El asesinato del alcalde de Vall d' Uixó.
Texto dedicado a todos los concejales, alcaldes, funcionarios y conserjes asesinados en pequeñas poblaciones de España por la sin razón de pobres, fanáticos de izquierdas, parados,humillados, anarquistas, enfermos mentales y gente que no asume sus fracasos personales. !qué Dios se apiade de ellos cómo yo lo hago!
Foto del señor con el cuchillo en la boca y gesto amistoso: Angelillo de Uixó, alias el cándido, un inocente del municipio y futuro candidato a la alcaldía. La foto de la señorita de abajo, el alcalde asesinado de Vall d'Uixó. Gran amante de las flores y conocedor de las mismas.
Alicatado de las paredes del aseo de colores decorado con flores. Un jazmín ha sido cortado y por el aire se eleva sujeto por un puño cerrado que llega hasta detenerse junto una nariz respingona que inhala su esencia mística y extasiada de jazmín. Coqueto frente al espejo se vanagloria de si mismo Óscar Clavell. Recogido en la sacristía del cuarto de baño, frente al espejo que hay sobre la pila, ensaya poses de galán y un discurso el azucenado alcalde de la Vall d' Uixó. La cisterna del báter arrastra el agua bendita hacia las cloacas, sobre el trono de porcelana hay colgado un cuadro de la virgen María. Entre los jabones de la ducha asoma un crucifijo, una esponja y la imagen amable de Recaredo Centelles.
Mi vida vale oro.! Cuanto la quiero!-exclama pasándose el peine sobre el maizal de sus cabellos bajo una mampara que ilumina su rostro entre luces de neón. Se unta pomada acariciándose la jeta pensando en si mismo. Chirría la puerta del aseo. Lo abandona haciendo la señal de la cruz. Chasquea los dedos sonriente con la promesa de un nuevo día de finales de junio pletórico en las soleadas tierras del mediterráneo. En una mesa humea una taza de café junto a un ramo de flores, a su lado una agenda de piel de visón que ojea pasando el dedo índice sobre las anotaciones de la cita del día: visita a los gitanos de texas para inaugurar una pista de pádel, almuerzo con el patriarca y el pastor evangelista por el tema de los votos. Enchufar a un conocido para trabajar para la casa nostra. Ordenar que den los permisos de obras a los hermanos ventura para que hagan un chalet con piscina sobre un humedal. Comida con la guardia civil para pedir más dureza y más denuncias a los parados que están plantando hortalizas y luego las venden en el mercado, así cómo que hagan el favor de mirar a otro lado sobre las denuncias a ciclistas de descenso y motos de trial en pistas ilegales en las montañas. También pedir que miren para otro lado cuando roben en las huertas a los campesinos, y que se persiga con dureza a los que pasean con el perro sin bozal. El alcalde para la lectura y se queda pensando-me dejo algo, ¿pero qué?- el dedo culebrero y ratonil siguen ente las líneas- por la tarde reunión con el cura en el bar para hablar de la documentación necesaria para hacer santo a Recaredo, luego acudir a los toros, prender fuego al castillo de fuegos artificiales y verbena nostálgica de canciones del dúo dinámico- Huele las flores de la mesa, las besa entrañable y sale. El carnavalesco día lo pasa amable, entre los amigos. Almuerzos, comidas, meriendas y chasquidos de dedos.
El grillo del día se calla y la luciérnaga danza en el aire, enciende la noche a los pobres, donde no llegan las farolas. En el pueblo toros, traca y la verbena. Guardados en sus casas los miserables y los desafecto al partido popular. Patio de un corral municipal, antiguo matadero y donde se fusilaba a los republicanos en Vall d' Uixó. En el suelo del patio una fosa común que casi nadie recuerda. Farolillos de colores son mecidos por el viento produciendo parpadeos y sensación de movimiento. Una telaraña de cuerdas de parte a parte cruzan el corral con banderitas de países, siempre los mismos: Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia , alguna de Francia y la Española.
! qué bien gobiernas Óscar!- exclama eufórica una chica joven del partido popular bailando salerosa y patriota bajo la insignia nacional. Lleva el pelo recogido en un moño coronado con una peineta. El rosario enganchado en uno de sus pechos todavía estéril. En sus pies zapatitos de charol rojo con tacón de aguja. De sus ojos lascivos brillan chispas azules que salpican a un camarero negro que trata de pasar desapercibido. Recibe la misma mirada el enorme africano mandingo por parte del alcalde.
