Entre el grupo de casetas
de una pequeña colina sobre la
que descansaba la ermita de San Antonio, se encontraba en una de tantas, un
hombre de mediana edad, moreno, y aunque
bajito, de constitución atlética que
había demostrado tener una gran fuerza para sobrevivir en la miseria y la
soledad más absoluta, así como para aguantar el odio y el desprecio de sus
semejantes. La caseta donde vivía era una ruina, poseía una terraza de entrada
con un enorme motón de escombros procedente del techo de recibimiento. Siempre esperaba que
cambiara su suerte para reconstruirlo, pero eso, nunca ocurriría. Caminaba lentamente y cansado evitando tropezar con el escombro, y que le cayera un cazo de agua que llevaba
para sus perros. Desde la terraza se veía el mar de fondo, a unos 8 kilómetros de
distancia, también a lo lejos, se observaba una línea de fincas junto el mar pertenecientes al pueblo de Moncofar, y sobre
todo,Vall d´Uixó , localidad a la que partencia. Esta se extendía por un valle
recoso, y seco, donde barrios enteros como el del Roser , estaba constituido
por casas pegadas unas a otras como
setas, amontonadas de forma caótica y torcida sobre un pequeño montículo rebajado con
excavadoras, del que quedaban algunos
trozos de roca madre rodeados por muros de ladrillos sin lucir, albergando
dentro pequeños salares llenos de
hierbas, hierros, bolsas de plástico. Sobresalía este barrio elevado
ligeramente del resto de otros barrios del pueblo. Al hombre le
tembló el cazo entre sus manos ennegrecidas y sudadas que parecían ungidas en
aceite de oliva. Bajaba la rampa con
lentitud de enfermo, pese a ser un
hombre fuerte y sano físicamente. Iba
vestido con las ropas de un taller de empleo de jardinería. Sus ropas estaban
sin lavar desde hacia una semana. La casa, cuyas, ventanas estaban abiertas
para ventilarla, permitían entrever un gran desorden por doquier y suciedad.
Los perros que estaban por la rampa y el corral tenían aspecto de tristeza.
Apenas miraron al hombre, que desde hacia unos días apenas jugaba con ellos.
Eran perros grandes, habían servido de tiro, siendo perros de trineo y carga.
También eran perros de mediana edad. Los perros viven mucho menos que las
personas y estos tenía más de 4 años. Parecían entender el dolor de su amo. Estaban
empezando a acostumbrarse a pasarse el
día sin hacer nada . Unos días antes
eran perros muy vitales y trabajadores. La visión de los perros tumbados, uno
sobre otro, con la mirada perdida, le hizo entristecerse al hombre y derramó
una ligera lágrima. Una sensación de pesadez y cansancio le envolvió al pensar
en ellos. Cerró los ojos ligeramente, por no poder soportar lo que pensaba.
Dejó el cazo saliendo del corral para meterse en casa. Entre tanto,
dos chicas jóvenes pasaron por su lado corriendo en dirección a la ermita de
San Antonio. Notó la sombra y la silueta de estas chicas, incluso le llegó el
olor perfumado de las mujeres sin sentir ningún deseo ni excitación. Su forma
de caminar, de mirar al vacío, semejaba más la de un muerto que un vivo. El sol
esos primeros días de marzo era fuerte, capaz de germinar la vida, aunque en
esa zona que solía ser un vergel en esas fechas, estaba la mayor parte del
campo seco debido a la falta de lluvias que estaba retrasando la llegada de la
primavera desde el punto de vista botánico, pese al calor de verano que hacia a
finales del invierno. No sabía que le pasaba desde hacia unos días. Una noticia
le cambio el destino de su existencia. Intentó
imaginar de nuevo cosas reivindicativas, o relatos que representaran la vida de
la gente marginal que le rodeaba para
escribirlas en los blog como solía, pero
no se le ocurría nada. Entró en la casa esquivando trastos que estaban tirados
por el suelo. La casa olía a perro, a humedad, a suciedad. Él, aunque estaba
acostumbrado, miro para otro lado, imaginando que estaba en un gran castillo y
él era su señor. EL huerto que rodeaba la casa, al que llamaba su feudo. Conseguido al ganarlo a la montaña a golpe de
pico, capazo y azada, estaba seco. Quedaron atrás las cosechas que le
proporcionaba autosuficiencia alimentaría, estaba como él, muerto allí plantado.
Era un feudo arruinado. Los guisantes amarillos y grises se amontonaban
enredados entre si, al igual que las borrajas, las habas, las lechugas,
espinacas…
Entró en la casa para aposentarse en una silla. frente a él estaba la mesa donde había un ordenador con el
que escribió tantas historias sobre
perros, el medio ambiente, huertos, navajeros de barrio, noticias políticas. Las había ido
publicando en blog. Echo una hojeada a su vieja cámara de fotos y el montón de autos
pidiendo cárcel por muchas de las historias que había contado.
Sacando un lápiz empezó a poner la tildes a un texto de Julio Cortazar.
Luego, cansado de esto empezó a rellenar unos jeroglíficos para agilizar la
mente de chiquillos de sexto de primaria. Iba a subir las respuestas a su canal de youtube y a
sus blog.
