La maldición de Miguel Ángel Blanco.
De Angelillo de Uixó.
Un comedor destartalado con olor a humo, a ropa sucia; y a perro. En las ventanas gotas de rocío , producen un pequeño aluvión del polvo acumulado descendiendo por un reguero vertical del cristal que desemboca en los tristes raíles de aluminio alemán donde dos gusanos descansan abrigados, desconocedores de que al abrirse las ventanas quedarán partidos. Leña apilada junto la estufa, ropa dispersa colgando de sillas, y trastos variados desperdigados componen la escena.
Dos perros en un rincón sentados sobre un viejo sillón miran a un tercero con las piernas traseras paraliticas sin apenas carne que forman una descualinjada cruz de la que surge la triste figura del crucificado en forma de perro zombie que se aferra a un hilo de vida. No pestañean sus ojos abiertos, redondos cómo luceros bajo una ventana cerrada, sin cortinas ni persiana . Entra la aurora con las primeras luces de la fría mañana melancólica iluminando el caldo amarillo de los orines que se ha hecho encima .
Forma el excremento un charco de perfume dorado que rodea una cucaracha con asco. Chirriar grosero y fantasmagórico del cambio de dial de la radio. En el techo agrietado del comedor cuelgan telarañas negras del humo de la lumbre . Se desperezan las arácnidas con cuidado de no caer. Se oye la cadena ser. Habla el presidente del gobierno sobre la hecatombe de la patria hispana: pide sacrificios. Del cuarto sale una carcajada carnavalesca con hipo de guerra civil mezclada con la voz de la radio que transmite unas palabras canallas de Mariano Rajoy: sacrificios humanos. Los perros ladran y arañan la puerta que se abre. Saltan a la cama a la vez y reciben caricias de Champote aun legañoso. Alcanza las cabezas que se le ofrecen a su palma de la mano , compiten por el amor y la lealtad al buen amo. Champote va a la cocina y la enciende. Cuchichean en su cuarto los comentaristas de la radio. En la cocina silva la cafetera. Piden su libertad los canes que tropiezan con las piernas delgadas y desnudas del joven Champote que lleva en el rostro la amargura de la perdida del idealismo anarquista y la resignación del parado camino la indigencia. Se mesa su pelo encrespado quedando más encrespado. Va envuelto con un batín agujereado. Porta a su cuarto una taza de café con dos galletas cómo desayuno . Suenan tres acordes seguidos de una guitarra una vez sorbe el café . Cae el batín al suelo. Sobre el uno de los perros se enrosca aprovechando la oportunidad de tumbarse al calor de la prenda, demostrando empíricamente que el perro ha nacido para el confort. Champote se calza un viejo chándal del ejercito español con las tiras a los lados de la bandera nacional desteñidas, y manchurrones de grasa e inmundicia que forman costras grisáceas y negruzcas sobre el aceitunado chándal . Cubre el pecho con una sudadera de Terra Mítica con el rostro de Zaplana que le regalaron. Se coloca unas zapatillas con la suela semi despegadas y cordones ennegrecidos mientras tararea una canción francesa de Jack Brell con emocionalidad suicida y desesperada. Al pasar al comedor tropieza con la mirada rota, desprendida, vacía cómo un busto de Cicerón de Miguel Ángel Blanco. El perro agoniza, sobrepasó el límite que le diagnosticaron a su mal cuando lo recogió Champote de la calle moribundo y llamo a un experto para que le asesorara que hacer con él: si era mejor sacrificarlo, llamar a los servicios públicos del Ayuntamiento, o intentar cuidarlo y darlo en adopción cuando mejorará. El experto le dio de limite 48 horas vida. Champote espero. Le siguieron las segundas partes « límite 48 horas más», al final el bueno de Champote dejo de contar los límites que se convirtieron en cinco meses; riéndose mucho del experto cuando comieron Miguel Ángel Blanco y él las uvas del 2013. Champote sigue allí la mañana del 23 de enero del 2013; valiente y heroico aferrado al mundo a través de la respiración. Su aspecto es el de la muerte, intenta levantarse pero ya no puede. Tras la puerta una perra huérfana llama: tom, tam, tom, tam. Raz, ras, pasa sus afiladas garras de perra joven, abandonada y desesperada por la puerta haciendo saltar la pintura y provocando que se oxide. Ladra llamando con urgencia: Guau, guau, guau. Aquiles y Meidei, los otros dos perros acompañan los maitines de la huérfana .