Oh gracias Paloma por el comentario. Mandar, gobernar es algo que se aprende con el día a día. Sin duda tengo un don- contesta sonrojado a su votante. Chasquea los dedos sudorosos. Feliz exhibe media sonrisa cínica y esperpéntica.
Observa una mesa del fondo, cerca de la tapia, sentadas a sus alrededor unas chicas se apuñalan dulcemente.
La mesa la preside un centro con flores, algunas de una notoriedad destacable. El alcalde se acerca curioso y entendido mascullando su sorpresa:- Divino, divino, incluso hay adelfas del Tibet.
Sentadas sobre sillas plegables, las chicas tienen una pierna cruzada sobre la otra, depositan sus manos sedosas sobre las de la amiga ,abalanzándose confidentes sobre el cuerpo de la compañera para decirle:
-Mi novio se ha comprado un porche, lo ha traído de Alemania ¿sabes?- satisfecha y seductora se lleva un vaso a los labios marcándolo de pintalabios una morena angelical empapada en perfume de druni. La amiga tranquila le responde indiferente:- Mi Borja Mari ha ido a la Arabia feliz para traerme una yegua pura sangre. El alcalde examina las flores, le molesta el olor a hembrar que no le permite apreciar la sutileza mucho más sofisticada de las flores. Una rubia anoréxica repara de su discreta presencia. Las hembras se giran hacia él sacándole de su distracción.
-Alcalde, alcalde, sientese entre nosotras porfi, estamos muy solas- chillan cómo una bandada de pájaros. Palmaditas a una silla vacía acompañan a sus graznidos de arpías.
Óscar deja de contemplar una espectacular margarita que examina atento y toma asiento forzado.
Le colocan un vaso de ponche que debe beber por cortesía. Siente arcadas que traga y bajan directamente al estomago.
-quisiera pedirle un favor señor alcalde- resuelve achispada la rubia anoréxica.
Haciendo ademán informal el alcalde la tranquiliza:
-No me llames de usted, ni menos alcalde, estamos de fiesta, llámame Clavelito.
-Cómo quieras Clavelito- le dice la chica entre risas- te quería pedir si puedes meter al hermano de mi novio a trabajar en el ayuntamiento. Veras, está preparándose unas oposiciones, pero parece que va para largo. En su casa no le dicen nada, pero el padre a veces hace algún comentario, y sufre.
Raúl es muy buen chico, votante del PP.
-Lo imagino, lo imagino- comenta Óscar y desando concretar donde colocarle, pregunta- ¿ donde quiere trabajar y que sabe hacer?
Anoréxica , encantadora y seductora, ríe cómo una loca imaginando a Raúl trabajando.
-Sinceramente, no se que sabe hacer, yo creo que nada, lleva 8 años preparándose unas oposiciones a conserje. Ha jurado que su vida profesional ha de ser empleado dentro de un ayuntamiento, o nada. Yo creo que cumplirá su promesa.
El alcalde conmovido por la historia , nostálgico mientras suena el resistiré del dúo dinámico recuerda su pasado. Con seriedad de coronel, alzándose de la silla, responde levantando el vaso vacío a modo de juramento a la patria:
Raúl es sin duda una persona persistente, un emprendedor que ama su vida, que valora la salud. Gente de este tipo es la que necesitamos. Saca una cartera y metiendo los dedos entre el forro le entrega a la chica una tarjeta.
Toma, que entregue ésta tarjeta VIP de amigo de Óscar en el Ayuntamiento, que vaya a parlamentar con Villalba. El caso queda resuelto.
-Oh gracias- explota en alegría la rubia anoréxica levantando su débil cuerpo, alarga sus raquíticos brazos para abrazar el cuello del alcalde. Este lleno de repugnancia aguanta el trago cómo puede.
-Creo que la puta esa se folla a los dos hermanos- dice la morena por lo bajini a la otra chica.
-Y va de decente- responde la amiga contemplando a la anoréxica con sarcasmo, asco y envidia.
Entre ortigas, babosas, estiércol, despereza su cuerpo dolorido y de acordeón un agricultor. Suenan los huesos a bisagras. Ha pasado la noche al raso, al acecho junto a su parcela, cómo un animal.
