lunes, 21 de junio de 2010

Ecce homo angelillo






Ecce homo angelillo.

El paisaje de Vall d' Uixó a Nules ofrece una pincelada interpretativa de lo que aquí esta pasando.
Crisis económica y moral.
Un verdor pálido y de amarillenta muerte cubre las hojas de las ramas de los naranjos, único cultivo con alguna excepción en forma de diseminado algarrobo y olivera de misma suerte.
En grandes extensiones ya ni siquiera quiere asomar ese ceniciento verdor, y solo se ven ramas negruzcas esqueléticas disecadas en arboles de carente sabía.
Todos estos campos ya no son visitado por la abeja colmenera.
El camino lo bordean ribazos derruidos, vallas caídas, poblados ibéricos sepultados, casas destruidas, lineas de trincheras en ruinas y animales muertos en las cunetas; y todo transcurre bajo un cielo infinitamente azul.
Contare la historia de ecce homo angelillo como me la relataron.
Se trata de la lucha de un trabajador contra el ataque neoliberal en la crisis del 2010.
“Su lucha” le lleva por este paisaje de tristezas de Vall d' Uixó a Nules.
Antes de narrar el relato es preciso hablar de los acontecimientos históricos que se están produciendo despojándonos de las apestosas mentiras que los cultifilisteos nos cuentan.

I. Breve introducción- comentario sobre verdad absoluta de la crisis.

Vall d' Uixó en este 2010 se ha perdido por no luchar, esa es la única causa de la crisis.
No solo se ha perdido este año la guerra contra el capital, si no también voluntad de los esclavos.
Una cultura de mamarrachos intoxica la realidad humana.
Tan intoxicada se encuentra la dignidad del hombre como la de sus campos.
Sigue el pueblo de corderos de Vall d' Uixó mesiánicos pensamientos de salvación y redención. Espera en su pobreza que la paloma burguesa les alimente portando comida en su pico.
Mentes sabias y solitarias como la de angelillo saben que solo nuestro pueblo se salvará si come la comida portada por las garras de las águilas.
La voluntad del empresario no es ayudar a la sociedad, y la voluntad demostrada por nuestro pueblo es esperar a tiempo mejores. Parecen determinados a seguir semejante consigna hasta el final. Allá ellos.
En Vall d' Uixó como en la mayoría de lugares del hemisferio accidental continua vigente incluso con la crisis actual la cultura envenenada ofrecida :
Bares, drogas, tiendas, tebeos, grandes hermanos, películas norteamericanas, moda, consumo, tecnología inútil, individualismo; y todo esto ha derivado en una profunda decadencia.
Es demostrable tal decadencia no solo encendiendo la televisión o paseando por el corte ingles y hablando con la fauna de su clientela.
Simplemente podemos corroborar tal extremo escuchando afirmaciones de burgueses cebados que niegan que en los tiempos pasados los hombres fueron mejores a los actuales.
¿Como alguien se puede atrever comparar a un griego del siglo V antes de Cristo con un oficinista neurótico de Nueva york ?
Me remito a mi siguiente expresión para contestar:
-Me es más preciada la vida un solo hombre del renacimiento europeo que toda la población junta de Norte América e Israel.
Volviendo al presente de nuestro pueblo, es decadente por ser débil de voluntad. Adolece de hipertrofia muscular al no actuar con vitalidad contra el empresario, y se dispone por este motivo a hacer sacrificios en favor del rico.
Sacrificara su salud, su bienestar, por aumentar las rentas del capital.
Durante siglos se hablara de este momento y la historia nos condenara como unos mezquinos cobardes. Nos ridiculizaran como a los judíos que aceptaban sin rebelarse al nacional-socialista alemán que los dirigía al horno crematorio.
Da vergüenza vivir este momento con toda la fuerza viril y de juventud reprimida.
Vivimos con un gran deseo de sangre, fusiles y barricadas que se queda en nada.

Los motivos para hablar brevemente en este prefacio sobre la crisis es por un compromiso que nuestra sociedad me demanda. Me lo exige la amistad como lineas abajo comprobareis.
Hablo también nombre de los actuales nueve millones de pobres censados en España a 21 de Junio del 2010.

!Despierta pueblo y armate!

