de Angelillo de Uixó.
Gitanos evangelistas, anarquistas, cuerpos de seguridad del estado español, chonis, parados, marxistas, madres solteras, seres de luz, feministas, budistas, fracasados de la Esso: deteneos un instante. Dejad esa soga, esa ficha de domino, esa piedra, esos dados, y escuchad mi voz para que llegue a vosotros, por qué soy uno de los vuestros.
Una fatalidad muy grande pone en riesgo la continuidad de nuestra supervivencia. Se llama sociedad del conocimiento. Insuficientes escuchadme: apagar la televisión, la play station, sujetar en la mano el bolón de fútbol.
Os lo suplico, por qué la sociedad del conocimiento es peor que la sociedad capitalista. Se que vosotros no sabéis lo que es la sociedad del conocimiento, pero os anuncio que un nuevo ser ha sido engendrado en estos tiempos.
Ha nacido de una probeta un humano con una inteligencia superior a la de todos nosotros juntos. Una criatura cargada de conocimientos técnicos esta desarrollándose a nuestro alrededor. Tiene por objetivo nuestra humillación, el pisotearnos, el ahogarnos en sentimientos de inferioridad, y finalmente esclavizarnos.
Nosotros, compañeros y compañeras, ya ni siquiera nos quejamos ante este intruso, incluso le damos la razón y el voto a los técnicos por qué creemos que esos seres han conocido a la razón, esa deidad que ha vivido oculta desde los tiempos de la inquisición en una cueva, y ahora que ya no hay Torquemadas, ni Franciscos Franco, ni Razingers que la frenen, ha salido para dominarnos.
Los sabios cómo Punset, Mariano Rajoy, Montoro anuncian que la razón, la ciencia y la técnica imperan en nuestra nación y gobernará sobre todos nosotros. Yo os digo camaradas que es hora de plantarle cara a los científica, a esos sabios laureados de gay saber que nos cuentan que si miramos al sol con un potente telescopio nos quedaremos ciegos. Los mismos que nos dicen apostados frente al mar de grande olas que tras el horizonte hay otras tierras, y en esas tierras hay otras gentes de costumbre, piel y creencias diferentes a las nuestras. De sus observaciones deducen que si unimos los maderos que tienen el don de flotar sobre las aguas, podremos visitarlas guiándonos por las estrellas. Nos asombran con su ciencia cuando aseveran que nosotros los subnormales no somos más que la suma de millones de partículas llamadas átomos pegados por una pasta similar al barro, y que el barro está hecho de tierra, agua y átomos que se crean y se transforman sin cesar. Estos datos nos abruman y nos confunden, nos hacen hacerles dioses a los técnicos, pero yo os digo compañeros y compañeras de escaso entendimiento, amigos insuficientes: no les hagáis caso a sus cantos de sirena, ya que si les preguntas a nuestros sabios por qué no todo el mundo puede ser inteligente, os responderán que no lo saben, y si les preguntas si saber cuantos palmos mide la tierra, el mar, el átomo, o saber que la tierra gira alrededor del sol, o a la inversa, sirve para algo, os contestaran que seguramente no sirve para nada. Compañeros y compañeras que vivís en la felicidad de la subnormalidad, defender vuestro derecho a seguir así. Asemos en la hoguera a los científicos y a los técnicos.
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