jueves, 10 de febrero de 2011

Marketing perroflauta, basado en hechos reales






Marketing perroflauta.

Angelillo era el llamado hombre de los 50 euros, apodo que le pusieron debido a que nunca conseguía con las ventas de verduras de su huerta superar esta cantidad.
Pensó cierto día con sus 50 euros de una venta y tras muchos meses de conseguir siempre esa cantidad, que era una vergüenza vivir con tan poco, siendo justo ambicionar más por tan duro trabajo.
Para conseguir aumentar los beneficios debería subir los precios, buscar nuevos compradores, establecer planes de venta, hacer una campaña de marketing...
El tener estos pensamientos neoliberales, libidinosos, traidores y fascista le causaba un gran dolor interno.
Gracias a la sabiduría del pueblo siux y apache, de los que los perroflautas tomaban sus enseñanzas, Angelillo podía librarse de este tipo de disonancias cognitivas.
Entre los remedios de medicina tradicional apache hay una receta para superar casos de conflicto interno.
El remedio es semejante al de todas las civilizaciones a lo largo de la historia para librarse estos trances.
La formula apache empleada por Angelillo y los perroflautas tribales consiste en acercase a un gran árbol del que penden cuerdas de cáñamo atadas de las ramas hasta una altura del suelo de cerca de dos metros. En un extremo de las cuerdas hay anzuelos similares a los que se emplean en la innoble practica de la pesca que tanto dolor causa a nuestra madre naturaleza.
A los pies del árbol se encuentra construido una especie de pedestal con una repisa de madera en lo alto.
Se llega a ella subiendo cinco peldaños. En lo alto de la plataforma la persona se coloca frente a los anzuelos que quedan más o menos a la altura del pecho.
Una vez se sube a la plataforma de madera se clava los anzuelo por el cuerpo atravesando la piel. Primero se perforan los pezones de los pechos con los anzuelos, luego en más lugares de la carne del pecho, también en las orejas, los brazos, narices, parpados...
Cuando la piel tiene suficientes anzuelos para quedar sujeto en el aire el cuerpo, el paciente salta al vacío.
El perroflauta queda colgado balanceándose entre las ramas del árbol ingrávido, dibujando en el aire la figura de un autentico aborigen de la tierra mientras las penas y la conciencia se liberan.
Este noble ejercicio sirve para tranquilizar la mente y sanar el cuerpo, por ello su practica esta muy extendida por todo el planeta bajo diversas formas actuando como tranquilizante totalmente ecológico, sin ningún químico añadido.
La empresa bayer, la monsanto, los gobiernos de los Estados Unidos y el hebreo intentan eliminar esta sabiduría de las tribus salvajes, debido a que si la civilización conociera estos remedios anti estrés, ansiedad, depresión, los psicólogos, psiquiatras, farmacéuticos, químicos, se quedarían sin faena. La economía capitalista se colapsaría más de lo que lo esta en estos momentos.
Cuando Angelillo practicaba este tratamiento perdía mucha sangre, cosa muy buena para la salud. La reciclaba de forma ecológica, recogiéndola en un cuenco de barro que luego servía para hacer otro ritual apache consistente en esparcir sangre por los campo para asegurar la cosecha.
No hay mejor fertilizante para la tierra que la sangre, muchas tribus a lo largo de la historia han fertilizado de este modo siendo generosas en sus cosechas.
Este es el método principal de abonar los campos de Angelillo.
Mientras Angelillo meditaba colgado del árbol de la sabiduría tribal recordaba el discurso de su maestro Cacambo:
- “We can, we change, nosotros podemos cambiar el mundo siendo austeros y anticapitalistas, el trabajo en el campo no debe degenerar jamas en beneficios económicos envilecedores. La misión que nos otorga Gaía a sus súbditos debe ser más elevada que el vulgar beneficio económico. Los intermediarios, los grupos ecologistas, los comités agrícolas y mi moral así lo confirman.
I have a dream, yo he tenido un sueño perrofluatas, una nueva orden, la de los labradores descalzos. Estos no usaran zapatos como símbolo de pobreza, austeridad y respeto a Gaia. Quemar los zapatos”
Angelillo pese a estar muy de acuerdo con el discurso de Cacambo, y creer que otro mundo era posible no conseguía tranquilizar su espíritu.
Seguía opinando que 50 euros era poca cosa por la cosecha.
Decidió bajar del árbol e ir a ver al gran maestro Cacambo para que le aclara sus dudas.

