domingo, 7 de octubre de 2018

La idiota y el policía de Vall d´Uixó; o el susto.





¿ Qué más contaría la idiota a la policía local de Vall d´Uixó cuando entró asustada gritando a la comisaría: un lobo me ha atacado?
La historia  que os quiero contar ocurrió mientras cenaba unas olivas con pan. Era noche de principios de octubre, todavía calurosa. Yo  estaba tan cansado de cargar agua para mi huerto en un trineo  con unos perros, que ni siquiera había encendido el fuego ni me había preparado nada mejor para cenar. El día en el huerto había sido horrible. Primero me corté en el brazo con una punta de hierro de una valla. La carne se abrió de forma limpia sin darme cuenta hasta que sentí gotear la camisa de manga corta. Noté que las moscas no paraban de acudir a la sangre que manaba de mi brazo. El corte dejaba ver tejido blanco de la grasa. No tardé en darme cuenta de lo que pasó,  me lo provoqué a causa de mis propios perros impacientes por empezar a trabajar cuando salía del huerto con dos garrafas. Tiraron tan fuerte  de mi en un momento que estaba distraído pensando que me faltaba algo, se trataba de un cubo para meter el agua del bidón a las garrafas. El caso es que me empotraron contra la vaya y me herí. Luego fue un suplicio mayor del habitual cargar unos 150 litros de agua de un barril a más de 300 metros de distancia, ya que la parte donde dirijo el trineo se rompió la soldadura en la segunda carga de agua. Cada carga es de unos 45 a 50 litros. La última carga estuve  a punto de tirarla al barranco ya que   los perros iban de un lado  a otro del camino y el trineo daba tumbos. Igual de pesado era volver sin dirección  a casa cargados de leña. En eso que cuando empezaba a subir la cuesta de San Antonio surgió “la idiota”.
“La idiota.
Se trata de una mujer mayor, pero no anciana, antipática  e histérica, delgada, nariz aguileña, pelo rizado.  Tiene una hermana que parece gemela de igual carácter e imagino que  pensar. Cuando pasea lo hace con tres o cuatro pequeños perros, tan antipáticos como ella o ellas. Es frecuente cruzarme con esta idiota desde hace años y que mis perros ladren a los suyos y los suyos a los míos, y que ella me ladre a mí porque mis perros ladran tanto como los suyos, solo que mis perros son unos diez veces más grandes, por decir algo entre un husky y un milu, por eso no le hago caso y por cortesía le doy la razón.
Si, si son muy malos los perros como yo- el digo con indiferencia con los perros atados.
 Por eso, aunque los míos, no son más peligrosos que otros perros, ni hacen nada diferente que otros perros, los siempre llevó atados,  y en la mayoría de ocasiones con bozal. No falta decir que pese lo antipática que me es esta mujer  y sus perros, no permitiría que atacaran mis perros a sus perros. Hasta ahora nunca había reparado más que superficialmente en ella, cierta antipatía y ya está”

En la ocasión en que nos cruzamos, y que es importante para esta historia, iba con un manojo de tomillos y romeros, seguida de sus impertinentes y cortesanos perros sueltos lamiendo sus pies. Hasta ese momento ocurría  lo normal de nuestros frecuentes encuentros. Solo que está vez pasó algo extraño de lo que no tengo explicación. Unos de mis perros, que son medio huskys, enganchado al trineo se quitó como si nada en segundos el arnés. Noté como ella sonreía y comprendí al instante  todo el odio que esta mujer me tiene. Este tipo de mujeres   mayores del pueblo de Vall d´Uixó generalmente están resentidas con la vida, frustradas desde hace años y acumulan un gran instinto de venganza y crueldad en su alma que estalla contra algún perro, algún gato, o alguna chica joven y bonita. Quieren sangre, causar sufrimiento , dolor, lo necesitan para vivir, así son las viejas de Vall d´Uixó.  Y mis perros se lo iban a proporcionar . Mi perro estaba allí plantado delante de ella haciendo bailar a sus perritos que se agolpaban a sus pies mientras ella le pegaba con el romero. El resto de mis perros fue a defender a su compañero contra esa bruja, cosa que no les culpo. EL trineo salió por los aires del empujón y volcó, lo que me permitió engancharlo a una señal de precaución colocada de forma muy adecuada por el Ayuntamiento. Entonces cogí a mi perro y lo devolví a su trineo. Unos conocidos que pasaban tuvieron el detalle de levantarme el trineo y colocarme la leña.
