domingo, 1 de agosto de 2010
Fiesta taurina
Angelillo torero, torero.
En una avenida de Vall d' Uixó, sin mayor ni menor estética que el resto de las avenidas del pueblo se agolpan en los bordes de las aceras unas construcciones clonadas, idénticas en estilo y forma. Son un grupo de doce casas uniformes las que discurren por la avenida.
Aunque con vanidad de pueblo le llamen avenida, es más bien una calle corta por la que transcurre una carretera de doble sentido.
Las casas no están destinadas a viviendas, si no a diferentes concejalía y departamentos sociales. Su destino anterior fue diferente, fueron construidas para albergar a los maestros del pueblo, de ahí su nombre: las casas de los maestros.
Son muy visibles desde lejos por su color blanco maté. Frente a las puerta de entrada tienen una pequeña terraza techada a la que se accede a través de unas humildes columnas jónicas a imitación hispana de los templo griegos, sin duda en honor a los maestros que impartirían sus clases magistrales leyendo a Homero, explicando Platón y Aristóteles, y relatando las guerras del Peloponeso.
Poseen todas un pequeño jardín de menos de 15 pasos con algo de césped marchito. En el centro del jardín de todas las construcciones hay colocado un cartel indicativo sobre a que institución estamos accediendo.
Cada casa está destinada a una concejalía, por ejemplo está la destinada a los servicios sociales.
En ella se agolpa la pobretería desarraiga del pueblo, donde unas orgullosas asistentas sociales vagas, pedantes y orgullosas , disfrutan de su situación de poder contra los nacidos en el seno de la violencia familiar, con taras metales, enfermedades y adicciones. Seres que viven una vida desgraciada, y que van como quien mendiga a esta institución buscando amparo más que derechos. Encuentran en está institución a señoras y señores pegados a una silla escribiendo la estadística en un folio de las necesidades del pobre que guardan con esmero, ya que haciendo esto se gana el pan y se sientan al otro lado de la mesa.
Al lado de los servicios sociales irónicamente se encuentra la cámara de comercio, por allí pululan ociosos los funcionarios con papeles que como abejas polinizadoras; polinizan con papeles las mesas sin que florezca nada.
En la acera de enfrente de estas dos concejalía se situá la dedicada a urbanismo.
Es la más frecuentada de todas, por sus puertas estrechas entran diariamente unos constructores llamados Hermanos Aventura mangoneando a los funcionarios. Ante ellos como gusanos se pliegan los funcionarios. La razón de tanto doblegarse es la naturaleza de los débiles que se intimidan por el dinero. Los maletines repletos de billetes de quinientos euros es el secreto de la fuerza de los Aventura, ya que orgánicamente son seres inferiores.
Los concejales siguen a los Aventura como perros falderos, oliendo el rastro del dinero.
Esta concejalía es punto y a parte de las demás, cuenta con funcionarios semejantes a los otros: tendentes a la inutilidad y la vagancia. Pero lo que los hace exclusivos son sus tendencias semíticas a la acumulación de dinero.
Angelillo paso por urbanismo, y vio desde la calle a través de una ventana abierta como el concejal de urbanismo riendo brindaba con champan con los hermanos Aventura, y pensó para si mismo:
-Ya han realizado algún pelotazo urbanismo.
Y era cierto, tenían nuevo PAI que celebrar y una estafa consistente en torres de alta tensión sobre las casas de unos pobres de San Antonio.
Como en Vall d' Uixó eso estaba al orden del día y se aceptaba con resignación violenta, Angelillo siguió su camino en silencio.
Llego a la concejalía que deseaba, era la de Agricultura, alimentación y pesca, frente a él encontró a una mujer joven de unos 17 años embarazada y con un bebe en un carro. Iba la mujer acompañada de dos hombres.
Angelillo los conocía de vista, eran golfos del barrio de Texas, gentes desfaenadas de esas que frecuentan los bares, se pasan el día en la calle, ven la televisión, y siempre se sienten ofendidos.
Llegaron a la puerta todos al mismo tiempo, y como todos no podían pasar a la vez y para los de Texas sería un insulto pasar ellos los segundos, Angelillo como buen caballero los dejo pasar.
