borrascoso en el recuerdo, resuelve sentencioso:
-Pida cita y arreglamos el asunto.
OK, señor alcalde, ahorita mismo pido cita con usted- Y cuando empieza lo del reparto de alimentos. Ya ve mi alcalde lo que tengo sobre mi, marido sin trabajo, y otros dos cómo estos que tengo en casa. - la coima señala los engendros negruzcos y escandalosos que mueven la boca en la poltrona móvil piando : Guag, guag, guag, guag-
Enseguida Rosarito comienza el dispendio, ponte a la cola y cuando termine el reparto de viandas me buscas que tengo algo para ti, es muy especial- le dice el sargento de la cruz roja mostrando una sonrisa con sarro. En el labio superior una hilera de cerdas canosas del bigote le confiere autoridad, el pelo de arriba laureado de canas, despejado en una calva que adorna la coronilla.
La gachupina deseando saber la sorpresa, con los instintos abiertos y los brazos en pose de jarra, picarona e interesada cómo las pobres, indigna la que no tiene honor ni honra pregunta:
-¿Qué es?
Un carrito nuevo marca janet. Tiene doble cadena de seguridad. No se te escaparan los Atilas que llevas- sonríe el grupo al unisono bajando la vista a los animalillos salvajes de la poltrona con ruedas que agitan los brazos morenos, repleto de arañazos de las peleas entre ellos y mostrando procaces dos dientes, augurio del mal.
La coima abraza al cruzado, le da un arremuco. El carro sin frenos queda desgobernado y va por el jardín hacia abajo hasta estrellarse con un arbusto. Los Atilas de dentro berrean magullados escandalosamente. Tienen pulmones de delincuentes.
En las parte trasera del jardín de la cruz roja hay un almacén, dentro descansa aparcado un enorme camión con las puertas abiertas.
Se acerca haldeando el reverendo de cáritas. Lleva el morro torcido y el gesto tocinero. Se mete entre el corrillo. El alcalde, el perrito Villalba, el sargento, contemplan asombrados la cantidad de mercancía.
El curita saluda al personal, echando una mirada cargada de frustración exclama envidioso:
-Recristos, que buen genero, esto parece el corte ingles y no la cruz roja. Este camión debe medir 58 pies-. De un salto de rana se encala en el remolque. Grita para si en voz alta debido a su sordera: Chocolate el gorriaga, leche pascual, garbanzos lupita. Hociquea perruno entre la limosna. Abre un paquete de azúcar sugar y mete su dedo que lleva a la boca exclamando: divino, divino.
En medio del pasillo del remolque junto a un basquet de alcachofas junta los brazos y reza a los feligreses congregados :
-A nosotros señor Óscar solo nos ha llegado una furgoneta. Tras la sisa acostumbrada del voluntariado, a la jauría de pobres no le ha quedado más que harinas y pastas. ¿ Que clase de caridad tenemos en este pueblo? ¿ Un monopolio de la cruz roja?
El sacerdote, cebado de muchos pucheros,de muchas cenas y eventos, con rabia saca pasta de dientes de un embalaje, grita al alcalde. Este siente mucho el oprobio. El cura barrunta:-colgate Alcalde, colgate, de menta, a nosotros nos traen pasta de dientes sin marca, ni sabor. Tira la pasta de dientes y la chafa, espermática se escampa. De un bote salta al suelo y lo bendice de un escupitajo saliendo cabizbajo.
El cruzado sonríe, el alcalde le pega un discreto codazo.
Sea usted más diplomático hombre.
Saca pecho el cruzado y juntando estrepitosamente las palmas le dice al alcalde eufórico:
-¿Que le parece, que le parece? Trina el capellán. Dentro de poco nadie acudirá a sus puertas. Vencera la cruz roja a cáritas. ¿ usted que prefiere?- interesado clava la mirada miope al alcalde esperando gestionar la miseria vitalicio.
En mi cargo no se permite elegir entre los modelos de caridad, los dos son buenos para la causa, a la iglesia se le respeta en mi presencia- sentencia el alcalde.
