miércoles, 4 de abril de 2012

La misión civilizadora de Angelillo de Uixó.

La misión civilizadora de Angelillo de Uixó.







Episodios Nacionales de Angelillo de Uixó.
Ángel Blasco Giménez.










Brumas blancas sumergen la escarchada mañana de primavera. El sol anaranjado sobre un pardo mar . Las montañas envuelven Vall d' uixo difuminadas de tenebrosa oscuridad. Ningún sonido durante los primeros alcores vespertinos en las casas de las montaña de San Antonio. Se abren los postigos de una puerta y suena el trote ligero de dos perros que la atraviesan , ladran contentos del primer paseo. A lo lejos, sobre la niebla, la cúpula azul que sobre sale entre los edificios de la iglesia del Ángel, detrás, el minarete de la parroquia de la Asunción. Ambiente moruno de casas blancas, calles estrechas, viviendas colmeneras en cuyas azoteas hay un intrincado laberinto de cuerdas con ropa tendida visibles cuando se escampa la niebla. Se cierra la puerta de un golpe seco, pasos seguidos de perros avanzan por la linde de un sendero que se adentra por un barranco donde ha explotado la salvaje naturaleza impenetrable. La vida ha estallado caótica, angustiosa, horrorosa, luchando por un hueco para sobrevivir tras la tormenta después de varios meses de sed. Las matas de romero de más de dos metros, aliagas, zarza moras con gruesos espinos , florecen de súbito sobre ribazos, rocas, pinos, algarrobos, cubriendo de sombra el sendero. Retienen en sus hojas las gotas de escarcha que tragan. Las zarzas parrillas trepadoras se elevan sobre los troncos de las encinas a más de 4 metros de altura engendrando sus racimos de uva negra amarga.

La vida salvaje surge incluso de la roca, se reproduce incesante, aborrecible.

Los perros olisquean el rastro de algún concejo o reptil, entre las ramas secas de los algarrobos brincan las ratas, despegan la merlas lanzadas en corto vuelo rasante a las matas alejándolas de los canes que trotan felices metiendo las patas en los charcos fangosos que atesoran algo de agua.
En alto de la montaña se ven unas esperpénticas figuras. Un chirriar metálico resuena en el angosto barranco, los perros levantan augustamente la cabeza y afinan el oído moviendo los bigotes. Quedan quietos con la mirada del color de la miel en el rápido movimiento de los acróbatas que saltan a gran velocidad sobre los ribazos. De repente paran. Se ve alzarse una silueta simiesca de un brazo con un palo y luego, golpea al suelo varias veces con el palo. Risas, y de nuevo el chirriar metálico de cadenas, piñones, frenos, siguen cuesta abajo el sendero de la montaña rodeados de matas de espinos, pinares, entre los que se deja ver su sombra apareciendo y desapareciendo entre la salvaje vegetación.

Angelillo de Uixó sale del camino, salta varios ribazos, abre paso entre las aliagas dejando pequeños trozos de piel y gotas de sangre entre las matas de zarza moras, sintiendo el mismo agradable escozor que padeció Jesucristo cuando le colocaron la noble corona de espinos. Avanza monte a través buscando la senda que abandonan los ciclistas con el grito contenido entre la densa maleza y la rabia del odio contra los salvajes en su mirada. Los perros lamentándose gimen y aúllan pinchados por los espinos, pero siguen a su buen amo que le dirige tiernas palabras de auxilio:

No abandonéis camaradas, animo meidei, continua Aquiles, son el grupo terratlemos, debemos darles caza a esos pigmeos, me temo que un gran crimen se acaba de consumar.

Nubes blancas de mosquitos surgen de las ramas sacudidas a su paso de los baladres y de los diuréticos y resinosos llentiscles. Los insectos surgen de la oscura espesura al encuentro de los exploradores, se meten por las fosas nasales, pican por todas , se incrustan en los parpados produciendo lagrimas y provisional ceguera. Las culebras reptan y escalan los ribazos hasta meterse en algún agujero.
Al cabo de 15 minutos alcanza Angelillo la senda de los cazadores. Para y respira, el sol amarillea la tierra, el trafico de los coches del pueblo y el griterío de los aborígenes uxenses es audible en ese punto. Contempla desde una roca la Vall. Los ciclistas del grupo terratlemos han descendido al parking del barrio de Texas. Están apoyados en sus bicicletas hablando a un grupo de chicas que suelen canjear amistad de intercambio seminal con los salvajes ciclistas. Sigue monte arriba Angelillo por la estrecha senda trazada por los musulmanes hasta el punto de referencia donde han parado los ciclistas de descenso. Junto a un gran pino observa colgando de las ramas una cuerda escamosa que se balancea mecida por la brisa y da pequeños estertores. Brillan los nudos de sus grandes escamas del grosor de una uña de pulgar. Cuelga del pino una culebra bastarda de casi dos metros de largo a la que han herido mortalmente atándola después a la rama del árbol de la cola.
El ambiente arcano de violencia se impregna, por doquier brota la vida cochambrosa de tenebrosos espinos mecidos por el viento amarillento y mortecino de levante. De piedras derribadas de los bancales surgen lagartijas que las escalan en silencio y con precaución para tomar el sol, los algarrobos agonizantes ennegrecidos dejan ver sus entrañas repletas de telarañas en sus numerosas heridas de ancianidad. Los insectos amarillos, negros, verdes, sobrevuelan zumbando, picando, alimentándose de sangre, y el pueblo de Vall d' Uixó en el fondo del valle del que llega el tam tam de sus ruidos bárbaros, griterío, algarabía, y:


!El horror!
Angelillo observa el cráneo abierto de la serpiente. Apenas respira, la agallas se ensanchan y estrechan a un ritmo lento, casi imperceptible. La descuelga y la deja sobre el suelo, en un pequeño claro de la senda iluminada por el sol que se abre paso entre las ramas del pino cómo un foco de escenario de cabaret, a su alrededor las sombras de la maleza.
El animal se enrolla levemente y muere ante su publico.
Los perros huelen sin interés al reptil, acostumbrados a la muerte no ladran, se refugian bajo la soga en el pino que se balancea siniestra. Un silencio sepulcral envuelve la escena mientras el sol de principios de Abril va calentando con fuerza.
Silban unas notas la flauta de Angelillo , yace de rodillas con medio rostro en la sombra y medio recibiendo rayos del sol, oficia una breve misa recordando frases de latín del instituto:

Vini, Vidi, Vinci.
Et facere et pati fortia romanun est.
Ego te absolvum reptil- inclina la cabeza al animal tras los solemnes latines cayéndole una lagrima emocionado y sobrecogido de escucharse a si mismo, se desliza la lagrima por una verde escama que palidece. Hace un minuto de silencio y siente violencia de necesidad justicia ante la imagen de la culebra, observa a su alrededor con el reptil muerto en las manos rodeado de desolación medioambiental que penetra por los sentidos.

Alza de rodillas con los brazos en cruz su augusta cabeza al cielo dejando al animal en el suelo arrimado a su cuerpo en pose de humillación y piedad de semana santa, vuelve sus ojos hacia si mismo y lanza un discurso quejumbroso entre la floresta salvaje que acoge sus palabras de dolor en la inmensidad de la horrorosa maleza que los envuelve:
Hermanas culebras, batracios, anfibios, rapaces, roedores... ha comenzado el celo primaveral de los aborígenes uxenses, pasean por la montaña animados por el buen tiempo y dominados por sus entrañas vacías y violentas. Tras el largo invierno despertáis de vuestro letargo , corréis peligro mortal, pues en los intestinos de los salvajes hay un consabido gusto y placer hacia vuestra muerte. Huid a las profundidades del bosque de los reptiles con palos y hachas de uixó. Más yo te juro culebra por mi honor, cómo Angelillo de Uixó que he de vengarte.
Ante ad mortem quam ad vitam preparandi sumus.
Amen.

