viernes, 27 de julio de 2012

Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.

Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
Código: 1207272032282 Fecha 27-jul-2012 7:58 UTC
I. Óscar Clavell inaugura una barandilla.
Víspera de la festividad de la virgencita del Carmen. Coimas desarropadas deambulando por las aceras de Vall d' Uixó exhiben canillas terciopeladas. Tanga marcado a través del prieto y corto jean, media nalga al descubierto. El hembrar se hace dueño de la calle. Las mujeres irrespetuosas e incívicas no saludan a nadie que no sea farandul con tatuajes, gesto de vicio y mala educación.
Calurosas van las gallinitas, Julio encendido, olor a humo. Las gachupinas van con el paraguas abierto para sombrearse el cráneo. Se chupan los dedos, pringosos del helado que sujetan del palo, andan chingueras y pringadas de caramelo. Los farandules motorizados, gasolineros, se excitan.
Ellas sonríen triunfantes sin perder la seriedad ni el movimiento caderero rototombero y reguetonero. - Varios hidroaviones pasan por el cielo ruidosos. Llega algo de humo. A las afueras del pueblo un incendio. El alcalde desplazado del despacho en santa inauguración. Hay ganas de fiesta, hipocresía en el rostro del pelele escogido a dedo para ser alcalde. Impertérrito recibe notificación del fuego, observa los pájaros de hierro. Felicitaciones alcalde- un gachupín bravucón de la asociación de vecinos de la colonia Toledo hace entrega de diploma. Con flequillo chafado sobre su frente de búfalo cafre en expresión recogida de idiota agradecido abre los brazos solemne y campechano. Fuertes, redondos, cortos, aplasta con ellos el débil cuerpo del Alcalde, larguirucho, lombricero de Fido Dido con flequillo zipizapero.
La prensa recoge el abrazo con fotos para hacer editoriales heroicas. Fotitos, el alcalde acostumbrado posa mariposero y delicado junto a una triste barandilla recién pintada. Las hélices de tres helicópteros ahogan su voz y lo intentan con las llamas. Cohetes y repiques de campanas, tierra cristiana celebra el día de la virgen del mar. Se inaugura la adecuación de la barandilla de una calle del barrio Toledo. Hoy valleros y valleras, es un día muy especial. Tras dos días de trabajo y dos empleados en la obra, inauguramos la capa de pintura que le hemos dado a la barandilla del Toledo. La actual crisis no va a dejarnos en la cuneta de los eventos, ni las inauguraciones. Esto es una valla pintada, pero es más que eso, es un símbolo del pequeño urbanismo. Si antes fue la etapa del grande con los hermanos ventura y las macro urbanizaciones, es hora del pequeño urbanismo, el pitufismo urbanístico, la crisis no nos vence, ni nos cambia. Batuecos hasta la muerte- los vecinos del barrio Toledo, de aspecto fiero, montaraz de inmigrantes castellanos, cortos de entendederas de vivir en el campo, aplauden batuecamente. La oposición socialistas y de IU, demagógicos y contrariada, viendo que se les va por el barranco el discurso y la victoria electoral, dan palmas cómo las focas, por cortesía de mamíferos, estallan cargadas de sonora envidia. Retorciéndose el mostacho caprino, los camaradas con estética marxista martillean con la pezuña al suelo y añaden cascarrillos:- y la zanja de San Antonio ¿para cuando?- El alcalde soberbio y triunfador balbucea un: que se jodan. Los del barrio Toledo comprendido la entrega a su barrio, aplauden populistas. Los hidroaviones pasan. El alcalde sigue desde la baranda graznando semejando un jilguero en una jaula:- Este partido trabaja para los pobres, trabaja para el pueblo, mirad que barandilla, no hay barandilla igual en el mundo. Pueden ustedes probar con el chiquillo marginal más golfo del barrio, cuando acuda a columpiarse caerá el gamberro por su inclinación premeditada, si intentar saltar cuando le persigan la policía con la porra en la mano, no podrá. El merchero, el quinqui más chatarrero del pueblo, le invito a que pretenda robarla, que no podrá, tiene además...- hace un silencio su voz aflautada,se pierde en el discurso, balbucea con la palabra en la punta de la lengua, entre los dientes piensa tartamudo lo que tiene la barandilla - ti..e..ne, tiene, tiene- lechuzo y torpe saca del fondo del bolsillo un folio que despliega, pasa el dátil pulgar por la hoja leyendo unas lineas, precipita las palabras olvidadas- tiene cuatro puntos de soldadura biomagnética con anclajes cuatro por cuatro, imposible de robar y un microchip conectado con la policía y a mi- haciendo expresión vehemente, termina la enumeración ejemplarizante de la perorata- en definitiva, esto es una barandilla inteligente. Los socialistas sarcásticos y desafiantes, en voz de una hermosa concejala exclama para los suyos incrédulos y opositores al régimen :- Eso los veremos-. Un gitano toma nota con la vista calculando sin saber contar ni equivocarse un ápice en los metros de hierro, el peso total y lo que va a obtener de la venta de la barandilla:- Muchos cales para los churumbeles- le dice triunfador y orgulloso a su coima preñada por novena vez en nueve años. La paridera envejecida a los 24 años de tantos partos le mira admirada y segura, rodeada de churumbeles. El diente de oro de chungo gitano ilumina la barandilla reluciente, y el cráneo peludo del cristo macizo que le cuelga del grueso cuello cobrizo al que besa le dice consejero al buen colectivista autogestionado:- A por la barandilla Juan de Dios, que eres gachupín pobre, el único robo es la propiedad, no lo dudes, a por la barandilla Juan de Dios.- Óscar, el alcalde, en pose mesiánica y redentora del pueblo pone el punto final al evento erguido sobre sus pies y con los brazos colgando. El acto termina y el séquito de palmeros e industriales a su lado rodean al títere que se siente arropado y agasajado. La barandilla gallarda, metálica, llena de brillos y abandonada recibe los primeros estorninos. II. La llegada a la cruz roja.
El sol amarilleando las calles. Cae cómo una lluvia dorada sobre los rostros. Ambiente colonial en las casa de los maestros destinadas al barbarismo de la función publica y agencias que órbitan junto a la administración atraídas por la gravedad del dinero público y gratuito. Las antiguas casas de los maestros ahora son de diferentes ministerios de la decadencia española: asuntos sociales, policía local, centro para drogadictos, urbanismo, cámara de comercio, cruz roja, cáritas, peñas taurina y futboleras... Los cohetes pirotécnicos siguen estallando mientras el voluntariado algo quebrado, de cuerpos extraños con patologías, entre muecas simiescas ponen vallas borregueras en el patio y entrada a la caseta de la cruz roja. Se afanan contra reloj en colocarlas para dirigir al personal indígena y extranjero asistente al evento. Se espera tranquilo y festivo. Van equipados al estilo de oficiales de algo, sienten orgullo de llevar la cruz roja sobre el pecho-! Beneméritos sean los heroicos humanistas! . Aspecto de beatos en sus rostros. El alcalde de Uixó se acerca andando a la cruz roja guiado de su perro Villalba, el jefecito de contratas al que sigue , le lee la agenda al incapaz:- Ahora toca evento en la cruz roja- Deambula el canallaje rampante y feliz. Óscar con cara de memo observa las cruces de los cruzados recordando sus estudios de teología. El aprendiz de cura convertido a alcaldito, sin percatarse de que le observan suspira con la cabeza ida en la Pasión de Pascua y sus felices días juveniles en las romerías y trotes por los conventos. Mira al cosmos sin nubes, azul, buscando a Dios en la cúpula. Ve surcando el infinito una mancha blanca alada. Una aguerrida gaviota sobrevuela los tejados en el día marinero. A la entrada de la cruz roja, se afana un voluntario en poner un toldo verde para que los indigentes,los parados, los inmigrantes, que acuden a por su ración de alimentos no se insolen en la solemne espera. No has colocado más que tres bridas Tomasito- le dice apoyándose junto a una escalera de madera plegable que sujeta mientras hace equilibrios de cabra Tomasito el encargado de la cruz roja, un cruzado de aspecto sargentero que mira la operación con ojos toperos detrás de unas gruesas gafas, sobre ellas, la frente arrugada, escamosa y algo verduzca del tiempo que tiene el engendro chusquero cuya vida ha pasado buscándose la vida cómo los perros que se arriman a un amo buscando protección. Haciendo equilibrios, mostrando una sonrisa de imbécil el batueco Tomasito, deficiente intelectual cómo la mayor parte de voluntarios de la cruz roja, cumple su misión de poner el toldo verde protector. Tras contar con dificultad y ayudado de los dedos comprueba que ha puesto tres bridas para un toldo de 10 metros cuadrados. Es verdad patroncito- afirma lento de movimiento, contemplado las ráfagas de viento empujando el toldo. Espera Tomasito, que voy a buscar más, no te me muevas. Resuenan las campanas, las once, la hora de los invidentes, la calle bulle de farandules y autoridades, el toldo se vuela. Tomasito con su habitual poca sangre ve el comienzo de su vuelo, estira el brazo y lo repliega tímido, lo vuelve a estirar y agarra el toldo , cae de la escalera. El toldo surca los cielo seguido por muchos ojos cuyos iris verdean. Cae la tela sobre una moto que pistonea. Envuelta para regalo en marcha, se estrella contra una pared. La rueda en el aire gira, el ruido del motor se acelera violento hasta parar. Un fantasma ensabanado de verde, con cabeza de hormiga por el casco se levanta del suelo. Aplausos y risas de los gachupines que pasean. La gasolina por el suelo mezclada con aceite y sangre. La cruz roja socorre al accidentado. Lo cargan en la ambulancia y ruidosa de sirenas y luces, entre aplausos y risas lo pasean al hospital. El encargado de los cruzados saluda al alcalde y le pide disculpas por el incidente. -No tiene importancia- socrático, humano, tolerante, experimentado en eventos el alcalde, pasa pagina interesando en el acontecimiento presente. -¿ Habrá suficiente alimento para todos los pobres?- pregunta interesado. -Si mi alcaldito- responde el sargento con rostro lunero de hombre sincero sobre su panza de Sancho que se frota cómo una parturienta. -¿ Quiere ver la mercancía?