La luz de Videla,
de Angelillo de Uixó.
Videla, el dictador argentino ha muerto hace unas horas. Su fuego, convertido en cenizas esperan a ser devoradas de inmediato por la tierra, o ser ahogadas en el río de la Plata junto a sus victimas que descansan en el fango, recordadas por nosotros, aquellos que despreciamos la democracia, que escupimos sobre el rostro del obrero, que arrojamos nuestra furia sobre el pueblo llano al que repudiamos cómo se repudia con odio mortal a una mujer infiel. Aquellos de nosotros que creemos que la mejor forma de gobierno es la tiranía, no vamos a llorar por su muerte por haber equivocado el tiro.
Videla erró dos veces. Una por sus crímenes insensatos, y otra por morir sin arrepentimiento. Dictadura si, muerte si, genocidio si. Pero no cómo lo hizo Videla. El dictador argentino fue poco comprometido con el humanismo, con la mejora de nuestra amada especie. No era un intelectual, era un sable sin sensibilidad que trincho carne. Cometió el error que le hace a nuestros ojos indigno de ser uno de los nuestros. Lanzó desde los aviones que sobrevolaban el río de la plata para festín de las orcas a las mejoras personas con las que contaba argentina. Sus elites revolucionarias. El mismo error cometió Franco de eliminar a las mejores personas que tenía España. La izquierda aun no se ha recuperado de esos crímenes que ensalzaron a la morralla de sus filas que trepó porque los mejores eran asesinados. De hecho la izquierda actual que tenemos son dignos candidatos de hacerlos subir a un avión y lanzarlos en mitad del mediterráneo. Me imagino con agrado de poeta soñador la cara de Rubalcaba o de Zapatero cayendo desde un avión a mil metros de altura acompañados de los dirigentes sindicales: Candido Méndez, Txocho.
Queda de este modo suficientemente aclarado desde un punto de vista intelectual y científico, que el genocidio es bueno si se persiguen un fin justo. El problema nace de cuando de ejecuta sin ton ni son, y sobre todo a aquellos que no lo merecen. Los Argentinos asesinados no lo merecían. Sin embargo estoy seguro que en Argentina hay un montón de gente que muerta estaría mucho mejor. Así ocurre en mi gran nación. Por cierto, civilizadora y conquistadora de argentina, a la que puedo tutear desde un punto de vista de padre a hijo díscolo de acento estúpido. Aunque el hijo puede decir al padre:- padresito, pibe, también vos lo ha hecho mal. Si huevón pendejo- responde el amado padre. Es cierto, España no sabe matar y así nos va. Dos millones de jóvenes abandonan la escuela y se convierten en chonis, en quinquis. Son un peligro social mucho mayor que cualquier dictador argentino, que cualquier Franco o Hitler. Realmente esta gente no nos sirve para nada. Por lo tanto sería inteligente invitarles dar un paseo en avión diciéndoles que han ganado un concurso para ir a gran hermano y lanzarlos desde la estratosfera a la desembocadura del río Ebro. No creo que nadie en su sano juicio denunciará esto cómo crimen contra la humanidad, si no todo lo contrario, sería un gran bien. Funcionarios vagos, beatas alcahuetas, alcaldes corruptos, empresarios que no pagan a los obreros, la totalidad de mis vecinos quiquilleros maltratadores de animales. También tendrían un billete de avión pagado por los cuerpos de seguridad del reino de España. La infantita corrupta junto a su amado esposo, linda parejita, también tendría un billete, en primera clase cómo merecen sus señorías, y los lanzaríamos en al costa de Marbella que tiene más glaumur. Se que algunos, especialmente los meapilas del 15-M pondrán el grito en el cielo. Aclarar que toda esta muerte, considerada necesaria para salir del bache en el que nos encontramos, serían en caso de que triunfen mis bellas ideas antidemocráticas a través de una sanjurjada, programadas de forma eficaz y tratando de evitar un sobrecoste al contribuyente. Vendrían básicamente financiadas de los bancos alemanes. Que estoy seguro que un plan así expuesto por mí en Berlín no lo rechazarían. Incluso estoy firmemente convencido de que la opinión pública del pueblo Alemán serviría para presionar a la austera Angela Merkel para que nos prestaran cuantos aviones fueran necesarios, ya que Iberia no va muy bien y su flota es pequeña para vaciar más de media España.
Compañeros y compañeras, camaradas, hoy un repúgnate dictador a muerto. Pero que no os engañen con la democracia, los derechos humanos, y la cantinela de que todos somos iguales. No es cierta esa doctrina. La verdad es que la igualdad solo existe entre iguales, y la desigualdad entre desiguales, y mezclar a todos cómo pretende esos malditos demócratas que atrincherados en los derechos humanos nos llevan al abismo del caos y la inseguridad.
Es hora de atajarlo todas estas aberraciones democráticas a través de la dictadura. La higiénica hoguera de la guerra nos llama. Encendámosla. Todos juntos podemos. Viva la guerra, viva la muerte, viva la dictadura. Abajo la democracia y los vicios que genera.
La luz de Videla, de Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution 3.0 Unported License.
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