Estos pasaron como ciudadanos de Vall d' Uixó, es decir como borregos, sin tener ningún gesto amable ni saludo a su deferencia.
La mujer era muy hermosa, de piel morena, delgada y generosa de pechos gracias a la silicona de una operación mamaria. Tenía rasgos de gitana pero no lo era. Andaba comiendo groseramente patatas fritas.
De nombre fue bautizada como Estrella, pero de apodo la conocían como la Gigi.
Era Gigi una mujer alegre. Desde adolescente su afición era subir en coches repletos de chicos para que la pasearan. Cuando el coche fuera más grande y potente mejor. Su madre era una mujer divorciada refugiada en el alcohol y la religión cristiana. Sobre el comportamiento tan precoz de su hija no hizo lo jamás el mínimo gesto para encauzarla.
Era Gigi de fácil complacer y se entregaba a las pasiones más viles de los golfos.
Entro a la concejalía Gigi con la la boca llena de papas. En el embarazo se le había antojado pasarse el día comiendo patatas fritas de bolsa, comida por otra parte principal de las gentes de este barrio cuyas madres para no cansarse haciendo guisos alimentan a sus hijos con este tipo de comida.
Estrella se limpiaba la barbilla aceitosa mientras preguntaba al funcionario de la entrada:
-¿Esta el que lleva lo de los toros?
El funcionario, un hombre creado para ser funcionario, con mentón largo a lo Austrias, ojos negros, pelo castaño, flequillo muy pegado por la gomina, delgadez extrema y amanerado en las formas, mientras ponían con esfuerzo supremo unos clips a unos folios preparaba lacónicamente una contestación muy meditada:
-Lo de los toros, los de los toros, vamos a ver, veamos- y seguía el funcionario haciendo un esfuerzo cognitivo monumental- eso creo que lo lleva Luis, pasen ustedes a ese despacho y pregunten a mi compañera, ella les pondrá al corriente.
El funcionario les guió hasta una mesa donde una chica miope de mediana edad se escondía entre una pila de papeles. Estaba la mesa decorada en el único rincón libre de papeles con dos estampitas religiosas de San Sebastian. Sin prestar atención a los visitante parecía que leía unos informes, pero la verdad es que dormitaba sobre ellos.
Un carraspeo de uno de los hombres le hizo despertar de la abstracción documental.
Se agito al ver gente frente a ella ya que padecía como muchos funcionarios de fobia social y depresiones múltiples.
Instintivamente se puso una mano en el pecho de forma nerviosa agarrándose un botón de la blusa. Ésta costumbre la tenia Rogelia desde los veintitrés años, cuando su primer novio con el que llevaba más un año festejando un día de mucho calor y haber bebido vino el mozo en las fiestas del pueblo, al acabar el toro se abalanzó sobre ella que comía una sandia. No paso mucho más.
Rogelia de la impresión perdió el conocimiento, al despertar lo repudio naciendo en ella una inclinación sexual hacia las mujeres.
Digan ustedes- les dijo.
Venimos a lo de los toros- le contesto la mujer meciendo el carro pues la criatura empezaba a desquiciarse.
¿Que es lo de los toros? -pregunto la mujer con un tono de ingenuidad.
Uno de los hombres llamado Antonio Jose, latino típico de mediana edad, negro de campo, bajito, mirada penetrante y huidiza, y con tic nerviosos causados por el defectuoso funcionamiento de su sistema nervioso, le contesto gritando:
Joder, lo de los toros en la calle, somos los del grupo de texas, el mejor barrio del pueblo. Venimos a pedir los permisos y a que nos de el concejal de fiestas 30.000 euros para ir a Andalucía a comprar toros. ¿Nos da los papeles y el dinero?
Eso creo que lo lleva Alberto- contesto la mujer, tenéis que subir al piso de arriba.
Entre tanto a Angelillo también lo mandaron a otro departamento para hablar con quien debía.
Angelillo necesitaba unos certificados de agricultura ecológica, y en la concejalía de agricultura no se aclaraban a repartirse entre todos los vagos de allí a quien le pertenecía expedir dicho documento.