Esperaba la llegada de las sombras de la noche para atraparlas. Mutados de oficio por la crisis económica. Españoles, antiguos trabajadores de la obra ahora vagan bajo la oscuridad por paramos abandonados recogiendo lo que encuentran: Hierro, maquinaria, verduras. Maldicen al patrón y descargan su rabia contra el compañero.
Los agricultores para defenderse de estos ataques suelen tumbarse con algún perro, armados de escopeta, cerca de los caminos de sus campos. Los mismo que frecuentan las putas, los yonquis, los traficantes de todo lo imaginable y prohibido. Dos tiros al aire estallan repletos de rabia desgarrando dos nubes. El agricultor observa las cebollas arrancadas, el sistema de goteo que ha desaparecido, el motor de riego que tampoco esta.
-!Malditos seas dios y tu puta madre, maldita sea la humanidad! -Grita fuera de si mirando el azulado cielo, tirándose de los cabellos, corriendo por los caballones disparando. Trozos de calabaza que verdean entre las matas estallan en pedazos salpicando de verde y amarillo las tomateras.
Tras la cacería de pepinos, berenjenas, melones, remolacha, lechugas, toma el agricultor cátedra sobre la acequia.
La escopeta descansa sobre los pantalones de pana. El silencio de rompe con el sonido de unos puñetazos que se da en la cuenca de sus ojos:
-Si solo me dormí un momento, si solo me dormí un momento, si solo me dormí un momento- repite catatónico.
Existe en Vall d' Uixó únicamente una parcela con flores. Nadie sabe de quien es, ni por qué alguien cultiva flores. Sus bellos colores contrastan con el paisaje monótono y uniforme de verde guardia civil de los campos de naranjos de alrededor. Por el día ningún campesino acude. Solo por la noche cuentan los agricultores de ronda haber visto una sombra bajo la luna caminando por el lugar vagando con una guadaña. Con ella cosecha las flores y corta las malas hierbas. En riguroso silencio, cómo si hiciera algún voto, y ataviado con un burka negro. Quienes han visto aquello han huido despavorido, los ladrones también dicen haber visto lo mismo.
Noche de la víspera de San Juan. España es una hoguera junto al mar donde flotan entre las olas compresas, maderas, fruta, bolsas de basura, excrementos, medusas que llegan a las orillas donde los farandules y farandulas esperan la llegada de las 12 para consumar sus instintos.
Un burka caminando con una guadaña aparece bajo la luna redonda y encendida. Tres jóvenes entre bromas, cantos, están cortando flores para sus queridas que esperan en la playa de Moncofar.
-Ladrones, ladrones- grita fuera de si y repleto de cólera la sombra que se cierne sobre ellos. Silba el filo blanco que tiñe de rojo la tierra tras su esférico recorrido. Un cuerpo desmembrado cae entre los crisantemos. Los otros dos despavoridos se alejan. La espalda de uno de ellos se abre de par en par acariciado por la uña de la guadaña.
Un golpe seco resuena. La tela del burka se cubre de sangre. Una figura envuelta de cabeza a los pies mira beato las flores y grita:
Mis geranios, mis claveles- Y cae derribado sobre la espalda yacente del joven muchacho.
Un rostro imberbe y jadeante, cubierto por gotas de sudor y cargado con un palo observa a su alrededor con la cabeza ida, dominada por el pánico.
Vuelve en si al sentir los pies empapados de sangre. Contempla ese objeto misterioso, amontonado sobre su hermano Raúl, que ya nunca llegará a disfrutar de una vida plena y feliz siendo portero para el ayuntamiento.
Repleto de miedo, pero con una necesidad más fuerte de saber que se esconde bajo ese saco criminal, se agacha con precaución sobre el cadáver. Retira con precaución a estirones la tela por la cabeza. Está mojada de sangre caliente que baña sus dedos y se filtra vaporosa y nauseabunda por la nariz.
El leve sonido cotidiano, familiar, inocente y veces erótico de retirar la ropa, se vuelve angustioso, insufrible, grotesco, sádico, violento. Cuando va por el pecho , para agotado y a punto de desfallecer, respira. Tras unos minutos de dudas, superado por una curiosidad que vence sus miedos y sus fuerzas, continúa. Con el último tirón surge el rostro:
- !Si es Óscar Clavell, el alcalde!- exclama atónito con los ojos desorbitados.
Angelillo de Uixó.
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