llora payaso tus cuernos.
de Angelillo de Uixó.
Reunión en el salón de la Peña taurina de Vall d’Uixó. En el coso rostros rotos por las cornadas de la vida. Astados humanos cuyas existencias discurren sobre las alcantarillas de las calles uxenses entre bramidos, insultos, persecuciones, soledades, barreras y regueros de sangre . Aborígenes nacidos por asta de toro. Penetro de forma seca, dura , sin sentimiento por la entrepierna sangrante de alguna una hembra que jadeó entre suspiros de vaca alegre brevemente el nombre de algún Don Juan.
Emigrantes andaluces y rumís, se mezclan entre los nativos. Ganadería del hambre, la pena, el duende, la fragua, el jazmín , la manzanilla y la exageración. Trashumaron a la orilla seca de Vall d´Uixó huyendo de su cobardía contra el látigo del latifundista. Hoy apestan a gueto, a estiércol de pisar aceras entre risas, fiestas y trapicheos de raza. Comparecen reunidos llamados por el cuerno de la fiesta. Las gomas de sus zapatos chafan las balsodas de herrería de las dependencias de la peña taurina. Aroma añejo, castizo y rancio. El chiquero de discreto tamaño para la reunión de cabestros. Por los rincones pequeñas mesas de escuela con el escudo del Ayuntamiento del pueblo cubierto por manteles de papel blanco. Sobre ellas; platos de plástico con pinchos de aceitunas con banderilla, anchoas, tortillas, patas de pulpo, cocas , vinos y sidras escanciadas. En las calles sin toros aguarda el hambre por la crisis. Entre los asistentes hay menesterosos que nunca faltan a estos saraos; de esos indignos que acuden a cáritas y la cruz roja sin asomo de vergüenza, y que cómo cualquier otro, en pose de hidalgos e iguales se juntan con las Autoridades. Hacen bromas y se distraen, cuando muchos a media voz mencionan sobre su derecho a hacerlo.
-Mira allí esta Manolo comiendo a dos carrillos y su mujer. Ayer andaban por cáritas llenando el carro- exclama Loli señalando con el dedo a los carpanta para que Laura corta de vista atine a la pareja con sus comentarios. Laura apunta afinando felinamente la pupila y sirve el alegre comentario:
- Que poca vergüenza. Pues al Manolo le han dado una paga de 300 euros, y aun va a cáritas- Loli repite el comentario a la Rebeca que está a su izquierda escuchando aumentando la paga de Manolo a 600 euros, mendicidad en mercadona, y pocas ganas de trabajar. Pasan a otro desgraciado indigno que tampoco está libre de pecado y canta flamenco tocando las castañuelas.
Una cabeza de toro negra y seca colgando de una pared junto a dos banderillas engalana el salón con estilo. Las jóvenes festeras, ya envejecidas de tradición, se mezclan con viejas enlutadas en pose de estatuas sentadas que hablan cómo Cicerón: sin apenas mover los labios y apuñalando. Una anciana comenta obsesiva a dos viejas compañeras de fiestas tauromaticas sobre las chicuelinas. Un parche de cuero cubre su ojo izquierdo. Gesto de nostalgia y recuerdos a un ser querido.
-Mi José María sabia hacer las chucuelinas mejor que nadie. Era tan buen hombre, tan trabajador, tan decente. Los mozos de hoy en día no saben hacer chicuelinas. Mi hijo no las hace- exclama con pena.
Sus compañeras enlutadas afirman : es cierto, es cierto, no hace el Alcalde chicuelinas- coro de voces de urracas, pensamientos de momias y por la bajini le cuenta una comadre a la otra:
- Menuda chicuelina le hizo ésta a José María, por eso cría malvas en el cementerio.
La vieja del parche ante un pasodoble torero se levanta majestuosa echando sobre la silla un mantón similar con el que visten en las ofrendas a la virgen María; moviendo las caderas ritmicamente abre el abanico con la bandera de España entre risas y aplausos; hace una chicuelina varonil.
