lunes, 27 de octubre de 2014

El descenso a los infierno del mesías Juan Carlos.


Angelillo superstar.
Coros de la hoguera profética.


Estrofa I.
Marcha de casa honorable hijo sin padres ni auxilio de nadie.
Antistrofa.
En los andenes bajo la tierra.
!Qué obtengas un destino favorable para sacar adelante tu vida!
Estrofa II.
El camino será largo, Oh mesías, Juan Carlos.
Conocerás el hambre, la sed, las penas, la exclusión social, la persecución de los poderosos.
Solo tienes tu personalidad para salir adelante.
Haz que sepan que tú eres el nuevo mesías.
Un libertador.
Antistrofa II.
Encontraras la paz en algún momento.
Pero si te equivocas en tu lucha,
te matara la multitud.

I.


Dejo de oírse el chirriar de la hoguera y su llama revolucionaria. Empezó a dormirse hasta apagarse bajo el asta lunar que declinaba a la llegada de la aurora en el nuevo día, cuando se acerco husmeando y destrozando con sus aceradas mandíbulas un cráneo de cordero que encontró tirado en el descampado, un gigantesco cancerbero de negro pelaje y del tamaño de un caballo. Al ver a Juan Carlos recostado, le ladró de forma fiera entre el canto de los heráldicos gallos.
Angustiado, apenado, el mesías caminaba perseguido por el fiero can por toda la ciudad.
Le pedía ayuda a la gente, más la gente rehusaba a ayudarle.
Coro de Juan Carlos pidiendo ayuda del cancerbero.


Por favor ayudadme, Oh hermanos.
Esto es lo último que me faltaba.
me ha cogido manía este cancerbero nazi.
No me lo puedo quitar de encima.
Va suelto, sin bozal y sin cadena.
La culpa la tiene el gobierno.
No se que le pasa conmigo.
Pero esto os digo:
Aquel que me lo quite de encima,
irá al cielo por ser un hombre justo.

Más oh hermanos, el mesías fue conducido por el cancerbero al mundo subterráneo que era custodiados por varios centauros con fusiles automáticos , ante los cuales el can se detuvo.
Juan Carlos fue arrojado a las escaleras mecánicas que le bajaron lentamente mientras se giraba y veía a través del cristal cómo el perro nazi le daba la patita a los verdugos del sistema y movía el muñón que tenia por cola la cual había sido amputada al igual que parte de sus orejas al nacer.
Al volver la mirada Juan Carlos, se encontró a un revisor frente a él sonriendo.
Intento dar la vuelta para escapar, pero cuando daba un paso para ascender las escaleras automáticas que descendían, le devolvían a la misma posición de partida.
EL revisor pulso el botón rojo de más velocidad entre carcajadas.
EL mesías saltaba, brincaba, intentado no descender. Más sus esfuerzo eran superados por la fuerza de la escaleras mecánicas que iban a velocidad supersónica.
Juan Carlos tras luchar valerosamente contra el mecano más de 15 minutos, dio agotado entre los peldaños metálicos que le arrojaron cómo las bravas olas al naufrago a los pies del revisor. Le saco de la cartera su último billete y le dio a cambio un tiket y la vuelta en forma de dos monedas doradas.
Su tiket señor- le dijo y se alejo.

Coro de voces optimistas que se escuchan en el anden.

Oh ciudadano, las viejas normas nos han pisoteado, ahora nos hemos creado otras nuevas.
Guardarte la buena voluntad de los perdedores, y emprender el camino con valentía de tú salvación personal.
todos los problema se solucionan si eres optimista.
No me molestéis con los pobres y las desgracias de los que sufren.
No alteréis mi egoísmo natural y práctico.
Las respuesta están en el emprendimiento , y en aprovechar la oportunidad de la desgracia de tu fiel amigo.
Bebe de la sangre del que sufre y saca partido de su derrota.
Así te debe manifestar:
Por una vida de placeres.
por una vida sin dolor.
Por una vida sin honor ni cuidado de nada que no sea yo.
Por una vida sin pecado.
Por la primera persona.
que cada cual haga lo que quiera, pero siempre buscando la riqueza.
Por la guerra de todos contra todos y que gane el que más pueda en primera persona del singular.

Coro de voces con dolor e indignadas que se escuchan en el anden.

Oh hermanos, cuanto más observamos las nuevas normas, mejor nos parecen las viejas, pese a que no estábamos de acuerdo.
Vaya una mierda hemos hecho entre todos.
Dan ganas de salir con el fusil al hombro.
Ya nadie vela a los muertos.
Parecemos Judas que hemos vendido a nuestro hermano por un salario ridículo.
O Pedro que niega lo que es por miedo a que lo denuncien.
Nadie acompaña a los que van a prisión siendo inocentes.
Nosotros, teníamos Fe en algo mejor, y lo negamos en publico.
Nos hundimos sobre nuestro muertos pisoteados por jueces, policías, empresarios.
Observamos las calavera intentando buscar un explicación.
Con miedo a que todo termine para nosotros.
Decidme, si se cumple que vienen a por nosotros.
¿ No deberíamos morir con un fusil en el hombro ante de que estos hijo de puta nos claven en su cruz ?
¿ Que me venís a responder, oh hermanos?

II.


EL sol en el horizonte bañaba las mejilla de Juan Carlos. Los transeúnte le tiraron con tranquilidad e indiferencia cínica monedas, y algunas miradas mientras pasaron por su lado esquivando su cuerpo yacente.
Coro de voces alrededor del mesías.
Que gracia.
está borracho-
Qué vergüenza de país.
Todo el mundo es un holgazán.
Pobre persona.
Igual se está muriendo.
Tengo prisa.
Ya se apañara.
Levante y anda.
Busca trabajo.