- le interroga esperando que diga que si para que le recompense con una caricia y recomendación. Quiero verla- aspa Óscar las manos, une los delicados dedos de hembra casta. Suenan los zapatos a césped chafado , se hunden las suelas. Varias hormigas que han robado alimento resultan heridas, pero la colonia no se revoluciona, lo acepta y no salea la calle panflentera y pancartenera. Una mujer morena, de larga cabellera negra azabache, mirada felina, imponente en su sexo vivaz, escotada de pechos grandes y redondos que deja ver con orgullo. Se acompaña de dos bebes negruzcos, vivarachos, metidos en una poltrona de la que protestan cautivos. Hace la mujer un saludo cargado de intereses al alcalde. Mi alcalde ¿ que hay de los trabajos en los caminos? Le visite el mes pasado y me dijo que estaba hecho. El alcalde la mira con un vago recuerdo. Autoritario y plenipotenciario, borrascoso en el recuerdo, resuelve sentencioso: -Pida cita y arreglamos el asunto. OK, señor alcalde, ahorita mismo pido cita con usted- Y cuando empieza lo del reparto de alimentos. Ya ve mi alcalde lo que tengo sobre mi, marido sin trabajo, y otros dos cómo estos que tengo en casa. - la coima señala los engendros negruzcos y escandalosos que mueven la boca en la poltrona móvil piando : Guag, guag, guag, guag- Enseguida Rosarito comienza el dispendio, ponte a la cola y cuando termine el reparto de viandas me buscas que tengo algo para ti, es muy especial- le dice el sargento de la cruz roja mostrando una sonrisa con sarro. En el labio superior una hilera de cerdas canosas del bigote le confiere autoridad, el pelo de arriba laureado de canas, despejado en una calva que adorna la coronilla. La gachupina deseando saber la sorpresa, con los instintos abiertos y los brazos en pose de jarra, picarona e interesada cómo las pobres, indigna la que no tiene honor ni honra pregunta: -¿Qué es? Un carrito nuevo marca janet. Tiene doble cadena de seguridad. No se te escaparan los Atilas que llevas- sonríe el grupo al unisono bajando la vista a los animalillos salvajes de la poltrona con ruedas que agitan los brazos morenos, repleto de arañazos de las peleas entre ellos y mostrando procaces dos dientes, augurio del mal. La coima abraza al cruzado, le da un arremuco. El carro sin frenos queda desgobernado y va por el jardín hacia abajo hasta estrellarse con un arbusto. Los Atilas de dentro berrean magullados escandalosamente. Tienen pulmones de delincuentes. En las parte trasera del jardín de la cruz roja hay un almacén, dentro descansa aparcado un enorme camión con las puertas abiertas. Se acerca haldeando el reverendo de cáritas. Lleva el morro torcido y el gesto tocinero. Se mete entre el corrillo. El alcalde, el perrito Villalba, el sargento, contemplan asombrados la cantidad de mercancía.
El curita saluda al personal, echando una mirada cargada de frustración exclama envidioso: -Recristos, que buen genero, esto parece el corte ingles y no la cruz roja. Este camión debe medir 58 pies-. De un salto de rana se encala en el remolque. Grita para si en voz alta debido a su sordera: Chocolate el gorriaga, leche pascual, garbanzos lupita. Hociquea perruno entre la limosna. Abre un paquete de azúcar sugar y mete su dedo que lleva a la boca exclamando: divino, divino. En medio del pasillo del remolque junto a un basquet de alcachofas junta los brazos y reza a los feligreses congregados : -A nosotros señor Óscar solo nos ha llegado una furgoneta. Tras la sisa acostumbrada del voluntariado, a la jauría de pobres no le ha quedado más que harinas y pastas. ¿ Que clase de caridad tenemos en este pueblo? ¿ Un monopolio de la cruz roja? El sacerdote, cebado de muchos pucheros,de muchas cenas y eventos, con rabia saca pasta de dientes de un embalaje, grita al alcalde. Este siente mucho el oprobio. El cura barrunta:-colgate Alcalde, colgate, de menta, a nosotros nos traen pasta de dientes sin marca, ni sabor. Tira la pasta de dientes y la chafa, espermática se escampa. De un bote salta al suelo y lo bendice de un escupitajo saliendo cabizbajo. El cruzado sonríe, el alcalde le pega un discreto codazo. Sea usted más diplomático hombre. Saca pecho el cruzado y juntando estrepitosamente las palmas le dice al alcalde eufórico: -¿Que le parece, que le parece? Trina el capellán. Dentro de poco nadie acudirá a sus puertas. Vencera la cruz roja a cáritas. ¿ usted que prefiere?- interesado clava la mirada miope al alcalde esperando gestionar la miseria vitalicio. En mi cargo no se permite elegir entre los modelos de caridad, los dos son buenos para la causa, a la iglesia se le respeta en mi presencia- sentencia el alcalde. Por supuesto, por supuesto excelencia. El comentario ha sido sobrevenido por la herencia del republicanismo de mis padres, estamos en el mismo bando, gestionar la miseria- humilde acata obediencia riendo en su corazón el triunfo a la iglesia y las futuras ganancias y ofertas de empleo. El alcalde se asombra de la cantidad y calidad de las marcas reconociendo el poder de la cruz roja. Suben al camión.
¿ Las compresas son necesarias?- pregunta algo pudoroso el alcalde que escudriña?- En cáritas eso no se da. Hombre, ya sabe, las mujeres..., también damos condones. Esto no es la iglesia-le responde ruborizado el sargento. Comprendo, comprendo ¿ a tan poco llegan ya los miserables ciudadanos de mi pueblo que hay que llevarles condones y compresas? A eso y más alcalde: pañales , detergente, butano, medicinas, no tiene nada la mayor parte de la gente. ¿ Y por que no se mueren de suicidio?- pregunta curioso frente a las toneladas asistenciales del camionaco el alcaldito. No se crea, algunos lo hacen, pero la mayor parte le cogen cariño a la vida- ciceroniano pasa la mano por la coronilla y lanza un bostezo el cruzado. Villalba silencioso y acaparador carga bolsas de comida para su casa. El sargento hace lo propio, el alcalde se muestra reticente por qué tiene aroma a pobreza, y él es más de efectivo. Villalba le hace gesto invitándole nuevamente, pero Óscar mariposa delicada lo desprecia con mueca de asquito. Se le retuercen las tripas del calor, de la pobreza, de la violencia del pueblo, del contacto con la chusma, del hartazgo de la vida. Para evitar defecar piensa en el dinero mientras cruza las piernas logrando contener la diarrea. Ocultan varias bolsas en un rincón oscuro Villalba y el cruzado. Salen juntos los tres hablando hacia un despacho de la cruz roja. Los cohetes festivos no paran de estallar en el cielo, acompañados por el repique de campanas. Fiestas y hambre, pobreza y baile bajo un sol amarillo omnipresente. La gente se va acercando a la recogida de alimentos.
Tomasito ha puesto el toldo,inquieto cómo un chimpancé deambula a ver que pilla dentro del camión para su mama, una de las llamadas locas del pueblo que tiene paga por ese cargo. Vuelve corriendo al despacho donde se han refugiado bajo las aspas del ventilador Villalba, el alcalde y el encargado de la cruz roja. Escuchan las noticias de la radio sobre el rescate de España , la prima de riesgo, y brindan por su largo reinado comiendo chocolatinas robadas. Entra el engendro subiéndose los pantalones que se le caen , lleva un tirita en su frente abollada del golpe. Histeriquin, tartamudo y ecocalico, gesticulando macaquero: -Fur...fur...fur.. ivos -¿Qué? - dicen los tres ante el batueco que repite la operación léxica cerrando los ojos y juntando las cejas. Fur..fur..furrrr. Toma Tomasito bebe coñac, lo necesitas, respira, calmate-le dice al monigote idiotizado. Volviéndose el encargado hacia sus compañeros les aclara- se vuelve tartamudo cuando se asusta- Tomasito tranquilo y chupando de la botella que le retira su jefe, aclara apestando el aliento, tiene el gesto bobo: Furtivos, están robando en el camión. Hijos de perra, son los gitanos para la reventa, o la china y el indio. Esta horda acaba con todo- saca un revolver de un cajón de la mesa el cruzado. Mira el tambor del cargador y mete unas balas brillantes que todavía no han sido estrenadas. -¿ Es un revolver?- pregunta palurdo el alcalde. -Si- responde el busca vidas de la cruz roja- Esto ya se lo he dicho, no es cáritas alcalde. Yo no pongo la otra mejilla. Si hubiera visto la de negros que me cargue en Sierra Leona y en el Congo repartiendo mijo. Salen de nuevo. Los parásitos sociales que van a por comida se empiezan a agolpar para pedir. Observan la carrera por el césped de las autoridades curiosos. Entran en el almacén tras el sargento mirando a todas partes. - Aquí no hay nadie- dice Villalba mirando por las esquinas. Mira bien Villalba, mira bien- le dice el alcalde acercándose a la puerta del camión. Se han llevado varias cosas, no hay duda - señala el cruzado con el cañón del revolver que amartillea. El remolque parece revuelto con cajas abiertas. De repente se escucha un ruido ratonil y unos mordiscos. El cruzado dispara hacia el sonido destrozando varias botellas de leche que caen sobre una sombra que se levanta con un queso lunar. -S...oy, s...oy..to...ma...- la voz familiar hace que no recargue el revolver. EL cruzado cuaquero y guason sonríe apoyando el revolver sobre la pancha. Es Tomasito alcalde, es Tomasito. EL resto ríe epiléptico y nervioso. Tomasito empapado en leche de vaca también ríe sin comprender por falta de entendimiento, come mellado su alimento favorito, queso Garcia Vaquero plus ultra curado. -Vamos fuera a recibir a los gachupines que ya se escucha la fanfarria de voces y el griterío morisco de los indignos del pueblo- sentencia el alcalde. En la calle una gran cola de colorines: los quiquilleros cobrizos con sus caras oscuras de asesinos viscerales de navaja, acompañados de sus mujeres gordas, feas, viciosas y de gruesos pechos y manos extendidas en posición piadosa de mendicantes. Van manchadas de fritangas sus anchas blusas de luto veraniego. Los rumanos aparcan sus BMW y dando voces empujan para ponerse los primeros haciendo los dueños del lugar. Expresivos son los ojos azules de los transilvanos vampiricos. Los españoles , el lumper obrero, protesta a la europea: a esto no hay derecho, ya debería haber empezado el reparto de vianda, Mariano Rajoy nos mata, nos mata. No llegamos a la siesta. Entre empujones animales hay tiempo para las risas. Van cargados con sus carritos para llenar. Hacen chistes los congregados tras posicionarse, bromas bajo la insolación, hermandad entre la pobredumbre. Miran a los coches que pasan y les saludan. -Juanito, Juanito- un gachupín latinajo de albacete abandona el puesto. Una furgoneta que circula despacio para ante la llamada. -¿Que es esa cola Antonio?- pregunta el de la furgoneta curioso contemplando a los indignos de la cola. Hoy dan un carro de alimentos los de la cruz roja, aparca y coge, hay de todo. ¿ Ah si?- pregunta asombrado viendo la procesión de carritos de la compra. Si hombre, no seas tonto y ponte en la cola ! para que se lo lleven los moros !-le dice Juanito señalando a un grupo de albano kosovares. Ahora aparco, pero no llevo carrito- le responde. Pues ve a casa y cogelo, díselo a tus vecinos, venir rápido que los rumanos...- organiza Juanito. La furgoneta se mete en la carretera rozando un coche que le pita y le saluda con un: hijo puta. Lenta y torpe, abollada, sube calle arriba la furgoneta.