Paso a un despacho, luego a otro.
Las consultas a gritos de despacho a despacho de funcionarios se sucedían para dirimir el responsable.
De momento le mandaron con el socorrido: suba al piso de arriba.
La mujer, los dos hombre y Angelillo empezaron a subir las escaleras.
Gigi subía empujando el carro por las escaleras, el bebe se golpeaba la cabeza contra el colchón de la cuna carro mientras con esfuerzo los subía. Sus compañeros no le ayudaban ya que los farandules de pueblo tienen muy pocas delicadezas con las mujeres.
Las gente de pueblo son calaveras por naturaleza, la influencia del medio les hace ser así y por ello tienen muy a mal los gesto de nobleza o caballerosidad.
Estrella, cansada pidió ayuda a sus compañeros pero no la obtuvo.
Antonio Jose era un hombre que despreciaba a las mujeres. Había pasado sábados placenteros cargando a Gigi en su furgoneta, pero eso no servía de por sí para ayudarla ya que era de la opinión que todas las hembras le pertenecían, y esos favores hechos por Gigi con él los interpretaba como muestra de su señorío. No solo no la ayudaba por misoginia, si no por la cultura heredada de sus padres, unos castellanos que vinieron al pueblo con mucha hambre de Albacete y le educaron en que jamas se debe ayudar a nadie que no fuera él. Antonio Jose había hecho de esto su única ley.
El otro hombre llamado el naranjero, varón joven que se dedicaba a coger naranjas y a pasar drogas fuera de la temporada de recogida. Como solo trabajaba oficialmente los tres meses de campaña tenía paga no contributiva de los servicios sociales. Era agresivo e individualista como la mayoría de su gremio. Había pasado también muchos sábados con Gigi, pero a parte de la calma que le daba Gigi a sus carnes no sentía por ella nada más.
Así que ninguno la ayudo, incluso la increparon llamándola marquesa por tanta demanda, y le amenazaron con no llevarla a Andalucía.
Angelillo que es persona respetuosa, tolerante y caballeresca, ante tanto calavera de aficiones toreras no quiso tampoco ayudar. Le basto las malas caras que le hicieron al dejarles pasar para sentir desprecio por ese grupo de personajes carnavalescos.
Gigi silencio su queja y subió su carrito con esfuerzo hasta el rellano del segundo piso.
Llegaron al segundo piso.
Allí encontraron a un funcionario tomando café, el naranjero tomo la palabra.
Oye tu, venimos de abajo a por los permisos y el dinero para lo de los toros. Somos la comisión de fiestas de Texas.
¿ Lo de los toros?- dijo el funcionario.
Si contesto la mujer, lo de las vacunas y los permisos para tirarlos a la calle y hacer fiesta.
Los permisos no los llevo yo señores, eso esta abajo, lo lleva Rafael, pero creo que esta de vacaciones.
Pero si nos han dicho que era aquí y que lo llevaba Alberto- dijo agitado por sus problemas de estrés y agresividad Antonio Jose. La expresión de Antonio Jose era simiesca cuando se ponía nervioso, acompaño las palabras con el puño cerrado mientra de la frente empezaba a manar gotas de sudor.
-Pues se han equivocado señores- les dijo fríamente el funcionario. Éste era el típico funcionario igual de inútil que el resto, pero más engreído, de los que creen que tiene un destino superior a los demás hispanos. Con tono pedante de funcionario mirándose las manos y agachando la vista para observar la limpieza de sus zapatos contesto:
-Eso lo lleva Rafael y está de vacaciones.
¿Entonces, que hacemos?- pregunto Gigi suplicante y muy nerviosa. Aunque le hubieran dicho que su hijo se iba a morir no le hubiera afectado tanto como imaginar Texas sin toros.
Pues no lo se, eso lo lleva Rafael- contesto el funcionario que ya se había cerrado a razones y ni a martillazos en el cráneo le hubieran hecho cambiar de opinión de que la persona indicada era Rafael.
La canalla de Texas comprendió pese a su corta inteligencia de gente de populacho que no tenían nada que hacer, “con la iglesia habían topado”.