Mientras caminaba por la calle de Uixó se encontró con un inspector del comité de agricultura ecológica.
Angelillo se había dado de baja por arruinarle, pero el comité ávido de dinero no estaba dispuesto a dejarle marchar. Continuaban pidiéndole más dinero, incluso había mandado inspectores a lomos de burros para que le pagaran. Cuando le vieron detuvieron a Angelillo, el eco inspector le comunicó:
-Angelillo venimos del melcadona y hemos sabido que has vendido tu cosecha por 50 euros, así que te reclamamos esa cantidad.
-Pero eso es todo lo que tengo vuecencia, el mercader es todo lo que me ha dado, es muy poco como sabe su señoría.
-Eso no es asunto nuestro Angelillo, Gaia te mandara alimentos, adora la madre tierra. Nosotros los del comité hemos hecho un trabajo y queremos nuestro dinero, tenemos una auditoria con ti.
-¿ Y cual es ese trabajo señor inspector tan grande para pedirme todo el dinero de un humilde siervo de Gaía? - Le pregunto angelillo
-Pardiez maldito campesino, hemos puesto tu parcela en google y abierto un expediente e inventado un método para saber donde hay más eco campesinos y eco parcelas.
Angelillo mostrando sus callos le respondió:
- Miren ustedes que mientras han escrito en un papel mi nombre para castigarme e inventado un método para inscribir mi parcela en el google, yo tengo las manos encallecida, los huesos quebrados.¿ Por que no le reclaman el tributo ecológico al intermediario del melcadona que de mi cosecha cuadriplica el precio?
-Insolente- le grito el inspector golpeándole con la carta de la auditoria en la cabeza- ese intermediario no tributa por que no tiene que ver con la ecología, este gravamen es para la gente que tiene tierras ecológicas.
-Señor inspector, vuestros poderes de funcionarios y recaudadores terminan en mi cuando no hay nada, yo soy pobre, así que déjenme pasar. Me espera mi maestro Cacambo.
El inspector de comité eco agrícola pensando que si no conseguía el dinero podrían despedirle y acabar trabajando la tierra. Por las vueltas que daba en burro por los campos sabia de los horroroso que era ser agricultor y lo maravilloso de ser funcionario.
Por miedo a desagradar al gran inspector jefe cargo con su burro contra Angelillo que prefería perder la vida que sus 50 euros.
La embestida del funcionario inspector y su borrico fue esquivada por angelillo que se tiro al suelo rodando entre las patas de la bestia salvaje. Se alzó rápidamente angelillo para saltar a la grupa del animal que empezó a correr desbocado.
Angelillo agarrando al inspector por la espalda de un bocado le arranco la oreja.
El inspector empezó a chillar como un marrano el día de la matanza. Dieron los dos en el suelo. Mientras el inspector se taponaba la sangre de la oreja amputada, Angelillo aprovecho para pegarle patadas en el hígado hasta que quedo inconsciente el inspector.
Un grupo de niños pobres de Vall d' uxió se acercaron.
Angelillo les explico por que le estaba pegando una paliza a ese hombre:
-Niños, este tipo es uno de esos correveidile que no trabajan y se dedica a inventar métodos para arruinar a las familias españolas, por culpa de gentes como esta estamos todos arruinados, son una plaga para el país.
La gente de la plaza se acercaron a Angelillo con pañuelos blancos y pidiéndole que le cortara la otra oreja.
Hecho esto y con las orejas del funcionario en las manos le pasearon a Angelillo por la plaza a hombros mientras ataban al funcionario por las piernas al burro y le daban la vuelta al ruedo.
La gente de la plaza, especialmente los niños, aplaudían la gesta efectuada por Angelillo.
Por un momento este pueblo miserable y arruinado de Uixó debido a la corrupción tuvo esperanza en que el cambio era posible.
Angelillo besado por la buenas gente de su pueblo, conmovidos por este acto de heroísmo se arremolinaban a su alrededor pidiendo autógrafos y dándole una lista con nombres de funcionarios, alcaldes, concejales, empresarios...
Abrumando, Angelillo apenas podía seguir su camino, finalmente se pudo continuar.
Llego a la casa de su maestro Cacambo que estaba muy contento por haber vendido su cosecha por 30 euros.
Recibió a Angelillo con una gran sonrisa
Maestro- dijo angelillo al llegar ante la presencia del gran maestro Cacambo- me alegro de veros tan contento. Yo en cambio estoy muy triste.
Cuéntame tu tristeza Angelillo. Yo soy el amor y la sabiduría, acercate a mis rodillas arrastrándote por el suelo hasta llegar a mis pies y para que acaricie tu cabellos, los bese, así como tus labios, tus mejillas, tus fuertes y musculosos brazos.
-Oh maestro, rey de reyes, en verdad eres todo amor. Tengo una gran duda, se que somos anti capitalistas, que creemos en otro mundo posible, que no estamos hecho de materia, si no de amor y paz. Aun así maestro, creo que deberíamos vivir mejor, nuestro trabajo debiera ser mejor pagado, yo..
Cacambo se alzó furioso repudiando a Angelillo de su lado, dándole un empujón lo dejo en el suelo.
-!Como te atreves a insultar de esta forma a nuestra tribu!- le gritó Cacambo lleno de lagrimas en los ojos, no por dolor si no por rabia- te acogí entre nosotros cuando estabas sin empleo. Te mostré mis mejores enseñanzas: el bancal profundo, el ritual de la sangre, la cobertura del caballón con hojas de margaritas y pétalos de rosas, te inicie en los ritos siux y de Gaía, te di a conocer a mis amigos perroflautas. ¿ Y así me lo agradeces? ¿Te vendes por dinero? ¿Que eres, un judío ? Largate de aquí miserable, fuera de mi amada tribu. Yo hoy estaba contento por haber vendido mi cosecha por 30 euros y encima haber conseguido una receta indú de un sanchwis a base de germinados de soja que aporta calcio al karma y minerales al chakra. Iba a enseñarte a prepararlo para luego pasar un rato agradable juntos al lado del fuego. Me has ofendido traidor, has robado mi dicha. Y pensar que tenía grandes esperanzas en ti. Te veía la persona más llena de amor y prometedora que había visto en mi vida. Ibas a ser mi lugarteniente en los ritos de Gaía, largo, quedas expulsado también de este club.