III . La disidencia a cáritas y la cruz roja. Los anti sistemas. Calle abajo camina el indio y la china, rostros de revolucionarios zapatistas al descubierto. Malcarados e indignados con el mundo, muestran el orgullo de los anarquistas ante la injusticia y pretenden la destrucción de la sociedad unos días, del mundo otras, y de un alzamiento de la clase obrera a la que desprecian algunos bisiestos, las más desean el retorno a la naturaleza, ir de conciertos y tomar el sol. Llevan pancartas. Se cruzan con los furtivos que también representan la disidencia anti sistema de vall d' Uixó. -¿Se está haciendo el reparto?- Pregunta la china, mujer dura, de cara enjuta, tostada y exótica, tiene los ojos rasgados sin que se sepa por qué, ni de quién. Hija de un jornalero del campo de Jaen, que la abandono a ella y a su madre. Nacida en Cuenca, ha circunvalado a lo Magallanes heroicamente la nación hispana buscándose la vida en más de siete ocasiones, incluida Zamora, tierra de nada. El trapero furtivo con gorra de tela en la cabeza, mirada de adicto a las sustancias estimulantes, de brazos huesudos y venosos, le responde con voz quebrada de carajillo. - Casi China, es hoy, a nosotros sin que nos digan ya nos han repartido. Aun llegáis que no ha empezado- muestra las bolsas orgulloso. -¿Venís a montarla? - pregunta el indio con su mirada cheroki guerrera sin plumas, larga caballera espesa y negra, talla corpulenta. Nosotros hacemos la revolución proletaria de esta manera, discretos y espontáneos, ya lo sabes indio- responde el otro furtivo, mal rapado y enjuto, sacando papel de liar y costo que quema revolucionario. Cada cual hace lo que puede, estamos en el camino- responde la china. El gachupín le pasa el porro que entre humos y una luz roja de ascuas se enciende cuando chupan. Vuela de labio a labio sociabilizando el pitillo. De las bolsas sacan vino don Simón y se lo pasan. El chino y el indio animados bajan calle abajo. Sus compañeros revolucionario suben silenciosos y comprometidos con la causa calle arriba. La policía que hace ronda les echa una mirada. Los revolucionario se hacen los locos y no responde a la provocación que acabaría en noche de calabozo. China, Indio, daros prisa que va a empezar el reparto de la cruz roja- les dice un hombre de edad indefinida, mal cuidado, negruzco y redondo, de mirada violenta y aspecto que repele. Se ha cruzado con ellos en dirección a la cruz roja. No lenteja, no. Nosotros tenemos dignidad y no vamos a los curas ni a esos tipos a que nos alimenten. No se acepta la invitación. Es mejor robar, boicotear, no vayas lenteja, únete a nosotros y lucha por tus derechos- le dice el indio guerrero. ¿Que derechos ni que coño? Comer es lo primero, si te dan un carro con comida aprovecha, ademas, va todo el mundo- responde el lenteja con furia y rabia, las venas de la garganta y de la frente al visceral animal se le hinchan, gira la cabeza pinchado por la palabras. Sus compañeros a su lado giran también la cabeza negando el argumento del lenteja. La solución no es ir a pedir, hay que exigir trabajo, hay que organizarse. ¿ Qué os vais a pasar toda la crisis yendo a cáritas y la cruz roja? ¿ Que sera vosotros mañana? Eso no es vida, una vida así no vale nada. A mi no me habléis, iros al carajo desgraciados ¿quienes os creéis que sois, el Rey de España? Si estáis vosotros igual que todos- les dice amenazador el lenteja a los revolucionarios anarquistas. Empiezan a encenderse. Eres un imbécil lenteja, no entiendes nada- le dice violento el indio. Los dos hombres se miran. La china se mete en el medio conciliadora. El lenteja temblando de ira, de mirada roja, empujando su carrito, el engendro desciende por la acera ofendido por las palabras, separado de sus amigos y furioso por una actitud que no comprende. Lo achaca a un orgullo aristocrático del indio y la china. Junto a la cruz roja suena la charanga de las fiestas, los pobres bailan alegres bendiciendo a la cruz roja y al alcalde asomado al balcón del edificio habla y cuenta el número pobres sumisos con satisfacción por tanta audiencia obligada. Empático y cercano cacarea:
-El ayuntamiento de vall d' Uixó no deja en la estacada a los más necesitados. No abandona a los que han fracasado en la vida para que se extingan cómo predice darwin, el partido Popular no apoya la teoría de darwin de la selección natural por eso actúa, no se queda con los brazos cruzado viendo cómo los compatriotas pasan necesidades. Por eso ayuda cuanto puede a la cruz roja. Les hemos dado más de 200 euros a la cruz roja para que compren, y yo mismo, Óscar Clavell, he ido al careful para que lo que sobre, la basura, nos la den y llegue a vosotros amado pueblo. No es indigno pedir, todos en España lo hacen, lo hace el presidente en bruselas, los banqueros, el Rey ,y yo siempre que puedo pongo la mano y agarro la pasta. El pueblo aplaude, la oposición socialista y de UI da silbidos y toma la voz desde el gallinero mezclados con la pobredumbre. -Nosotros hemos dado también alimentos, hemos entregado a la cruz roja 50 litros de aceite, naranjas , manzanas, y los rollitos primavera del chino que iban a tirar-protestan airadamente. El indio y la china interrumpen con un megáfono al alcalde. Rosarito llega con sus peludas criaturas quiquilleras que aúllan de hambre, pide que le guarden turno para el reparto y sentada en un banco se saca sus turgentes pechos para alimentar a sus mascotas que se lanzan criminales y lujuriosas a la teta para exprimirla. Ella suda de satisfacción cómo toda madre que es tocada por sus hijos. Los engendros con la negruzca y roja boca calorra succionan. Los pobres hambrientos y erotizados al ver la escena solicitan el reparto ya. tenemos hambre, queremos el bocata joder y menos chachara o nos agarramos a las ubres de la moza- estalla la muchedumbre. El megáfono trina con la voz aguda y peleona de la china, suena a voz traumatizada, a violación por parte de padre o padrastro, a comprensivo cóctel molotov, a odio y justicia: -Compañeros y compañeras, nos os dejéis torear, esto es una atraco, es indigencia lo que estáis viviendo. Os tienen sumidos en la miseria, revelaros, ir al mercadona y atracarlo, a un banco,quemar el ayuntamiento. Los chillidos de los despreciables pobres contra la china les hacen retroceder a esta y al indio, la masa va hacia ellos, el alcalde hierático desde el balcón con gesto de rapaz medita el eco de las palabras de la china y contempla con satisfacción la acogida que tiene entre los pobres. Gallardo y seguro, ríe la desgracia de la china y el indio y la hipocresía del mundo. Una nube de humo le llega, mira sacando medio cuerpo lombricero agarrado a la barandilla para ver de donde viene el fuego mientras el populacho quinquillero de Uixó persigue a la China y al indio para lincharlos. La policía con las sirenas distorsionadas y parpadeante acude al tumulto. El alcalde, el sapo Villalba, el sargento desde la balconada plantados y sin público ven llegar al enfermo mental de Tomasito que plantado cómo Romeo bajo el balcón torticuloso y tartaja se expresa gramatical: -Fu..e...go, fu..ego. Respira Tomasito, respira ¿ de donde? Que el humo lo vemos coño- le dice el cruzado. Fuego en el camión, camión, camión- canta ecocalico. Los bomberos acuden, la policía se divide. Unos tratan de parar el linchamiento y son atacados por la masa. Un policía dispara en legitima defensa. La bala se estrena en el cráneo del chiquillo quiquillero que toma el pecho, sus sesos salpican a su madre y la blancura del cerebro sin estrenar se mezcla con la piel morena de la madre, la roja sangre, y la blanca leche. El otro chiquillo cae al suelo y es chafado por varios pordioseros que ante el fuego y las balas retroceden. El camión con la comida arde. Varios pobres se meten para acaparar alimentos, uno es rodeado por las llamas y arde junto los espaguetis, las compresas y los condones. Los hidroaviones y helicópteros acuden, lanzan polvo amarillo para las llamas, los pobres son rociados de esta sustancia. Entre toses se dispersan ahogados, chamuscados y hambrientos. La China y el Indio son cogido y acusados de incendio y asesinato. El sacerdote de cáritas esconde tras la sacristía el bote de gasolina. Reza piadoso ante un cristo con mirada de sufrimiento, clavado a una cruz, salpicado de sangre.