Saliendo del trance Angelillo desayuna una pequeña parte de la cola de la serpiente arrancada con los incisivos. Saborea con pena de luto cristiano la fina carne blanca que sabe a sushi del chino. Es parte del rito funerario tradicional que ha visto Angelillo en un documental de la dos tv. Una vez ha tragado la carne se inyecta veneno a través de los colmillos del animal. Caen sobre la amputada y difunta culebra unas piedras que la sepultan. Las piedras de su hogar le hacen de lapida . Deposita unas ramas de Lilo que se encuentra cerca adornando con sensibilidad poética la tumba. Un pequeño acceso de fiebre por el veneno y pensamientos delirantes son acompañados por palpitaciones del corazón. Una profunda sequedad en la garganta no le permite respirar. El estomago se revela cómo con el sushi del chino, provocando nauseas y la sensación de movimiento del reptil por el vientre. La insatisfacción de adueña de su ser. Angelillo a través de la introspección que permite el veneno medita sobre las causas de la angustia.
Aquiles, el pastor alemán, extendido aristocráticamente a la sombra del pino transpira por la boca, observa la escena de desesperación lamiéndose una pata, descansando sobre sus cuartos traseros meidei dirige una comprensiva mirada a su amo. Angelillo arrastrándose y viendo borroso se acurruca entre ellos para pasar el trance. La hierba se traga sus cuerpos. Ojos abiertos de par en par, pupilas dilatadas, Angelillo van perdiendo la visión del cielo azul entre taquicardias, y todo se hace de un blanco cegador. Aquiles sin moverse huele a su dueño del que brotan unas gruesas gotas de sudor que riegan su amplia frente y le pone las patas sobre el pelo para jugar. Al cabo de un rato se levanta Angelillo recuperado y algo mareado. Orina y escupe con mal gusto amargo.

Aquiles y Meidei- les dice a sus perros que se muerden intentado dar caza a las pulgas que votan por sus cuerpos- ahora me siento más fuerte y sabio.

La tumba queda junto el camino entre nubes de moscas blancas, el zumbido de la abejas que poliniza el tomillo. A unos metro junto una curva de la senda coloca Angelillo unas piedras afiladas, las recubre con unas ramas y dice unas palabras en latines para bendecir el lugar. Abandona el sendero monte a través por el bosque fértil de arbustos punzantes que causa horror a los nativos y por el que nunca se adentran por temor a los pinchos.

Antes de llegar al barranco se escucha de nuevo el metálico galopar de las bicicletas y un gran golpe y chillidos de unos bastardos aborígenes. Una pequeña nube de polvo se divisa y varias cabezas de salvajes envueltas en gruesos cascos negros que corren a pie entre los matorrales votando bancales. Su aspecto es grotesco, violento. Sus movimientos son obscenos levantando los brazos en muecas de dolor. Semejan simios guerreros enormes ataviados sus cuerpos con hombreras de plástico que les sirven de protección, articulaciones envueltas en gruesas prótesis de plástico: hombreras, rodilleras, coderas, pecheras...
Angelillo de Uixó detrás de un arbusto para no ser visto ríe imaginado lo que ha pasado.
Tres ciclistas llevan a hombros a un cuarto que ha caído monte abajo al tropezar con las piedras que había colocado en la curva. Lo suben con esfuerzo entre las aligas lleno de sangre, con el casco destrozado, sin apenas respiración, una hombrera se desprende dejando ver el hombro ensangrentado e inflamado, varias costillas las tiene rotas del impacto, así como la clavícula.
Unos de los aborígenes llama a una ambulancia en medio de la senda junto a la tumba de la culebra. Reaniman el cuerpo que yace blanco como la cera, envuelto en sudor y con la mirada en blanco mientras brota sangre de la boca, la nariz, los oídos.

Angelillo de Uixó sigilosamente abandona la escena. Aquiles ladra y recibe un ligero cachete.

Callate Aquiles, ahora guau no, que si nos ven esos salvajes ciclistas nos matarán, es gente violenta ¿comprendes?

Aquiles el pastor alemán comprende, agacha las orejas y se retiran en la ya calurosa mañana junto a su amo que repta por la aliagas cómo una víbora para no ser visto.
Los salvajes levantan la cabeza, otean el horizonte para ver si encuentran al culpable con intención de pegarle una paliza, pues tal es la maldad de estos impíos herejes capaces de los más espantosos crimines y actos.

! Qué Dios todopoderoso castigue a todos ellos!
Amnistiá para la gente que pone trampas a los ciclistas de montaña.

II Parte.
Las tribu salvajes de Uixó.
Los perros de San Antonio encerrados en jaulas apiladas en los corrales traseros de las chabolas donde discurre su vida apática, de miseria, repleta de violencia, hace rato que han despertado de las sombras de la madrugada. Saludan al día con ladridos frenéticos de los paseantes en paro que suben a la ermita de San Antonio. Sobresaltados por los aullidos pierden el hilo de sus pensamientos obtusos referente a la economía, lo que les han dejado a deber los patrones. Les lanzan piedras a los perros que con las fauces abiertas y el cuerpo enjuto de hambres hacen gala de cancerberos para sus salvajes amos ladrando rabiosos. Los propietarios de las chabolas vestidos con chabacanos vaqueros sucios y pegando puntapiés a los perros que se arrastran gimiendo y adorando a sus dueño silencian.
Queda retumbando violento el eco ensordecedor de los ladridos en las mentes. El inquietante silencio es roto por el martillazo del farandul que repara el marco de una puerta, de una ventana... Todo vuelve a la tranquilidad. El ajetreado numen de San Antonio pasa las horas de ocio colocando alambres nuevos sobre los podridos de la verja, bostezando, plantando alguna tomatera entre el estiércol generado por cabras, puercos, palomas, gallinas, que viven afinados en jaulas.
A los bordes de las casas y del camino está el monte impenetrable de matorrales con barrancos verticales, cuevas formadas por las calizas, enredaderas trepadoras que crecen por doquier a dos metros de distancia de donde han urbanizado.
El paisaje llena de desolación y angustia el corazón. La urbanización de San Antonio desciende al llano donde se escampa el pueblo bullicioso repleto de incivilizados habitantes cargados de vicio, deseos y ansias de dinero.

Suenan las campanas de la iglesia Segarra llamando a la oración con sus aguiluchos fascistas en la fachada y vidrieras que reciben al pecador.
Un hombre anciano y su hijo corren buscando a una chica, suben las escaleras de la iglesia.
Ven al cura cerrar la puerta. Se dirige a comer junto el alcalde Lelo Clavel para pedirle el dinero de la misa de primavera dedicada a los numerosos voluntarios de Vall d' Uixó que sirvieron en la división Azul ayudando a Hitler . Las autoridades quieren consagra un día del año y varias plazas públicas a la gesta española de Leningrado.

Padre Damian, padre Damian ¿ha visto a Rosarito? Se nos ha escapado- le dice el anciano con gesto visibles de preocupación, se apoya en la vara que lleva con la respiración agotada.
En el pórtico de la iglesia, el cura con las lleves en la cerradura le escucha cínico.
El sacerdote de nariz aguileña, larga barbilla y labios grueso que denota su procedencia de la raza judía hace una mueca de sonrisa retorcida . Con voz de mujer le responde sin contestarle a la pregunta reprochando con cinismo de jesuita. Levanta su dedo indice el cuervo al hablar:

Laureano, a esa hija tuya la deberías meter en cintura. Vete a saber donde estará, la responsabilidad es tuya. No te puedo ayudar, me voy que debo cobrar para engalanar con flores la iglesia que se acerca el gran día de una misa solemne y de éxito, llenará la parroquia y ganaremos devotos.