En el ejercicio 331
¿ Como se llama tu amigo? ( estaba dibujado en la casilla
una E y una U traspasado por un dardo?
En la solución
escribió: Eduardo.
La siguiente salía dibujada
una letra A saltando un banco y
preguntaba:
¿ Como le pilló la policía?
escribió como respuesta: Asaltando.
Con el boli en la mano quedó ante esta respuesta
transpuesto. Le vino a la mente la imagen de otro tipo de respuesta con la
letra A:
Y añadió:
escribiendo en un
blog o haciendo un vídeo fingiendo atracar un banco.
De repente empezó a sentirse mal. Colocó sus manos sobre la
boca tapándose la boca. Con espasmo sobre la silla empezó a hablar en voz alta como en un sueño.
Otra vez he pensado, e imaginado un nuevo delito de odio
para mi blog infantil. Asaltar un banco y titularlo :
el solitario vuelve a Vall d´Uixó.
No debo imaginar nada, absolutamente nada. Debo esta en
silencio conmigo mismo.
Sin embargo, como un enfermo, no pudo este pobre hombre
resistirlo y empezó a escribir en su blog:
Hoy he roto mi
promesa estrella y he vuelto a empezar a imaginar una historia cuando una
compañera del taller de empleo me ha preguntado extrañada ¿ estás de verdad
barriendo las hojas del jardín?
Nos hemos mirado a los ojos, en los suyos había una gran
pena hacia mí y a las circunstancias que estoy pasando. Yo al miraba me he
enternecido también con aflicción. He pensado en esos momentos si esa aflicción
venía de ver su rostro apenado, o de mi
corazón que empezaba a latir despacio provocando pequeños temblores nerviosos
en mi cuerpo a la vez que lo
aletargaba. No he sabido que responderme. Reconozco que no me conozco. ¿
entonces que debo contestar al tribunal? Lo que usted piense señoría será lo
correcto.
Sin embargo a su pregunta concisa sobre si estaba barriendo,
le he respondido que si estaba barriendo. yo también me he sorprendido con mi
respuesta, y con la actitud que tenía, ya que esta mañana estaba apunto de no
acudir al trabajo al no estar en buenas condiciones mentales para responder a
mis compañeros una vez tuvieron noticia de que iban a celebrar un juicio contra
mí, por cuestiones que yo siempre defendía, como los derechos de los animales y
el medio ambiente.
Eran asombrosos estas acusaciones.
Me he observado las manos con el rastrillo tras mi
respuesta.. Es evidente que siendo jardinero es lo habitual, pero en una
situación como la mía en la actualidad, similar a un accidente que te hiere no
solo a ti, sino a la gente de tu alrededor, debería esperarse que actuara de
forma diferente a lo normal, al fin y al cabo me debía preparar para ser eliminado por unas circunstancias extrañas, bastante estúpidas
y absurdas llenas de injusticia y verdadera maldad . Por ello debe ser raro estar aquí haciendo lo habitual,
pero sintiéndome en otro lugar. El resto de compañeros me han mirado sin decir
nada, con indiferencia. Hasta que ha llegado otra compañera que me ha
preguntado ¿ cómo estas?
Entonces, antes de responder ha aparecido la monitora del
taller, ha comprendido que mi deber era estar allí. Me ha mandado lo que tenía
que hacer. No me ha preguntado como estaba. Se ha contentado con hacerme una
mueca amable, o me ha parecido que era así. El caso es que lo que me ha mandado
trabajo, pero ahora no me acuerdo que
era en concreto. Lo he hecho lo mejor
que he podido. Eso si lo recuerdo. Hasta ahora se puede decir que iba muy bien
en el taller, pero me temo que a partir de ahora me pesara todo, que tendré
dificultades en el cumplimiento de mi deber, aunque me asignen tareas sencillas,
mi atención estará en otro lugar que no quiero imaginar y no puedo dejar de
imaginar. Quizás sea porque no me conozca ni a mi ni al mundo, y porque nunca
debí más que poner tildes a los textos, o hacer jeroglíficos en vez de poner
fotos y voz a cosas desagradables e injustas de mi alrededor.
Ahora miró el mundo como si se acabará, como un lugar cruel
y sin sentido. Quizás muchas personas, como el juez, el implacable fiscal, la
asociación de amigos de los animales, pensaron que yo era una especie de animal
sin sentimientos que se dedicaba a matar perros de hambre, a poner trampas a
los pájaros para comérmelos, a incitar al odio con mis historias.
Es absurdo que piensen eso, cuando reflejo y defiendo todo
lo contrario, pero supongo que el mundo es:
absurdo
Levantándose de la silla el hombre tras pulsar publicar post,
tachó todo lo que había escrito pasando el lápiz por la pantalla, con la boca acompañó
al sonido del tachón con una onomatopeya :
Zas-zas.
Sin embargo notó que nada se borraba.
Caminó con las manos sobre la cabeza, los ojos fuera de sus
orbitas y encorvado hacia la cama sobre
la que se tiró esperando no despertar.
Angelillo de Uixó
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