domingo, 3 de marzo de 2019

La espera condenada- de Angelillo de Uixó.





Entre el grupo de casetas   de una pequeña colina sobre la que descansaba la ermita de San Antonio, se encontraba en una de tantas, un hombre  de mediana edad, moreno, y aunque bajito, de constitución atlética  que había demostrado tener una gran fuerza para sobrevivir en la miseria y la soledad más absoluta, así como para aguantar el odio y el desprecio de sus semejantes. La caseta donde vivía era una ruina, poseía una terraza de entrada con un enorme motón de escombros procedente del techo  de recibimiento. Siempre esperaba que cambiara su suerte para reconstruirlo, pero eso, nunca ocurriría. Caminaba  lentamente y cansado  evitando tropezar con el escombro,  y que le cayera un cazo de agua que llevaba para sus perros. Desde la terraza se veía el mar de fondo, a unos 8 kilómetros de distancia, también a lo lejos, se observaba una línea de fincas junto el mar  pertenecientes al pueblo de Moncofar, y sobre todo,Vall d´Uixó , localidad a la que partencia. Esta se extendía por un valle recoso, y seco, donde barrios enteros como el del Roser , estaba constituido por  casas pegadas unas a otras como setas, amontonadas de forma caótica y torcida  sobre un pequeño montículo rebajado con excavadoras,  del que quedaban algunos trozos de roca madre rodeados por muros de ladrillos sin lucir, albergando dentro  pequeños salares llenos de hierbas, hierros, bolsas de plástico. Sobresalía este barrio elevado ligeramente del resto de otros barrios del pueblo. Al hombre   le tembló el cazo entre sus manos ennegrecidas y sudadas que parecían ungidas en aceite de oliva. Bajaba  la rampa con lentitud de enfermo, pese a ser  un hombre fuerte y sano físicamente.  Iba vestido con las ropas de un taller de empleo de jardinería. Sus ropas estaban sin lavar desde hacia una semana. La casa, cuyas, ventanas estaban abiertas para ventilarla, permitían entrever un gran desorden por doquier y suciedad. Los perros que estaban por la rampa y el corral tenían aspecto de tristeza. Apenas miraron al hombre, que desde hacia unos días apenas jugaba con ellos. Eran perros grandes, habían servido de tiro, siendo perros de trineo y carga. También eran perros de mediana edad. Los perros viven mucho menos que las personas y estos tenía más de 4 años.  Parecían entender el dolor de su amo. Estaban empezando a  acostumbrarse a pasarse el día sin hacer nada . Unos días  antes eran perros muy vitales y trabajadores. La visión de los perros tumbados, uno sobre otro, con la mirada perdida, le hizo entristecerse al hombre y derramó una ligera lágrima. Una sensación de pesadez y cansancio le envolvió al pensar en ellos. Cerró los ojos ligeramente, por no poder soportar lo que pensaba. Dejó el cazo  saliendo  del corral para meterse en casa. Entre tanto, dos chicas jóvenes pasaron por su lado corriendo en dirección a la ermita de San Antonio. Notó la sombra y la silueta de estas chicas, incluso le llegó el olor perfumado de las mujeres sin sentir ningún deseo ni excitación. Su forma de caminar, de mirar al vacío, semejaba más la de un muerto que un vivo. El sol esos primeros días de marzo era fuerte, capaz de germinar la vida, aunque en esa zona que solía ser un vergel en esas fechas, estaba la mayor parte del campo seco debido a la falta de lluvias que estaba retrasando la llegada de la primavera desde el punto de vista botánico, pese al calor de verano que hacia a finales del invierno. No sabía que le pasaba desde hacia unos días. Una noticia le cambio el destino de su existencia.  Intentó imaginar de nuevo cosas reivindicativas, o relatos que representaran la vida de la gente marginal que le rodeaba  para escribirlas en los blog como solía,  pero no se le ocurría nada. Entró en la casa esquivando trastos que estaban tirados por el suelo. La casa olía a perro, a humedad, a suciedad. Él, aunque estaba acostumbrado, miro para otro lado, imaginando que estaba en un gran castillo y él era su señor. EL huerto que rodeaba la casa, al que llamaba su feudo.  Conseguido al ganarlo a la montaña a golpe de pico, capazo y azada, estaba seco. Quedaron atrás las cosechas que le proporcionaba autosuficiencia alimentaría, estaba como él, muerto allí plantado. Era un feudo arruinado. Los guisantes amarillos y grises se amontonaban enredados entre si, al igual que las borrajas, las habas, las lechugas, espinacas…