El viejo con gesto de vergüenza agacha la cabeza resignado.
Salen y corren por la calles gritando:
Rosarito, Rosarito.

Los salvajes del lugar descorren la cortina, asoman sus rostros curtidos, la mayoría horrorosamente ancianos, apoyados en el cristal de la ventana miran con siniestra risa cómplice.

Rosarito, rosarito.

Resuena el eco angustiosos de la voz de los salvajes por las paredes angostas mientras escalan las empinadas escaleras. Las piernas temblorosas del padre le hacen ir varios pasos por detrás de su hijo repleto de ira contra los de su propia tribu, derrama gruesas lagrimas. Junto a las escaleras que son el único camino , casas blancas a los lados con helechos en macetas junto a las puertas.
Los dos monigotes sudorosos, enloquecidos, semejando un par de patos de corral perseguidos por una zorra, van sin dirección mirando a todas partes avergonzados.
En la cumbre llegan a una tapia encajonada con varios pinos y unas lapidas del siglo VI en un solar sucio donde los perros defecan y se queman botes de plásticos en juergas nocturna de calaveras pendencieros bajo el claro de luna acompañado de guitarras flamencas y mujeres promiscuas.
El lugar esta infectado de conejos que hace madrigueras en el campo santo.
Un hombre pasea por la necropolis tardorromana con un conejo de cabeza deformada, lo lleva asido de las largas orejas. Un perro que le acompaña le acaba de dar caza en una sepultura que le servia de madriguera.
El hombre y su hijo se dirigen al cazador con el habla entrecortada. El viejo le pregunta con ansiedad inquietante:
Ernesto ¿has visto a Rosarito?
El cazador, un anciano blanquinoso medio calvo con gruesa tripa y dientes de cabra amarillentos le responde con acento castellano de albacete.

Si, me ha parecido verla detrás de la cripta acompañada- le dice indiferente y revolviéndose contra la perra que tira de la piel del concejo. Le da un bastonazo en el lomo que les hace votar de forma trágica entre aullidos espantosos que resuenan dolorosos entre las tumbas.

Laureano, viejo cazador, examina la pieza con su ojo bueno, el otro lo tiene legañoso de conjuntivitis.

Ese concejo tiene mixomatosis Ernesto, deberías tirarlo.

¿ Tu que sabrás Laureano ? El animal es bueno, se limpia y se cocina, ve y busca tu hija y no des consejos a los demás- le dice Ernesto con gesto desdeñoso.

Laureano y su hijo caminan presurosos al lugar señalado. Saltan entre las piedras de las tumbas chafando excrementos de conejo, basura, cartones. Un pino de tronco polvoriento enraíza sobre una cripta. Rodeada de varones con los turgentes pechos fuera se halla Rosarito, acariciada por un corro de viejos y jóvenes que se han reunido en torno a ella.
El hijo de Laureano se lanza sobre ellos con una vara, rápidamente se suben la cremallera y salen corriendo los salvajes, algunos más jóvenes plantan cara, pero por miedo a que llamen a la policía al final abandonan el lugar pegando un par de puñetazos al hermano de Rosarito.
Rosarito sonríe a su hermano que la abraza y le mete los pechos bajo el vestido que estira arrugado y enrollado sobre su liso vientre. El mozo se quita con la mano la sangre de los labios. Rosarito es de un hermoso rostro, joven de unos 17 años, cuerpo de modelo, siendo una de las chicas más guapa del pueblo. Su mirada muerta la pasea por la tumbas sin comprender lo que son. Los ojos de Rosarito verdes profundos. La pelea, la violación, las viejas lapidas ennegrecidas, la vegetación frondosa que surge amenazante a partir de la última acera y se pierde en la montaña, las casas de calles torcidas y sombrías, la expresión de dolor de su hermano y su padre no alteran su rostro. Sonríe de forma estúpida y abraza a sus familiares.

No mejora hijo mio, no mejora, hay que llevarla al hospital, deben cambiarle la medicación, quizás así mejore- le dice el padre a su hijo con esperanza en la expresión.
Padre, compréndalo ya de una vez, Rosarito no mejorará nunca, el accidente de tráfico le ha producido muchas lesiones cerebrales, lo que hay que hacer es más guardia, nunca más debemos apartar el ojo de ella, si es necesario la atamos y la encerramos en el cuarto- le contesta desesperado y lleno de rabia el hijo.
Si hijo, si, la atamos, la atamos, así no podemos dejarla, estos marranos, no hay nombre, no hay nombre, ¿debemos denunciarlo?- habla el padre casi para si mismo dando la razón a su hijo y lleno de espanto.
Es mejor dejarlo padre, Rosarito no está para ir a un tribunal, y ningún juez español castigaría la violación a una deficiente, usted lo sabe, además allí había gente importante, gente de dinero. Dejemos el asunto y atemos a Rosarito, nosotros la cuidaremos.
Si hijo, la cuidaremos, la cuidaremos- repite el padre que lleva de la mano a Rosarito y se la besa enloquecido.
La chica sonríe.

Ernesto que se pasea por la tumbas buscando con la perra más conejos levanta su gruesa cabeza y saluda a Laureano que lleva Rosarito canturreando.

Que Laureano ¿ has dado caza a la gacela ?- le dice el salvaje de albacete irónico.

Rosario abraza misteriosamente a Ernesto cuyos mofletes se vuelven rojos.
El hermano mira la cremallera de Ernesto que está desabrochada.

Mal parit, poca vergoña, guarro- le dice y desatando la rabia contenida empieza a pegarle varazos, la perra salta sobre el brazo de muchacho dándole varios bocados.

Rasario cae al suelo riendo, mientras Ernesto es golpeado por el joven y el padre que da patadas sofocado. La muchacha hace gesto obsceno con su carita bonita de rubia inocente con lesión cerebral. La perra muerde a diestro y siniestro recibiendo patadas por todas partes.
Las llosas milenarias de la viejas tubas repletas de basura, condones, compresas caen con estruendo al ritmo de la macabra pelea. Una lápida cae sobre un pie de Ernesto que empieza a sangrar.
Los gritos alertan a los hijos de Ernesto que viven en casas construidas sobre la parte alta de la necropolis.
Salen con palos y empiezan a pegar a Laureano y a sus hijos. La inocente Rosarito violada y apaleada llora histérica.

Por el camino de abajo ajeno a la pelea pasea con sus dos perros Angelillo de Uixó con un bote de spray.
Los animales levanta la cabeza y gimen al escuchar los lamentos, Angelillo para, el aire le trae los espantosos gritos.

Malditos salvajes incivilizados ¿ qué demonios estará pasando allí arriba? alguna riña de gitanos- le dice Angelillo a sus canes que olisquean el aire viciado del lugar. Los aterradores gritos del sufrimiento de las gentes del lugar continúan y Angelillo se une a otras voces de transeúntes que chillan a modo de queja:

Dejad ya de berrear salvajes, que aquí no se puede estar tranquilo - dicen los transeúntes indignados.

Dirigiéndose Angelillo a sus animales que le miran esperando una señal les dice:
Sigamos nuestro camino Aquiles, meidei, no debe ser gran cosa esa pelea, tenemos una misión que cumplir.