A ella no la vi ni irse. Tampoco le preste mientras duró el incidente atención a lo que decía. Escuchaba que gritaba y pegaba a mi perro con el romero. 
¡Que exagerada!-comentaron los testigos de este hecho en referencia a esta mujer.
Una vez ella se fue estuve unos minutos hablando con mis amigos y les conté lo que había pasado:
Nada, que se me ha escapado un perro.
Después nos pusimos a hablar de un conocido que tenemos en común al que se la ha ido la cabeza. Está con una chica a la que pega, aunque ella también le pega a él. En el fondo es una pareja a la que se las ido la cabeza a los dos y protagonizan en bares y terrazas bastante espectáculos divertidos que dan que comentar, aunque evidentemente en esto no entra la policía, son cosas particulares, y yo lo respeto. Tras despedirme de ellos me fui a casa. Mientras cenaba pan con olivas noté que llamaban a mi puerta. Se trataba de la policía. Eran dos agentes. Enseguida imaginé que se trataba del perro y me temí lo peor.
Y antes de que preguntarán les pregunté yo asustado.
¿Ha herido mi perro a otro perro?
No- me contestó el agente tajante- pero queremos ver los perros y la documentación. Ha entrado una mujer a la comisaría diciendo que ha sido atacada por tus perros.
¿ delito de susto verdad? Les comenté con cinismo, estando tranquilo de que no había pasado nada grave. Fui a por la documentación, de paso a por papel para anotarme la hora a la que había llegado la policía, así como  la documentación que me pedían, las preguntas que me hacían. No les dejé  a entrar a casa no porque fueran policías, sino porque la casa estaba francamente sucia y desordenada, tanto que podía ser delito. Cuando salí con la documentación y la entregué  anoté la hora de llegada, así como la de salida
Las 20:23 minutos llegaron y a las 21: 03 se fueron.
 Les pregunté por su número de identificación que me dieron amablemente, sabiendo que estaban cumpliendo con su deber.
¿pueden entregarme  el nombre de la denunciante? Les inquirí, sin saber muy bien si había caso con esta mujer o no.
Les extrañó que tan pronto pasara a la ofensiva.  A veces es síntoma de culpabilidad, y parecía que yo lo fuera. Pero en mi caso estoy seguro de que la idiota tenía otras motivaciones más oscuras que el susto cuando entró gritando:
Un lobo, un lobo.
No, no era tan idiota como pensaba,
¿ Quién era realmente la idiota?

No había lesiones a los perros, y la idiota denunciante no había sido atacada, al revés atacó ella a mi perro con el romero, y ahora a mi con la policía. Iba habiendo crimen poco a poco algo saldría, ya lo estaba viendo, la idiota sabía mucho de mí y yo nada. Una vez vieron que la documentación estaba en regla, aun me preguntaron si los perros tenían chip.
Me parece una pregunta absurda- comenté en ese momento. Debo confesar que estaba  irritado por la pregunta que me dio  a pensar   que no tenían mucho interés la policía en saber lo ocurrido, sino ayudar a vengarse a la idiota o quizás desquitarse ellos de algún incidente o alegre comentario que he tenido para  ellos-
Sabéis de sobra (proseguí con un tono de enfado que parecía complacerles o a la ve decepcionarles)  si el perro tiene la documentación firmada por un veterinario tiene  el chip ¿qué veterinario se va a arriesgar a firmar la documentación sin ponerle el chip?-
Algunos como sabes no lo hacen- insistió el policía como si yo fueran un experto en veterinarios cuando solo conozco el mío y los que me están dando un curso de apicultura en Vila Real.
 Como no me preguntaban qué había ocurrido realmente y para salir de una conversación absurda sobre chips caninos se me ocurrió contárselo yo.