Por supuesto, por supuesto excelencia. El comentario ha sido sobrevenido por la herencia del republicanismo de mis padres, estamos en el mismo bando, gestionar la miseria- humilde acata obediencia riendo en su corazón el triunfo a la iglesia y las futuras ganancias y ofertas de empleo.
El alcalde se asombra de la cantidad y calidad de las marcas reconociendo el poder de la cruz roja.
Suben al camión.
¿ Las compresas son necesarias?- pregunta algo pudoroso el alcalde que escudriña?- En cáritas eso no se da.
Hombre, ya sabe, las mujeres..., también damos condones. Esto no es la iglesia-le responde ruborizado el sargento.
Comprendo, comprendo ¿ a tan poco llegan ya los miserables ciudadanos de mi pueblo que hay que llevarles condones y compresas?
A eso y más alcalde: pañales , detergente, butano, medicinas, no tiene nada la mayor parte de la gente.
¿ Y por que no se mueren de suicidio?- pregunta curioso frente a las toneladas asistenciales del camionaco el alcaldito.
No se crea, algunos lo hacen, pero la mayor parte le cogen cariño a la vida- ciceroniano pasa la mano por la coronilla y lanza un bostezo el cruzado.
Villalba silencioso y acaparador carga bolsas de comida para su casa. El sargento hace lo propio, el alcalde se muestra reticente por qué tiene aroma a pobreza, y él es más de efectivo. Villalba le hace gesto invitándole nuevamente, pero Óscar mariposa delicada lo desprecia con mueca de asquito. Se le retuercen las tripas del calor, de la pobreza, de la violencia del pueblo, del contacto con la chusma, del hartazgo de la vida. Para evitar defecar piensa en el dinero mientras cruza las piernas logrando contener la diarrea. Ocultan varias bolsas en un rincón oscuro Villalba y el cruzado. Salen juntos los tres hablando hacia un despacho de la cruz roja.
Los cohetes festivos no paran de estallar en el cielo, acompañados por el repique de campanas. Fiestas y hambre, pobreza y baile bajo un sol amarillo omnipresente.
La gente se va acercando a la recogida de alimentos.
Tomasito ha puesto el toldo,inquieto cómo un chimpancé deambula a ver que pilla dentro del camión para su mama, una de las llamadas locas del pueblo que tiene paga por ese cargo. Vuelve corriendo al despacho donde se han refugiado bajo las aspas del ventilador Villalba, el alcalde y el encargado de la cruz roja. Escuchan las noticias de la radio sobre el rescate de España , la prima de riesgo, y brindan por su largo reinado comiendo chocolatinas robadas.
Entra el engendro subiéndose los pantalones que se le caen , lleva un tirita en su frente abollada del golpe. Histeriquin, tartamudo y ecocalico, gesticulando macaquero:
-Fur...fur...fur.. ivos
-¿Qué? - dicen los tres ante el batueco que repite la operación léxica cerrando los ojos y juntando las cejas.
Fur..fur..furrrr.
Toma Tomasito bebe coñac, lo necesitas, respira, calmate-le dice al monigote idiotizado. Volviéndose el encargado hacia sus compañeros les aclara- se vuelve tartamudo cuando se asusta-
Tomasito tranquilo y chupando de la botella que le retira su jefe, aclara apestando el aliento, tiene el gesto bobo:
Furtivos, están robando en el camión.
Hijos de perra, son los gitanos para la reventa, o la china y el indio. Esta horda acaba con todo- saca un revolver de un cajón de la mesa el cruzado. Mira el tambor del cargador y mete unas balas brillantes que todavía no han sido estrenadas.
-¿ Es un revolver?- pregunta palurdo el alcalde.
-Si- responde el busca vidas de la cruz roja- Esto ya se lo he dicho, no es cáritas alcalde. Yo no pongo la otra mejilla. Si hubiera visto la de negros que me cargue en Sierra Leona y en el Congo repartiendo mijo.
