miércoles, 16 de febrero de 2011
El ruedo ibérico de algarabía
El ruedo ibérico de angelillo.
Se despertó Abel tan resacoso como un domingo cualquiera. Abrió los ojos lentamente parpadeando y fijó la mirada en el techo observándolo borroso y con dificultad.
Abel, varón de mediana edad, baja estatura, con rostro de pómulos salientes, cejas pobladas, ojos vivos de rapaz y persona que mes si mes no se encuentra en el paro, constituye el arquetipo de un español prototipo de principios del siglo XXI.
Nuestro Abel fue arrojado a la existencia para gloria de la raza hispánica en el pueblo de Uíxo hacia 45 años. Cumplía modestamente en su lucha por la existencia con un papel bastante común compartido por millones y millones de paisanos: peón de la construcción, peón de fabricas de azulejos, peón de limpia cristales, peón agrícola, peón de electricista y demandante de empelo entre peonada y peonada.
En Uíxo solía trabajar para los hermanos Ventura, unos caciques locales que no diferían en crueldad y perversión a otros caciques nacionales.
Por lo tanto la vida de Abel dentro de su sociedad estaba en la media armónica del conjunto del estado.
En el curso de la vida de Abel, en su relación con sus semejantes, con la familia, con la mujer, con los hijos, los vecinos, los amigos Dios y el espíritu santo, le moldearon como al resto de gente de su alrededor haciendo de él un ser sin ilusiones por vivir.
Aceptaba con la resignación de un hombre de la calle, un don Nadie, el tormento de tener que soportar la otra mitad de su vida entre la manada de lobos hispanos.
Su resaca dominical era producto de la sesión de cerveza, porno y fútbol del sábado noche en el bar “alegría de la huerta”
Allí con su pandilla de farandules del mediterráneo se emborracho con la monotonía habitual repetida sábado tras sábado.
La racha de embriagamientos de Abel duraba 31 años, desde 14 años hasta sus actuales 45.
Estas borracheras de fin de semana en el alegría de la huerta solo habían sido interrumpidas en la vida de nuestro personaje en cuatro ocasiones, siendo vengadas el domingo, es decir al día siguiente.
Estos sábados excepcionales de abstinencia fueron:
El sábado de su boda, el sábado del bautizo de su hijo, el sábado de la muerte de su padre y el sábado que se fue la luz en el bar.
Abel al despertarse fue casi de inmediato al bar.
El alegría era un bar decadente donde apenas servían comidas, solo bebida con tapas de muy baja calidad. Los pinchos de tortilla de patatas siempre estaban fríos y el sabor era pastoso. El alegría estaba decorado con una cabeza de toro y fotos de toreros por las paredes, así como una enorme bandera española y la foto del Rey Juan Carlos I. La televisión siempre estaba encendida en los canales más infames imaginables: tele 5, antena tres, canal 9 y demás horrores indescriptible que merecían que fusilaran a los directores de programación de dichas cadenas.
El alegría, cuando entró Abel estaba animado con un simpático borracho de raza gitana que iba con una pandereta haciéndola sonar sin ritmo mientras se desgarraba la camisa y pegaba zapatazos en el suelo imitando a Camarón con ciertas dificultades para sujetar el equilibrio. Cada tres pasos caía, y todos reían.
Los golfos aplaudían acompañando la panderetas Samuel, pero con el rabillo del ojo miraban a la oscuridad de un rincón a otra criatura que tomaba un café entre entre balbuceos y lagrimas.
Era una mujer de 50 años llamada Asunción.
María de la Asunción padecía de una profunda depresión causada por un desengaño amoroso. Sorbía el café poco a poco, como un pajarillo, miraba la foto de su ex marido que la dejó por una preciosa rumana de 16 años.
Su marido era el héroe del alegría por dos cuestiones muy importantes en en la vida social uxense, en ellas se marca la diferencia entre un hombre de éxito, o un fracasado absoluto:
1ª El tener una rumana jovencita, hermosa y pobre como amante.
2ª El haber triunfado en el trabajo llegando a ser capataz chusquero de los constructores hermanos Ventura.
El ex marido de Asunción tenía estas dos cosas, por ello todo el mundo le envidaba, respetaba y adoraba.
Pero lo que no sabían era que la dicha de este encargado no era total debido a que era lago celoso. No se llevaba al bar a la rumana por miedo a que algún farandul se la quitara.
Al trabajar este encargado llamado Federico 16 horas al día para los hermanos ventura, daba a la rumana mucha libertad. Por las leyes actuales federico no podía encerrar a su muchacha en la casa con candado como en otros tiempos no lejanos se hacía en uixó, y su servidumbre venturera no permitía la vigilancia.