Angelillo triste por este nuevo revés, abandonado a un mundo cruel, carente de un maestro protector llegó a su casa.
Encendió incienso y mirra, puso música de la filarmónica de calcuta y la gran big band del Tibet, los grandes éxitos del dalay lama.
Todo ello le recordaba demasiado a Cacambo y a sus amigos perroflautas, así que sintonizo la radio.
Casualmente Gaía quiso que parara su mano en el dial de la cope.
Estaban hablando de un novedoso método de marketing agrícola. El programa lo radiaba un tal Felelico Giménez lo Santos y los contertulios eran tres judíos circuncisos cabalistas.
El primer circunciso cuya voz parecía de ultra tumba, pudiendo serlo ya que por los ritos de la cábala los judíos se resucitan constantemente, apareciendo y desapareciendo en intervalos de siglos.
Muchos judíos llamados ultra ortodoxos, de esos vestidos con gorro negro de alas anchas, largas barbas, rizos dorados, no es que vistan traje tradicional, si no que es gente del a XVI resucita en el siglo XXI por la magia de la cábala, de ahí ese integrismo anacrónico.
Uno de los judíos invitado al programa hablaba sobre la necesidad de que el campesino debía buscar siempre un socio hebreo para la venta, aseguraba la necesidad liberal de intermediación en el campo.
Felelico confirmo este hecho, hablando muy acertadamente sobre el problema del campesino español, un ser incapaz de tener mentalidad empresarial y organizativa, que no piensa más que en el comunismo y en quitar las tierras a las grandes compañías como la bayer, la monsanto y la de los padres Jesuitas. Aseguraba de que eran gentes muy capaces de dar un golpe de estado para acabar con el rey, las multinacionales, e instaurar el comunismo libertario y una república bolivariana al servicio de Hugo Chavez y Fidel Castro.
Angelillo escucho todo el programa de la cope y empezó a grabarlo. Se dio cuenta de que si escucha el programa hacia atrás con la voz de Felelico se invocaba a satanás y a su siervo el Papa Juan Pablo III , aparecían también frases de la cábala junto eslogan neoliberales del PP y chistes dichos por Franco.
Aconsejado por su nuevo maestro Felelico Giménez lo santo Angelillo se busco a un judío para ir a medias en el campo.
El judío no quería trabajar la tierra, solo vender.
Lo cierto es que lo hacía muy bien en cuanto a la venta, consiguió vender todas las alcachofas, habas, guisantes por mil euros, y le dio a Angelillo 50 euros.
Con el nuevo maestro Felelico a Angelillo le iba igual de mal como con Cacambo.
Un día al terminar una terapia siux salio para da un paseo y se encontró con la hermandad de agricultores descalzos. Saludaron a Angelillo al que le perdonaron sus ambiciones neoliberales fascistas por querer vivir con más de 50 euros.
Se perdonaron dándose un abrazo. Los hermanos descalzos estaban muy contentos por que había vendido todas su cosecha de invierno por 10 euros a un agente judío del melcadona que multiplicaría por 1000 los beneficios. Los hermanos descalzos dieron la mitad de ese dinero al comité de agricultura ecológica y la otra mitad a una ONG para salvar una reserva Apache que querían convertir en un gueto de negros y mexicanos.
Angelillo les contó sus aventuras empresariales y como su nuevo maestro Felelico le aconsejaba buscar intermediarios que vendieran su cosecha, aunque le estafaran constantemente quedándose siempre con 50 euros y encima enriqueciendo a gente que no trabajaba.
Los hermanos perroflautas descalzos le dijeron que debía conformarse con esos 50 euros, dejar el mundo en su justo curso con el equilibrio entre pobres y ricos. Ellos eran felices siendo pobres y él debiera hacer los mismo, el orden del cosmos dictaba la existencia en esta esfera de pobres y ricos.
Angelillo consciente de que siempre seria el hombre de los 50 euros se conformo con sus 50 euros. No fue feliz, pero si un poco menos desgraciado.

Una historia verídica de Angelillo de Uixó.

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