Salen de nuevo.
Los parásitos sociales que van a por comida se empiezan a agolpar para pedir. Observan la carrera por el césped de las autoridades curiosos. Entran en el almacén tras el sargento mirando a todas partes.
- Aquí no hay nadie- dice Villalba mirando por las esquinas.
Mira bien Villalba, mira bien- le dice el alcalde acercándose a la puerta del camión.
Se han llevado varias cosas, no hay duda - señala el cruzado con el cañón del revolver que amartillea. El remolque parece revuelto con cajas abiertas.
De repente se escucha un ruido ratonil y unos mordiscos. El cruzado dispara hacia el sonido destrozando varias botellas de leche que caen sobre una sombra que se levanta con un queso lunar.
-S...oy, s...oy..to...ma...- la voz familiar hace que no recargue el revolver. EL cruzado cuaquero y guason sonríe apoyando el revolver sobre la pancha. Es Tomasito alcalde, es Tomasito.
EL resto ríe epiléptico y nervioso. Tomasito empapado en leche de vaca también ríe sin comprender por falta de entendimiento, come mellado su alimento favorito, queso Garcia Vaquero plus ultra curado.
-Vamos fuera a recibir a los gachupines que ya se escucha la fanfarria de voces y el griterío morisco de los indignos del pueblo- sentencia el alcalde.
En la calle una gran cola de colorines: los quiquilleros cobrizos con sus caras oscuras de asesinos viscerales de navaja, acompañados de sus mujeres gordas, feas, viciosas y de gruesos pechos y manos extendidas en posición piadosa de mendicantes. Van manchadas de fritangas sus anchas blusas de luto veraniego. Los rumanos aparcan sus BMW y dando voces empujan para ponerse los primeros haciendo los dueños del lugar. Expresivos son los ojos azules de los transilvanos vampiricos. Los españoles , el lumper obrero, protesta a la europea: a esto no hay derecho, ya debería haber empezado el reparto de vianda, Mariano Rajoy nos mata, nos mata. No llegamos a la siesta. Entre empujones animales hay tiempo para las risas. Van cargados con sus carritos para llenar. Hacen chistes los congregados tras posicionarse, bromas bajo la insolación, hermandad entre la pobredumbre. Miran a los coches que pasan y les saludan.
-Juanito, Juanito- un gachupín latinajo de albacete abandona el puesto. Una furgoneta que circula despacio para ante la llamada.
-¿Que es esa cola Antonio?- pregunta el de la furgoneta curioso contemplando a los indignos de la cola.
Hoy dan un carro de alimentos los de la cruz roja, aparca y coge, hay de todo.
¿ Ah si?- pregunta asombrado viendo la procesión de carritos de la compra.
Si hombre, no seas tonto y ponte en la cola ! para que se lo lleven los moros !-le dice Juanito señalando a un grupo de albano kosovares.
Ahora aparco, pero no llevo carrito- le responde.
Pues ve a casa y cogelo, díselo a tus vecinos, venir rápido que los rumanos...- organiza Juanito.
La furgoneta se mete en la carretera rozando un coche que le pita y le saluda con un: hijo puta.
Lenta y torpe, abollada, sube calle arriba la furgoneta.
III . La disidencia a cáritas y la cruz roja. Los anti sistemas.
Calle abajo camina el indio y la china, rostros de revolucionarios zapatistas al descubierto. Malcarados e indignados con el mundo, muestran el orgullo de los anarquistas ante la injusticia y pretenden la destrucción de la sociedad unos días, del mundo otras, y de un alzamiento de la clase obrera a la que desprecian algunos bisiestos, las más desean el retorno a la naturaleza, ir de conciertos y tomar el sol. Llevan pancartas. Se cruzan con los furtivos que también representan la disidencia anti sistema de vall d' Uixó.