Federico intentaba convencerla sobre lo conveniente de pasar largas horas en casa, pero era inútil, ya que a la rumana le encantaba la calle. Con discreción al encargado de los Ventura le ponía los cuernos con varios moros y negros que deambulaban por caritas.
La señora María Asunción absorta en sus penas no se percataba de la mirada lobuna de los golfos del alegría.
Los farandules del bar eran gentes carentes de de relaciones sexuales que no fueran con mujeres publicas de los burdeles. Aunque Asunción tenia los pechos algo caídos por la edad, iba mal maquillada, tenia la mirada extraviada por su mal estado mental, seducía a los parroquianos del alegría con el encanto de su decadencia y fragilidad, junto con el fenómeno exclusivo de ser la única mujer que entraba en el alegría de la huerta, por ello asunción era conocida por lady alegría.
Tuvo Asunción varios intentos de conquista a lo largo de los meses que frecuentaba el bar. Estos intentos le devolvieron algo el animo, incluso le trajeron de nuevo el gusto tan refinado de las mujeres por la coquetería. A veces aparecía en el bar vestida como una adolescente de 16 años con minifaldas y camisas muy cortas que dejaban ver el ombligo. En esta parte del cuerpo mando hacerse un corazón, otras llegaba vestida con un dornajo de otras épocas y se sentaba para llorar.
Los intentos perpetrados para conquistarla por la canalla del alegría fracasaban siempre.
El corazón de Asunción seguía prisionero de federico que estaba viviendo a sus 55 años una edad dorada con la rumana Vatislaba.
Esos intentos fallidos de conseguir el amor de lady Alegría hicieron que los golfos maquinaran una venganza.
Abel estaba implicado en esa venganza, por ello acudió presuroso al alegría el domingo.
El hijo de Abel, Marianito Aznar, un niño repelente con problemas de aprendizaje siempre estaba para joder la marrana. Intento retener a su apresurado padre recordando la promesa que le hizo de ayudale con los deberes del colegio.
Federico, como padre normal hispano se deshizo del engendro llevándolo a su madre.
Esta que se estaba haciendo la permanente lo mando con el vecino, un chico de 37 años perteneciente a la casta casposa nacional de los pijos.
El vecino, llamado Frascuelo, era un ser afeminado, perezoso, pusilánime y sin idea para trabajar, por ello tenía el oficio de estudiante de oposiciones para el estado.
Frascuelo tenía fama de intelectual en el barrio ya que llevaba gafas gruesas, patillas y siempre vestía con camisa blanca y corbata.
Las madres ante las dudas escolares de sus impertinentes hijos los llevaban a Frascuelo. Este se ponía tan contento como un sacerdote ante las visitas de los niños.
Abel llego al bar. Era el día adecuado ,14 de febrero, fecha de los enamorados. Todos estaban resacosos de la noche de pandereta del sábado, pero aun así había ganas de guasa.
Asunción tomaba su café llorando ante la foto de su ex marido Federico.
Federico estaba a cuatro calles de distancia totalmente consumido por la noche sexo con la rubia Vatislaba, que era capaz de agotar con sus 16 abriles a cualquier que no tuviera algo de sangre mora.
Desgraciadamente no todos los españoles tiene el honor de venir de moros. Los hay que viene de judíos. Era el triste caso de Federico Zapatero como acusa su origen hebreo el apellido.
Los nombres de oficio: zapatero, carniceros, carpintero, porquero, Botín el banquero... son gentes cuya sangre viene de ese pueblo caracterizado entre otras insuficiencias por tener practicas amatorias torpes, las narices largas, afiladas, los labios gruesos y por dientes colmillos, a parte de ser circuncisos.
Asunción lloraba desconsolada cuando se le acerco el Lalo, una criatura con un síndrome de ecolalia, a la que convencieron los farandules para que se declarara delante de los parroquianos.
Breve historia del Lalo.
El Lalo era un ser con insuficiencia intelectual, pervertido por las gentes del barrio.
Creció por la calles del barrio de texas situado a las afueras del valle de Uíxo y que sirve de gueto obrero.
Se integró bien pronto en una alegre pandillica de barrio.
Estos chicos de barrio eran hijos de obreros cuyos padre solo se preocupan traer el jornal a casa, y las madres de ver las telenovelas.
Los hijos de los trabajadores uxenses crecían libres y salvajes, agrupados por las ideologías de moda. Igual era nazis, que pankis, rototomberos, o ecologistas.
En un grupo de quinquilleros encontró el Lalo el cariño que necesitaba para crecer como persona. Los hermanos de pandilla le mostraron su amistad drogándolo para divertirse.
También le adiestraron para escalar las paredes y subir a las ramas de los arboles de los que saltaba a las terrazas para robar marihuana.
