La
sociedad contra Angelillo de Uixó.
Ayer tuve un sueño.
Estaba en mi huerta, y tiraba semilla
de lirios.
Unos unicornios galopaban hacia mi,
montados en ellos había mujeres desnudas con un tricornio en la
cabeza. De la cola de los unicornios estaban atadas unas cuerdas de
seda que arrastraban nubes blancas y azules precedidas de un gran
arco iris.
Las nubes traían lluvia que regaba
toda la huerta, pero yo no me mojaba.
Al instante crecían los
lirios, y lo hacían de tal forma que habían formado las palabras:
Angelillo de Uixó.
Yo me puse muy contento al ver mi
nombre escrito con lirios.
Luego note cómo de la espalda me
salían unas enormes alas blancas.
Las moví y empecé a volar.
Al principio sentía vértigo.
Luego me acostumbre, y empecé a hacer
picados desde el cielo al valle de Uixó.
Asusté a un rebaño de ovejas que
pacía en una agradable colina.
Di varias vueltas sobre la iglesia,
sobre el ayuntamiento, hasta dirigirme al cielo.
Allí Dios me dio una dorada trompeta y
empecé a tocar hasta que me echaron por pesado unos ángeles.
Volaba cerca de los aviones, sobre todo
los de la compañía Rayan Air.
-Mirar, mirar, un ángel, que monada-
decía la gente que me hacia fotos tocando la trompeta.
El capitán me hacía señales de que
me fuera a otra parte con la trompeta o me atropellaría con el
avión.
Los azafatos le decían al capitán,
que era mi padre, que se tranquilizará, que Yo era un ángel bueno.
Pero mi padre, el capitán, decía que
no, que no.
Volví a mi campo muy alegre para ver
de nuevo los lirios que formaban mi nombre.
Pero al aterrizar me puse a llorar y
se me cayeron las alas.
Alguien había pisado mi nombre.
Los lirios estaban chafados.
Entonces estaba muy triste.
Me desperté de mi sueño angustiado,
y me pregunte:
¿Es
el Hombre malo?
Sentí mucho miedo hacia la gente al
pensar que así es.
A veces creo que hay personas que me
quieren hacer daño.
No se el motivo.
Una vez despierto, baje a la huerta.
Todo parecía normal.
Pero tuve la impresión de que alguien
había estado allí.
No se explicarlo de forma lógica,
pero...
Había objetos que acostumbro de dejar
en un sitio algo desplazados de su lugar habitual.
No le di importancia, pensé al
principio que eran manías mías.
¿Sería absurdo pensar que alguien
entra en mi casa para desplazar objetos?
¿ Qué fin puede tener eso?
Empecé a echar agua a un bidón al que
está conectado las gomas del goteo.
Luego me fui a pasear.
Durante los días siguientes a estas
sospechas, en general en la casa, en la huerta, todo parecía estar
tranquilo y bien.
Vi que varias hortalizas estaban
amarillas y me acerque.
Me extraño este hecho, pues sus
hermanas tenían buen color y estaban sanas.
Varios días después, regando de
nuevo, me asombró el hecho de que el agua del bidón desapareciera muy deprisa.
Suele tardar unas cinco horas en vaciarse el bidón, pero en este
caso lo hizo en unas tres.
Baje y note que me habían quitado
varios goteros, cuatro o cinco, muy pocos, y por allí se perdía el
agua, con una navaja habían pinchado la goma, pero muy poco.
Apenas se notaba el sabotaje.
Lo que más me molestaba era la
sensación de que alguien había estado allí.
Ahora ya estoy seguro de que alguien
está entrando en la casa, en la parte del corral y me saboteaba la
huerta, me mueve objetos con el fin de darme a entender de su
presencia.
Me siento aliviado al compartir mis
paranoias con vosotros.
Angelillo de Uixó.
La sociedad contra Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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