-¿Se está haciendo el reparto?- Pregunta la china, mujer dura, de cara enjuta, tostada y exótica, tiene los ojos rasgados sin que se sepa por qué, ni de quién. Hija de un jornalero del campo de Jaen, que la abandono a ella y a su madre. Nacida en Cuenca, ha circunvalado a lo Magallanes heroicamente la nación hispana buscándose la vida en más de siete ocasiones, incluida Zamora, tierra de nada.
El trapero furtivo con gorra de tela en la cabeza, mirada de adicto a las sustancias estimulantes, de brazos huesudos y venosos, le responde con voz quebrada de carajillo.
- Casi China, es hoy, a nosotros sin que nos digan ya nos han repartido. Aun llegáis que no ha empezado- muestra las bolsas orgulloso.
-¿Venís a montarla? - pregunta el indio con su mirada cheroki guerrera sin plumas, larga caballera espesa y negra, talla corpulenta.
Nosotros hacemos la revolución proletaria de esta manera, discretos y espontáneos, ya lo sabes indio- responde el otro furtivo, mal rapado y enjuto, sacando papel de liar y costo que quema revolucionario.
Cada cual hace lo que puede, estamos en el camino- responde la china. El gachupín le pasa el porro que entre humos y una luz roja de ascuas se enciende cuando chupan. Vuela de labio a labio sociabilizando el pitillo. De las bolsas sacan vino don Simón y se lo pasan. El chino y el indio animados bajan calle abajo. Sus compañeros revolucionario suben silenciosos y comprometidos con la causa calle arriba. La policía que hace ronda les echa una mirada. Los revolucionario se hacen los locos y no responde a la provocación que acabaría en noche de calabozo.
China, Indio, daros prisa que va a empezar el reparto de la cruz roja- les dice un hombre de edad indefinida, mal cuidado, negruzco y redondo, de mirada violenta y aspecto que repele. Se ha cruzado con ellos en dirección a la cruz roja.
No lenteja, no. Nosotros tenemos dignidad y no vamos a los curas ni a esos tipos a que nos alimenten. No se acepta la invitación. Es mejor robar, boicotear, no vayas lenteja, únete a nosotros y lucha por tus derechos- le dice el indio guerrero.
¿Que derechos ni que coño? Comer es lo primero, si te dan un carro con comida aprovecha, ademas, va todo el mundo- responde el lenteja con furia y rabia, las venas de la garganta y de la frente al visceral animal se le hinchan, gira la cabeza pinchado por la palabras.
Sus compañeros a su lado giran también la cabeza negando el argumento del lenteja.
La solución no es ir a pedir, hay que exigir trabajo, hay que organizarse. ¿ Qué os vais a pasar toda la crisis yendo a cáritas y la cruz roja? ¿ Que sera vosotros mañana? Eso no es vida, una vida así no vale nada.
A mi no me habléis, iros al carajo desgraciados ¿quienes os creéis que sois, el Rey de España? Si estáis vosotros igual que todos- les dice amenazador el lenteja a los revolucionarios anarquistas. Empiezan a encenderse.
Eres un imbécil lenteja, no entiendes nada- le dice violento el indio. Los dos hombres se miran. La china se mete en el medio conciliadora.
El lenteja temblando de ira, de mirada roja, empujando su carrito, el engendro desciende por la acera ofendido por las palabras, separado de sus amigos y furioso por una actitud que no comprende. Lo achaca a un orgullo aristocrático del indio y la china.
Junto a la cruz roja suena la charanga de las fiestas, los pobres bailan alegres bendiciendo a la cruz roja y al alcalde asomado al balcón del edificio habla y cuenta el número pobres sumisos con satisfacción por tanta audiencia obligada. Empático y cercano cacarea:
-El ayuntamiento de vall d' Uixó no deja en la estacada a los más necesitados. No abandona a los que han fracasado en la vida para que se extingan cómo predice darwin, el partido Popular no apoya la teoría de darwin de la selección natural por eso actúa, no se queda con los brazos cruzado viendo cómo los compatriotas pasan necesidades. Por eso ayuda cuanto puede a la cruz roja. Les hemos dado más de 200 euros a la cruz roja para que compren, y yo mismo, Óscar Clavell, he ido al careful para que lo que sobre, la basura, nos la den y llegue a vosotros amado pueblo. No es indigno pedir, todos en España lo hacen, lo hace el presidente en bruselas, los banqueros, el Rey ,y yo siempre que puedo pongo la mano y agarro la pasta.