Le costo muchos puntos en la cabeza por las caídas, pero al final con esfuerzo, afán de superación y ayuda del grupo consiguió ser el mejor roba maría del barrio.
En ocasiones le hacían hacer de chapero para el grupo, era este el sacrificio que peor llevaba.
A cambio de todo estos servicios el Lalo poseía respeto, amor y seguridad dentro del grupo.
Su vida familiar no era muy buena.
De casa lo tiraron cuando tenía 15 años por no comprender los padres los escándalos del Lalo en el hogar cuando venia de los conciertos con ataques epilépticos causados por el alcohol y las drogas. Sus padres eran católicos fervientes, a parte de primos hermanos, ya que en estos pueblo los matrimonios entre hermanos y primos es cosa muy normal saliendo las criaturas aborbonadas.
Llevaron al Lalo a un doctor psicólogo muy sabio para que les asesorara.
Esto es lo que les dijo el sabio doctor psicólogo:
-Señores, por la experiencia que tengo y habiendo visto muchos casos semejantes, háganme caso, no hay solución posible, su hijo esta loco de atar, pero ustedes pueden y deben ser felices. Desháganse de él y adopten una niña coreana.
Los padre le hicieron caso al sabio doctor y fueron muy felices.
Así paso la adolescencia el Lalo, ahora era un hombre contrahecho de 36 años.
Fin de la breve historia del Lalo.
Asunción seguía mirando la foto de su Federico cuando se le acerco el Lalo por detrás y vociferando en su oído le susurro:
- Feliz san valentin, san valentin, san valentin
Asunción, asustada se giro, los ojos le brillaron de emoción al ver al Lalo con un un ramillete de flores.
-¿ Son para mi criatura?- le dijo muy feliz.
-Para mi, para mi, para mi- repetía en un ataque de ecolalia el Lalo mientras al hablar babeaba y escupía.
Asunción cogido el ramillete y lo olio. Soltó en la mesa el ramillete, sus ojos brillaban de emoción, se dirigió al Lalo y empezó a besarle.
Nadie en el bar tenía pensado ese desenlace. Todos se levantaron de los taburetes con la cerveza en la mano y empezaron a apurar tragos largos desconcertados.
El Lalo se agarro a Asunción agitando nerviosamente sus manos, la sobaba sin parar con un gran ansiedad babeando.
Asunción le tranquilizaba.
- Tranquilo Lalo, cariño mio, mi Federico, te quiero.
Los golfos pegaron en la mesa con las cervezas al escuchar esas palabras y empezaron a rodear a los amantes.
Gerónimo un cogedor de naranjas no pudo aguantar más la escena. Con toda la brutalidad de este hombre de campo le pegó un empujón al Lalo que rodó por el suelo.
Asunción se dirigió a la criatura grimosa que balbuceaba sobre las baldosas de terror y miedo, el Lalo parecía una lombriz retorciéndose por el suelo.
Asunción chillando y pegando a Gerónimo exclamaba:
- ¿Por que lo has hecho eso bestia?
Gerónimo sin decir nada agarro a Asunción del pecho y la estrecho entre sus brazos.
Ella gimió, él empezó a besarla.
El miedo de Asunción y sus gemidos excitaban a Gerónimo y a los golfos.
Abel excitado chillo:
desnudar a lady alegría, ponerla sobre la mesa. Tu gitano levantate y toca la pandereta, canta gitano, canta.
- Que dance para nosotros- aulló el bar.
Abel se dirigió hacia Asunción tras coger de la barra una botella de whisky. Ella rechazó la bebida pero el Lalo levantándose del suelo riendo como un diablo la agarro de la boca.
Empezaron a meterle whisky mientras la desnudaban.
- ¿No querías al Lalo?- pregunto Gerónimo- disfrutalo, venga Lalo es toda tuya.
Ahhh- grito como un poseso infernal el Lalo lanzándose sobre Asunción que estaba medio desmayada.
María Asunción por efecto del estrés se quedo como una estatua con los brazos estirados, la boca abierta y la rodilla medio dobladas. Su cuerpo no respondía, estaba rígido en esa posición, aun así pese a su estado de salud tan complicado no era suficiente para que estos golfos pararon ni cejaran en su broma.
Todos pasaron un agradable rato de San Valentín con Asunción.
Al terminar la echaron a la calle sobre un banco del parque en esa posición. Parecía una estatua con los brazos rígidos, estirados, la boca abierta, los ojos desorbitados del pánico, las rodillas ligeramente dobladas.
Su marido paso del brazo de Vatislaba y se rieron de la figura hierática
Es un historia de Angelillo de Uixó basada en amores reales en el valle de Uixó. Ocurrido en el 14 de febrero del 2011.
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Escrito por Ángel Blasco para el portal algarabía.
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