Angelillo de Uixó.

III. La disidencia a cáritas y a la cruz roja. Los anti sistema. Los heróes que acuden a cáritas y a la cruz roja

Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
III . La disidencia a cáritas y la cruz roja. Los anti sistemas.
Calle abajo camina el indio y la china, rostros de revolucionarios zapatistas al descubierto. Malcarados e indignados con el mundo, muestran el orgullo de los anarquistas ante la injusticia y pretenden la destrucción de la sociedad unos días, del mundo otras, y de un alzamiento de la clase obrera a la que desprecian algunos bisiestos, las más desean el retorno a la naturaleza, ir de conciertos y tomar el sol. Llevan pancartas. Se cruzan con los furtivos que también representan la disidencia anti sistema de vall d' Uixó. -¿Se está haciendo el reparto?- Pregunta la china, mujer dura, de cara enjuta, tostada y exótica, tiene los ojos rasgados sin que se sepa por qué, ni de quién. Hija de un jornalero del campo de Jaen, que la abandono a ella y a su madre. Nacida en Cuenca, ha circunvalado a lo Magallanes heroicamente la nación hispana buscándose la vida en más de siete ocasiones, incluida Zamora, tierra de nada. El trapero furtivo con gorra de tela en la cabeza, mirada de adicto a las sustancias estimulantes, de brazos huesudos y venosos, le responde con voz quebrada de carajillo. - Casi China, es hoy, a nosotros sin que nos digan ya nos han repartido. Aun llegáis que no ha empezado- muestra las bolsas orgulloso. -¿Venís a montarla? - pregunta el indio con su mirada cheroki guerrera sin plumas, larga caballera espesa y negra, talla corpulenta. Nosotros hacemos la revolución proletaria de esta manera, discretos y espontáneos, ya lo sabes indio- responde el otro furtivo, mal rapado y enjuto, sacando papel de liar y costo que quema revolucionario. Cada cual hace lo que puede, estamos en el camino- responde la china. El gachupín le pasa el porro que entre humos y una luz roja de ascuas se enciende cuando chupan. Vuela de labio a labio sociabilizando el pitillo. De las bolsas sacan vino don Simón y se lo pasan. El chino y el indio animados bajan calle abajo. Sus compañeros revolucionario suben silenciosos y comprometidos con la causa calle arriba. La policía que hace ronda les echa una mirada. Los revolucionario se hacen los locos y no responde a la provocación que acabaría en noche de calabozo. China, Indio, daros prisa que va a empezar el reparto de la cruz roja- les dice un hombre de edad indefinida, mal cuidado, negruzco y redondo, de mirada violenta y aspecto que repele. Se ha cruzado con ellos en dirección a la cruz roja. No lenteja, no. Nosotros tenemos dignidad y no vamos a los curas ni a esos tipos a que nos alimenten. No se acepta la invitación. Es mejor robar, boicotear, no vayas lenteja, únete a nosotros y lucha por tus derechos- le dice el indio guerrero. ¿Que derechos ni que coño? Comer es lo primero, si te dan un carro con comida aprovecha, ademas, va todo el mundo- responde el lenteja con furia y rabia, las venas de la garganta y de la frente al visceral animal se le hinchan, gira la cabeza pinchado por la palabras. Sus compañeros a su lado giran también la cabeza negando el argumento del lenteja. La solución no es ir a pedir, hay que exigir trabajo, hay que organizarse. ¿ Qué os vais a pasar toda la crisis yendo a cáritas y la cruz roja? ¿ Que sera vosotros mañana? Eso no es vida, una vida así no vale nada. A mi no me habléis, iros al carajo desgraciados ¿quienes os creéis que sois, el Rey de España? Si estáis vosotros igual que todos- les dice amenazador el lenteja a los revolucionarios anarquistas. Empiezan a encenderse. Eres un imbécil lenteja, no entiendes nada- le dice violento el indio. Los dos hombres se miran. La china se mete en el medio conciliadora. El lenteja temblando de ira, de mirada roja, empujando su carrito, el engendro desciende por la acera ofendido por las palabras, separado de sus amigos y furioso por una actitud que no comprende. Lo achaca a un orgullo aristocrático del indio y la china. Junto a la cruz roja suena la charanga de las fiestas, los pobres bailan alegres bendiciendo a la cruz roja y al alcalde asomado al balcón del edificio habla y cuenta el número pobres sumisos con satisfacción por tanta audiencia obligada. Empático y cercano cacarea:
-El ayuntamiento de vall d' Uixó no deja en la estacada a los más necesitados. No abandona a los que han fracasado en la vida para que se extingan cómo predice darwin, el partido Popular no apoya la teoría de darwin de la selección natural por eso actúa, no se queda con los brazos cruzado viendo cómo los compatriotas pasan necesidades. Por eso ayuda cuanto puede a la cruz roja. Les hemos dado más de 200 euros a la cruz roja para que compren, y yo mismo, Óscar Clavell, he ido al careful para que lo que sobre, la basura, nos la den y llegue a vosotros amado pueblo. No es indigno pedir, todos en España lo hacen, lo hace el presidente en bruselas, los banqueros, el Rey ,y yo siempre que puedo pongo la mano y agarro la pasta. El pueblo aplaude, la oposición socialista y de UI da silbidos y toma la voz desde el gallinero mezclados con la pobredumbre. -Nosotros hemos dado también alimentos, hemos entregado a la cruz roja 50 litros de aceite, naranjas , manzanas, y los rollitos primavera del chino que iban a tirar-protestan airadamente. El indio y la china interrumpen con un megáfono al alcalde. Rosarito llega con sus peludas criaturas quiquilleras que aúllan de hambre, pide que le guarden turno para el reparto y sentada en un banco se saca sus turgentes pechos para alimentar a sus mascotas que se lanzan criminales y lujuriosas a la teta para exprimirla. Ella suda de satisfacción cómo toda madre que es tocada por sus hijos. Los engendros con la negruzca y roja boca calorra succionan. Los pobres hambrientos y erotizados al ver la escena solicitan el reparto ya. tenemos hambre, queremos el bocata joder y menos chachara o nos agarramos a las ubres de la moza- estalla la muchedumbre. El megáfono trina con la voz aguda y peleona de la china, suena a voz traumatizada, a violación por parte de padre o padrastro, a comprensivo cóctel molotov, a odio y justicia: -Compañeros y compañeras, nos os dejéis torear, esto es una atraco, es indigencia lo que estáis viviendo. Os tienen sumidos en la miseria, revelaros, ir al mercadona y atracarlo, a un banco,quemar el ayuntamiento. Los chillidos de los despreciables pobres contra la china les hacen retroceder a esta y al indio, la masa va hacia ellos, el alcalde hierático desde el balcón con gesto de rapaz medita el eco de las palabras de la china y contempla con satisfacción la acogida que tiene entre los pobres. Gallardo y seguro, ríe la desgracia de la china y el indio y la hipocresía del mundo. Una nube de humo le llega, mira sacando medio cuerpo lombricero agarrado a la barandilla para ver de donde viene el fuego mientras el populacho quinquillero de Uixó persigue a la China y al indio para lincharlos. La policía con las sirenas distorsionadas y parpadeante acude al tumulto. El alcalde, el sapo Villalba, el sargento desde la balconada plantados y sin público ven llegar al enfermo mental de Tomasito que plantado cómo Romeo bajo el balcón torticuloso y tartaja se expresa gramatical: -Fu..e...go, fu..ego. Respira Tomasito, respira ¿ de donde? Que el humo lo vemos coño- le dice el cruzado. Fuego en el camión, camión, camión- canta ecocalico. Los bomberos acuden, la policía se divide. Unos tratan de parar el linchamiento y son atacados por la masa. Un policía dispara en legitima defensa. La bala se estrena en el cráneo del chiquillo quiquillero que toma el pecho, sus sesos salpican a su madre y la blancura del cerebro sin estrenar se mezcla con la piel morena de la madre, la roja sangre, y la blanca leche. El otro chiquillo cae al suelo y es chafado por varios pordioseros que ante el fuego y las balas retroceden. El camión con la comida arde. Varios pobres se meten para acaparar alimentos, uno es rodeado por las llamas y arde junto los espaguetis, las compresas y los condones. Los hidroaviones y helicópteros acuden, lanzan polvo amarillo para las llamas, los pobres son rociados de esta sustancia. Entre toses se dispersan ahogados, chamuscados y hambrientos. La China y el Indio son cogido y acusados de incendio y asesinato. El sacerdote de cáritas esconde tras la sacristía el bote de gasolina. Reza piadoso ante un cristo con mirada de sufrimiento, clavado a una cruz, salpicado de sangre.
Angelillo de Uixó.

II. La llegada a la cruz roja. Los heróes que acuden a cáritas y la cruz roja

Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
II. La llegada a la cruz roja.
El sol amarilleando las calles. Cae cómo una lluvia dorada sobre los rostros. Ambiente colonial en las casa de los maestros destinadas al barbarismo de la función publica y agencias que órbitan junto a la administración atraídas por la gravedad del dinero público y gratuito. Las antiguas casas de los maestros ahora son de diferentes ministerios de la decadencia española: asuntos sociales, policía local, centro para drogadictos, urbanismo, cámara de comercio, cruz roja, cáritas, peñas taurina y futboleras... Los cohetes pirotécnicos siguen estallando mientras el voluntariado algo quebrado, de cuerpos extraños con patologías, entre muecas simiescas ponen vallas borregueras en el patio y entrada a la caseta de la cruz roja. Se afanan contra reloj en colocarlas para dirigir al personal indígena y extranjero asistente al evento. Se espera tranquilo y festivo. Van equipados al estilo de oficiales de algo, sienten orgullo de llevar la cruz roja sobre el pecho-! Beneméritos sean los heroicos humanistas! . Aspecto de beatos en sus rostros.