Mirar, yo no sé que os habrá dicho la idiota, de sobra es conocido que los idiotas tienen una gran imaginación, igual que la policía, y con eso no quiero decir que sean idiotas, ni los idiotas ni la policía, para mí ante todo son personas. Tampoco sé cómo la idiota   sabe mi nombre ni donde vivo, porque para poner una denuncia hay que saber el nombre o la dirección. Es fácil que al describirme con el trineo hayáis dicho, ese nuestro angelito. Entonces sabéis de sobra porque estáis hartos de controlarme que mis perros trabajan conmigo, que nunca van sueltos, que cagan dos veces al día, que comen una, que compro el pienso en Bon Area, que yo a veces como también del pienso. Pero volviendo a lo ocurrido. Uno de mis perros se ha soltado del trineo, bien amigos, lo reconozco , se ha ido a por uno de sus perros. Pero como tampoco es una fiera sin educación,  y está educado, sus instintos de matar a ese animalucho faldero, débil, asustadizo y retorcido, descripción semejante  a su dueña ha entrado en conflicto con las posibles consecuencias si lo hacía, que es aislamiento un buen rato y una reprimenda. Por eso, pese al escándalo de ladridos solo que ha hecho que bailar.
Pero la mujer estaba muy asustada- intervino uno de los policías con voz serena y nuestro deber…
No me hagas reír- interrumpí cabreado- ¿desde cuando os importa una mujer asustada? Preocuparse por eso en Vall d´Uixó es como preocuparse de haber apagado la televisión en un bombardeo en Siria. Si aquí todos los días hay violencia de género,  perros abandonados que la policía no recoge y al que los recoge lo convierten en un desgraciado.. Estos que tengo son los hijos de una perra abandonada embarazada.
Enséñanos los perros- me ordenó un policía.
Los perros estaban en el corral, aunque duermen conmigo en ese momento los había dejado allí.
Empezaron a hacerles fotos, a ficharlos. Yo me quejaba y en mi entupida queja  les decía si a ella también le habían  pedido la documentación, incluso llegué a decirles que me parecía  que los suyos no tenían chip.
El policía mintió descaradamente contestando de mala gana:
Si también se lo hemos pedido.
El otro policía añadió un comentario que pedí que me explicara fue le siguiente:
 Hay que tenerlo todo muy claro después de lo que ha pasado.( No estueve seguro si dijo al final de la frase “contigo”)Me molestó muchísimo como lo dijo y lo que dejaba ver.
Perdona ¿puedes repetir lo que acabas decir y explicarme a quien iba dirigido esto que acabas de decir?- enseguida le pregunté ,ya que dudaba  de si se refería a que unos perros mataron a una persona en Vall d´Uixó. El hecho de que comparará a mis perros con aquellos era grosero y además cínico, digo esto porque si mataron a una persona unos perros, ellos son bastantes responsables debido a que el pueblo está lleno de perros sueltos, y más que habrá si la idiota va riñendo con cada personas que lleva un perro, le ladra y le acusa que le ha mordido. La idiota hará que nadie pueda salir con sus perros.
Después de fichar a los perros, insistir en que esto no debería volverse a repetir, a lo que tuve que quejarme con todo el respeto.
A ver, que ha sido un accidente. Riesgo cero no existe, siempre llevo los perros atados, e iba atado en ese momento. Yo no sé como explicarlo, ni que os habrá dicho la idiota, pero cualquier persona normal lo comprendería porque lo ha visto. Los perros iban  en el trineo. Uno de ellos, ni idea de cómo lo ha conseguido se ha escapado y ha empezado a ladrar de forma agresiva, y todo lo que quería decirle al chucho, pero no se ha atrevido a dar el paso porque sabe que eso no debe hacerlo. Es como cuando alguien tiene un accidente con el coche, pues mira, a veces pasa y  vosotros lo sabéis. ¿ O es que quien tiene un accidente con el coche es por qué le gusta, o por ser siempre un irresponsable? A veces es la mala suerte, y nadie le dice que sea el último accidente que tengas. Pues esto lo mismo. Yo no puedo asegurar al 100 por 100 si no mató a los perros, que un día se escapen y pasen cosas como las de hoy. Incluso lo que ha pasado hoy, me deja más tranquilo, es que los estoy educando moderadamente bien ya que no ha ido a matar cuando podía.
Dicho esto un perro ladró. Un policía se giró y vio la puerta a la que examinó.
Tendrás que taparla del todo. Veo que hay dos huecos por donde caben dos manos de niños
¿ Y qué? Pregunté yo sin comprender que me iba a decir.
EL policía suspirando me respondió con voz tranquila:
Mira Ángel, cabe la mano de un niño ¿ y si le muerde?
Yo empecé a llorar de desesperación:
No es un caimán es solo un perro.
Eso  lo sé yo, y tu… pero ¿ y un niño?- me dijo el policía suspirando, y añadió.