Miguel Ángel Blanco con las oreja que es lo único que mantiene totalmente erguido da un eructo y cae cómo un borracho mareado de vino dándose con la cabeza contra el bombo de la batería que emite un percusivo sol grave semejante al de una parabelum 9 milímetros. Abatido se extiende sobre su manta . La ha espichado- exclama Champote acudiendo hacia él en su auxilio cómo un benemérito ante una accidente de circulación. Tras un instante de inactividad , el acordeón de sus costillas que sobresalen de la carne hundida entre ellas se mueven por turno. Empieza el avance las costillas más cercanas al hígado, y luego mueven las siguiente hasta recorrer su camino que termina en el pecho . Al final del recorrido cómo un fuelle sopla su aliento, y como una ola se vuelven a replegar hasta hundirse en su carne maloliente y rancia semi descompuesta . - Joder Miguel Ángel que olor- Champote acude a por lejía, levanta al animal arrastrándolo hasta la otra manta. Sacude la cabeza doblegada el animal en el trayecto. La perra de fuera posesa de nerviosismo por entrar ladra y araña con insistencia la puerta.- Ya voy Heidi, ya voy, espera un poco ostia. No arañes la puerta que me la rompes- le grita Champote. Aquiles y Meidei golpean y arañan la puerta con furia desde dentro exigiendo su paseo. Estruendo de ladridos que retumba en el lúgubre comedor . Champote con Miguel Ángel Blanco arrastrándolo que semeja más a una carroña desechada en algún cruce de camino. Lo deposita en otra manta. Ronca estrepitosamente el animal sobrecogiendo la antítesis de que la muerte respire. Los ojos del animal quedan abiertos cómo las alas de las mariposas cuando vuelan, pero vacíos de visión y roncando el engendro. Conmueve el animal al joven Champonte. -Oh el horror, el horror- grita Champonte. Acude a la puerta todavía exclamando: el horror, el horror. Los perros aupados, rascando la puerta y ladrando.
Abre y entra Heidi, una perra joven de caderas anchas que mueve de forma erótica. El pastor alemán le huele su dilatado chocho húmedo que chorrea. A Heidi le cuelga una tripa enorme de la preñez. Sus pezones afloran bajo el vientre negros y duros, son tan grandes cómo el pulgar de un negro del Congo. Al entrar se tira sobre los restos de comida de Miguel Ángel Blanco y sacia su hambre, luego bebe y busca las caricias de Champonte que le pasa la mano por la barriga mientras le habla con dulzura . Ella le lame sus manos cómo una hembra agradecida:
-Pero Heidi de tan buena eres tonta, ¿ ahora que va a ser de ti? Vas a tener cachorros, te has acostado con todo los perros de la montaña y no tienes amo que te proteja. Vives cómo los parados y los chonis de Vall d”Uixó: de la limosna. ¿ Que va a ser de ti criatura? -Champote retira la mano del pezón. En su mirada santurrona e idealista hay un poco del gesto y palabras de disgusto de los padres inmigrante ante su hija embazada de 15 años que confiesa sus pecados: eres una irresponsable- le recrimina. La perra le ladra y se aúpa lamiendo al joven Champote. Heidi es una de tantas huérfanas de Vall d”Uixó. Sus amos han tenido que huir con lo puesto a Marruecos en busca de trabajo dejando casa a merced de ladrones de chatarra, y a Heidi errante por la montañ. En el hogar de Champote ha encontrado cariño, y algo de comida, cómo lo pueda hallar una huérfana que entra en un convento de clausura.