El alcalde de Uixó se acerca andando a la cruz roja guiado de su perro Villalba, el jefecito de contratas al que sigue , le lee la agenda al incapaz:- Ahora toca evento en la cruz roja- Deambula el canallaje rampante y feliz. Óscar con cara de memo observa las cruces de los cruzados recordando sus estudios de teología. El aprendiz de cura convertido a alcaldito, sin percatarse de que le observan suspira con la cabeza ida en la Pasión de Pascua y sus felices días juveniles en las romerías y trotes por los conventos. Mira al cosmos sin nubes, azul, buscando a Dios en la cúpula. Ve surcando el infinito una mancha blanca alada. Una aguerrida gaviota sobrevuela los tejados en el día marinero. A la entrada de la cruz roja, se afana un voluntario en poner un toldo verde para que los indigentes,los parados, los inmigrantes, que acuden a por su ración de alimentos no se insolen en la solemne espera. No has colocado más que tres bridas Tomasito- le dice apoyándose junto a una escalera de madera plegable que sujeta mientras hace equilibrios de cabra Tomasito el encargado de la cruz roja, un cruzado de aspecto sargentero que mira la operación con ojos toperos detrás de unas gruesas gafas, sobre ellas, la frente arrugada, escamosa y algo verduzca del tiempo que tiene el engendro chusquero cuya vida ha pasado buscándose la vida cómo los perros que se arriman a un amo buscando protección. Haciendo equilibrios, mostrando una sonrisa de imbécil el batueco Tomasito, deficiente intelectual cómo la mayor parte de voluntarios de la cruz roja, cumple su misión de poner el toldo verde protector. Tras contar con dificultad y ayudado de los dedos comprueba que ha puesto tres bridas para un toldo de 10 metros cuadrados. Es verdad patroncito- afirma lento de movimiento, contemplado las ráfagas de viento empujando el toldo. Espera Tomasito, que voy a buscar más, no te me muevas. Resuenan las campanas, las once, la hora de los invidentes, la calle bulle de farandules y autoridades, el toldo se vuela. Tomasito con su habitual poca sangre ve el comienzo de su vuelo, estira el brazo y lo repliega tímido, lo vuelve a estirar y agarra el toldo , cae de la escalera. El toldo surca los cielo seguido por muchos ojos cuyos iris verdean. Cae la tela sobre una moto que pistonea. Envuelta para regalo en marcha, se estrella contra una pared. La rueda en el aire gira, el ruido del motor se acelera violento hasta parar. Un fantasma ensabanado de verde, con cabeza de hormiga por el casco se levanta del suelo. Aplausos y risas de los gachupines que pasean. La gasolina por el suelo mezclada con aceite y sangre. La cruz roja socorre al accidentado. Lo cargan en la ambulancia y ruidosa de sirenas y luces, entre aplausos y risas lo pasean al hospital. El encargado de los cruzados saluda al alcalde y le pide disculpas por el incidente. -No tiene importancia- socrático, humano, tolerante, experimentado en eventos el alcalde, pasa pagina interesando en el acontecimiento presente. -¿ Habrá suficiente alimento para todos los pobres?- pregunta interesado. -Si mi alcaldito- responde el sargento con rostro lunero de hombre sincero sobre su panza de Sancho que se frota cómo una parturienta. -¿ Quiere ver la mercancía?- le interroga esperando que diga que si para que le recompense con una caricia y recomendación. Quiero verla- aspa Óscar las manos, une los delicados dedos de hembra casta. Suenan los zapatos a césped chafado , se hunden las suelas. Varias hormigas que han robado alimento resultan heridas, pero la colonia no se revoluciona, lo acepta y no salea la calle panflentera y pancartenera. Una mujer morena, de larga cabellera negra azabache, mirada felina, imponente en su sexo vivaz, escotada de pechos grandes y redondos que deja ver con orgullo. Se acompaña de dos bebes negruzcos, vivarachos, metidos en una poltrona de la que protestan cautivos. Hace la mujer un saludo cargado de intereses al alcalde. Mi alcalde ¿ que hay de los trabajos en los caminos? Le visite el mes pasado y me dijo que estaba hecho. El alcalde la mira con un vago recuerdo. Autoritario y plenipotenciario, borrascoso en el recuerdo, resuelve sentencioso: -Pida cita y arreglamos el asunto. OK, señor alcalde, ahorita mismo pido cita con usted- Y cuando empieza lo del reparto de alimentos. Ya ve mi alcalde lo que tengo sobre mi, marido sin trabajo, y otros dos cómo estos que tengo en casa. - la coima señala los engendros negruzcos y escandalosos que mueven la boca en la poltrona móvil piando : Guag, guag, guag, guag- Enseguida Rosarito comienza el dispendio, ponte a la cola y cuando termine el reparto de viandas me buscas que tengo algo para ti, es muy especial- le dice el sargento de la cruz roja mostrando una sonrisa con sarro. En el labio superior una hilera de cerdas canosas del bigote le confiere autoridad, el pelo de arriba laureado de canas, despejado en una calva que adorna la coronilla. La gachupina deseando saber la sorpresa, con los instintos abiertos y los brazos en pose de jarra, picarona e interesada cómo las pobres, indigna la que no tiene honor ni honra pregunta: -¿Qué es? Un carrito nuevo marca janet. Tiene doble cadena de seguridad. No se te escaparan los Atilas que llevas- sonríe el grupo al unisono bajando la vista a los animalillos salvajes de la poltrona con ruedas que agitan los brazos morenos, repleto de arañazos de las peleas entre ellos y mostrando procaces dos dientes, augurio del mal. La coima abraza al cruzado, le da un arremuco. El carro sin frenos queda desgobernado y va por el jardín hacia abajo hasta estrellarse con un arbusto. Los Atilas de dentro berrean magullados escandalosamente. Tienen pulmones de delincuentes. En las parte trasera del jardín de la cruz roja hay un almacén, dentro descansa aparcado un enorme camión con las puertas abiertas.
Se acerca haldeando el reverendo de cáritas. Lleva el morro torcido y el gesto tocinero. Se mete entre el corrillo. El alcalde, el perrito Villalba, el sargento, contemplan asombrados la cantidad de mercancía. El curita saluda al personal, echando una mirada cargada de frustración exclama envidioso: -Recristos, que buen genero, esto parece el corte ingles y no la cruz roja. Este camión debe medir 58 pies-. De un salto de rana se encala en el remolque. Grita para si en voz alta debido a su sordera: Chocolate el gorriaga, leche pascual, garbanzos lupita. Hociquea perruno entre la limosna. Abre un paquete de azúcar sugar y mete su dedo que lleva a la boca exclamando: divino, divino. En medio del pasillo del remolque junto a un basquet de alcachofas junta los brazos y reza a los feligreses congregados : -A nosotros señor Óscar solo nos ha llegado una furgoneta. Tras la sisa acostumbrada del voluntariado, a la jauría de pobres no le ha quedado más que harinas y pastas. ¿ Que clase de caridad tenemos en este pueblo? ¿ Un monopolio de la cruz roja? El sacerdote, cebado de muchos pucheros,de muchas cenas y eventos, con rabia saca pasta de dientes de un embalaje, grita al alcalde. Este siente mucho el oprobio. El cura barrunta:-colgate Alcalde, colgate, de menta, a nosotros nos traen pasta de dientes sin marca, ni sabor. Tira la pasta de dientes y la chafa, espermática se escampa. De un bote salta al suelo y lo bendice de un escupitajo saliendo cabizbajo. El cruzado sonríe, el alcalde le pega un discreto codazo. Sea usted más diplomático hombre. Saca pecho el cruzado y juntando estrepitosamente las palmas le dice al alcalde eufórico: -¿Que le parece, que le parece? Trina el capellán. Dentro de poco nadie acudirá a sus puertas. Vencera la cruz roja a cáritas. ¿ usted que prefiere?- interesado clava la mirada miope al alcalde esperando gestionar la miseria vitalicio. En mi cargo no se permite elegir entre los modelos de caridad, los dos son buenos para la causa, a la iglesia se le respeta en mi presencia- sentencia el alcalde. Por supuesto, por supuesto excelencia. El comentario ha sido sobrevenido por la herencia del republicanismo de mis padres, estamos en el mismo bando, gestionar la miseria- humilde acata obediencia riendo en su corazón el triunfo a la iglesia y las futuras ganancias y ofertas de empleo. El alcalde se asombra de la cantidad y calidad de las marcas reconociendo el poder de la cruz roja. Suben al camión.