Una joven adolescente de pelo corto, pechos grandes que piden ser madre, morena de cabello y tez, bajita, vestida a lo chico le dice a una amiga:
-Ojala hubiera sido chico para poder hacer chicuelinas y recortes ante el toro- suspira lánguidamente llevando su mano al monte de venus de su compañera, también morena, de cejas gruesas, hispana ni alta ni baja, de hermosas caderas y culo enorme. Porta un cinto de metal en torno a unos pantalones vaqueros. Mira a los chicos del fondo de la sala con curiosidad y horror. Se deja acariciar y calla.
En la otra esquina. Gargantas rotas por el coñac, por el abuso del tono autoritario ante sus ancianos padres, mujeres, novias, e hijos. Humo que asciende hasta el hocico del toro. Bajo los cuernos de luna menguante y luna creciente berrunta un gitano llamado Heredia de aspecto de Alelí. Sus cabellos caracolas amorosas de delicada belleza . Sus dedos puñales de la estirpe de los jinetes que rondan los caminos. Sobre el cuello un pañuelo de lunares. Con el rabo marca paquete y hace gestos. Las mujeres lo persiguen con la vista, analizan con sentimientos femeninos sus brincos danzarines, y los abrazos bastardos de sus compañeros que le odian por chungo, por embustero, pero que le temen por gitano delincuente.
-Jachipe, jachipe, alabado sea el señor inventor de las mujeres- lanza Heredia un beso cómo si fuera un señor francés a un grupo de mujeres que suspiran por su macarra marginal de barrio .
-Oh traficantes de marihuana de Vall duixó, oh chonis de cresta en el pelo que pegáis a vuestros padres y maestros.Oh recortadores taurinos, oh parados que acudís a cáritas, oh albañiles de los caciques hermanos ventura. ! Qué joven festera taurina no desearía ser vuestra! Ser cabaldaga duramente entre eructos , pedos y palabras groseras, con la poesía que florece varonil de la autentica existencia: la inmundicia de vivir entre estiércol y los cuernos.
Varios farandules cogiendo cacahuetes hablan sobre una coima rumana con la que pasaron algún rato por turno en el prostíbulo de las Palmeras.
-Por 15 euros hacia de todo la zorra- saca pecho un adolescente con el rostro llenos de acné y el orgullo de pavo del que está abandonando el fastidioso mundo de las pajas y las revistas porno. Su tío que le instruye en el mundo del macho sonríe con el recuerdo caliente de su negrita en las Palmeras.
-¿ Y de donde sacaste 15 euros ?- le pregunta un bastardo chonis de padres separados cargado de envidia que le hace curvar la espalda.
El joven afortunado mira a su tío instructor que le guiña el ojo al chonis.
Serio y melancólico se yergue Juan frente a la ventana mirando el mar y el vuelo de las hojas arrastradas por el viento cálido. Enciende un cigarro. Amado el presidente de la peña taurina se acerca a él renqueante. Para a respirar indigesto de la comida que ha celebrado con cáritas a base de pavo, cordero y salmón con motivo organizar una matanza de toros el día 25 de diciembre con fines alimentarios para pobres . Gastronomía y mendicidad cómo reclamo turístico en las grutas de San José. Acto novideño que cuenta con apoyo del PP. Se pega un pequeño golpe en el vientre para desatascarse las válvulas estomacales. Deja salir el aire por el ano y avanza aliviado hasta llegar a Juan. Lo agarra por el brazo . Juan se asusta del gesto pero mantiene el tipo gallardo y comprensivo con lo que vaya a pasar. Amado, torpe y ojeroso se mete las manos en los bolsillos buscando algo. Saca sonoramente un sobre que deja en sus manos.