Miguel Ángel Blanco huele a Heidi con celos, y con envidia de Aquiles. La ve borroso, pero es ella. Hace unos cinco meses, cuando estando enfermo pero aun podía caminar intento montar a Heidi sin conseguirlo. Recibió las burlas de Aquiles y de ella. Ahora él se muere mientras Aquiles ,el pastor alemán, al que no soporta lame su chocho. Heidi levanta el rabo dejándose hacer delante de él que está a punto de espicharla. Meidei desplazada se tumba en la cama de Champote, al que se le oye maldecir a los gitanos y chonis de texas desde la puerta que da a la calle . Miguel Ángel Blanco lanza un cansado suspiro . Intenta observar sintiendo un profundo dolor de cuello al levantarlo. Suspira agotado, exhausto, concentra las pocas fuerzas que le quedan. Champote entra con el cráneo de un perro que han dejado junto a la puerta a modo de amenaza. Lo deja caer sin darse cuenta cerca de Miguel Ángel Blanco que se estremece pensando que dentro de un momento, en cuestión de horas el será así.
Aquiles juega indiferente con Heidi ante la desesperación de Miguel Ángel Blanco que se caga encima. Llora impotente de verse en ese estado. Las campanas dan las 8 de la mañana. Un coche baja por la cuesta aun con las luces encendida y mira dentro de la casa. Champote cierra de un portazo y pega un puñetazo sobre la mesa del comedor donde hay media barra de pan que sobro de la cena. Coge el cráneo y lo observa. Los perros paran de jugar y miran cómo habla solo dando vueltas por el comedor en circulo con la calavera del perro en la mano haciendo muecas y gestos hamletianos:
- Oh calorro chonis. Si igual de constante fuerais cuando perseguís a los escriben vuestras faltas , lo fuerais en estudiar tendríamos en España los barrios chabolistas repletos de licenciados. ¿ Cual ha sido mi delito? Oh dime fascista gitano del barrio de Texas. ¿ Ha sido creer en la palabra ? ¿Pensar que desde la palabra se pueden cambiar las cosas? ¿ Eso merece que por escribir en el blog sobre ética , ecología , y moral se me pinche el coche , se me agreda, se me apedree, se me amenace con matar a mis perros? ¿ Tan peligroso es en España ya ejercer la libertad de expresión? El Ayuntamiento con el alcalde Óscar Clavell a la cabeza- mira Champote al pronunciar el nombre de este demonio del PP fijamente el cráneo del perro pensando en el calavera de Óscar Clavell- también el Ayuntamiento me proscribe, me agrede; quizás no me lance piedras, pero me niegan sistemáticamente todos mis derechos de ciudadano y me conducen a la humillación y la exclusión social. Mira Champote la calavera y ríe cómo un loco convertido en un ridículo Hamlet. Deja le cráneo del perro de nuevo cerca de Miguel Ángel Blanco y se pasa las manos por los labios reflexionando. Trocea cómo Jesucristo en la última cena un pedazo de pan que bendice delante de la calavera . Devora sin degustar el insípido pan del mercadona. Continua hablando :- Esto no quedará así, haré un escrito en facebook y en mi blog exponiendo una tesis novedosa en Vall d”Uixó : el derecho a la libertad de expresión, el deber del respeto a la vida humana, incluso del que piensa de forma contraía a la nuestra, hasta incluiré a los concejales del PP y su alcalde, mayor ejercicio de tolerancia que este no puede haber. Hablare con los socialistas y los de IU para redactar inmediatamente un manifiesto por la libertad de expresión. Empezare con algo así cómo . I have a dream, donde en vall d' Uixó cualquier persona que tenga algo que decir pueda hacerlo libremente, algo que nunca ha ocurrido sin consecuencias.