Pensaron que sería mejor bajar y buscar al Rafael, aun así, el farandul Antonio Jose herido en su sentimientos de matón que se tiene que doblegar por otro chulapo y no termina de aceptarlo, le contestó con rabia:
Oye tu, que si no conseguimos los toros para el barrio este año nos sancionarán con 5 años sin toros, y te lo juro por mis muertos que ya hablaríamos.
Eso no es mi problema- le contesto el funcionario que se intimido ante la amenaza pero se mantuvo firme- bajar y que os atienda Rafael, a ver que se puede hacer.
Acto seguido se volvió el funcionario abandonado a los parroquianos que empezaban a mascullar entre dientes.
Angelillo escuchaba la conversación en un rincón, cerca de un macetero con una palmera casi seca. Se dirigió al funcionario cuando termino de atender al grupo. Obtuvo un resultado parecido; le mando al señor Hurtado, gran conocedor de la agricultura ecológica que casualmente también estaba de vacaciones. Tendría que esperar a septiembre para certificar.
Angelillo iba a hacer un comentario cuando vio que con la cabeza se anticipaba el funcionario negando, así que silencio Angelillo sabedor que con la administración española no se puede luchar si no es con dinamita.
Fueron mandados todos abajo.
Bajo todo había cambiado, si antes había cinco funcionarios ahora habían cuatro y diferentes, se había producido el relevo del almuerzo que suele durar toda la jornada laboral.
Los golfos de texas cansados de hablar con tanto funcionario empezaron a comentar una noticia vista en la televisión y que les afecto mucho. No era la reforma laboral de la que iban a ser carnaza, si no la noticia hiriente de la supresión de los toros el día anterior en Cataluña. Esa noticia junto con el temor de quedarse sin toros por culpa de los tramites les llevo a pensar en conspiraciones.
-Oye tu- dijo con la boca abierta y empezando un nuevo paquete de papas la Gigi- que esto empieza a oler a Cataluña. ¿ Y si no nos quieren dar los papeles para que no hagamos toros?
Antonio Jose empezó a mover la pierna derecha muy nervioso, su corazón se agitaba y un deseo violento se adueñaba de él, pensaba como los otros: ¿ Y si fuera una conspiración? Otros años los de la juntas de fiestas no tuvieron tantos problemas.
Lo que las gentes del barrio de texas no sabían es que en Vall d' Uixó no estaban en contra de los toros.
Cuenta el municipio con funcionarios tan castizos y rancios como los que describiera Galdós o el genial Valle Inclán hace un siglo, comprometidos hasta la médula con las tradiciones absurdas de los toros , procesiones, belenes y comparsas.
Si no tenían los papeles era por la natural inclinación a la negligencia del funcionario latino, y no por un acto de compromiso para abolir la tortura animal.
Las otras juntas de fiestas siempre tuvieron los mismo problemas desde hacía más de 300 años, resolviéndose todos los años la fiesta como se hace siempre en estas latitudes: a ultima hora, improvisando, e in extremis.
Preguntaron por el tal Rafael, y milagrosamente dieron con él, venía de almorzar.
Era un hombre obeso, llevaba el pin de la bandera de España, su rostro era insulso, feo, tirando a sapero.
Rafael llego a funcionario por enchufe hacía más de cuarenta años. Era hijo de un empresario alpargatero que ya había heredado la fabrica. Rafael desde niño estuvo inclinado a la vagancia en extremos hiperbólicos. No podía ni aguantar el poco sufrido trabajo de presidente de la fabrica que le dejaba su padre ya que el olor de las pieles curtidas para hacer zapatos llegaban al despacho y le afectaba el apetito.
Hubiera sido un indigente de no existir el estado español que subsidia a los inútiles y a los vagos de buenas familias dándoles plaza de funcionario.
- ¿Lleva usted lo de los toros ?-pregunto el naranjero.
-No, no lo llevo yo- le contesto secamente.
-¿Y no podría hacer algo? Mañana debemos salir para Andalucía si queremos traer los toros la semana que viene- suplico Gigi.
El hombre les miro atentamente, escudriñando los pechos de Gigi, ésta noto que le atraía. Se hizo la melosa y acariciando la mano del hombre le convenció.