¿ Las compresas son necesarias?- pregunta algo pudoroso el alcalde que escudriña?- En cáritas eso no se da. Hombre, ya sabe, las mujeres..., también damos condones. Esto no es la iglesia-le responde ruborizado el sargento. Comprendo, comprendo ¿ a tan poco llegan ya los miserables ciudadanos de mi pueblo que hay que llevarles condones y compresas? A eso y más alcalde: pañales , detergente, butano, medicinas, no tiene nada la mayor parte de la gente. ¿ Y por que no se mueren de suicidio?- pregunta curioso frente a las toneladas asistenciales del camionaco el alcaldito. No se crea, algunos lo hacen, pero la mayor parte le cogen cariño a la vida- ciceroniano pasa la mano por la coronilla y lanza un bostezo el cruzado. Villalba silencioso y acaparador carga bolsas de comida para su casa. El sargento hace lo propio, el alcalde se muestra reticente por qué tiene aroma a pobreza, y él es más de efectivo. Villalba le hace gesto invitándole nuevamente, pero Óscar mariposa delicada lo desprecia con mueca de asquito. Se le retuercen las tripas del calor, de la pobreza, de la violencia del pueblo, del contacto con la chusma, del hartazgo de la vida. Para evitar defecar piensa en el dinero mientras cruza las piernas logrando contener la diarrea. Ocultan varias bolsas en un rincón oscuro Villalba y el cruzado. Salen juntos los tres hablando hacia un despacho de la cruz roja. Los cohetes festivos no paran de estallar en el cielo, acompañados por el repique de campanas. Fiestas y hambre, pobreza y baile bajo un sol amarillo omnipresente. La gente se va acercando a la recogida de alimentos. Tomasito ha puesto el toldo,inquieto cómo un chimpancé deambula a ver que pilla dentro del camión para su mama, una de las llamadas locas del pueblo que tiene paga por ese cargo. Vuelve corriendo al despacho donde se han refugiado bajo las aspas del ventilador Villalba, el alcalde y el encargado de la cruz roja. Escuchan las noticias de la radio sobre el rescate de España , la prima de riesgo, y brindan por su largo reinado comiendo chocolatinas robadas. Entra el engendro subiéndose los pantalones que se le caen , lleva un tirita en su frente abollada del golpe. Histeriquin, tartamudo y ecocalico, gesticulando macaquero: -Fur...fur...fur.. ivos -¿Qué? - dicen los tres ante el batueco que repite la operación léxica cerrando los ojos y juntando las cejas. Fur..fur..furrrr. Toma Tomasito bebe coñac, lo necesitas, respira, calmate-le dice al monigote idiotizado. Volviéndose el encargado hacia sus compañeros les aclara- se vuelve tartamudo cuando se asusta- Tomasito tranquilo y chupando de la botella que le retira su jefe, aclara apestando el aliento, tiene el gesto bobo: Furtivos, están robando en el camión. Hijos de perra, son los gitanos para la reventa, o la china y el indio. Esta horda acaba con todo- saca un revolver de un cajón de la mesa el cruzado. Mira el tambor del cargador y mete unas balas brillantes que todavía no han sido estrenadas. -¿ Es un revolver?- pregunta palurdo el alcalde. -Si- responde el busca vidas de la cruz roja- Esto ya se lo he dicho, no es cáritas alcalde. Yo no pongo la otra mejilla. Si hubiera visto la de negros que me cargue en Sierra Leona y en el Congo repartiendo mijo. Salen de nuevo. Los parásitos sociales que van a por comida se empiezan a agolpar para pedir. Observan la carrera por el césped de las autoridades curiosos. Entran en el almacén tras el sargento mirando a todas partes. - Aquí no hay nadie- dice Villalba mirando por las esquinas. Mira bien Villalba, mira bien- le dice el alcalde acercándose a la puerta del camión. Se han llevado varias cosas, no hay duda - señala el cruzado con el cañón del revolver que amartillea. El remolque parece revuelto con cajas abiertas. De repente se escucha un ruido ratonil y unos mordiscos. El cruzado dispara hacia el sonido destrozando varias botellas de leche que caen sobre una sombra que se levanta con un queso lunar. -S...oy, s...oy..to...ma...- la voz familiar hace que no recargue el revolver. EL cruzado cuaquero y guason sonríe apoyando el revolver sobre la pancha. Es Tomasito alcalde, es Tomasito. EL resto ríe epiléptico y nervioso. Tomasito empapado en leche de vaca también ríe sin comprender por falta de entendimiento, come mellado su alimento favorito, queso Garcia Vaquero plus ultra curado. -Vamos fuera a recibir a los gachupines que ya se escucha la fanfarria de voces y el griterío morisco de los indignos del pueblo- sentencia el alcalde. En la calle una gran cola de colorines: los quiquilleros cobrizos con sus caras oscuras de asesinos viscerales de navaja, acompañados de sus mujeres gordas, feas, viciosas y de gruesos pechos y manos extendidas en posición piadosa de mendicantes. Van manchadas de fritangas sus anchas blusas de luto veraniego. Los rumanos aparcan sus BMW y dando voces empujan para ponerse los primeros haciendo los dueños del lugar. Expresivos son los ojos azules de los transilvanos vampiricos. Los españoles , el lumper obrero, protesta a la europea: a esto no hay derecho, ya debería haber empezado el reparto de vianda, Mariano Rajoy nos mata, nos mata. No llegamos a la siesta. Entre empujones animales hay tiempo para las risas. Van cargados con sus carritos para llenar. Hacen chistes los congregados tras posicionarse, bromas bajo la insolación, hermandad entre la pobredumbre. Miran a los coches que pasan y les saludan. -Juanito, Juanito- un gachupín latinajo de albacete abandona el puesto. Una furgoneta que circula despacio para ante la llamada. -¿Que es esa cola Antonio?- pregunta el de la furgoneta curioso contemplando a los indignos de la cola. Hoy dan un carro de alimentos los de la cruz roja, aparca y coge, hay de todo. ¿ Ah si?- pregunta asombrado viendo la procesión de carritos de la compra. Si hombre, no seas tonto y ponte en la cola ! para que se lo lleven los moros !-le dice Juanito señalando a un grupo de albano kosovares. Ahora aparco, pero no llevo carrito- le responde. Pues ve a casa y cogelo, díselo a tus vecinos, venir rápido que los rumanos...- organiza Juanito. La furgoneta se mete en la carretera rozando un coche que le pita y le saluda con un: hijo puta. Lenta y torpe, abollada, sube calle arriba la furgoneta.

I. Óscar Clavell inaugura una barandilla. Los heróes que acuden a cáritas y la cruz roja

Los héroes que acuden a cáritas y la cruz roja. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
I. Óscar Clavell inaugura una barandilla. Víspera de la festividad de la virgencita del Carmen. Coimas desarropadas deambulando por las aceras de Vall d' Uixó exhiben canillas terciopeladas. Tanga marcado a través del prieto y corto jean, media nalga al descubierto. El hembrar se hace dueño de la calle. Las mujeres irrespetuosas e incívicas no saludan a nadie que no sea farandul con tatuajes, gesto de vicio y mala educación.
Calurosas van las gallinitas, Julio encendido, olor a humo. Las gachupinas van con el paraguas abierto para sombrearse el cráneo.
Se chupan los dedos, pringosos del helado que sujetan del palo, andan chingueras y pringadas de caramelo. Los farandules motorizados, gasolineros, se excitan. Ellas sonríen triunfantes sin perder la seriedad ni el movimiento caderero rototombero y reguetonero. - Varios hidroaviones pasan por el cielo ruidosos. Llega algo de humo. A las afueras del pueblo un incendio. El alcalde desplazado del despacho en santa inauguración. Hay ganas de fiesta, hipocresía en el rostro del pelele escogido a dedo para ser alcalde. Impertérrito recibe notificación del fuego, observa los pájaros de hierro. Felicitaciones alcalde- un gachupín bravucón de la asociación de vecinos de la colonia Toledo hace entrega de diploma. Con flequillo chafado sobre su frente de búfalo cafre en expresión recogida de idiota agradecido abre los brazos solemne y campechano. Fuertes, redondos, cortos, aplasta con ellos el débil cuerpo del Alcalde, larguirucho, lombricero de Fido Dido con flequillo zipizapero.
La prensa recoge el abrazo con fotos para hacer editoriales heroicas. Fotitos, el alcalde acostumbrado posa mariposero y delicado junto a una triste barandilla recién pintada. Las hélices de tres helicópteros ahogan su voz y lo intentan con las llamas. Cohetes y repiques de campanas, tierra cristiana celebra el día de la virgen del mar. Se inaugura la adecuación de la barandilla de una calle del barrio Toledo. Hoy valleros y valleras, es un día muy especial. Tras dos días de trabajo y dos empleados en la obra, inauguramos la capa de pintura que le hemos dado a la barandilla del Toledo. La actual crisis no va a dejarnos en la cuneta de los eventos, ni las inauguraciones. Esto es una valla pintada, pero es más que eso, es un símbolo del pequeño urbanismo. Si antes fue la etapa del grande con los hermanos ventura y las macro urbanizaciones, es hora del pequeño urbanismo, el pitufismo urbanístico, la crisis no nos vence, ni nos cambia. Batuecos hasta la muerte- los vecinos del barrio Toledo, de aspecto fiero, montaraz de inmigrantes castellanos, cortos de entendederas de vivir en el campo, aplauden batuecamente. La oposición socialistas y de IU, demagógicos y contrariada, viendo que se les va por el barranco el discurso y la victoria electoral, dan palmas cómo las focas, por cortesía de mamíferos, estallan cargadas de sonora envidia. Retorciéndose el mostacho caprino, los camaradas con estética marxista martillean con la pezuña al suelo y añaden cascarrillos:- y la zanja de San Antonio ¿para cuando?- El alcalde soberbio y triunfador balbucea un: que se jodan. Los del barrio Toledo comprendido la entrega a su barrio, aplauden populistas. Los hidroaviones pasan. El alcalde sigue desde la baranda graznando semejando un jilguero en una jaula:- Este partido trabaja para los pobres, trabaja para el pueblo, mirad que barandilla, no hay barandilla igual en el mundo. Pueden ustedes probar con el chiquillo marginal más golfo del barrio, cuando acuda a columpiarse caerá el gamberro por su inclinación premeditada, si intentar saltar cuando le persigan la policía con la porra en la mano, no podrá. El merchero, el quinqui más chatarrero del pueblo, le invito a que pretenda robarla, que no podrá, tiene además...- hace un silencio su voz aflautada,se pierde en el discurso, balbucea con la palabra en la punta de la lengua, entre los dientes piensa tartamudo lo que tiene la barandilla - ti..e..ne, tiene, tiene- lechuzo y torpe saca del fondo del bolsillo un folio que despliega, pasa el dátil pulgar por la hoja leyendo unas lineas, precipita las palabras olvidadas- tiene cuatro puntos de soldadura biomagnética con anclajes cuatro por cuatro, imposible de robar y un microchip conectado con la policía y a mi- haciendo expresión vehemente, termina la enumeración ejemplarizante de la perorata- en definitiva, esto es una barandilla inteligente. Los socialistas sarcásticos y desafiantes, en voz de una hermosa concejala exclama para los suyos incrédulos y opositores al régimen :- Eso los veremos-. Un gitano toma nota con la vista calculando sin saber contar ni equivocarse un ápice en los metros de hierro, el peso total y lo que va a obtener de la venta de la barandilla:- Muchos cales para los churumbeles- le dice triunfador y orgulloso a su coima preñada por novena vez en nueve años. La paridera envejecida a los 24 años de tantos partos le mira admirada y segura, rodeada de churumbeles. El diente de oro de chungo gitano ilumina la barandilla reluciente, y el cráneo peludo del cristo macizo que le cuelga del grueso cuello cobrizo al que besa le dice consejero al buen colectivista autogestionado:- A por la barandilla Juan de Dios, que eres gachupín pobre, el único robo es la propiedad, no lo dudes, a por la barandilla Juan de Dios.- Óscar, el alcalde, en pose mesiánica y redentora del pueblo pone el punto final al evento erguido sobre sus pies y con los brazos colgando. El acto termina y el séquito de palmeros e industriales a su lado rodean al títere que se siente arropado y agasajado. La barandilla gallarda, metálica, llena de brillos y abandonada recibe los primeros estorninos.

