miércoles, 11 de julio de 2012

I Hijoputada. La biblioteca de vall d' Uixó.

4 hijoputadas del Ayuntamiento de Vall d´Uixó.
I Hijoputada. La biblioteca de Vall d´Uixó, el verano.
Tierra caliente de Vall d´ Uixó. Días de San Fermín, la colonia emigrada de Navarra vestida de pamplonicos anda cargada y afinada en un remolque de camioneta. Estampa sudamericana en tierras ibéricas. Recorre ganadera el ruedo de Vall d´Uixó. Agitan los brazos aspando el viento en sus alegrías toriles. El cajón metálico de la camioneta danza con ellos adornado con globos y banderas nacionales y regionales. Pita el claxon de la comioneta el “ riaurriau, riaurriau” . Los gachupines calientes del remolque gritan histéricos y empujados unos contra otros, y todos contra las barras del cajón en los frenazos y acelerones. La música sakeriana y Bisbalera retruena gallinera por altavoces mega cacofónicos del camioncillo.
La policía local que hace ronda sonríe benemérita y compasiva, algo idiotizada. La porra descansa en la entrepierna calmada. Entregan los agentes unas monedas al conductor estacionado en un vado para minuválidos. Desembarco de falsos navarros. Pasan a un bar de borrachos que cantan bajo la bandera nacional erguida y falica, apuntalada en la terraza tras la victoria de España en la eurocopa. La colonia de tauromaquia navarra baila junto a los farandules ebrios. Cabra gitana en la escalera se mueve a ritmo de organillo. Una coima extiende la mano- Por hambre- exclama con pena, sucia y delgada. Dos gachupinas de la peña por el bar piden voluntades- Por la fiesta-exclaman joviales y radiantes. Los lugareños caminan por las aceras con los ojos entrecerrados, medio cegados por el amarillo llameante que cae del sol. Las calles de Uixó, sucias, secas y malolientes. El ambiente de país rescatado. Inmoral, degradado, carnavalero y esperpéntico. Sábado de Julio. Las bombillas de la biblioteca municipal dicen que está abierta a través de sus grandes ventanas. Los transeúntes pasan de largo, siguen el camión ganadero repleto de pamplonicos danzantes. Un farandul portando una carpeta roja entra en el abandonado edificio. Detrás de la puerta, en una esquina una tarantulilla rehace su telaraña agredida por el conserje. Sube ágil por las escaleras a la segunda planta, la de adultos. Al entrar, cuatro estudiantes arcaicos con cara de opositores giran la cabeza estreñidos. Bajo sus cráneos, librillos de la constitución española en la que apoyan la mano derecha. Una bibliotecaria que pasa las horas, la vida, alza sus ojos semidormidos para atender al usuario. El usuario, pasando por una fila de sillas y mesas mira de reojo los ordenadores que parpadean. Llega al muelle de la mesa mostrador de la bibliotecaria. -Jefa, vengo a ponerme a internet- apoya en el mostrador repleto de librotes y papeles su carpeta roja con un boli enganchado. Saca su carnet de usurario donde se lee, Zacarías, ciudadano de la Vall d´Uixó, número 12.450. -El sábado no hay internet- replica la gachupina casada con el ayuntamiento. ¿Por qué?- replica disgustado Zacarías metiendo su carnet en la cartera de plástico comprada al negro Cacambo. Los de arriba así lo mandan- pía con dulce voz de hembra atrincherada en el nido de su mesa de despacho. Por las tardes, entre semana tampoco me podía conectar- expone a modo de queja recurrente Zacarías. En el cartelito lo pone- aclara la funcionaria con expresión que justifica y sirve para dar pasaporte al usuario. ¿Qué pone?- pregunta Zacarías que no entiende de las leyes del cartel. Qué el horario de internet en la biblioteca es por la mañana de lunes a viernes- con el rostro de la Monalisa la funcionaria se siente satisfecha de la evasión y quiebro jurídico legislativo. Los opositores, con la constitución en la mano y atentos a la conversación sonríen veniales y triunfadores. Sin embargo, las puertas están abiertas de lunes a sábado, incluidas las tardes. No comprendo el motivo...Me urge mirar mi correo, tengo una oferta de empleo- suplicante balbucea Zacarías desesperanzado. No es posible, es cosa de arriba- ladina y bruja señala con el dedo el aire, convencida la funcionaria de que las extravagancia de sus superiores son cosas serias y sacras. Habrá alguna explicación- mira sin mirar a la funcionaria, monótono de hablar con un muro. La biblioteca es para los estudiante- confiesa confidencial y arrastrada en un debate interno entra la razón y la obediencia al superior. Agacha la mirada tras esas palabras cómo una hembra que ha cometido un pecado contra la sociedad , la moral y a si misma. Comprende que se ha excedido en sus explicaciones. Hablar, hablar trae problemas- se dice moviendo la cabeza cómo una paloma. La biblioteca no es solo para estudiantes, es para todo el mundo: jubilados, obreros, emigrantes, incluso amas de casa- Zacarías habla en voz alta, indignado y violentado frente a la funcionaria que se esconde tras la pantalla pensado horrorizada que ha hablado y defraudado al ayuntamiento. Una tos se apropia del silencio, una tos agresiva, una tos artificial, una tos amonestadora y contestaría. Zacarías se vuelve, y mira a los opositores. El más faccioso tose sin escrúpulos, sin medida, sin decoro. El opositor de más edad que ocupa la mesa de estudio más grande se levanta, busca la puerta que resuena a cripta al abrirla. Cruza los brazos a sus espalda y masculla palabras gruesas. Sale al descansillo ruidosamente y entra a la biblioteca un ruidillo semejante al de los torpes ratoncillos de las casas. El opositor da golpecillos con los zapatos a la barandilla del descansillo. La bibliotecaria con gesto disgustado, de mujer atrapada entre dos o tres mundos, se levanta maternal, y sale al encuentro conciliadora con el opositor que la mira con desprecio. -Domiciano, no te cabrees, es solo un ciudadano, y de tercera- le tranquiliza la funcionaria poniendo su mano sobre el hombro. -Llevo ocho años estudiando una oposición a conserje, mañana cumpliré cuarenta años, y aun no he trabajado, y jamás lo haré si no es de funcionario. Sólo pido que la biblioteca sea para nosotros, el gremio de opositores. -Domiciano- responde la bibliotecaria- sabes que cuentas con las simpatías del Alcalde Óscar Calvell, Maria Luisa y el concejal de cultura. Domiciano, perdona la falta del ciudadano. Domiciano, la crisis, el paro, ahoga al pueblo. Domiciano, todo está apunto de explotar. Domiciano, entra por favor y lee la constitución, el ciudadano se irá. Domiciano... Zacarías sale al descansillo. Señorita, quiero poner una queja. El opositor pega una alarido, lanza una mirada asesina al ciudadano de tercera Zacarías, entra a la biblioteca y recoge la constitución marchando al ayuntamiento. Domiciano se ha cabreado- solloza la bibliotecaria a Zacarías. Ambos entran tristes. Los opositores con rostros de asesinos siguen con la mirada cargada de balas las dos figuras encorvadas. Zacarías mira los ordenadores impotente. Los opositores nostálgicos de Franco miran la constitución impotentes. Angelillo de Uixó

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