lunes, 20 de septiembre de 2010
La reunión de vecinos
Angelillo, su reunión y una orgía de sangre.
La loma de San Judas es una escarpada estribación de Uixó, pueblo de las tierras de España sin mayor ni menor diferencia que le haga superior o inferior al resto del conjunto del estado.
En ésta colina se agolpan mal distribuidas más de 30 casetas de gente humilde, cuya convivencia vecinal cobra existencia en el cotidiano descorrer las cortinas al llegar el vecino de la calle y observar asomarse un ojo sanguinolento tras la ventana repleto de envidia, rencor y suspicacia.
Las casas de San Judas guardan con gran esfuerzo y misterio la verticalidad con sus escasos cimientos, hechos de escombro y polvo sobre rocas que surgen tras retirar dos dedos de arena del suelo.
La calles caóticas de San Judas son estrechas, sin salida. Se precipitan a un barranco repleto de basura lanzada desde las terrazas y acumulada durante años.
La algarabía moruna ultra cristiana del paraje se hace sentir en las noches de verano.
Bajo la luna del mediterráneo que se muestra grandiosa, sensual, cercana, se escuchan gritos histéricos de los contertulios, tienen de testigo al lechoso astro.
Transcurre la vida al claro de luna, el día en el perezoso levante es para el descanso y la holganza.
Alrededor de una mesa sacada en la terraza con verdura fresca y vino ingerido en comunidad se pasa la velada.
Sienten tras el asfixiante calor del día la brisa los congregados, con la camisa desabrochada van los machos, y ligera de ropas enseñando escote, buscando miradas las hembras enceladas.
Comentan los embrisados callejeros nocturnos las ofensas causadas por algún comentario en el supermercado o la verdulería.
La nocturna serenata de indignaciones de marujos y marujas es acompañada por el croar del sapo y el vuelo sigiloso de la lechuza.
Algún perro atado lleno de pulgas, cansado de flaquezas, ante el bullicio se expresa ladrado y aullando a la luna sus infortunios. Entonces se alza algún vecino varonil con dos copas de coñac de más, agarra el mago de una escoba y empieza a pegarle mientra el resto ríe.
Para llevar la contraria alguna hembra de fina estampa, fingiendo ataque de sensibilidad haciéndose la sofocada y la progresista, con pucheros en los ojos y débil hilo de voz dice: Paco ! basta ya, por Dios!
El grupo riñe la debilidad sensiblera de esta plañidera diciendo: el animal tiene que civilizarse y no molestar.
Un verano de agosto en el 2010, transcurriendo la crisis económica varios vecinos con intereses cruzados, recelando del otro fueron reunidos por la fuerza, a base de extorsiones, para celebrar una reunión donde no se hablaría de puterío, y si de necesidad de lucha social.
El artífice de la reunión fue Angelillo, consiguió que acudieran amenazándoles de que de no hacerlo tendría consecuencias contra ellos. Como todo el mundo sabe es la única manera de hacer que acuda a una reunión o participe en la democracia esos seres bajitos e indisciplinados llamados: Españoles.
Angelillo estaba haciendo gestiones para que quitaran las torres de tensión eléctrica plantadas por la compañía iberdrola y el Ayuntamiento de Uixó sobre sus casas, y necesitaba exigir el apoyo de los demás a su noble causa.
Los vecinos interpretaron aquello de la única forma que sus cerebros podían hacerlo: El tal Angelillo estaba conspirando contra ellos para el derribo de sus casas.
Ocurrió como el instigador de aquellas gentes esperaba, una pequeña parte de los afectados muy nervios acudieron. Lo hicieron blasfemando contra su persona, cosa que le producía un gran placer.
! No hay otra prueba que demuestre la superioridad moral de una persona más que cuando es odiado de igual forma por los poderosos y los humildes!
A la cita empezaron a llegar las gentes de San Judas.
Uno de los primeros en hacerlo fue Manuel.
Manuel hombre de inteligencia limite entre la anormalidad y subnormalidad, salio de su casa a la reunión cuando termino de pegar con un palo a los más de 20 perros que tenia.
Hacia esto no por maldad o sadismo, si no para para calmarse del malestar que le causaba la reunión.
Echó camino abajo de forma desgarbada, serio, mordiéndose los labios y mascullando entre dientes que Angelillo quería derribar su casa. Ese pensamiento le hacia ser violento, ya que Manuel era un hombre tranquilo que no quería problemas con nadie, un bonachón bobalicón.