jueves, 12 de julio de 2012

IV Hijoputada.Las rentas garantizadas para la ciudadanía y la xenofobia del Ayuntamiento de Vall d' Uixó.

Las hijoputadas del Ayuntamiento de Vall d'Uixó.
IV hijoputada. Las rentas garantizadas para la ciudadanía y la xenofobia del Ayuntamiento de Vall d' Uixó. El otoño.
Tierra caliente de vall d' Uixó. Días de carafales, truenos artificiales, tracas, calor. Fiestas otoñales de peñas. Los farandules se reúnen sonámbulos por las noches que empiezan a ser cortas en las llamadas cenas de cerdos, o els sopars de porcs. Las gachupinas festeras de vall d' Uixó, muñecas maquilladas y dispuestas, encendidas de frenesí animal de los tiempos del erotismo, envueltas a gusto machista con ropa corta hacen la berrea en la época del celo de las ciervas. Se empujan unas a otras alborozadas en las conversaciones que giran en torno a la felicidad y la supervivencia, es decir casarse con un buen batueco, cuanto más cabestro y chulo faccioso de barrio, mejor. Hay tanto donde escoger, que es muy difícil elegir. Perros abandonados caminan discretos para que no se les acuse de peligrosos y andan necesitados. Se aúpan en la mesa, afinan con el colmillo cuanto pueden. La perrera española empeora. Se avecina un rescate, dan noticias que sobrecogen, sean ciertas o no, sobre una tal prima de riesgo, por la que se piden sacrificios,que los farandules están dispuestos a realizar viviendo de las rentas familiares. Sólo el militarote, el golfo, el cacique, el proxeneta, el carlista, el cura y la puta, sienten a España cómo la tierra a la que amar. La gusanera de los servicios sociales, cloaca indecente que apesta a ratas muertas,es aprovechada por mujeres educadas, con talante humanista, cierto aire rancio y extravagante de científicas, y serviciales a sus superiores. Son las pobres burguesas power flower, o las asistentas sociales.
Algunas solteras, otras casadas, algunas con hijos, otras sin esas desgraciadas cargas por qué lo demoran y se amargan. Pero todas ellas adaptadas a un sistema que las refuerza y las premia cómo los perritos de Paulov. En Vall d' Uixó las perritas del concejal de asuntos sociales y el alcalde son las power flowers. Habla cómo jesuita una power asistenta a un desempleado que ha perdido la vivienda: -El estado no es un padrecito Tomás. No estamos aquí para ayudaros, ni responsabilizarnos de vuestro errores carajo. Tomasito, Tomasito- le susurra acunando al imbécil que tiene delante- busca trabajo- exhorta. -No encuentro nada- responde avergonzado Tomasito cuya cara es un tomate. -Pues ves a cáritas Tomasito- observando la cara lacrimosa del inocente le asoma una gran sonrisa- Venga Tomasito,no hagas un drama, si el señor curita es muy simpático. -Es que me da vergüenza, es limosneo,así no se sale del fregao- pega un eructo y se pone a hipar el engendro con depresión nerviosa. Cacambo, un vendedor ambulante sin ventas ni fortuna. Negro bastardo y mestizo emigrado de Cuba por qué quería progresar camina errático por Vall d' Uixó desde hace dos semanas. Le han guiado unas mujeres piadosas, religiosas, excéntricas, caritativas, cultas, y con ganas de negro, hasta la sotana del señor cura. El cura lo adopta tal cómo hace con los gatos extraviados del barrio. -La venta ambulante, zeñoron cura, camarada, ya no zes rentable - le explica desde la puerta de la sacristía el imponente negro de labios gruesos y voz sabrosona. -Lo se mi negro- responde el cura con voz aflautada- No son tiempos para tu comercio de peluches, despertadores, radios y gafas de sol. Sin embargo, ya ves- le muestra el cura la recaudación del cajón- son buenos tiempos para la iglesia. En la democracia no he visto nunca tanto limosneo. Estamos llegando a la caja de cuando Franco. -¿Y ésta iglesia tan rica y este zeñor cura puede ayudar la negro Cacambo?- le lanza mirada de complicidad. En el fondo de la sacristía la imagen de Cristo crucificado con expresión de placer. -El negro puede darse por salvado con las amistades que ha hecho- asiente con la cabeza, y con curiosidad de cura, cínico le pregunta. -Cacambo,tu que eres Cubano, ¿ estás bautizado? Porque ese Fidel... Claro que si zeñor, zoy de familia católica de la habana, en Cuba chico se respeta a Cristo cómo el primer comunista- hace defensa de la patria Cacambo. El cura horrorizado le hace la señal de la cruz al animal cubano y le tira agua bendita de la pila, por si acaso. Mañana ve a los servicios sociales, te preparan una paga. Muestra esta carta- el cura hace unos garabatos y se los entrega. Cierra la puerta y posa su mano en las fuertes y musculosas nalgas afrocubanas. El negro se pone de rodillas, besa la mano del cuervo de sacristía que ante la imagen del negro postrado a la altura de su entrepierna exclama: -Aleluya, aleluya.
En la gusanera zoológica de los servicios sociales, los desposeídos: locos, enfermos de sida, obreros en paro, gitanos, alcohólicos, moros, mujeres mal llamadas maltratadas, negros... se agolpan sucios y sudorosos en la babélica sala de espera. Cacambo entra y saluda. Es reconocido por los parroquianos por sus deambulaciones cómo vendedor. Toma asiento con una sonrisa. La guardia civil está en un despacho. Los pobres siguen la escena cotidiana sin interés. Sacan del despacho a rastras, con la cabeza llena de golpes y los ojos morados a una piltrafa. Al pasar frente a los coloridos congregados, les chilla : -Solo a vosotros os dan pagas. Desgraciados habéis arruinado el país- el hombre, de edad avanzada, en paro, no ha conseguido prejubilarse, tiene 2 hijos parados, mujer, y suegra. No encuentra trabajo, ni los servicios sociales le ayudan. Intenta pegar una patada a un moro. Una lluvia de porras de la policía le cae sobre el cráneo. Los emigrantes rompen a reír. La asistenta sale triunfadora con las dos orejas y el rabo del pobre miura arrastrado por los caballos verdes de la guardia civil. Llama al siguiente, un sujeto parecido, de mediana edad avanzada, sin estudios y trabajador en paro procedente de una fábrica de zapatos. Sus preferidos. Abre el abanico y le dice: -Venga Manolo, que te toca cariño. El cabestro se levanta esquivando un hilillo de sangre casi coagulada. En el despacho saca el folio de la víctima: -Mal asunto Manolo, me han denegado tu renta garantizada. Pero si tengo derecho- eleva la voz algo tartamuda y engarrafada. Si, es cierto, pero esta todo el país paralizado, han quitado las ayudas sociales- Sonríe la tigresa disfrutando de la cara de horror de su víctima. Pero ¿ que será de mi?- adopta gesto teatral que no es fingido. No seas dramático, que os gusta mucho, sois más listo que el hambre, busca trabajo- le recrimina la asistenta. Pero,pero- balbucea- Oye, se me acaba de ocurrir algo- deja el abanico sobre la mesa- por qué no haces thai Chi. Yo conozco una amiga que da cursos por 50 euros- le dice simpática y enamoradiza la tigresa. ¿ thai chi?- perplejo Manolo se frota las manos por los ojos. Venga, venga, a hacer thai chi y se pasa todo- le acompaña de la mano a la puerta. Pega taconazo y busca al siguiente pasando el abanico sobre los farandules. Detiene el abanico sobre la oreja con aro de oro de Cacambo. Levanta su enorme cabeza de cabellos oscuros rizados. La tigresa le pone el abanico sobre la garganta y tira de el cómo si fuera un sedal. El negro cimarrón va levantando, mostrando su buena talla. Entran los dos al despacho. ¿Cubano?- le pregunta al sentarse. Zi zeñorita, ¿ha estado en la habana? Ya lo creo- le dice extasiada la asistenta. Cacambo le enseña la carta del cura. ¿Cuanto llevas en el pueblo?- pregunta rellenado un formulario. Dos semanas- responde sin dejar de mirar a la tigresa. Te vamos a conceder la renta garantiza máxima, 420 durante 3 años. Solo la concedemos a muy pocas personas, pero creo que te la mereces más que nadie. Gracias zeñorita, el negro está muy contento. Pero una cosa Cacambo,la ayuda tiene condiciones- le dice levantándose y apoyando su cuerpo contra el del negro. -¿Cual condición zeñorita?- pregunta incomodo el cubano. Que le des publicidad al asunto- se sienta entre las piernas del musculoso negro. No comprender este negro- intenta apartar a la mujer inquieto. Cacambo dilucida ese misterio de la publicidad. Pese a su inteligencia inferior, debida no ha cuestiones de raza, si no a ser cubano muy bien dotado y cristiano anti castrista, lo que le ha permitido no pensar para sobrevivir, presiente algo malo. Aparta a la power flower, la mira en la distancia puesto en pie frente a la puerta. La asistenta se ríe y atusándose el pelo le dice: ¿Estas seguro de irte? Cacambo hace ademan afirmativo y se va. Sale. Pese a su fuerza, su corta sensibilidad,su inteligencia de chimpance, observa a los gusanos sentados con ternura y compasión. En la calle, desconcertado,agobiado,echa de menos cuba donde hay más igualdad y oportunidades. El moro Ali, el gitano Samuel, el judío Abraham, el negro Maurice, la mulata Gilberta, el cubano Cacambo, aparecen muertos varios días después de que les concedieran las rentas garantistas. El ministro de gobernación, el de inmigración y cooperación, el ministro de bienestar social, el alcalde de Vall d' Uixó, el concejal de asuntos sociales, la tigresa, celebran la noticia en el despacho del alcalde de vall d' Uixó. En una mesa chocolate, ensaimadas, alguna botella de bebida. Una instancia llega por carta al ayuntamiento. La guardia civil y los medios de comunicación parten a la dirección del remitente. Un pobre humillado, burlado, fanático. Asegura que las ayudas sociales solo se las dan a emigrantes. Espera su detención con la puerta abierta, sentado y aristócrata en su sillón. Colgada de la pared la bandera de España campeona de Europa. En el Ayuntamiento celebran el contenido de la carta: Yo, Manolo, parado de larga duración, con hijos, mujer, padres a cargo, estoy harto de ver cómo a mis vecinos moros les dais pagas sin que hayan contribuido a este país. Estoy harto de esa gentuza que arruinan la patria, por eso les he matado, y lo volvería a hacer si no me detenéis. Óscar Clavell, el alcalde, sonríe con restos de ensaimada en la boca. Descorcha una botella de sidra y hace un guiño a todos, especialmente al concejal de hacienda que calcula las pagas que se ahorra el estado. Con las ayudas sociales matamos dos pájaros de un tiro- exclama. El corcho sube al techo, sueno a tiro y el espumoso liquido repartido por Óscar resbala por los cristales. Las gargantas brindan por la muerte y la miseria llenas de vida, dicha, alegría. Angelillo de Uixó. Ángel Blasco Giménez.