A unos metros de distancia surge la blanca fachada de la parroquia, un edificio sencillo, austero adornado solo con aguiluchos fascista y una cruz en lo alto. Da con un colegio y un ultramarinos de chinos.
Angelillo viendo que no pasa nadie saca el spray y hace un garabato en la fachada. Rápido se aleja unos metros al parque de enfrente y se sienta a esperar.
El día avanza, el sol ya ha perdido la altura máxima y empieza a declinar poco a poco, los coches BMW con la música alta dan vueltas sin sentido. Cara seria sus conductores, de matones de barrio presuntuosos, gafas de sol a lo mafiosos, trajes que aparentan opulencia, coches limpios de ir al lavadero los domingos y adornados en la bandeja de atrás con peluches de disney, bob esponja. Entre los coches circulan motos de todo tipo, las trucadas de 49 que semejan el ruido del trueno, las grandes que también hacen un ruido espantoso.
El negro cuervo con voz de mujer y sotana desfila de vuelta y comido acompañados de varios pelados. En la esquina de la iglesia aparca un coche repleto de jóvenes varones con calva brillantes y un melenudo que desentona. Baja uno del coche con su brillante cabeza de salvaje y gran espalda de gimnasio. Anda simiesco, entra en el bazar chino y compra cerveza a los ojos rasgados que comparte con sus compañeros una vez le pagan los céntimos de la división del precio de la cerveza que hacen entre todos dándole a cada uno un resultado diferente de dividir un euro veinte entre cinco. Suena del coche música de guitarras. El negro cuervo hace la señal de la cruz ante el garabato. Angelillo fija la mirada con sorpresa esperando otra reacción, algunos jóvenes rapados que acompañan al cuervo falangista pegan patadas a un muro y se giran a la calle buscando a alguien. Se dirigen uno de ellos a los jóvenes que beben cerveza y escuchan música.

Cabrones, no habéis puestos una esvástica en al iglesia, putos maricones rojos- les dice un rapado de falange a un rapado red skin.
El aludido bebe chulesco cerveza, aprieta con el puño el bote vacío y le responde:

Tu gilipollas skin, nosotros no vamos haciendo esvásticas , no sabemos dibujarlas. Nosotros solo sabemos hacer la hoz y el martillo, o la A, símbolo anarquista. Vete a hacer el hijo puta a otra parte.
El nazi llama a sus amigos, el cura los bendice y los jóvenes salvajes nazi skin se lían a pegar a los salvajes skin red. Las calvas se agitan aun lado y otro, saltan, se agachan, resbalan melonudamente.
Suena del altavoz del coche AC/ DC, agitan sus brazos al ritmo de la música los calvos. El cura observa la pelea haciendo muecas de apoyo a los suyos, Angelillo sigue la pelea con interés dando vítores de apoyo a los red skin.
Cuando se cansa de escuchar los gritos y ver melones abiertos abandona el lugar pasando la correa a los perros por que ha de cruzar al carretera. Le habla a Meidei que alza atenta las orejas moviendo la cola:

Vaya Maidei, a ver si tu me ayudas a comprender, van a oficiar una misa a la división azul que estaba a las ordenes de Hitler, y para dar apoyo al acto les he pintado una esvástica, y parece que les molesta ¿ tu lo comprendes meidei ?
La perrita mueve el rabo y lanza un sincero guau de incomprensión.
¿Qué os parece si ahora vamos a beber a la fuente de San José? Les pregunta.

Los perros ladran de forma afirmativa guau, guau.
Siguen como una flecha la vera del rió belcaire que poco a poco tensa su curva cómo un arco. Las rocas del seco cauce apiladas sin forma por una fuerza natural salvaje descontrolada yacen olvidadas en su silencio, bañadas por el sol después de haber estado sumergidas brevemente por el agua algo más de 48 horas, recogen entre sus paredes con fondo de arena algún olvidado charco con ranas y garzas que persiguen a los anfibios. Separándose del río la expedición en una curva cerrada del cauce, se adentran por una senda frondosa hacia la fuente. Por el camino se cruzan con parados, mujeres, ancianos, niños que hacen novillos del colegio. Se adentran en la espesura del bosque meditabundos, malcarados, con gesto violento. Sus almas están vacías y buscan llenarlas entre las tinieblas del paraje abandonado. Los corazones de los adultos laten con la fuerza y tensión que produce la ansiedad por la crisis económica, los familiares sin escapatoria que deben mantener, la violenta humillación de recibir comida de cáritas. El latido rítmico, acelerado de los salvajes de Uixó es un tambor que anuncia muerte entre una naturaleza de matorrales, espinos, plantas incomestibles que surgen impenetrable a los lindes del camino, colgando de las ramas de los viejos algarrobos, enramándose entre los esqueletos de los naranjos muertos de troncos blancos cómo los huesos de los cadáveres. La muerte, la decadencia, las zarzas cubren con su manto verde, purpura, amarillo marchito el espacio. Frente a ellos, el pueblo, las voces, las voces chillando, los perros ladrando, las campanas sonando, el intercambio del dinero de los comerciantes, las mujeres embarazadas, las sirenas de la policía, las filas de niños que vienen de una excursión del colegio y esperan que les recojan sus padres.

!El horror! ! El horror! ! El horror!

Bajo el sol brillante que quema la piel de los exploradores del norte de Europa, se pueblan de espanto los pensamientos de los aborígenes paseantes. Una atmósfera pesada seca la garganta y el olor nauseabundo de las plantas podridas, de muerta ramas, rebrotan verdes los tallos bulbosos desde sus raíces, asfixia la respiración. Produce asco ver nacer la vida de la muerte, en un ciclo que no termina y debiera.
Angelillo vuelve a asomar al cauce del río seco. Por un angosto muro de hormigón se abre paso hasta alcanzar las grutas de San José y la fuente.

Banderas de la India y de Marruecos junto con la española engalanan el turístico paisaje repletos de pequeñas tiendas de suvenir y bares que también tienen banderas de estos países amigos.
Una higuera empieza a florecer junto a la fuente, pequeñas hojas surgen de sus tallos y alrededor de sus troncos unas figuras humanas sin rostros descansan.
Angelillo con espanto observa sus blanqueados dientes que brillan cómo el marfil de las teclas de un piano. Sus caras no se ven, aunque de ellas parte la voz de canciones gospel.
Angelillo llega hasta la higuera, en ella hay sentados y agotados por el trabajo esclavo hombres negros, vendedores de CD que han ido a la fuente a lavarse, beber y descansar tras toda la mañana caminando por Vall d' Uixó intentando vender lo invendible, CD: de la pantaja, farruquito y Bisbal.

Un enorme negro tumbado que se espanta las mosca con parsimonia , observa con sus enormes ojos rojos de fiera agotada el noble rostro de Angelillo. Abre la enorme boca dejando ver una poderosa quijada blanca, y con su vozarrón le pregunta a Angelillo:
El fary, zeñorito, dos euros, el fary, el fary dos euros. ¿Tu querer Fary?

Angelillo horrorizado se santigua y exclama un rotundo: No, el fary no.

Otro negro mandingo con una enorme barriga, tumbado junto a su compañero, descalzado y exhibiendo unos pies desnudos descomunales de por lo menos la talla 54, algo realmente anormal y propio de salvajes, levanta con calma un CD con el que se espanta los mosquito y dice con voz te alto tenor:

lady GA GA, dos euros, lady GA GA.

No, por favor quita esa porquería anti higiénica de mi vista, ¿Que quieres, que coja el sida?- le contesta violento Angelillo al observar en la portada a la fulana medio desnuda sobre un escenario.
Cierra los puños con ira reprimida a punto de estallar.

Un negro con una enorme cicatriz en el pecho causada por el mordisco de un león en camerún le muestra un CD de Antonio Banderas disfrazado de mariachi con un par de pistolas.
No, por dios, dejadme bastardos, no me mostréis esas cosas.

