Amaos los unos a los otros. Angelillo superestrella.
Coro de oprimidos por el sistema leyendo el periódico.
Paco observó las palomas descender entre la fina lluvia en la azotea del edifico del banco.
Los cristales goteaban lentamente. EL humo de los taxis,
el vapor de la lluvia y del aliento de Paco ascendía lentamente. Los
coches avanzaban despacio en un gran atasco. De una ventana de la
séptima planta se asomo una persona a respirar. Observaba cómo un
centauro victorioso el paisaje de luces de la ciudad y su letanía bajo
la lluvia.
Un helicóptero de la policía volaba cerca de las cumbres de los rascacielos.
Paco se retiro unos metros hasta la esquina, buscando un
buen angulo, y saco un subfusil de la mochila de deporte que llevaba
consigo.
La bala avanzo partiendo las gotas que caían heridas a
la acera hasta incrustarse en el cerebro de esa persona que se balanceo
sin comprender nada. Y haciendo una extraña pirueta casi cómica voló
cómo un imbécil por el vacío aterrizando en el techo de un taxi con sus
alas muertas.
Luego Paco vació el cargador contra los cristales del
edifico del banco que explotaban y se fragmentaban en miles de trozos
dejando ver a las personas de las oficinas desnudos de alma, cómo en una
radiografía psicológica, muertos de miedo gritando, gimiendo, y
corriendo cómo concejos de feria de aquí para allá entre las balas y
las explosiones.
Paco volvió a cargar el subfusil y abrió fuego contra varios policías que cayeron abatidos.
Su sangre corrió mezclada con el agua formando un
pequeño torbellino donde había atrapadas varias hojas muerta en el
desagüe que lo engullía todo lentamente.
Paco entro en el edificio que le había embargado su
casa, sus nominas, y con el que tenía una deuda de por vida que iba a
devolver.
El conserje que tantas veces le había dicho buenos días, no dijo nada en esa ocasión y recibió tres tiros en el pecho.
Paco cargo el subfusil mientras el ascensor descendía
cargados de ejecutivos que al abrir la puerta vieron a Paco. lLenos de
pánico atrapados en esa ratonera metálica de luces parpadeantes que
gritaba por el altavoz:
Primera planta, primera planta, primera planta.
Intentaban llorando dar el botón de cerrar mientras
cientos de balas por segundo se clavaban en sus cuerpos. La puerta se
cerró automáticamente subiendo sus cuerpos muertos hasta los cielos.
Haciendo parada en la quinta, la séptima, la novena planta.
Estrofa del Magno poeta tras peregrinar al templo del
mesías, ahora deshabitado,sin su legitimo Dios tras su ingreso
hospitalario. Allí puede aún ver los escasos gramos de arroz con los que
se alimentaba Juan Carlos. Medio paquete de lentejas abierto. Varias
palomas picoteando ente las migas de pan de la última cena.
El poeta, embriagado por la paz lanza su grito revolucionario:
“Os ordeno amaros los unos a los otros.
Sea está la palabra del mesías que flota en este templo”
Las palomas elevan el vuelo y predican el evangelio del amor.
Coro de adeptos al amor y el bien.
La idea de amarnos,
está en todos nosotros.
Danza de forma marcial en nuestros corazones.
Solo hace falta que alguien nos lo ordene para sacarla al exterior.
Más no sabemos cómo hacerlo solos.
Necesitamos a muchos para esta misión.
Implica a toda la humanidad.
¿ Cómo lo hacemos, oh poeta?
¿ a que mesías debemos seguir para saber amar?
Dinos poeta, dinos poeta.
Tu que has visto la luz.
que has estado en el templo.
Y has recitado versos
¿ Cómo lo hacemos?
¿ Cómo lo hacemos?
Te pedimos la voz y la palabra.
Magno poeta a los coros.
Lo primero que tenemos que hacer,
es coser una bandera con nuestra propuesta para que se vea.
Luego recoger firmas por el amor,
y que no se le ponga barreras.
Haremos un desfile con ella para ganar adeptos.
Y una gran marcha a los juzgados.
allí derrocaremos a la figura de la justicia.
Esa dama de piedra frígida y virgen,
con los ojos vendados.
Y yo mismo la violare para que sepa que es el amor.
esparcire mi semen entre sus senos,
luego la meare.
Será cómo violar a un ciega,
pues tiene los ojos vendados.
Así se evita el delito y el pecado.
Luego libraremos a los presos,
para ver cómo abrazan a los policías y a los jueces,
mientras hacemos ondear la bandera del amor.
Coro de adeptos al amor y al bien.
Tu propuesta, Oh magno, es solida y consiente.
Es ideal para hacer un país cómo Dios manda.
Es evangélico y moderno.
Esta bien conjugado el verso.
Lo llamaremos amorlandia en vez de España.
Estamos tan contentos de tu revelación,
que nos dan ganas de gritar.
Que llegue el amor ya
que llegue el amor ya
que llegue el amor ya.
Queremos amar.
Somos adeptos.
Es Tú voluntad Oh señor.
Danos, danos, danos el cáliz del amor.
Te seguiremos hasta la muerte, o la victoria.
Por el amor.
Por el amor.
Por el amor.
Qué aplaque nuestro odio.
EL final de este evangelio termina con una marcha triunfal.
EL magno poeta pide fidelidad de forma clásica.
Sobre una tribuna sujeta la bandera del amor, y pide a sus legiones adeptas que juren besando la bandera.
Besad la bandera y jurad por ella legiones del amor oprimidas por el odio y el rencor del sistema de mierda que tenemos
Coro de legionarios adeptos al amor oprimidos por el odio y el rencor del sistema de mierda que tenemos.
Juramos por el amor, estamos hartos de odiar por culpa de este sistema de mierda que tenemos.
Poeta gritando.
Jurad por vuestra sangre.
Coro, desfilando uno por uno y besando.
Juramos por nuestra sangre no volver a odiar y solo amar
juramos por nuestra sangre no volver a odiar y solo amar
juramos pro nuestra sangre no volver a odiar y solo amar
Así miles y miles de seguidores de amor, dispuestos a
sacrificar su vida, su alma por la causa al alta del ser humano, el
amor, que redimirá al ser humano.
Hágase tu voluntad Juan Carlos.
Angelillo de Uixó.
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Creado a partir de la obra en http://angelillo201.wordpress.com/.
Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en wwwalgarabia.blogspot.com
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