III.

Juan Carlos se levanto pensando que soñaba y se sentó en un asiento cerca de la papelera a la que se acercaba gente hablando, tirando paquetes de tabaco, papeles, pipas, restos de bocadillos. Su voces coreaban en todo tipo de idiomas, y tenían todo tipo de creencias.
Había seguidores de Mahoma, Buda, Cristo, Stalin, Elvis Presley.

Sonaron unos pasos y un encendedor junto a Juan Carlos, y brotó una llama azulada que se acercó a unos carnosos labios de un bello hombre cuyos dedos estaban cubiertos de sortijas de oro y diamantes con forma de serpientes esculpidas y mujeres denudas. Cruzó las piernas sentándose en el asiento contiguo. Sus zapatos de piel de cocodrilo brillaron mientras un negro se acerco para limpiarlos. Apoyó entre sus piernas un maletín de piel de cordero que abrió. Estaba lleno de dinero y documentos. La llama había encendido un cigarro. Dio dos caladas se le ofreció al negro el resto del cigarro que acepto con mucho gusto mientras lo despedía sin haber terminado, dándole un billete que sonó del fajo al salir. EL caballero volvió a encender otro cigarro aspirando humo del tabaco y expirando.
El ambiente se lleno de humo. Y la caverna quedo envuelta en una densa niebla entre la que se escuchaba el traquetear de las vías cargadas de vagones llenos de almas, silbidos de sirenas, paneles anunciando el ultimo viaje.
Los agentes con sus fusiles automáticos se acercaron con cancerbero y el negro limpiabotas que escoltaban esposado hasta un anden escondido en la puerta de atrás.
No se puede fumar aquí señor-le dijeron.
El hombre miró a los policías entre la niebla. Quedaron cómo hipnotizados ante sus ropa cara y su aspecto de lujo.
Sacó unos billetes y los centauros y el perro nazi hicieron reverencias esperando que les contestará.
Largo de aquí, y soltar a ese hombre. Me ha limpiado los zapatos.- les ordenó y así se hizo.
Cientos de voces se escuchaban entre la niebla, buscándose sin poder verse, hablando todos a la vez. Bajaban decenas de almas en pena las escaleras mecánicas de la luz a la oscuridad, y subiendo de la oscuridad a la claridad.
Miró a Juan Carlos este hombre poderoso de semblante majestuoso. La niebla se alejaba por el túnel lentamente.
Le comento con voz dulce y seductora.

todos sufrimos una airada vida.
Un gran silencio y soledad envuelve la tierra.
Toda esta gente que ves está dormida y en una prisión.
Y Tú puedes despertarla”

El hombre poderoso lazó el cigarro al suelo. Se levantó, y desapareció con la niebla.

Coro del chico que vende periódicos.

Nuestro país se salva, ha vencido la peste de la crisis.
Los bancos están saneados, han pasado el estrés test de la salvación nacional.

Coro de un parado estresado sobre el puente del anden hablando solo antes de cientos de hombres indiferentes que entran y salen de los trenes. Lágrimas de rabia caen de sus mejillas. Así habla a los viajeros.

¿ Bancos con estrés?
Estás dormido mundo.
Habéis hecho humano al dinero.
ahora tiene estrés, miedo, alegría, el dinero.
Todos sois cómplices de esta mierda.
Os habéis vendido la mejor postor.

Coro de gente que viaja.

El dinero tiene vida y ha venido a ayudarnos.

Milagro
Mírame dinero y ayúdame.
Quita nuestras penas para que nos divertamos.
llena nuestra bolsa con tu amistad y nuestros problemas aliviaras.
Tu todo lo puedes en este reino.
Sálvanos poderoso caballero,
oh dinero.
Te construiremos nuevos templo en forma de banco.
Te daremos nuevos sacrificios y comisiones.
Si quieres nuestro brazos te los daremos.
Si quieres nuestras piernas te las daremos.
Si quieres nuestros hígados te los daremos.
Si quieres nuestro ojos te los daremos.
Nuestras cabezas son tuyas.
Si quieres a nuestra madre te la venderemos.
Yo quiero ser tu mejor amigo, oh dinero.

Coro del parado estresado.
Se acabo.
No tenéis remedio.
No puedo comprenderos.
Enciende el parado estresado un trapo de una botella con gasolina, y cuando abren las puertas del tren la lanza produciendo una gran explosión. Los cuerpos humanos arden dando palmas y gritos. Se funden entre los hierros en llamas derritiéndose cómo la cera de las velas de las iglesias.
Suenas las bronciferas campas por la paz, y las doradas trompetas por la compasión.
Ondean las hermosas banderas patrióticas a media asta, y se hinchan el orgullo y sentimiento de venganza cómo los sapos los jueces judíos del reino y los fariseos de los políticos y la policía franquista y asesina.



Coro del mesías Juan Carlos.



Dormir, dormir hermanos míos en este abismo.
El fin no justifica los medios contra Roma.
Yo toda esta sangre la condeno,
cómo la deuda externa.
así no derribaremos sus murallas.

Sana, sana, sana Dios.
Oh gente que veis, ver.
Sana, sana, sana Dios.
Oh gente que podéis habar, hablar.
sana, sana, sana Dios.
Oh vivos vivir.
¿ que habéis hecho de nuestros ideales y del mundo?
Habéis dejado que un santo se pierda.
Y acabe haciendo una locura.
Vivimos en las tinieblas.
Los vivos deben vivir para ver otra vez la luz,
y comprender nuestra revolución y salvación.
Angelillo de Uixó.




El descenso a los infierno del mesías Juan Carlos. by Ángel Blasco Giménez is licensed under a
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