Angelillo frente a los atribulados negros se muestra furioso por sus CD. Comienza una acalorada discusión con ellos, les explica que no deben vender esas cosas, y si vender CD de Iron Maiden, Creator, Sepultura, antrax.
Los negros cansados, alrededor de la higuera tratan de protegerse del sol ,escuchan con resignación, los perros se hacen un hueco entre los cuerpos apretados de los zulues que luchan entre si por un trozo de tronco donde descansar la espalda. Se tumban los animales sobre ellos bajo la higuera enroscándose, las abejas armonizan con sus zumbidos las palabra de Angelillo repletas de hermosa elocuencia. Las gotas de la fuente caen sobre un charco , ponen acento al inagotable discurso que va penetrando en el cerebro de sus nuevos amigos, algunos de los cuales han cerrado los ojos para concentrarse más.

Varios mercedes con banderas de marruecos, de la india y de España aparcan seguidos por furgonetas de la televisión y la banda municipal que empieza a tocar algo parecido a un himno.
Lelo Clavel el alcalde de vall d' Uixó mira a la higuera donde se agolpan los negros cansados, los perros y Angelillo vestido con harapos levantando los brazos cómo el director de una orquesta sinfónica.
El alcalde llama a un policía.

Esa gente está dando mala presencia, hoy nos jugamos mucho, debemos dar credibilidad, id hacia ellos y apartarlos, pero con discreción, que esta la televisión.

Los negros se espantan al ver al ver al policía, Angelillo se gira y también se inquieta al ver a los de corbata, la policía, la prensa sensacionalista, los aborígenes palmeros....
El agente con su casco y armado con esposas, porra, pistola ,avanza hacia ellos con el bloc negro de multas.

Simba, Katulu, Mufasa, Viernes, Aquiles, Meidei, venga seguidme, vamos a la montaña, a través de la vegetación no podrá seguirnos, ese policía esta demasiado gordo.

La fuente de San José queda clavada entre un pequeño llano. A pocos metros llega la montaña asilvestrada con bancales abandonados donde las zarzas han crecido tanto y en tal espesor que una vez un hombre se adentra en ellas queda oculto entre su espesura punzante de espinos.
Angelillo y sus negros se calvan en las zarzas de cabeza , el policía se queda ante la roca que da paso a lo montaña.

No me pagan bastante para esto- se dice así mismo y regresa para contar la alcalde que han escapado.

Angelillo y su séquito logran pasar las primeras matas con una sola baja. El buen negro Simba ha quedado enganchado. Se producen pequeñas sacudidas cascabeleras entre los matorrales que lo engullen , dentro del oscuro zarzal se mueve como una araña cada vez enganchado.

Haber de volver a por él- dice Viernes al amo Angelillo cuando se da cuenta de que su hermano se que quedado atrapado.

No mi buen Viernes, no podemos hacer nada por Simba, si bajamos los uxenses nos darán caza, a mi me llevaran a la prisión pues estoy en búsqueda y captura, y a ti llevaran a un centro de internamiento para inmigrantes o un zoo. Él ya no sufrirá más, su espíritu es libre desde ahora cómo un antílope, cómo una jirafa, cómo un búfalo.
El negro mirando a Angelillo y reflexionando comprende las palabras de Angelillo de Uixó.
Los dos hombres se abrazan y siguen su camino.
La expedición parte con tristeza hacia la cumbre de la escarpada montaña pinchándose por todas partes, de vez en cuando vuelven la vista atrás y ven la cabeza enorme de Simba entre los zarzales.

En el paraje de San José Lelo Clavel y todos los concejales de España 2000 y el Partido Popular se esfuerzan en mostrarle al cónsul de la india y de marruecos el lugar para que inviertan.
En los comercios las mujeres uxenses exhiben el pañuelo islámico en la cabeza en señal de respeto a las tradiciones de un país que crece a un 12% y al que se les ha pedido junto a la india un rescate económico.
En las puerta de la gruta el alcalde pálido por falta de pigmentación, con sus labios pintados de rojo para salir más guapa en las fotos, pasea ante los ojos lujuriosos de los forasteros acaudalados su rostro de hermafrodita señalando con verborrea del fiambre Manuel fraga ministro de turismo los puntos turísticos más interesantes. Tocan charangas la banda municipal que ha olvidado las partituras del himno de la india y marruecos haciendo pasar la macarena por patrios himnos exóticos.

Estas grutas navegables señor Sahiri miliki son las más grandes de Europa en su categoría, un pequeño Ganges bajo la tierra- le dice el alcalde a un cobrizo indio ataviado con turbante y corbata que mira con seriedad ascética y soberbia todo lo que le rodea con ganas de quedarse con cuanto ve.
Abderraman, el cónsul de marruecos alza la mirada a la cumbre de la pequeña colina que alberga en sus entrañas el cauces del río Belcaire y en su cumbre un poblado ibérico. El sarraceno con sus pelo rizado, alta talla, ojos de bárbaro que muestran el alma de un ser carente de inteligencia y dominado por las brutales emociones de su impía y guerreara raza opresora de naciones inferiores cómo la delicada España, le pregunta señalando con sus grueso dedo al concejal de economía al ver unas pequeñas construcciones en lo alto de las cuevas que le recuerda su poblado berebere:
¿ Que ser eso que hay en cumbre?

Oh gran cónsul, grandisonara observación llena de inteligencia y curiosidad intelectual- hace reverencias el concejal de economía de España 2000 al cónsul de marruecos- eso que ve es el poblado ibérico de San José.

¿que ser íberos? Pregunta con sequedad el cónsul.
Era el pueblo autóctono de aquí, paganos que gracias a la espada romana civilizadora sucumbieron, quedan esas pequeñas ruinas cómo testimonio de su inferior civilización.
Ese ser buen lugar para alzar una mezquita- comenta pasándose la mano por mandíbula el cónsul marroquí.
Bueno, no se, hay leyes que...
Allí la mezquita ,si no, no hay rescate.
Pues...es que...

EL alcalde gracias a sus oreja en forma de gacela saltarina que giran como la parabólica de un piso de rumanos puede estar en todas las conversaciones, se acerca cómo una grácil cierva corriendo al cónsul de marruecos pidiendo disculpas.

Excelencia, no hay problema en hacer allí una mezquita o dos, ustedes inviertan que nos queda en otro lugar no muy lejano otro poblado ibérico, no sufra, me parece su elección un lugar muy acertado.
Dirigiéndose al concejal de España 2000 Lelo le saca las uñas.
Haga usted el favor de no contradecir a nuestros socios capitalistas, ahora son los que mandan, realmente ya son suyas la cuevas y todo, lo hemos tenido que vender para pagar deudas, no tenemos nada, nada, más que imagen, no la joda Blas Piñar, no la joda.

El falangista agacha la cabeza y obedece, pero el indio toma nota de la mala disposición y alerta a los mercados que castigan el incidente subiendo la prima de España.

Lelo invita a sus majestades los cónsules y séquito a que entren a las cuevas.
Los gondoleros vestidos únicamente con trapos enrollados a la cintura y turbante en el pelo al estilo hindú saludan a los ilustre que se adentran en las cuevas en canoas. Avanzan por las silenciosas aguas.
El cadáver del incorruptible Recaredo Centelles flota sobre las cristalinas aguas iluminadas por antorchas de las paredes.
Como ve señor Sahiri Miliki una vez firme el préstamo y oficialmente esto sea de su país podrá tirar los muertos del ganges que no le quepan. Estas aguas son tan buenas cómo las que tienen ustedes para estos menesteres, ese que ve flotando entre las anguilas era Santón de nuestra religión, los de adelante que vienen hacia aquí son varios fetos y ancianos muertos esta semana- le relata con contagioso entusiasmo al cónsul indio desde su canoa el alcalde. Fustiga al gondolero para que se ponga a la altura de sus vecinos pues se ha quedado algo rezagado esquivando varios niños muertos.