- toma Champote papel y boli y anota sus locuaces ideas revolucionarias y semi democráticas. Masca otro trozo de pan- deambula en plan intelectual y bohemio por el comedor. Los perros ladran y le recuerdan que tiene el deber de pasearlos. Vamos, vamos- les dice abriendo la puerta. Sale a la calle acalorado pensando en un escrito contundente que refleje los hechos y conmueva. Lo mejor presentarse cómo una víctima de la violencia de las tribus gitano andaluzas establecidas en Vall d”Uixó, y de los sádicos fascistas PP. ¿ Quién no simpatizara con esta causa patriótica étnico- ideológica ?Champote convertido en mártir- exclama eufórico y contento con sus ocurrencias. Los perros ladran. Miguel Ángel Blanco sonríe cómo un brujo que acaba de maldecir a su enemigo. Vuelve a caer semiinconsciente pensando: en menudas manos se quedan ésta tropa. Si fueran listos huirían de este perroflauta o de cualquier otro similar, tanto cómo de los cazadores. Si un cazador me explotó en mi juventud cuando cazaba lebreles para él, hasta que me hice viejo y enferme abandonándome en una cuneta. Mejor no me ha ido cuando este perroflauta me recogió. Este loco no hace más que meterse en líos. Cada día un follón. La semana pasada contaba Aquiles cómo le apedrearon unos gitanos de texas al acusar al amo de haberles roto el parany, y ahora esto, y no van a parar aquí la escalada de incidentes- gesto cínico de Miguel Ángel Blanco . Entra el sol con intensidad por la ventana. Entre claros y sombra Miguel Ángel Blanco tendido con la calavera junto a él. Impotente y aterrorizado la observa. Comienza a delirar por la enfermedad y la agonía. Cierra brevemente los ojos y nota cómo flota en el vacío. No siente nada.- Los que van a morir te saludan- le dice el cráneo sin legua ni ojos que empieza a moverse por el comedor- Sobresaltado cobra otra vez consciencia Miguel Ángel Blanco. Ha sido un sueño, una alucinación.Un dolor agudo cómo si le comprimiera el cuerpo todo el peso del mundo le hace estremecerse. A continuación siente un ardor profundo ahogándole la garganta. -Agua, agua- solicita, pero está solo. A escasos centímetros hay una fiambrera con agua, intenta llegar a ella pero las patas de delante apenas tiene movimiento. Saca la legua que roza la fiambrera, estira el cuello con dolor pero no lo consigue. Cae nuevamente sobre la alfombra, siente un ataque que el hace escupir bilis. Se mea y pierde el sentido asustado. Recobra la consciencia al cabo de 10 minutos. Mira las arañas del techo- De esta no salgo- dice. Escucha cómo abren la puerta y una voz exclamando:! Pero otra vez Miguel Ángel! . Siente cómo Champote lo coge con ternura y lo transporta a un rincón, la cabeza le da vueltas y mira borroso a Meidie,a Heidi,a Aquiles que le observan con tristeza.- Joderos que también acabaréis así vosotros-les dice . El olor a lejía penetra de nuevo por sus fosas nasales, es lo último que huele con intensidad, su último recuerdo del mundo, la limpieza. Desearía Miguel Ángel Blanco oler el coño húmedo de Heidi que tiene a escasos centímetros. Aquiles y Heidi se tumban en la manta que ha girado Champote donde él estaba antes. Ahora él está en el otro rincón de la casa sobre unos cartones. Se observan. Quiere decirle algo a Heidi que levanta las orejas cuando empieza a sentir unas convulsiones violentas.- No, no, esta vez se acabo todo, no quie....
Miguel Ángel, Miguel ángel- Champote le da masaje en el pecho mientras Miguel Ángel hace la bicicleta tumbado sobre los cartones. La lengua se desparrama entra babas, su cuerpo enjuto, maltrecho, danza macabro entre convulsiones hasta detenerse de súbito, quedándose la boca eternamente abierta, a modo de burla, de maldición. Derrama un charco de espuma blanca y una meada espesa por detrás. Aquiles,Meidei, Heidie se espantan y huyen al cuarto contiguo. En la siguiente hora no se mueven. Se escucha un pico romper la tierra cerca de una garrofera de un bancal próximo a la casa. Heidi asustada da un beso a Meidei y otro a Aquiles. Sale del cuarto y se acerca curiosa a Miguel Ángel Blanco. Es la primera vez que ve la muerte y siente curiosidad. Miguel Ángel yace con la lengua fuera, los colmillos sobre los labios rosados y negros, sobrevuelan dos moscardones. Al ver esa espantosa figura casi irreconocible de Miguel Ángel Blanco, Heidi se espanta. Se acurruca sobre Aquiles que la recibe con ternura. Heidi llora.
Angelillo de Uixó
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que caraj, es esto?¿
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