! Pero guardaos de los idiotas!
Si llegan a sus neuronas interpretaciones de que se están riendo de ellos o tomándoles el pelo, entonces llega la violencia para ayudarles a sobrevivir, y en este caso las libras de la balanza de su pensamiento se inclinaba a interpretar que estaba siendo atacado por Angelillo.
Manuel era el típico latino bajo y corpulento, con cejas muy pobladas, cráneo amplio, frente despejada, pelo rizado a lo moro, y de piel morena casi negra. Su naturaleza era servil de raza hispana, y encontraba en su caseta el único lugar donde podía dejarse de verse siervo para sentirse libre.
La libertad para estas gentes viene del despotismo y el principio de autoridad, así que disfrutaba Manuel en San Judas de la libertad sobre su corte de perros, gallinas, cabras, que afinados sufrían su reinado con todo tipo de desdichas producidas por la inmundicia y la miseria.
La reunión se celebraría en casa del pollero.
Ésta era de las viviendas más afectadas ya que sobre ella pasaban los cables de alta tensión a metro y medio del tejado.
La casa del pollero era una casa totalmente cuadrada que recordaba a una granja de pollos.
Carecía de cualquier detalle decorativo su arquitectura que consistía en cuatro paredes cuadradas sin lucir de ladrillo amarillento poco cocido. En el hacían sus colmenas las avispas, por las noches eran quemadas para diversión y tranquilidad de los habitantes de la casa.
Dentro de la misma convivían seres humanos y pollos.
Del pollero se podría resumir, describir, escribir su biografía diciendo que era un golfo.
De pequeño lo era, de joven lo fue y de adulto seguía siéndolo.
Pendenciero, amigo de los bares, broncas de taberna, poco amigo del trabajo.
Esa sería su herencia de su paso por la existencia.
Era apodado el pollero así por ganarse la vida en una granja de pollos, tenía cerca de 50 años pero parecía de mayor de esa edad.
El pollero tenía el mirar turbio, repleto de maldad, rastreaba con sus ojos diminutos a las personas como peligrosos lobos, seguramente a fuerza de haber sufrido muchas afrontas y humillaciones o por qué nació así, ¿quién podría saberlo?
En la casa vecina a la del pollero, distante a menos de 15 metros asomaban en la terraza Pepita desde su potranca. Vigilaba la calle esperando que pasará alguien o algo. Sus guardias del horizonte las hacia acompañada de una botella de anís que vaciaba en sus largas guardias.
Yacía 12 horas en la potranca atalaya situada en el porche de la terraza principal que abandonaba para meterse 12 horas en la cama.
Pepita era una mujer obesa, diabética, asmática, paralitica voluntaria ya que de estar en en la potranca todo el día había perdido la musculatura necesaria para caminar.
Pepita la apodaban cariñosamente los vecinos como “la encamada”.
Tenia cuarenta y tres años años y una prole de 8 hijos divididos en dos clases: los enfermos crónicos de enfermedades venéreas y los que estaban en la cárcel.
Observa abanicándose la encamada la figura de Manuel y a los dos hombres latinos de casas vecinas que se le unieron camino a la reunión.
Pepica respiraba habitualmente con muchos problemas, pero en ese día de ola de calor lo hacía con mayor dificultad de lo normal.
Entonado a modo de saludo a sus vecinos un débil: a la reunión vayáis- les saludo apurando el vaso de anís cuando pasaron desfilando frente a ella. De un trago se brindo el anís sin que recibiera ninguna contestación ni aplauso a su gesto de amistad.
Los perros que amontonados en varias docenas estaban encadenados en la parte trasera de la casa empezaron a ladrar como locos al escuchar los pasos de los hombres y la voz de su ama.
La encamada estaba pasando un mal día a causa del calor, un efecto muy normal entre los sudorosos obesos.
Empezó a marearse y para reanimarse se hizo otro vaso de anís que apuro de un trago.
Sus cinco nietos jugaban a perseguir una gallina. Lo hacían gritando la tropa de mequetrefes con los mocos colgando y el futuro arruinado, pasaron por delante de Manuel y compañía.
Con los ojos medio cerrados la encamada se distraía contemplando a sus vecinos caminar y a sus nietos de cacería. Observaba la escena como la vida, el mundo, sin interpretación ni criterio, como un mero movimiento de personas y cosas.