-Toma Juan, el dinero. Sin iva y sin factura cómo quedamos. ¿ De acuerdo?- Juan asiente- El gotelé un éxito. Mi mujer está eufórica con la faena. Cuando puedas pasa por casa, quiere que pintes la cochera. Allí va- la señala Amado para que la vea- Juan emite un tímida mueca a lo Maikel Jackson y guarda el sobre en el bolsillo sin contar el dinero.
Varios farandules amigos de correrías taurinas de Juan ríen ante la escena. Llevándose un vaso de Rioja a la boca aplacan el dolor hilarante y la herida sangrante de la comedia humana. La mujer de Amado, Paloma, una rubia preciosa de melena ondulada de mediana edad, con caderas estrechas, pecho pequeño pero firme, corta unas cocas de tomate y sonríe a los que sirve. Destaca entre las chonis festeras sin clase ni estilo, y las viejas enlutadas con peineta. Paloma viste y se comporta con la mentalidad de una mujer de París entre batuecos de Vall d´Uixó.
Sufre la claustrofobia de estar casada con un viejo comerciante sin apenas éxito profesional que dedica todos sus esfuerzos y su poco talento a ser presidente de la peña taurina, la asociación de fútbol, la de cazadores, la de caza con parany, la comunidad de vecinos del barrio y diversas asociaciones culturales similares del pueblo. Las representa siempre cogido de la mano diplomáticamente de las autoridades del PP que lo llevan en volandas cómo a un idiota con poder de voto. Ella agobiada del ambiente habitual en su marido y agotada de vivir en un pueblo sin salida ni futuro, sale a la calle a respirar tras lanzar una mirada furtiva y desesperada a Juan. Se comenta rápidamente por todos los asistentes, siendo el presidentes de los taurinos el único que no se entera. Juan, alto, delgado, moreno, de cabeza cuadrada a semejanza de los antiguos romanos, rostro algo arrugado pese a ser de mediana edad, pelo rizado moreno donde florecen las primeras canas. El vividor latino la sigue dando un quiebro a su marido. Aplausos , oles y torero . Los palmeros claman la entrada del alcalde superstart Lelo Clavell.
-Hijo mio, hijo mio, mira una chicuelina- grita su madre enfocando su ciclópeo ojo a la figura larguirucha y asalchichada de su hijo putativo.
Lelo hace una mueca simiesca de gracia fingida a las chucuelinas de su madre. Ajusta la corbata y mira al auditorio. Los batuecos que se situaban cómo las ratas en pequeños grupos por las esquinas se van uniendo cómo gusanos que acuden hacia el centro de una gusanera . Redoblan las campanas de la iglesia, el cura aparece purpureo a la espalda del alcalde. Siempre serio, dispuesto a predicar a la menor ocasión, destilando olor a azafrán y prometiendo castigo en está vida y recompensa en la siguiente. Los zapatos, zapatillas, chanclas, que calzan las pezuñas de los taurinos avanzan repicando cómo un batallón hasta cuadrarse ante sus reverencias. Unas chonis con mallas ajustadas, escote y tanga lanzan miradas repletas de picardia a Lelo. El Alcalde se tamboléa del repelús ante las muchachas sobre las que opina, y con acierto, de que son la causa de todos los males que acontecen sobre la tierra. Consigue reponerse de la presencia femenina y controlarse.
