martes, 13 de septiembre de 2011

Carrera ilegal y galerías de vall d'uixó. Episodios locales de Angelillo de Uixó.









La carrera ilegal y las galerías de Vall d' Uixó. Episodios locales de Angelillo de Uixó.

La carrera de descenso de montaña que congrego tantos ojos, tan buena acogida y felicitaciones por la organización, termino con un ganador bebiendo de una botella de champan y brindando con las autoridades locales preparadas para cantar unos horas después del we are de champions, el himno del Vall d' uxió que cumplía 100 años.
Atraviesan estos centauros a lomos de sus esqueléticas maquinas de aluminio las sendas pisadas por íberos romanos moros y republicanos. Destrozan sus vestigios a su paso por el mero motivo del placer de deslizarse desde una cumbre a un barranco sintiéndose el centro de atención en su exhibición ante unos diminutos espectadores, que observan con prismáticos sus piruetas becerriles saltando a toda velocidad por encima de los obstáculos y deseando su caía mortal para dar emoción a su pasiva espera en el parking comiendo, bebiendo, bailando.
Las autoridades aprovechan para promocionar el turismo en un lugar donde vivió el hombre prehistórico hace 18000 años y que han convertido en una cafetería moderna.
Han dejado en el descenso impreso el golpe a los ciclópeos bancales, algunos demolidos para el evento. Esta murallas agrícolas de piedra construidas desde tiempo inmemoriales para albergar en la montaña algún árbol de secano como el algarrobo, higuera o el almendro quedan esparcidas por el lugar como un cadáver descoyuntado.
Igualmente han destruido trincheras de la guerra civil, aplastado ajedreas, hinojo, tomillo, lavanda, talado pinos, olivos, y espantado a toda la fauna.
Bajo un sol de fuego que exalta las pasiones, desde una ermita dedicado al patrón de los animales, San Antonio, un ateo no se desgañitaba gritando “más de prisa” ni filmaba la escena admirando al ciclista, si no lamentando el espectáculo de esta España que va cada vez más cuesta abajo tropezando consigo misma.
La ladera del descenso situada al noroeste recibe los rayos de sol solamente en el ocaso, mira al poblado ibérico de San José y a esa horas del día queda ya de nuevo postergada en la tarde lenta y mortecina sin que nadie perturbe su quietud.
El silencio es nuevamente interrumpido brevemente por los cohetes dirigios hacia la montaña, explotan en el aire a la altura de su cumbre. Ahora la acción y la fiesta que dura hasta bien entrada la noche, aun cálida pero cada vez más larga anunciando el final del verano, se traslada al centro del pueblo.

Hechos del martes 13 de septiembre.

Olvidada la carrera por mi parte como un capitulo más en el día a día del lugar, donde es harto frecuente este tipo de sucesos y nunca se da a basto de cubrir tanto despropósito, pues son muchos los habitantes de la villa (cerca de 35000 almas ),que se desvanecen en mi mente las trincheras, las pistas y los dichosos ciclistas.
A las dos noches siguientes de la carrera, cerca de la madrugada descansaba cuando un golpe seco llama a mi puerta y mis perros de la cama se levantan ladrando y brincando.
Al abrir contemplo como el que es siempre sumiso estaba convertido en un fiero león que le ha dado la fuerza para escapar de su miserable cautiverio.
Relincha ante mi puerta y se mete en la casa.
Es Platero, caricatura goyesca del sufrimiento, retrato del paisaje normal de Uixó.
Platero es un ponny siempre por desatar de un viejo y medio muerto algarrobo que contempla la vida como un trasto inservible llevado por una cuerda de un lado a otro, sabe quien por qué y para qué.
-Entra Paletero le he dicho-
Lo ha hecho arrastrando la gruesa amarra naviera cortada con dientes y pisoteadas por sus fuertes cascos negros sin herrar. Relinchando busca agua y alimento rompiendo vasos y platos hasta ser servido.
Varios pozales después de agua ha salido con el amanecer a su voluntad despidiéndose de mi mirada y cogiendo la senda por donde descendieron los ciclistas.
El día ha traído los mismos encuentros invariables que tenemos en esta zona: caras aun cansadas del fin de semana, gentes recelosas deambulando por las calles sin saber que hacer, el paro lleno, los servicios sociales desbordados, y los organizadores de la carrera festejando su éxito mientras planean nuevas felonías, y algún ciclista con la clavícula rota en el hospital de Villa Real junto con algún cantante del himno uxense con afonía vocal.
Cuando subía de hacer unas gestiones Platero estaba de nuevo atado.
Su aventura queda en su memoria y la mía, más yo sin platos, ni vasos, ni Platero.
Asomado al balcón de lejos veía varios adolescente montando los parany para la caza de pájaros, se escucha a los gitanos dando palmas, las pistas ciclistas con chiquillos descendiendo, el sol golpeando los sonoros matorrales del chicharrar.
Alegres galerías de mi vida.
Dos casa más abajo los perros siempre atados, todos están atados.
! son tantos! quizás doce, duele escucharles.
Al abrir el ordenador he tenido la grata noticia de un email anunciándome la denuncia de la carrera. Cosa que he de decir que me ha puesto tan contento como la evasión de Platero.
Es la primera vez que en Vall d' Uixó se realiza algo similar, por ello debemos estar de enhorabuena.

Angelillo de Uxió para los episodios locales del descalabro nacional.

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