No le preocupaba nada lo más mínimo, ni a ella, ni a su familia.
La reunión sobre el peligro del campo eléctrico era el acto social más multitudinario que había tenido la montaña en 35 años.
Iban a ella 12 personas de las más 100 afectadas, y eso era un gran logro.
Mientras llegaba la gente hablaban de cosas que no tenían nada que ver con el tema, respetando la tradición de no opinar antes de saber la opinión de la mayoría para seguirla.
Hablaban de que si fulano era un perro que no trabajaba, que si mengano se había hecho rico, que si la pascuala era una puta, o sobre si su hija menor lo era más.
Eran discusiones donde unas parte acusaban con grandes argumentos al modo: a mi me lo han contado tal tipo, o yo lo he visto.
La otra parte ofendida, aunque apenas conociera a la acusada o acusado replicaba haciendo de abogados de la defensa:
-Lo que dices es mentira, mientes, o el que te lo ha dicho te engaña, no ocurrió ansí.
Una vez los doce de San Judas fueron reunidos empezó la asamblea.
Angelillo la inicio:
-Vecinos, compañeros, sabed que la empresa que ha construido el enorme campo solar que tenemos bajo la montaña ha colocado más de 300000 voltios por encima de nuestras cabezas. He solicitado acceso a los expedientes de obras del ayuntamiento para saber más. El acceso me ha sido denegado cuando son de dominio público. Pido vuestra colaboración para que por escrito solicitéis el acceso de los expedientes y hagamos presión para entrevistarnos con los concejales correspondientes y los técnicos. También deberíamos establecer un fondo económico para buscar a un abogado que nos aconseje sobre la legalidad o no de estas actuaciones que ponen nuestra salud en riesgo. Solicito vuestro interés en este asunto que nos compete y colaboración. Me gustaría conocer vuestras sugerencias y opiniones al respecto.
Mi sugerencia- dijo el pollero- es que si el ayuntamiento ha puesto los cables es que no pasa nada.
¿ Por qué iban a hacer algo peligroso para nosotros?
Manuel que había seguido el discurso de Angelillo repleto de rabia, ese tipo de ira que surge cuando tenemos el convencimientos de que alguien nos engaña. Cuando escucho hablar a Angelillo diciendo eso de los 300000 voltios era peligroso, su mente vio la luz.
¿Como iban a ser peligroso unos cables? Peligroso podría ser un león, un oso, un hombre con una escopeta apuntado a su cabeza. ¿ Pero unos cables? ¿Que clase de mal podrían generar para matar a alguien como él aquellas líneas eléctricas donde descansaban las palomas?
Manuel mirando lleno de odio a Angelillo comenzó a hablar:
¿ La luz no viene de las placas solares? Pues siendo solares son ecológicas, y no son malas para la salud, y si el ayuntamiento ha firmado como han dicho, es que no es malo. El ayuntamiento es bueno, son gentes que aman a su pueblo. Yo conozco algunos funcionarios y concejales que trabajan allí como al hijo del coronel Arencilla que es funcionario de urbanismo, al hijo del presidente de iberdrola castellón, Pepe Clavel que es concejal en urbanismo, o a el dueño de las placas solares que es edil de energías. Os juro que todos ellos serían incapaces de hacernos daño, con que ojito con mover papeles, mes oyes tu- mientras hablaba gesticulaba obscenamente señalando con el dedo indice a Angelillo- Nada de mover papeles, a mi mi caseta me ha costado mucho para que ahora me la tiren.
¿ Que tiene que ver el tirarlas?- Le contesto tranquilo Angelillo- aquí hablamos de los cable luz y su peligrosidad, no de...
Entro una personas a la casa del pollero tras pegar una patada a la puerta. Lo hizo corriendo y empujando a todo el mundo, era Gerónimo el marido de la encamada.
Los asistentes empujados se fueron hacia el para pegarle.
Gerónimo estaba completamente borracho, eso ocurría día si día también. El alcohol le hacia ser una persona agresiva, igual que la sobriedad, todo el mundo le detestaba así que tuvieron la escusa perfecta para pegarle.
Manuel cogió el garrote de pegar a sus perros y empezó a azotarle, el resto, incluido Angelillo, no dieron un paso atrás y por una vez en la vida todos los congregados estuvieron de acuerdo en algo: En lincharle de lo lindo, y lo hacían con gran armonía y orden.
