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Sé que no me creerá nadie que esté vigilando con la escopeta
en el monte.
Y menos el que se
lamente por los caminos de regreso a su casa el domingo protestando por no
haber terminado su paseo bajo la amenazas
de los cazadores. No darán crédito sin
envidia al conocer este valeroso hecho, en el cual , “ Yo” Angelillo de Uixó,
conocido desde hoy como Angelillo matajabalí, haya cazado un jabalí en Vall d
´Uixó . Me cortaré la mano si es mentira lo que cuento. Lo juro por los Aqueos.
Estaba paseando con la bicicleta, y con los perros tirando
de ella en dirección a los Maquiales y
els aigüa molls. Garrut acaba de quedar atrás, y de fondo, a mi espalda , se
veía como si fuera una paloma blanca en una plaza, Vall d´Uixó. Mi bicicleta trotaba entre las azuladas
pinadas que miran el mar. Subíamos y
bajábamos por los caminos como los barcos sobre la solas de la mar a gran velocidad. Todo se movía a nuestro
alrededor. De los angostos barrancos salían a vernos las tórtolas ocultas entre
las madreselvas en flor , las ardillas
agitaban sus colas en lo alto de las
ramas saltando de árbol en árbol para
seguirnos como los delfines a los marineros; cuando de lo oculto de una cueva….
! ha salido un jabalí para desafiarnos!
Sus pasos retumbaban como una escopeta sobre nuestras cabezas. Bajaba solitario de la montaña rompiendo ramas,
arbustos, dispuesto a no huir del hombre. Harto del acoso que sufre su
comunidad. Su odio por el hombre, comprensible, ¡era tal!, que incluso le he visto hacer saltar por el aire
una enorme roca que detenía su paso para llegar donde estábamos. La roca ha ido
directa contra nosotros. Pero gracias a un acelerón que he ordenado a los
perros, la hemos evitado estrellándose contra una pinada que ha caído entera,
como cuando la bola de bolera derriba todos los bolos haciendo pleno.
Así se ha plantado
en medio del camino gruñendo ante mi y ante mis canes, a los que he detenido mientras ladraban al jabalí con ganas
de atacar. He intentado apaciguarlos con estas palabras:
“Tranquilos colmillo lácteos míos , no tengáis prisa en
matarlo. Hoy no hemos salido a cazar, le daré una oportunidad para que se vaya”
Me he apeado de la bicicleta y he avanzado solo hacia el
jabalí, me miraba rascando la tierra con la pata y mostrando sus colmillos con
orgullo.
He de confesar que no he visto jamás ejemplar tan grande en
toda Castellón. Cada colmillo mediría como el antebrazo de un hombre fornido.
Viendo que no se iba, no me ha quedado más remedio que
regresar con mis perros, montar en la bicicleta; y apretarme el casco y los cordones de las
botas.
El noble, a la vez que monstruosos jabalí, estaba junto el
cartel que habían puesto los cazadores donde se podía leer:
“Batida de la
comunidad de jabalíes de Vall d´uixó- Antes de las cinco de la tarde no
quedará ni uno vivo. Ja”
Los cazadores que estaban entre esas rocas haciendo guardia
para matar, alarmados por el alborozo de los ladridos y gruñidos del jabalí y
los perros , han acudido excitados empujados por el instinto de matar, o ver
una pelea a muerte.
Las rocas han vibrado
al escuchar mi voz gritando:
“ Adelante colmillos
lácteos. Por Dios y por España”
Viajando por el cielo teñido de verde ha llegado
mi voz al pueblo, deteniendo las
campanas de las iglesias. Las ancianas me han contado poco después que se
santiguaban por mi en los portales. Los cazadores se llamaban unos a otros , saliendo de todas
las cabañas del bosque. Poco a poco, y sin esfuerzo, han encontrado un lugar ideal para presenciar el desenlace.
En una cumbre , la providencia , ha creado plaza redonda de piedras de rodeno ideal para ver las cacerías.
Yo les he saludado al percatarme de su presencia, y me ha
asombrado que ya había gitanos , niñas, autoridades y turistas que me aplaudían. Incluso he escuchado a un
viejo cazador emocionado hablar en referencia
a mí:
-que cojones tiene ese Valenciano, va a por el jabalí con la
bicicleta y perros.
Una culebra ha vibrado cruzando entre el jabalí y yo.
Los colmillos de los perros han asomado escapando de su boca
la feroz amenaza de matarlo.
El jabalí dando los primeros pasos entre aplausos y vítores
ha arrancado contra nosotros , el pedal
ha girado la cadena y las ruedas, las
cuerdas de los arneses que enganchan a los perros se han tensado haciendo
saltar por el aire la bicicleta cuando los perros arqueando el lomo han dado su
siniestro salto de ataque. la luna pálida abierta como una navaja ha surgido sobre nuestras cabeza mordiendo las
voces de guitarra del público ávido de muerte. Hemos chocado con aquella mole
que gruñía herida. El manillar en ristre ha caído sobre la nuca negra del
increíble jabalí junto seis colmillos a
la vez que se hundían en su lomo. Las cadenas del arrastre han rodeado su
cabeza que miraba a los cazadores con el hocico ensangrentado porque yo tiraba de ellas con toda mi fuerza. los perros entre tanto le perforaban el cuello. Sangre caliente
resbalaba de las bocas de los perros a
las hierbas. Los perros apoyados en el animal herido al que sujetaban,
apretaban cada vez más sin sentir en su corazón el len guaje del martirio de la
pobre bestia cuyas rodillas se doblaban,
viendo en el cielo le abría una
puerta entre el aleluya del publico.
Cayó al suelo.
La gente bajaba de la plaza a la arena para felicitarme:
Viva Angelillo el matador. EL hombre más valiente de toda
Vall d´uixó. Por la gran faena que has hecho, tú serás nuestro alcalde desde
hoy para siempre, aunque seas un forastero de Valencia. Oh hijo predilecto
de Vall d´Uixó.
Vamos, vamos amigos cazadores y autoridades- les decía yo
humilde montado a hombros de un jorobado
y cornudo , no ha sido nada, hago estas faenas a diario, incluso con leones y
caimanes, me gustaría probar con tiburones y cachalotes. Llevadme al mar,
presto.
Aunque lo cierto, es que hoy yo no sabía que estaba dentro
de una batida del jabalí desde hacía varios kilómetros cuando paseaba con mis
perros. La distancia era de poco más de una hora de mi casa, ósea debían ser
solo de unos 10 o 12
kilómetros , pues esa es nuestra velocidad por monte. Me
encontraba cerca de unas casetas donde
hacían la paella. Los niños jugaban. Acaba de coger la senda del aigüa molls,
cuando ha escuchado varios tiros y unos cazadores han salido de los arbustos disparando
monte arriba. . Al verme dirigiéndose a mi me han dado el alto:
Allí arriba está la batida del jabalí, si subes con tus
perros te los matarán la jauría que allí hay, más de 100.
entonces ¿tengo que
irme?
Así es, me ha dicho el cazador. Y ten cuidado al salir,
estás en pleno centro de la batida, en su corazón, corres peligro durante unos
tres kilómetros.
Y he tenido que irme de allí extremando la precaución. De
regreso me he encontrado una gran cola de excursionistas a los que adelantaba
como un Ferrari en la autopista a las SEAT. A ellos también habían echado los
cazadores, e iban cabizbajos de regreso a sus casas con sus cestitas las chicas
para coger flores y adornar las cunas de sus bebes.
Angelillo de Uixó.
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