Angelillo con sus negros llega a la cumbre. Una ligera capa de nubes pasa a pocos metros de altura refrescando la atmósfera. Hacia el este se divisa el mar azul y plateado, brilla surcados de grisáceos barcos inmóviles, el pueblo de Uixó bajo la montaña coronada reluce de blanco y amarillo. Los coches aparecen y desaparecen entre las estrechas calles.
Los negros descansan entre unas rocas cantado sus desventuras con su enormes vozarrones de salvajes. Angelillo respira libertad, coge una brizna de paja con la mano, la huele y la coloca entre los dientes feliz.
Observa una senda polvorienta, endémica, casi difuminada entre la maleza que deben seguir para bajar.

Mufasa, Viernes, Katulu, Aquiles, Meidei, compañía en pie, nos dirigimos al pueblo que ya se habrán olvidado de nosotros. ¿No tenéis hambre? Yo no me acuerdo de cuando comí por ultima vez.
Nosotros también tener hambre, no comer en días- le dicen sus negros anémicos.
Pues hala, que cáritas invita.
Cáritas es grande, cáritas es grande- corean felices alzando las palmas de las manos al cielo y votando con sus enormes pies alrededor de Angelillo los salvajes.
Crujiendo los estómagos bajan por la senda mora rodeados de maleza entre la que se cuelan las serpientes, los conejos, las perdices huyendo de la hambrienta expedición.
Una vez llegan a la primera farola se despiden. De la farola cuelga un papel con una dirección y un número de teléfono, Angelillo agarra la hoja que guarda en el bolsillo, toma camino a San Antonio.

Abre los goznes de la puerta, las moscas inundan el comedor, los perros meten la cabeza en el pozal del agua y lamen el liquido y se retiran a descansar, Angelillo levanta el pozal con el resto del agua y bebe las viscosas aguas. Busca comida por las estanterías con esperanza, en una habitación hay un cajón de naranjas con varios kilos de almendras y algo de harina. Coge varios puñados y las pela devorando impaciente una por una. Aquiles se acerca para enganchar oportunista la que caiga despedida del golpe dado con la maza del mortero. Una vez se ha saciado y comido como un rey Angelillo cierra los ojos unos segundos y los vuelve a abrir. Los perros roncan apaciblemente mientras él lee el papel.

Se busca personal para importante empresa de la India Occidental, dirigirse con curriculum a la avenida corazón de Jesús y preguntar por el Señor Parua.

Parece que el rescate de la India va en serio y vuelve el trabajo en España- se dice así mismo .

III parte.
Los trabajos en la compañías de Indias de Angelillo de Uixó.

Con la primavera llegan los trabajos de abrir las eras para meter en el surcos las semillas antes de las lluvias. Pocos son los que aun lo hacen , y aun menos los que le sacan partido a ese digno esfuerzo. Queda cómo señal de un pasado agrario el bancal con el algarrobo muerto o languideciendo sobre las montañas, las lindes de las huertas en los fértiles valles cubiertas de ortigas y rojas amapolas, las milenarias acequias morunas derruidas o casi enterradas.
En los pueblos ,en las ciudades cómo gusanos salidos de la fecunda tierra brotan en los arrabales los pobres, los parados, los trabajadores, los anarquistas, los ecologistas. Se abrazan a la desidia, a la resignación, al pesimismo conformista, y los liberales, los triunfadores contra todos, sin oposición, se ven felices con su capital.

Balas para todos: al actual anarquista, al habitante de ecoaldea y al burgués.

Fiesta noctambula de sábado. Pordioseros, parados, anarquistas deambulan por las discotecas mezclados con los trabajadores, los funcionarios, incluso concejales liberales, el hedonismo les iguala bajo las luces y la común apreciación de que las golfas universitarias que bailan son guapas y siendo simpáticos las pueden tener un rato.
Las golfas con minifalda, cigarro en la boca, mirada de orgullo y vicio, vaso con alcohol en la mano y el móvil en la otra, sonrisa falsa , bailan sudando, sintiéndose el centro del mundo, moviéndose posesas al ritmo pagano de música chirriante con voces en ingles que repiten la palabra love, happie en cada canción mil veces, en mil estrofas mil veces, en mil compases mil veces, en mil canciones mil veces se dice love, happie. Suenan las 12 horas de sesión de discoteca esas canciones. Los varones disfrutan de la fiesta olvidando las penas, el optimismo reina entre esas cuatro paredes.
La música para, un anuncio resuena que acogen a risa y brindando. Hace horas se han aprobado los presupuesto de España y el ministro de economía y guerra anuncia:

Los presupuestos del reino de España son austeros, son unos presupuesto de guerra.

El DJ, repite esas palabras girando el disco y se escucha repetido: de guerra, de guerra, de guerrrraaa, unos timbales del otro disco van acompañando las palabras. La gente se parte de risa, las golfas se mueven como salvajes de la selva que realizan a sus dioses paganos una frenética orgía. Bailan al son de la economía de guerra. Ruido de metralletas y cañonazos acompañan la música, los focos se encienden y apagan como reflectores antiaéreos mientras suena la música con las palabras del imbécil ministro:
de guerra, de guerra, presupuestos de guerra y de fondo la risa de Montoro anunciando lagrimas, sudor y sangre.

Al cabo de varios días aparece el rey en la televisión, pocos son los que siguen la noticia por coincidir con la semana santa y un macro festivas alternativo que da la bien venida con miles de putas españolas al: Las Vegas Europa.
Comparece el rey junto al cónsul de Marruecos y varios cónsules de la india, uno de ecuador y el magnate de Las Vegas Europa Shedon Adelson.

Con su voz de idiota, gesto perdido y abobado, vestido de pingüino general, el Borbón saca el sable que entrega a un cónsul de la india y ante la cámara exclama sus habituales palabras:

Españoles....
Hace un silencio, suspira pensando en los abucheos de los rojos y sigue:
España ha sido finalmente intervenida, hemos acudido a un rescate económico, Europa no nos ha podido dejar más dinero, lo hemos gastado todo, así que serán otras las naciones quienes lo hagan.
Estos países para asegurarse de que sus intereses y su ayuda será devuelta tomaran nuestras autonomías hasta que se reingrese el dinero con los intereses pertinentes, por lo tanto el reino de España queda así:
Al- Andalus es desde ahora controlada por Marruecos junto extremadura, las dos Castilla, el Levante, Cataluña le pertenece a la India, Galicia para mi familia, Asturias para Urdangarin y Cascos, Madrid para Shedon Adelson, y el País Vasco que presume de ser el último pueblo aborigen de Europa, para Ecuador, que también tiene una buena carga de aborígenes.
Si alguien piensa que es injusto o anti patriótico esta división se equivoca. Nuestra nación en el pasado controlaba territorios de América, África, Asia. Esto fue bueno para nosotros y para ellos. Ha servido para que estás naciones donantes que pagan la calefacción y el gasto de la corte cómo ayer, sean hoy lo que hoy son. Si Inglaterra no hubiera conquistado al India y les hubiera civilizado ¿podrían hoy comprar la mayoría de empresas inglesas? No, vivirían en la selva cómo animales comidos por Tigres de Bengala en vez de fabricar coches cómo los inmejorables Tata. Pues esto, españoles no hay que tomarlo a mal, ni que conquisten España es cómo una revancha de las colonias. La izquierda republicana os miente al afirmar eso, falange lo ha entendido mejor, lo que tenemos es una oportunidad para aprender nuevas costumbres, ser más globales, y ahora os dejo con unos cantantes que seguro que os gustará y os ayudará a comprender la situación. Luego habrá video conferencia del Racha de la India y el Pacha de Marruecos, hacedles caso cómo me lo hicisteis a mí.
De detrás de las cortinas del plató de televisión aparece Macaco y Manu Chao con inmigrantes cantando sus canciones étnicas. Los cantantes felicitan a los invitados del tercer mundo por haber conquistado al primer mundo colonial e imperialista.