El arlequín sonríe a su mala sombra. Populista en el salón taurino se aúpa a un cajón de naranjas volcado para el acto. La piará aguarda un discurso efervescente repleto de dureza, castigo, impiedad hacia la vida, condescendencia con la barbarie,la esclavitud; beneplácito y apológico con la tradición. El payaso desde el cajón habla a los gachupines hispanos:
-En estos días de fiesta, cercanos a las navidades, donde todos nosotros que hemos sido buenos, recibiremos estupendos regalos. Me ha soplado un pajarito que está aquí- señala a un caballero misterioso de nariz morcillera surcada por una cicatriz causada por una embestida de toro. Le recorre todo el órgano en vertical llegando hasta el labio cubierto por una barba de pelos de jabalí de tres días. Los batuecos miran al enigmatico personaje de ojos negros cómo el carbón. El personaje se encuentra solo en el acto, cómo un fantasma desconocido- Es forastero- dice los batuecos. Su pelo tupido y chafado por la boina de ganadero sobre la cabeza anuncia su profesión. Varios farandules se acercan para saber si necesita pastores o toreros. El alcalde prosigue, y las miradas del gentío vuelven al narcisista populista- Estos días tendremos a ratón, el toro que más gente ha pillado-gritos genocidas en el salón retumban de jubilo. El público abraza al de la boina que se convierte en el héroe y mesías de Vall dUixó.-Hossana, hossana- El alcalde llama al mesías que conduce al ganado para que hable: ¿ quieres decir algo Juncal?- pregunta Lelo al ganadero. Y este niega sonrojado con la cabeza boina. Los sanguinarios batuecos entienden el mensaje y enfervorizados lanzan los brazos al cielo, hacen el king kong, votan cómo paganos evangelistas sobre las baldosas. Le cantan a la muerte. Sus cuerpos sudorosos transpiran el alcohol y la comida a base de cerdo a través de ropas ajustadas de adidas hechas por niños esclavos chinos que exhalan el olor inmundo e incorregible por los siglos de los siglos de esclavitud, tortura y muerte.
-Oh adidas, vodafón, aple, zara, corte inglés, miura. Símbolos cómo las cruces romanas que adornaban los caminos con esclavos colgados para que los siervos recordarán el poder del imperio. Hoy los pies, las piernas, los cuerpos son vestidos con ropas que son símbolos de la esclavitud.
Lelo vota sobre el cajón de mandarinas haciendo el cosaco y recibiendo ovación de: presidente, presidente. Su madre hace chicuelinas. Heredia magrea a una joven. Amado pregunta por su mujer.
- Habrá salido con el pintor de brocha gorda- le comenta un desempleado que es voluntario de la cruz roja y ejerce en el acto cómo representante de la organización amante de los toros, los pobres y los actos donde haya autoridades comunicantes de forma directa con fondos públicos, con subvenciones y corruptelas con las que se financian los cargos de la cruz roja y cáritas. Los vidrios que hacen de ojos en la cabeza negra, acartonada, disecada del toro reflejan cómo espejo cóncavo nacional a los gusano votando, coreando, invocando cómo salvajes negros del Congo: ratón, ratón, ratón. Nos traen a ratón.
Una vez las voces se van apaciguando ,el Alcalde, alzando al techo con la camisa nueva su débil mandíbula ovalada a causa de algún defecto genético , recordando en pose y ademanes con los dedos juntos al inimitable Mussoline, pide sosiego a sus camisas negras. El sol de la tarde que llega pronto y poco luminosos en invierno, entre claros y sombras del salón ilumina al bufón anti democrático. Prepara su vendetta teatral junto al auditorio.
- Los toros amado pueblo-saludo indescriptible del Alcalde entre la forma habitual de los jesuitas, las marioneta y los toreros - siempre han estado con nosotros desde los albores de los tiempos. Si Darwing hubiera hecho su teoría en Vall d´Uixó, en vez de haber dicho la insensatez que dijo sobre que venimos del mono cómo los rojos, hubiera dicho que venimos del toro. Basta miraros para comprenderlo- Aplausos batuecos y oles. Echa una ojeada a Juncal y lo mira con deseo. Plantado con un palillo entre los dientes, la boina calada hasta el entrecejo. Se la quita para rascarse la caspa que le cae a los pies cómo una nevada. El inocente mete los dedos en la boca y saca un trozo de cochino ibérico que se ha quedado entre las muelas. Lo analiza y pa dentro de nuevo. El alcalde se estremece de placer opinando: uno de los míos, este ingenuo extremeño caerá en mi garras. Mío por mi poder y cargo serás Juncal. Prosigue su discurso dejando a Juncal que bebe vino cómo un imbécil aburrido y solitario echando de menos Monfragüe- El contrato social que sustenta el estiércol que abona nuestra sociedad se basa en las fiestas taurinas. ¿ Qué nos hace diferentes al resto del mundo, cómo por ejemplo los suizos, incluso de los turcos?- pregunta imitando a Perón Lelo Clavell.