Quiero que cubras ese hueco o informó a su señoría.
En ese momento miraba a mis perros por el hueco, veía sus ojillos y ya de lo me decían perdí el hilo, lo confieso. Solo pensaba en esa idiota riendo en el bosque, disfrutando con la idea de que se los iban  llevar a mis perros, y los matarían a fuego lento en la perrera. No paso gracias que a tenían papales.
Miré por última vez a la policía. Iba a decirlo, pero callé. Algo me detuvo, como si la prudencia hubiera entrado en mí.
Ahora que se han ido puedo comentarlo.
Hace unos días, en un huerto en pleno monte que cultivo, tuve una experiencia con unos perros, por la que debería haber ido a comisaría, pero algo como lo que experimenté en ese momento me hizo no hacerlo.
Iba acompañado de unos de mis perros con mi azadón, estaba a punto de entrar a mis tierras, cuando salieron de un matorral cuatro perros abandonados sacándome los dientes. Tenían el cabello erizado, los ojos rojos, su aspecto era lamentable de hambre. Uno de mis perros se erizó como ellos sacando  los dientes. Esos pobres perros hambrientos miraban a mi perro  y a mí que blandía el azadón. Los gruñidos resonaban. Entonces, unos de esos perros, de color gris y blanco como un lobo, aunque en los huesos de puro hambre se lanzó sobre mi directo al estómago. Me giré, y le di con la azada en las costillas mientras el perro que me acompañaba  se lanzó sobre dos de ellos. Enseguida se fueron espantados. No voy a decir donde están. Ojalá se acerquen donde la idiota  que coge hierbas, o a cualquiera de este pueblo, ya me da igual, no tengo un solo amigo al que llorar su muerte, al revés, solo gente que despreció por la que reír y ser feliz con su desaparición, ni siquiera tienen la calificación de enemigos. Son solo chusma que despreció como la idiota.
Pero está historia que os quiero contar no ha terminado. Hoy estaba terminando de comer, las olivas con pan que ayer no terminé. EL bocadillo empezaba ya a atragantárseme, cuando un coche ha subido y ha aparcado junto a mi casa. Desde mi ventana he notado los uniformes fosforitos. Y han llamado silbando de forma amistosa.
Ángel ¿puedes salir un momento?
He salido.
¿qué tal? Ha sido mi saludo, un poco tibio.
Eran los mismos agentes de ayer.
¿Nos puedes sacar las placas de los perros?
¿ es que no os fiais  de la documentación? Les he preguntado.
De los perros es de los que no nos fiamos- me ha respondido el único que habla. EL otro siempre está en silencio.
No he comprendido muy bien que ha querido decir. Si se refería a los perros como comportamiento o que es hay intercambio de chapas con perros muertos, o  algo así.
Cuando he vuelto me han comentado:
Vamos a multarte.
¿ Por qué? Le he preguntado.
Por Senegal le falta la renovación de la vacuna antirrábica, le tocaba a finales de Julio. Con los dedos ha contado:
Agosto, septiembre y octubre de retraso Angelito.
Pero no veis como estoy sin dinero. Si no le he vacunado ha sido por eso, los voy vacunando cada mes, en Agosto a Subordinador, en septiembre a Dominador y esperaba, aunque este mes no voy a cobrar nada a Senegal, reconozco que iba a dejarlo para noviembre.
Sí que lo siento- ha comentado el policía.
Luego ha dicho algo desconcertante que no sé muy bien cómo interpretarlo, supongo que como guerra psicológica:
Si quieres deja el perro mañana en el veterinario a perro, yo lo pagaré.
A lo que me he negado.
Ya lo pagaré yo como pueda, gracias. La multa de cuanto es.
Unos 60 euros me ha dicho. Puedes alegarlo- me ha sugerido.
Cosa que he hecho en la denuncia:
Situación de pobreza extrema que pueden comprobar los agentes, que hacen esto a modo de represalia.
Oh Vamos, ¿crees eso de verdad? Me ha preguntado con su tono amable el policía.
Yo lo he dicho que sí. Sin abandonar su actitud educada y triste se ha despedido mirando el bocadillo de olivas diciendo:
Hasta mañana.
He dado un bocado de olivas y he visto a lo lejos por la ventana camino abajo a la idiota con sus perros,  parecía feliz mirando mi casa y viendo como bajaba la policía.


Angelillo de Uixó.



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