El pueblo aplaude, la oposición socialista y de UI da silbidos y toma la voz desde el gallinero mezclados con la pobredumbre.
-Nosotros hemos dado también alimentos, hemos entregado a la cruz roja 50 litros de aceite, naranjas , manzanas, y los rollitos primavera del chino que iban a tirar-protestan airadamente.
El indio y la china interrumpen con un megáfono al alcalde. Rosarito llega con sus peludas criaturas quiquilleras que aúllan de hambre, pide que le guarden turno para el reparto y sentada en un banco se saca sus turgentes pechos para alimentar a sus mascotas que se lanzan criminales y lujuriosas a la teta para exprimirla. Ella suda de satisfacción cómo toda madre que es tocada por sus hijos. Los engendros con la negruzca y roja boca calorra succionan. Los pobres hambrientos y erotizados al ver la escena solicitan el reparto ya.
tenemos hambre, queremos el bocata joder y menos chachara o nos agarramos a las ubres de la moza- estalla la muchedumbre.
El megáfono trina con la voz aguda y peleona de la china, suena a voz traumatizada, a violación por parte de padre o padrastro, a comprensivo cóctel molotov, a odio y justicia:
-Compañeros y compañeras, nos os dejéis torear, esto es una atraco, es indigencia lo que estáis viviendo. Os tienen sumidos en la miseria, revelaros, ir al mercadona y atracarlo, a un banco,quemar el ayuntamiento.
Los chillidos de los despreciables pobres contra la china les hacen retroceder a esta y al indio, la masa va hacia ellos, el alcalde hierático desde el balcón con gesto de rapaz medita el eco de las palabras de la china y contempla con satisfacción la acogida que tiene entre los pobres. Gallardo y seguro, ríe la desgracia de la china y el indio y la hipocresía del mundo. Una nube de humo le llega, mira sacando medio cuerpo lombricero agarrado a la barandilla para ver de donde viene el fuego mientras el populacho quinquillero de Uixó persigue a la China y al indio para lincharlos. La policía con las sirenas distorsionadas y parpadeante acude al tumulto. El alcalde, el sapo Villalba, el sargento desde la balconada plantados y sin público ven llegar al enfermo mental de Tomasito que plantado cómo Romeo bajo el balcón torticuloso y tartaja se expresa gramatical:
-Fu..e...go, fu..ego.
Respira Tomasito, respira ¿ de donde? Que el humo lo vemos coño- le dice el cruzado.
Fuego en el camión, camión, camión- canta ecocalico.
Los bomberos acuden, la policía se divide. Unos tratan de parar el linchamiento y son atacados por la masa. Un policía dispara en legitima defensa. La bala se estrena en el cráneo del chiquillo quiquillero que toma el pecho, sus sesos salpican a su madre y la blancura del cerebro sin estrenar se mezcla con la piel morena de la madre, la roja sangre, y la blanca leche. El otro chiquillo cae al suelo y es chafado por varios pordioseros que ante el fuego y las balas retroceden. El camión con la comida arde. Varios pobres se meten para acaparar alimentos, uno es rodeado por las llamas y arde junto los espaguetis, las compresas y los condones.
Los hidroaviones y helicópteros acuden, lanzan polvo amarillo para las llamas, los pobres son rociados de esta sustancia. Entre toses se dispersan ahogados, chamuscados y hambrientos.
La China y el Indio son cogido y acusados de incendio y asesinato.
El sacerdote de cáritas esconde tras la sacristía el bote de gasolina. Reza piadoso ante un cristo con mirada de sufrimiento, clavado a una cruz, salpicado de sangre.
Angelillo de Uixó.
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