El populacho calla. Amado cómo presidente en los silencios tiene el deber de hablar. Levanta la mano sacando el cuello del cinturón de grasa que lo rodea.
-Los toros alcalde, los toros.
-Bravo, bravo, ole y banderilla Amado, sobresaliente- exclama el Alcalde gesticulando, aplaudiendo en pose de Miky mause- Los toros pueblo de Uixó, buenos ciudadanos que los amáis. Por eso nos conocen, porque por otra cosa, ¿de que habrían de conocer a Vall d´Uixó? Y yo os pregunto de nuevo ¿ cuantos toros hacen en una fiesta de barrio en Nules, nuestro pueblo vecino, o en la capital, Valencia, o en cualquier punto de España?
-A lo sumo uno, y si llega- rebuznan voces del fondo sapientísimas.
Efectivamente- cruza los brazos el arlequín y mueve la pezuña sobre el cajón- Y nosotros en cada fiesta hacemos siete. En eso nos diferenciamos del resto del mundo, que somos los que más cabestros soltamos por las calles en este planeta y seguramente en otros mundos posibles.
Rompen las palmas que se encienden de rojo de los aplausos, silbidos de los chonis y gitanos que con los dedos en la boca chuflan groseramente.
-Debemos volver al espíritu del pueblo toril y cencerrero para salir de la crisis. La vida es una carrera de toros, al que se queda atrás el toro le pilla, o en la barrera le chafan las manos sus compañeros para que no suba porque está llena. El resultado es un Vallero muerto por no ser competitivo. Esa es la enseñanza del toro y de darwin.
-Bravo, bravo- clama el público metafísico. El Alcalde les para. Su sonrisa se torna malicia:
-Sin embargo los ecologistas de Vall d´Uixó critican nuestra fiesta, que es lo mismo que criticarnos a nosotros, a nuestro modo de vida. Quieren reducir el número de festejos cómo en otras partes del país, olvidando que somos especiales.
- No, no- gritos, patadas, mesadas de cabezos, silbidos chonis, gente por el suelo, hombres masturbándose cómo señal de protesta, mujeres con los pechos fuera, y dolor en las voces. Gritos de: muerte, muerte a los ecologistas.
- Querido pueblo- sobre el cajón con forma de serpiente sigue escupiendo veneno a los batuecos el alcalde- escucharme. No solo dijeron eso los ecologistas; si no que hicieron campaña contra mi y contra los ciclistas. A nuestros amigos de las bicis de descenso les sacaron en su informe acusándoles de impacto medioambiental, y a mi de permitir y fomentar sus carreras, cosa que es cierto, pero ¿ Acaso no me votan los ciclistas de descenso?- cínico espera la aclamación.
- Presidente, presidente- recibe con cariño de una estrella de rock las voces de los suyos llevándose las manos al corazón.
Una voz le pregunta: alcaldísimo ¿ cómo vuecencia sabe todo eso?
- Porque me lo dijeron en mi cara- se da dos golpe en el rostro y se aprieta los labios cómo un macaco- Al ser Alcalde fui invitado a un acto de los ecologistas. Acudí contra mi voluntad, por deber, a sabiendas de que esa gente no me vota. Por eso os lo cuento- hace pucheros, se arrodilla en el cajón.