Que el hombre puro, de buen corazón, nobles sentimientos y buena puntaría se disponga a ser el defensor de la humanidad amenazada por el capital desde una trinchera o en lo alto de una azotea.
Condeno en el presente sumándome a las voces de las generaciones futuras que denunciaran el futuro robado para ellos.
Condeno a la dictadura de los mercados, al consumo, a la dictadura de los empresarios y los neoliberales y a la inacción de las fuerzas destinadas al derribo del capital.
Estas últimas, nuestras fuerzas de choque, no hacen más que una función de tramoyista en este escenario.
Se les ve en el trapecio con miedo a caer al abismo si siguen adelante o retroceden.
La altura del momento histórico les da vértigo y lo pagaremos.
¿Que hacer, que hacer? Si, que hacer, he aquí la clave.
Luchar, luchar, luchar, con piedras, con cuchillos, con armas, con dientes, con ramas.
¿Que podemos perder si luchamos? ¿La vida?
Yo os digo que no vale tanto, peor es lo que vendrá: existir para aumentar los beneficios de una empresa.
La barbarie de esta nueva civilización creada hace pocas horas es tan alejada de lo que debe el ser humano, de miles de años de evolución y de sus leyes naturales que debe llevarnos por consiguiente a la insurrección.

Lectores: sois los notarios de mi condena a los actuales acontecimientos.

II Angelillo y la tierra.
La denominada crisis financiera estaba llegando a niveles jamas conocidos en nuestra pequeña región mediterránea conocedora de tantas penas, asesinatos y revoluciones.
Paseaba angelillo por el pueblo y fortuitamente encontró a un viejo camarada.
Estaba sentado descalzo sobre un banco de hormigón situado frente a la Iglesia de la Asunción. Tenía el compañero camarada la nariz roja de haber bebido vino.
Junto a él estaban los típicos farandules del pueblo cuya ruina personal empezó antes de la crisis. Eran gente que no compartían sus principios anarquistas, personas engolfadas por el vicio, egoístas y cobardes. Criaturas entregadas desde la cuna a Dionisios, acostumbrados a pedir al enemigo burgués.
Mientras angelillo observaba la conmovedora escena aparecieron más golfos. Iban mal peinados, desafeitados, ataviados con harapos.
Ocupaban los pórticos de la iglesia ejerciendo el oficio de abrir las puertas a las muy escasas personas que visitaban el templo a cambio de limosna.
De la mayoría de feligreses cristianos no recibían ninguna caridad.
Parecía angelillo contemplar otros tiempos y no un día cotidiano de un país definido como de los del estado del bienestar.
En las columnas de la iglesia se parapetaban dos o tres pobres.
La virgen esculpida en el pórtico parecía mirarlos llena de piedad y misericordia.
Un anciano con muletas y portando un vaso de plástico con algunas monedas se acerco descendiendo las escaleras de la iglesia hacia el amigo de angelillo que se había tumbado en el banco conversando alegremente con los otros parroquianos.
Vació al llegar el anciano el vaso de las limosnas sobre el hormigón, y empezaron a contar las monedas pacientemente el concurrido grupo cada vez más numeroso. Ordenaron las de más valor separándolas de las de menor valor antes de la suma. Como el dinero era tan escaso tuvieron que registrarse los bolsillos para aumentar la aportación del fondo común.
Con toda la recaudación obtenida de la pobretería concentrada compraron un par de cartones de vino y tabaco del ultramarinos situado enfrente la iglesia.
Angelillo se acerco a su amigo a saludarlo.
Se abrazaron tiernamente, este le ofreció vino del brick que angelillo bebió para salir un poco del aturdimiento de ver por primera vez a un conocido mendigando.
Le pidió con la mayor de las delicadezas que le contara como había llegado a esa situación.
Su relato verso sobre los sucesivos despidos, la temporalidad de los trabajos, los recortes en los servicios públicos, y una esposa enloquecida por el consumo superfluo, carente de cabeza para administras dos euros.
Ante la falta de empleo y posibilidades de tenerlo, con muchos escrúpulos y vergüenza consiguió reunir algo de crédito de unos camaradas para entablar batalla en su última lucha por la subsistencia decente.
Con el escaso crédito se pudo hacer con unas tierras destinadas al cultivo horticola, pero la fatalidad de los elementos termino de hundir sus esfuerzos y esperanzas.
El primer día que plantó entro una plaga de conejos que devoraron el plantel.
Una vez solucionado lo de los conejos volvió a intentarlo, pero una pedregada en el peor de los momentos arruino casi toda la cosecha.
El resto de su fatalidad vino de un intermediario que le pago de lo salvado a la tormenta a precio de risa. Insuficiente para continuar.
La humillación de tener que volver a pedir a los amigos y la frustración del fracaso lo sumió en una profunda depresión.
Por falta de medios dejo de comer hasta caer enfermo de inanición hasta que una mañana perdió el conocimiento en un parque.
Unos transeúntes lo llevaron al hospital y cuando salio un embargo lo desahucio de su casa.
Así es como fueron a dar sus huesos en la indigencia.
Angelillo conmovido con su historia decidió continuar los pasos de su camarada atraído por tanta fatalidad.
Le dijo angelillo que el se quedaría también con tierras y haría lo mismo.
Le pregunto si quería formar parte de su espontaneo proyecto.
Su amigo con ojos llorosos repletos de resignación y melancolía le dijo que no.
Angelillo se despidió de él precipitadamente lleno de euforia, estrellando con jubilo su voz al aire, jurando que volvería a por él si conseguía hacer prospera una plantación. Y el verbo quedó hecho promesa de por vida.
Abrazándose los dos buenos camaradas se despidieron, cada uno con su lucha y sus heridas.
Angelillo inmediatamente empezó a pensar como conseguir enorme extensiones de tierra.
En menos de 48 horas ya tenía su primera hectárea a su nombre en el termino de Nules y preparadas un par de retroexcavodras dispuestas a arrancar los naranjos muertos.