Entró en la casa para aposentarse  en una silla. frente a él estaba  la mesa donde había un ordenador con el que  escribió tantas historias sobre perros, el medio ambiente, huertos, navajeros de barrio, noticias políticas.  Las había ido  publicando en blog. Echo una hojeada a  su vieja cámara de fotos y el montón de autos pidiendo cárcel por muchas de las historias que había contado.
 Sacando un lápiz  empezó a poner la tildes a un texto de Julio Cortazar. Luego, cansado de esto empezó a rellenar unos jeroglíficos para agilizar la mente de chiquillos de sexto de primaria. Iba a  subir las respuestas a su canal de youtube y a sus blog.
En el ejercicio 331
¿ Como se llama tu amigo? ( estaba dibujado en la casilla una E y una U traspasado por un dardo?
 En la solución escribió: Eduardo.
La siguiente salía dibujada  una letra A saltando un banco  y preguntaba:
¿ Como le pilló la policía?
escribió como respuesta: Asaltando.
Con el boli en la mano quedó ante esta respuesta transpuesto. Le vino a la mente la imagen de otro tipo de respuesta con la letra A:
Y añadió:
 escribiendo en un blog o haciendo un vídeo fingiendo atracar un banco.
De repente empezó a sentirse mal. Colocó sus manos sobre la boca tapándose la boca. Con espasmo sobre la silla empezó a  hablar en voz alta como en un sueño.
Otra vez he pensado, e imaginado un nuevo delito de odio para mi blog infantil. Asaltar un banco y titularlo :
el solitario vuelve a Vall d´Uixó.
No debo imaginar nada, absolutamente nada. Debo esta en silencio conmigo mismo.
Sin embargo, como un enfermo, no pudo este pobre hombre resistirlo y empezó a escribir en su blog:
 Hoy he roto mi promesa estrella y he vuelto a empezar a imaginar una historia cuando una compañera del taller de empleo me ha preguntado extrañada ¿ estás de verdad barriendo las hojas del jardín?
Nos hemos mirado a los ojos, en los suyos había una gran pena hacia mí y a las circunstancias que estoy pasando. Yo al miraba me he enternecido también con aflicción. He pensado en esos momentos si esa aflicción  venía de ver su rostro apenado, o de mi corazón que empezaba a latir despacio provocando pequeños temblores nerviosos en   mi cuerpo a la vez que lo aletargaba. No he sabido que responderme. Reconozco que no me conozco. ¿ entonces que debo contestar al tribunal? Lo que usted piense señoría será lo correcto.
Sin embargo a su pregunta concisa sobre si estaba barriendo, le he respondido que si estaba barriendo. yo también me he sorprendido con mi respuesta, y con la actitud que tenía, ya que esta mañana estaba apunto de no acudir al trabajo al no estar en buenas condiciones mentales para responder a mis compañeros una vez tuvieron noticia de que iban a celebrar un juicio contra mí, por cuestiones que yo siempre defendía, como los derechos de los animales y el medio ambiente.
Eran asombrosos estas acusaciones.
Me he observado las manos con el rastrillo tras mi respuesta.. Es evidente que siendo jardinero es lo habitual, pero en una situación como la mía en la actualidad, similar a un accidente que te hiere no solo a ti, sino a la gente de tu alrededor, debería esperarse que actuara de forma diferente a lo normal, al fin y al cabo me debía preparar para  ser eliminado  por unas circunstancias extrañas, bastante estúpidas y absurdas llenas de injusticia y verdadera maldad . Por ello  debe ser raro estar aquí haciendo lo habitual, pero sintiéndome en otro lugar. El resto de compañeros me han mirado sin decir nada, con indiferencia. Hasta que ha llegado otra compañera que me ha preguntado ¿ cómo estas?
Entonces, antes de responder ha aparecido la monitora del taller, ha comprendido que mi deber era estar allí. Me ha mandado lo que tenía que hacer. No me ha preguntado como estaba. Se ha contentado con hacerme una mueca amable, o me ha parecido que era así. El caso es que lo que me ha mandado trabajo,  pero ahora no me acuerdo que era en concreto.  Lo he hecho lo mejor que he podido. Eso si lo recuerdo. Hasta ahora se puede decir que iba muy bien en el taller, pero me temo que a partir de ahora me pesara todo, que tendré dificultades en el cumplimiento de mi deber, aunque me asignen tareas sencillas, mi atención estará en otro lugar que no quiero imaginar y no puedo dejar de imaginar. Quizás sea porque no me conozca ni a mi ni al mundo, y porque nunca debí más que poner tildes a los textos, o hacer jeroglíficos en vez de poner fotos y voz a cosas desagradables e injustas de mi alrededor.
Ahora miró el mundo como si se acabará, como un lugar cruel y sin sentido. Quizás muchas personas, como el juez, el implacable fiscal, la asociación de amigos de los animales, pensaron que yo era una especie de animal sin sentimientos que se dedicaba a matar perros de hambre, a poner trampas a los pájaros para comérmelos, a incitar al odio con mis historias.
Es absurdo que piensen eso, cuando reflejo y defiendo todo lo contrario, pero supongo que el mundo es:
 absurdo
Levantándose de la silla el hombre tras pulsar publicar post, tachó todo lo que había escrito pasando el lápiz por la pantalla, con la boca acompañó al sonido del tachón con una onomatopeya :
Zas-zas.
Sin embargo notó que nada se borraba.
Caminó con las manos sobre la cabeza, los ojos fuera de sus orbitas y encorvado  hacia la cama sobre la que se tiró esperando no despertar.
Angelillo de Uixó

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