! Daba gusto verlos trabajar todos a una!
Zas, pam, pum, pom, resonaban los golpes.
Gerónimo con las narices chorreando sangre al igual que su frente que habían abierto de un manotazo, con los ojos a punto de sacárselos de sus órbitas de los golpes que recibía, arrastrándose por el suelo balbuceaba algo inteligible referente a su mujer.
Mientras le pegaban todos, un vecino que se hizo daño en los nudillos al darle a Gerónimo un mal golpe en la cabeza, ya que la tenía muy dura, se retiro a la calle y al mirar a la casa del linchado observo a la encada se estaba ahogando y se conmovió.
Oídme, que la pepita esta con convulsiones.
Todos salieron a la calle menos el Pollero y Andrés que se estaban cebando pegándole patadas de lo lindo a Gerónimo, éste se cubría la cabeza con los brazos tumbado sin fuerzas en el suelo chorreando sangre a raudales.
Fueron los linchadores a la encamada transformándose de verdugos en auxiliadores.
Observando como se retorcía al modo de un pez sacado del agua, se convulsionaba grotescamente mientras agonizaba agarrándose con sus propias manos el cuello, mirándoles con los ojos amoratados, hinchados. Giraron sus ojos completamente sobre si mismos 360 grados, desapareciendo sus pupilas color castaño y asomaron en la cuencas de los ojos, bajo los parpados, algo blanco y esférico parecido a dos huevos de gorrión.
A alguno de ese grupo se le ocurrió decir: deberíamos llamar a una ambulancia.
Todos miraron a Angelillo, éste sacando el móvil les contesto: yo no tengo saldo.
Los demás también dijeron frases parecidas, hasta que a Angelillo se le ocurrió interrogar a la encamada. Pegándole bofetadas para animarla le pregunto:
Pepica escucha ¿tienes móvil?
Ella con gran esfuerzo asintió con la cabeza.
¿Donde está Pepica que llamemos a una ambulancia para salvarte?
Pero pepica no contestaba.
Viendo Angelillo que aquello no funcionaba decidió ir a por Gerónimo.
Lo encontró retorciéndose de dolor de las patadas.
-Parar- les dijo a Andrés y el Pollero- lo necesito vivo.
Gerónimo estaba inconsciente, Angelillo cogió una botella de coñac y empezó a reanimarlo dándole licor. Este empezó gracias al liquido reanimante a cobrar color su piel que estaba blanca.
¿Tienes móvil Gerónimo?-le pregunto Angelillo.
Este respondió que si pero sin saldo.
Entre tanto los vecinos intentaban que respirara Pepica dándole aire con el abanico, sus nietos arremolinados con la gallina sobre la gente lloraban.
Los perros encadenados en la terraza de atrás ladraban histéricos pensando que estarían golpeando a su dueña.
Como estos animales son fieles incluso cuando se les trata mal, caso de Gerónimo y la encamada que eran maltratadores y torturadores de animales y niños.
Era conmovedor la fidelidad de estos animales.
A fuerza de tirar de la cadena consiguieron escapar un par de pastores alemanes y un mastín.
Se lanzaron al ataque a galope sobre los que intentaba reanimar a la encamada.
De un bocado un pastor alemán le abrió la garganta una persona que le hacia un boca a boca a Pepica, el otro pastor alemán se lanzo a la cara de Andrés desapareciendo uno de sus mofletes que le arranco de cuajo dejando al descubierto parte de su mandíbula de la que brotaba grasa blanca y sangre negra y roja.
El mastín se lanzo al grupo lanzando dentelladas a todos los cuerpo que se batían en retirada, hasta que llego al Pollero que alcanzo por la nuca y allí se encarnizo el mastín arrastrándole por el suelo como si fuera un trapo.
Los niños lloraban y Angelillo contempla el resultado de su reunión.
La sangre corría por todas partes, los cables de alta tensión rezumaban, los perros aullaban al festín humano, la escamada la acaba de espichar, y su marido llego de rodillas a ella malherido. Abrazándola lloraba con los brazos en cruz sobre el pecho de la difunta : Pepica, pepica, que me has dejado, que será de mi y de tus hijos y tus nietos.
Lloraba llenado la ropa de la difunta con su sangre.
Angelillo del valle de Uixó contra las torres eléctricas de San Antonio.
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