La tierra de Nules está sola, es la viuda de un horticultor desolada, sin consuelo, delicada y muerta de tristeza.
Se muestra desnuda sin su manto de hierbas, deseosa de ser acariciada.
Envejecida carece de visitas.
No pasea ya por su abonado vientre el gusano, ni sobrevuela por sus flores de azahar las abejas.
No hay una brizna de paja que anuncie sobre ella esperanza.
Es el suelo de Nules rojo como las ascuas encendidas de la lumbre, y esta depositada sobre aguas de marjales.
Tras el paso de las maquinas la tierra quedó cubierta por raíces muertas. Cadáveres extraídos de su sepultura los recogía angelillo uno a uno amontonando con paciencia y gran esfuerzo.
Parece esta diabólica tierra roja yerma los restos de una hoguera inmensa hecha por una manada de sátiros en una orgía.
Pare sin cesar de sus entrañas fecundada terruños del tamaño de una persona.
Debe angelillo épicamente que batir todo aquello con una diminuta azada, extensión acerada de sus vigorosos brazos, así durante muchos kilómetros cuadrados.
Carente de desanimo avanza angelillo como un centauro horticultor arrastrando los troncos enganchados de sus brazos dejando surcos imborrables en la tierra con las ramas.
Los dioses le mandan calor con temperaturas superiores a los 35 grados, más las causadas por el movimiento de su cuerpo.
Solo el hombre con determinación y voluntad puede aguantar semejantes pruebas.
Pasan los días felizmente para angelillo pensando que todo terminara.
Ascenderán de bajo de la tierra a los azulados cielos el verde manto una vez mande a las cavernas del subsuelo los enormes terruños rojos destrozados.
Verdearan los campos, volverá la alondra, las abejas, la mariposa y se encenderá la noche con las luciérnagas.
Pero hoy angelillo carece de sombra.
Es golpeado por el sol, y él es la única sombra del lugar, le persigue a su sudoroso cuerpo paso a paso alargándose hasta el extremo más lejano de sus dominios.
Entre tanto, en el pueblo de Vall d' Uixó, su amigo camarada rodeado de cientos de sombras carece del calor del sol, sin abrigo de nadie extiende la mano para pagar un día más por su vida sobre este mundo. El vino se adueña de su alma de horticultor y de su corazón fracasado lleno de anhelos de lucha por la libertad social.
Angelillo sigue pegando manotazos día a día para partir las piedras arcillosas mientras el país se hunde como sus terruños de tierra sobre sus pies.
A la iglesia se acercan más y más vecinos buscando su puesto en el mercado de la caridad, descendiendo a los peldaños del infierno de la pobreza.
En el infierno asoma la cabeza del cura, el empresario, el burócrata esperando el beneficio de la miseria.
¿Hasta cuando, hasta cuando seguiremos así?

Angelillo de la vall d'uixó en su determinación de ayudar a un compañero caído por culpa de esta situación tan barroca e incomprensible ¿ cuantos más deben caer para actuar ?

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