Tranquilo que tendréis toros, ahora hago unas llamadas al concejal de fiestas y lo preparamos, pero sepan ustedes que yo no me encargo de esto, lo hago por qué estoy comprometido con la fiesta de los toros y porque usted es muy bonita señorita. Aquí no pasará como en Cataluña, en Vall d Uixó el maltrato y la fiesta vivirán eternamente en nuestras calles.
Los farandules más tranquilos sonrieron, se sentaron mientras Rafael hacia llamadas, Gigi lo hizo en la mesa desde la que llamaba, cruzó las piernas frente a Rafael que no apartaba la mirada de la abertura de la falda.
En breve se soluciono gracias a las gestiones de Gigi y su oratoria.
Les requirió los DNI ya que debía entregarles 30000 euros pagados de los impuesto municipales, incluso de los anti taurinos.
Parte de ese dinero se lo gastaría la comisión de fiestas para ir a por los toros. El viaje y la estancia entraba en la subvención.
La comisión estaba formada por los más golfos y vagos del barrio.
Tal es el caso que en estos viajes parte del dinero acaba no solo en los toros, si no en restaurantes, hoteles y burdeles. Los ganaderos saben que ese dinero no es sudado y los festeros deben gastarlo todo para que al año siguiente les den una subvención igual. Así que para que el viaje sea grato meten prostitutas en los cortijos y queden satisfechos y con ganas de volver los clientes.
Este es el principal motivo de la defensa de la fiesta nacional.
Los taurinos de Texas consiguieron en ultimo momento arreglar sus gestiones, Angelillo tendría que volver al día siguiente.
Salió a la calle mientras los de la comisión de fiestas se lanzaban a las firmas muy contentos.
En la calle se veía lo de siempre: entrar por la puerta de los servicios sociales que estaba frente a Agricultura a los típicos pobretones que iban a por sus ticket de 50 euros semanales para comida.
Sobre la carretera circulaba la procesión de audis, bmw y mercedes cuyos conductores con aires chulescos, gafas de sol y música a toda volumen lo hacían a gran velocidad y exhibicionismo.
Al girar la esquina dio Angelillo con la plaza de toros del pueblo. La estaban preparando para el chupinazo. Las mozas iban muy cortas, secretando aroma a sexo barato. El olor a meados, bajeza, sudor, llegaba desde la arena de la plaza de toros.
La plaza provisional de toros de Vall d' Uixó es cochambrosa, hecha de chapas con las que se podrían construir diez o doce fabelas.
Los mozos descamisados chuleaban buscando donde saciar sus instintos sexuales y homicidas, ambos sentimientos en los taurino andan solapados.
Camina el chulo de barrio torero buscando hembra, pelea y saciar el ansia de tortura para ejercitar en grado máximo su individualismo y amor a si mismo.
En el pensamiento de la gente que celebra la fiesta de los toros hay una necesidad a consumar la tortura para reafirmar su identidad sexual.
Al que le gustan los toros tiene una premisa: Yo existo por que torturo; yo tengo autoestima por que mato, domino y hago padecer.
Dentro de una semana llegaría Gigi, Antonio Jose, el naranjero y unos cuantos típicos más de Andalucía con los toros, y muchas anécdotas del viaje que contar.
Los tirarán a la plaza para diversión de los asistentes.
El animal a base de palos irá detrás de los golfos demostradores de su hombría esquivando a la bestia. Por la noche lo embolaran, mientras los bellacos de pueblo reirán borrachos bajo la luna llena, repletos a de deseos y exhibicionismo de los que solo la muerte los puede salvar.
Como latinos que son, harán todo lo posible por ser el centro de atención de las hembras y de la plaza.
Los vómitos, las peleas, la traca, el dolor como actitud ante la vida, el deseo exacerbado, el sexo, la muerte, hallaran cita en un circulo que se cierra en forma de plaza de amarillenta arena iluminada por un sol abrasador, y seguirá al día la noche repleta insomnio, de luna llena iluminada por el fuego de la bestia mientras sobrevuela el murciélago.
Angelillo del Valle de Uixó.
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