El dinero de la India, de marruecos, de ecuador llena al estado español en los días siguientes. La corrupción de los salvajes de España aumenta. Los caciques de la construcción, los testaferros, los concejales socialistas y del PP ávidos de dineros y secos tras meses de sequía vuelven a poner sus manos sobre los billetes. El pueblo igual de corrupto que sus dirigentes reclama fiestas y dinero.
La India advierte preocupada lo poco rentable que es su colonia española, sin recursos naturales, sin fabricas, sin I+D+I, y con una sociedad corrupta de abajo arriba, donde una vez han visto de nuevo el crédito sus ciudadanos corruptos y vagos ya lo están gastando en ropa, coches, casas, viajes a monasterios tibetanos, acampadas en las plazas. Los dirigentes sin control de nadie vuelven a hacer pistas de padel, aeropuertos sin aviones, saunas, hoteles.
La india manda establecer en todas las comunidades regidas por ellos, en todos los municipios pequeñas estaciones para propagar nuevos valores de civilizadores.

Al recóndito Vall d' Uixó llega una pequeña estación con la misión de civilizar a estas personas. Los agentes indios deben hacer ver al inferior castellonense que tiene que tener conciencia colectiva, que ha superar su ego. Predican a los infra hombres latinos la única gran verdad, que la existencia no tiene valor en si mismo. Un ser humano no es nada, es un grano de arena en un duna. Solo la idea de la civilización, la creación de una sociedad superior es realmente importante.
Los primeros misioneros de la india son apaleados y muchos de ellos son asesinados en cruces de madera por los rojos o enterrados en agujeros con la cabeza fuera para que mueran devorados por hormigas. Las pijas y funcionarios acostumbradas al yoga y al thai chi , en los primeros días reciben bien la ocupación india y marroquí , pero cuando perciben que el indio se quejan de su capitalismo desmesurado las Lolitas funcionarios también atacan al inversor extranjero creando un vacío de poder en las instituciones.
Los indios perciben que necesitan nativos para su misión civilizadora.

Angelillo consumido en las tinieblas de su alma pasa los días mandando curriculum de los que no recibe respuesta. Siente cómo los anarquista y anti sistemas un odio profundo hacia de la ideología liberal que ha vendido su propio país, pero al igual que estos se limita a no hacer anda más que mandar curriculum durante media hora por hotmail y a maldecir por facebook el anti patriotismo liberal y la neutralidad de la extrema derecha.
Una mañana de huelga general decide acercarse a la estación india para entregar un curriculum.

Un pequeño edificio arriba del mercadona sirve despacho para la compañía india. En la entrada unas mujeres confeccionan ropa de adidas sin parar.
Angelillo pregunta por el señor Parua a una chica que cose unas gorras de adidas.
La chica sin dejar de coser le indica con el gesto la puerta a la que debe llamar.
Un golpe seco resuena cómo una bala de 9 milímetros en la nuca de un concejal liberal del PP, y una voz con acento indefinido le dice entre.
El despacho en un antro caótico tan sucio cómo la casa de Angelillo, pero con olor más intenso a callejón de calcuta. Las persianas están medio bajadas y no hay bombilla que ilumine. La austeridad india sobrecoge y es de admirar. Una densa cortina de humo de incienso flota hasta el techo y penetra de forma desagradable por las fosas nasales acompañado del aroma de plantas de especias cultivados en maceteros : clavo, canela, curri, pimienta.
Parua un indio con turbante toma te y almuerza canela en rama, mira con sus ojos saltones y asimétricos a Angelillo. Sus dientes parecidos a los de un camello se mueven para emitir unas amables palabras cargadas de un acento exótico a palmeras, piratas, cocoteros y tigres.
Angelillo entiende que quiere que tome asiento. Lo hace en una silla en posición de buda, imitando una estatua de la diosa Gadesa hace el elefante con el brazo cómo si fuera una trompa, Parua le devuelve el saludo de forma semejante.
Vengo por el trabajo, me interesa- le dice con sinceridad visible Angelillo.
No quiero engañarle, el trabajo es duro sobre todo para un occidental, se trata de imponer la civilización india a sus propias gentes.
No hay problemas Gandi- le dice Angelillo cogiendo un caramelo de yogur que se mete en la boca.
Me llamo Parua- le dice el hombre.
Yo Angelillo de Uixó- le dice Angelillo cogiendo cuatro o cinco caramelos de yogur más.
Y ¿Que curriculum tiene usted? ¿ Que sabe hacer?- le pregunta Parua.
Yo no se hacer nada, la gente cómo yo lo único que sabe es mandar, y usted necesita a alguien que mande- le responde Angelillo mostrando un curriculum y vida laboral bastante deficiente.
¿Y sería capaz de imponer a sus vecinos la civilización? Le pregunta Parua mirando a los ojos de Angelillo que se encienden de forma sanguinaria cómo los de Sandokan.
Llevo 10 años viviendo entre estos salvajes, les odio de verdad señor Parua- le dice Angelillo con tono violento y confidencial.

Parua se tira atrás de la butaca cierra los ojos y le dice.
Esta usted contratado en la compañía para llevar la civilización a Vall d' Uixó, busque hombre que le ayuden y pida un uniforme colonial a las chicas de fuera.
Angelillo obedece. Recibe un par de botas nuevas que le llegan hasta las rodillas, un pantalón beis, una camisa blanca con un silbato enganchado de un cordón amarillo, un casco similar al de los exploradores británicos y una vara de fustigar para imponer la disciplina a los uxenses.
Busca por las calles de Uixó a sus negros, los encuentra tumbados en una esquina comiendo arroz. Los lleva a la oficina de la compañía de las india para nombrarlos sus ayudantes.
Aquiles Y Meidei son nombrados perros oficiales de Indias.
Parua les entrega unos papeles para entregar en el Ayuntamiento y la policía, ahora él y su tropa tienen más poder que cualquier persona en Vall d' Uixó. Son dioses en la tierra para sus vecinos.

¿que queréis hacer? ¿ se os ocurre algo para civilizar a estas personas? Le pregunta Angelillo a Viernes cuando salen a la calle.
No se- le dice este- levantando los hombros y mirando al resto que bostezan.
Angelillo y la tropa se sientan en el parque pensando.

Pasa un BMW con cara de imbécil su conductor, exhibe una pegatina con el aguilucho y la bandera de España el culo del BMW. El joven lleva a su novia, una pija asquerosa con pinta de bacaladera y operada de las tetas a su casa.
Deja a la chica y da la vuelta por el mismo camino, Angelillo que se ha levantado ocurrente le hace la señal de alto. Este para en plan chulo, lo bajan a la acera para darle una paliza y le roban el dinero.

Creo que me va a gustar este trabajo, si mi padre me vieran estarían muy orgulloso de mi, por fin me adapto a un trabajo- grita liberado y exaltado Angelillo comprendiendo la gran verdad de lo que le decía su padre sobre la satisfacción que produce hacer bien el trabajo y estar a gusto con lo que uno realiza.
¿Y cuanto cobrar buana Angelillo ?- le pregunta Mufasa.
Ostia- le responde Angelillo quitándose el casco- pues se me ha pasado preguntarlo, supongo que los indios pagarán mejor que los españoles, son una gran potencia, mañana te lo pregunto y digo mufasa, hoy tenemos un gran trabajo que hacer, lo primero es lo primero.