III Hijoputada. Siempre contratan a los amigos el Ayuntamiento de Vall d' Uixó

Las hijoputadas del ayuntamiento de Vall d' Uixó.
III Villalba y la corrupción en las contratas. La primavera.
Tierra caliente de Vall d' Uixó, días de traca, flores y fiestas, mujeres vestidas con peineta y fallas en las calles. La crisis económica va de mal en peor, se ha producido cambio de gobierno.
Casa de campo destartalada en medio de la montaña bajo una luna gorda del color de la mantequilla, groseras estrellas de farolillos cuelgan de la noche, parpadean cómo un enfermo mental con tic en los ojos. Dentro de la vivienda un hombre de mediana edad, de pelaje largo cómo el de los gitanos, con algo de tripa boscosa se exhibe al trasluz de la ventana noctambulo . Va vestido en sandalias y calzoncillos. La mirada extraviada de afectado por el paro de larga duración, la moral se derrama cómo la mugre por el suelo porcelánico. Se cierne sobre un papel donde escribe con un lápiz que le saca punta cada tres renglones una carta de queja al ayuntamiento de Vall d' Uixó sobre la contratación en los caminos. Mira a su alrededor, la nevera parada, pelada de alimentos. Una bombilla chirría en el comedor acompañando los armónicos del estomago que cantan aleluyas, siente cansancio. Deja caer el lápiz a falta de la bala que desearía descargar sobre el cráneo de Villalba. Suena su golpe sobre el papel a madera talada y se pierde en el relato de la historia con la que quiere ingenuamente herirle en la vergüenza al jefe de contrataciones del Ayuntamiento. Cómo los negros de la minas de África que agotados les dejan descansar cerca de un árbol para morir, se retira al colchón de cabeza y se encoge entre lagrimas. Al día siguiente el canto del Kikiriki le despierta. El criollaje de la Vall d' Uixó sale en buscan de pan. Las mujeres hacen de chachas sin contrato para ganar jornales miseros, los hombres a buscar chapuzas, alguna peonada, recoger melones para venderlos de forma ambulante. Saturnino hace meses que no encuentra nada, ni un jornal. Intento vender melones cómo todos, pero no triunfo en el negocio. Van a salir los contratos de los caminos del Ayuntamiento. Se arrima cómo tantos a el cacique para que interceda sobre su caso. El Ayuntamiento celebra una fiesta privada. La gente aguarda fuera en espera de saber lo de los caminos. Tazas de chocolate sobre el mantel de una mesa, alguna botella de alcohol, ensaimadas. Manos blancas, sin callos, labios estrechos, rostros porcinos ingieren alimentos animados por la fraternidad y el buen tiempo. En una sabana colgada, escrito con rotulador : Enhorabuena Rafael. El concejal de hacienda acaba de conseguir el graduado en la Esso. En el ayuntamiento lo celebran en la larga hora del almuerzo , ya va por la segunda. Dejan los gorritos de papel, el confeti y vuelven a sus despachos. Entra un Villalba impuntual al despacho del graduado.
-Te felicito Rafaelito- abraza el macho cabrio de Villalba a Rafael , que con mirada de manso inocente de los que matan si se lo ordenan, y besan si se lo ordenan, abre sus gruesos brazos de campechano. Se funden creando un único ser palurdo los dos engendros populistas y criminales que la tierra caliente de Vall d' Uixó engendra cómo una sucia perra generación tras generación. Inagotable. -Ha sido difícil Villalbita de mi alma, las matemáticas no son lo mio- le dice aun sentimentalmente abrazado y con ronca emoción. -Lo se Rafaelito, lo se, tuviste suerte que la profesora fuera interina- suelta a su socio Villalba que se retira tras la breve felicitación agarrando dos ensaimadas de una bandeja sobre la mesa . El despacho de hacienda se dignifica ministerial con el cuadro enmarcado del graduado. Rafael tira la calculadora científica a la papelera con signo de alivio. Saturnino aguarda la llegada de Villalba a las puertas de su despacho, 12 personas más lo hacen. Mira verde a las personas, con el dedo les señala. -Tu, tu, tu y tu, el resto se puede ir, mañana no vendré al tajo que tengo inauguración de un taller escuela para subnormales. El resto, para el jueves. Salen los batuecos rechazados a las calles y se funden con el gitaneo, la morisma y el criollaje sudamericano que deambula perdido viendo las procesiones, las fallas, la corrupción y sin saber ni donde ir, ni que hacer. Redención. Saturnino, el mismo que tantas veces cómo la mayoría de personas de Vall d' Uixó ha pensado degollar a Villalba, cuando entra, frente al tirano tartamudea. Un halo de maldad protege al cacique. Villalba, en pose de caudillo arrogante suspira, se agiganta y le dice que se siente. -¿Qué se puede hacer por usted?- conciliador le tiende la mano culebrera que engancha a la de Saturnino. Siente el calor de un hombre caliente, sanguinario. -Necesito trabajo- suplica Saturnino. - Me lo temía- retira la espalda y la mano hasta que da con el respaldo de la butaca. -No encuentro nada- hace gesto compungido Saturnino. -Así están todos- responde frío y aburrido, se hunde más en su butacón pareciendo un sapo psicópata que quiere dar fin a la conversación para saltar a otro charco más placentero, la señorita en minifalda rumana. -Por favor, por favor, ¿no puede meterme un mes siquiera en los caminos? me hundo- Saturnino ahoga su voz, sus ojillos se entrecierran dejándolos a intervalos en blanco. -Mirare por usted. No se preocupe, aquí en Vall d ´Uixó nadie se queda en la estacada, nadie. El ayuntamiento está preparado. Entre todos conseguiremos arreglar los problemas. Vaya, vaya con Dios y deje el asunto en mis manos, miau- le despide Villalba felino, se pone en pie con gesto risueño que intranquiliza a Saturnino. Sale de la mano de Villalba. Fausto de fallas, alegría en el pueblo, los pobres por las esquinas, las falleras mean con dificultad en los rincones de las plazas por lo aparatoso del traje regional. La pezuña del toro golpea las calles. Gritos, algarabía, peleas, alcohol. La masa negra del pueblo extendida bajo los balcones donde asoma aguileños los caciques junto las banderas patrias exhibiendo rostros acerado, trajaneros y augustales, empleando sarcasmo en las palabras. Saludan al pueblo, infunden terror, amenazan con exclusión social al que critique sus cacicadas. Saturnino se entera de que queda fuera de los trabajos del ayuntamiento. Entran por orden alfabético los amigos de Villalba, los “encargos” del alcalde, los”compromiso” con ciertas asociaciones. El pueblo no dice nada, algún comentario ingenioso de “todos son lo mismo.” Los batuecos aprovechan la verbena. Si tienen ocasión bailan, brincan, brindan. Las erotizadas mujeres,vestidas muy cortas, danzan groseramente sujetando con sus manos tubos de cristal con alcohol. Luchan por sobrevivir. Es una tierra caliente, la gente reclama en latitudes frías. En Vall d' Uixó solo hay gusanos muy calientes que se devoran unos a otros. Saturnino escribe, deja una instancia la ayuntamiento denunciando que siempre cogen a los mismos, que no se atiende las necesidades reales de la gente. La carta le llega a Villalba que en intimidad de su despacho viendo un canal porno se saca el miembro y descarga aliviado semen amarillo viscoso sobre la reclamación. En la puerta una farandula con tres hijos, de tres amantes, reclama entrar a trabajar en los caminos. Teatral la coima de barrio marginal, gesticula pendeja sus miserias, sus apreturas. Se humilla la hembra. Abre la boca cómo un pececillo, lleva sus delicadas manos al moño, se pasa los dedos embrujados de anillos por el vientre, y los sube mariposeros recorriendo su cuerpo hasta alcanzar máximo vuelo. Danza a lo Carmen de Bisset. Villalba, en pose de oficial francés con guiños patrios al fascismo, paternal, aquiescente, concede mesecito en los caminos. Angelillo de Uixó