Un grupo de niñas salen de druni pintadas de arriba a bajo, huelen a algo bueno, agradable, apetecible de tocar con los dedos. Hacen gesto de desagrado y asquito al ver a Angelillo vestido de colonial con sus negros.
Angelillo con una sonrisa se acerca y las rodea con su patrulla, las fuerza a desvestirse ayudado por mufasa, viernes, Katulu.
Viste a una chica con su ropa vieja que lleva en una bolsa, y al resto con pardos sayos repletos de agujeros y pulgas que confeccionan de la lona del remolque de un camión de frutas inmovilizado con el cepo por no pagar impuestos.
Estáis preciosas- les dice- venga a casa, se acabo jugar a ser femeninas, aquí no lo vais a ser más, solo seréis trabajadoras proletarias.
El pueblo de Uixó en los días venideros es vestido por la maestría del sastre Angelillo de Uixó. Adecua la vestimenta de los nativos a su realidad de mendigos, de pobres. Los dornajos, los sayos, las raídas capas, los velos, los ponchos, con los que fuerza a desfilar Angelillo a sus vecinos dan sus frutos. La gente vestida así se relaciona mucho mejor, incluso les hace más trabajadores, felices e inteligentes, pues el hábito hace al monje desde Angelillo de Uixó.
Parua y el gobierno de la India le felicita por sus logros, incluso le dedican editoriales en los más prestigiosos periódicos indios como el Indian today.
Aumentan las exportaciones de algarroba considerablemente a la India y Ecuador con la toma y colectivización de los almacenes cómo los de Cocot que durante años se han aprovechado de los vagabundos, gitanos y enfermos mentales que la recogían a precio de saldo el negro fruto seco. Ahora los propietarios de almacenes de garrofa, gerentes de cooperativas citrícolas, son penados forzados que junto con gran parte de funcionarios del servef, personal de los servicios sociales, empresarios de la construcción, testaferros, banqueros, intermediarios, se dedican a ser útiles a la sociedad arreglando bancales, podando arboles, desbrozando las huertas. Los penados van en filas encadenados entre si para que no escapen.

!Joder, cuanto cuesta hacer de estás personas un solo trabajador aprovechable!- exclama estupefacto y horrorizado Angelillo conversando con Viernes sobre la marcha de la civilización en los infra seres capitalistas. Contempla lo inútiles que son para trabajar todos ellos.

Un enjuto testaferro llegado de su Madrid natal en el auge de la construcción para hacer negocio se ha parado agotado y sudoroso de su labor, no contribuye al esfuerzo nacional reclamado por el presidente Rajoy de lagrimas, sudor y sangre que Angelillo quiere hacer realidad. La misión patriótica que le manda hacer Angelillo al testaferro es cortar con un pequeño machete una gran rama de algarrobo.
Angelillo y Viernes van hacia él para motivarle adecuadamente.

No puedo más, no puedo más, yo no he nacido para esto, por favor liberarme, tengo estudios- les suplica el testaferro de rodillas y abrazando las piernas del superior Angelillo. Tiene el testaferro el aspecto de un judío con su nariz larga y fina, gruesos labios, cuerpo raquítico. El fantoche testaferro causa repugnancia en Angelillo. Con ojos piadosos pese a su natural asco hacia un inferior, le dice con sorna:
Me has convencido pequeño judío madrileño, vete si quieres, eres libre coneja. Viernes quita los grilletes de los pies a esta dama medio calva.
Zi zeñorito- le dice con guasa el negro.
El resto de penados miran la escena inquietos, aterrados en ese lugar espantoso de bancales y malas hierbas.
El testaferro lamiendo las botas de Angelillo llora emocionado y se va.
Angelillo coge el machete y lo lanza con furia, dando vueltas sobre si mismo se clava en la espalda del testaferro que cae en medio de sus compañeros muerto.
Los grillos y las chicharras chirrían, entre los penados se ha hecho el silencio en medio de los bancales, sienten la violencia de la justicia, la misma que ellos han fomentado durante años, ahora les toca padecerla del otro lado. Las caras de horror, de angustia, de los penados en ese páramo repleto de hierbas, de rocas, de muerte, bajo un sol que quema sus blancas pieles causan un profundo malestar en las entrañas de Angelillo. Violentado por los rostros retorcidos, de temor, angustia de los penados Angelillo se dirige a una asistenta social que llora rompiendo el precioso y sacro silencio. Clama la inferior por los derechos humanos. Angelillo le pega varios puñetazos en la cabeza hasta dejar inconsciente a una frágil chica de menos de 50 kilos que cae desplomada con la cabeza deformada de los golpes.
Trabajar, trabajar- les grita enloquecido Angelillo fascinado y asqueado por el dolor del sufrimiento y el poder.
La tropa dócil a las ordenes, sin saber utilizar el hacha, los azadones, los machetes se giran a su trabajo sin saber hacerlo, y sin que se les ocurra revelarse.
Angelillo totalmente desquiciado y excitado recoge el machete repleto de sangre y lo descarga sobre la cabeza del testaferro arrancándosela. La clava con los ojos entre abiertos del difunto en un tronco que ensucia de rojo, y grita golpeando a varios banqueros gordos:
quiero que cantéis, cantar, cantar.
Los penados cantan sin afinar, balbuceando, llorando, mirando la cabeza cortada, tratan de aprender a trabajar, a sobrevivir.

La tropa de Angelillo cada día crece en número conforme van liberando trabajadores de ETT que deambulan por los campos de cítricos oprimidos y amedrentados por los caciques. Corre la noticia de que su tropa libertaria va cortando cabezas de empresarios, encargados, banqueros, pijos y hippies. La gente se une a ellos con un sentimiento de hermandad, liberación y esperanza. Los oprimidos claman por unirse a las filas de Angelillo de Uixó engrosadas por pordioseros, inmigrantes, enfermos mentales, ex penados, gitanos, travestís, vagabundos, obreros sin cualificación, parados, legionarios y falangistas.
Saquean semanalmente comercios como Carefull, mercadona, aldy, cáritas, la cruz roja, golpeando a los trabajadores serviles de estos establecimientos que no quieren entregar el botín que les pertenece a los pobres. El alimento obtenido lo reparten entre los más necesitados.

¿Quién es Angelillo, quien es Angelillo? Se alza por primera vez en su vida con dignidad un mendigo apostado de rodillas junto la puerta de cristal del mercadona pidiendo limosna.
Se dirige valientemente a una gran multitud de rostros morenos, negros, amarillos, que realizan una incursión a este comercio vestidos con sus harapos y portando los estandartes de Angelillo de Uixó, una cruz formada por dos flautas junto la imagen de un perro y una escoba.

¿Por qué preguntas por el mesías hermano? ¿ qué deseas de él?- le pregunta un moro que idolatra a Angelillo cómo a Mahoma.
Quiero unirme a vosotros- le dice el mendigo, un hombre de mediana edad que nunca llego a tener oficio y la crisis le quito del camino de la dignidad.
El moro mirando sus vestimentas rotas, su aspecto demacrado llama a un oficial de la milicia. Viernes se acerca y da el visto bueno, entre la multitud se abre paso la figura agigantada de Angelillo de Uixó, el liberador de los oprimidos.
El mendigo agacha la mirada, Angelillo le sonríe y se arrodilla ante él quitando sus zapatos. Exhibe el mendigo unos pies envejecidos, sudorosos, repletos de callos y llagas.
Angelillo pide agua y una toalla.
Manos sudorosas, ancianas, tristes, encallecidas de trabajos bajo soles y escarchas, de explotación, pasan la garrafa bendita de agua de Cortes y una santa toalla.
Angelillo le lava los pies al mendigo que llora, la multitud se conmueve, incluso gente que iba a comprar al mercadona quiere unirse a la tropa civilizadora de Angelillo de Uixó.
Se agitan los estandartes con las flautas en forma de cruz sobre la cabeza de Angelillo y se respira santidad.

Angelillo de Uixó.

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