Juan y Paloma llegan a la casa de Amado. Unos ecologistas de los comandos de autodefensa animal de Vall d´Uixó aprovechando del acto pro taurino se encuentran en la finca de Amado, que al ser presidente de las peñas taurinas, y la sociedad de caza es un objetivo político militar. Dentro de la vivienda los corrales se hallan repletos de animales en cautiverio. Las ladridos de los perros son ensordecedores. Los ecologistas los van sacando poco a poco. Los perros les lamen sus benditas manos agradecidos. Deambulan oliendo el aroma de las flores del jardín. Juan y Paloma observan abrazados sin decir nada. Una nube de ruiseñores, jilgueros, tórtolas suben al cielo mientras un encapuchado va abriendo las jaulas de las aves. Juan y Paloma se besan bajo los hierros forjados y verdosos de moho de la valla que rodea la finca. Aleteos, cantos felices de aves y ladridos de canes interpretan el himno a la alegría.
Los encapuchados una vez los perros están sueltos se van. Pasan junto a la pareja que sigue bajo el arco voltaico de la puerta de la valla. Paloma detiene a uno de ellos.
Gracias- le dice. Juan saca el sobre que le ha dado su marido por el gotele y se lo entrega. Los perros salen a la calle. Unos se adentran hacia las montañas, otros hacia el pueblo. Son libres de escoger el camino que deseen.
La luna surge de cuarto menguante cómo un asta flotante lechosa. Últimos resplandores rojos en el ocaso mortecino. Desde la ventana de la peña taurina donde un ojo tuerto es testigo de un crimen surge un grito de horror. Se produce un devaneo y desfallece la madre de Lelo Clavell. Este se encuentra con el ganadero en el retrete. El lerdo se sujeta la boina mientras Lelo se mete en su cuerpo de forma seca, dura y sin piedad.- Muuuu, muuu- exclama el ganadero llorando de dolor y rojo cómo una sandía abierta. Ante las voces que le llaman: -Alcalde, alcalde, su madre. Sale corriendo sin terminar la faena gritando:- madre, madre. ¿me llama madre?- Su madre yace sobre el suelo abanicada. Varios farandules han salido a la calle a ayudar a Amado que le pega patadas a una perra suya de ojos azules que está siendo montada por un pastor alemán.
- Guarra, asquerosa, maldita bestia, indecente, no te se puede dejar sola. Le pega Amado con la correa. Varios golfos se unen. Los animales indefensos caen abatidos por una lluvia de palos, patadas, escupitajos y risas.
Lelo de rodillas atiende a su madre que recobra el sentido.
-Madre, madre- exclama con un hilo de voz.
-Hijo mio, perdona, he visto a unas bestias fornicando. De la impresión he caído desvanecida. -Que asco hijo mio, que asco. Cuando tu padre vivía estas cosas no pasaban; con franco tampoco hijo mío. Había respeto.
Varias viejas enlutadas sonríen cínicamente la hipocresía que ellas también practican. Recuerdan a los cornudos que tiene enterrados.
-Lo se madre, lo se. El general volverá madre. Tranquila madre, mi informan que las bestias han sido castigadas. Ya están muertas madre- llora Lelo sobre el rostro tuerto de su madre.
La madre se incorpora y pide observar por la ventana. Ve a los dos animales jóvenes y que fueron hermosos. Están tumbados en el suelo aun calientes, eternos, sin vida; y hechos papilla. Un rayo de luna ilumina sus cuerpos junto a las farolas. El viento deposita sobre las pieles de los dos canes unas hojas del viejo olmo que hay plantado en el jardín de la peña taurina.
-¿Cómo se habrá escapado Cleopatra?- se pregunta Amado en voz alta colocándose el cinto.
- Igual tienes visita de ladrones en casa. ¿ Por qué no vas?- cómico y entre risas sugiere el voluntario de la cruz roja dándole una palmada y guiñando el ojo a los campadres.
-Si eso Amado, vayamos a tu casa por si tuvieras visita- coro de voces con ganas de jarana.
La peña taurina en pleno camina por la calles de uixó y se cruzan con varios perros de Amado. Los animales y varios borrachos que están en los bares les siguen.
- Oye Tomás, que igual le están robando de verdad y no se trata de Juan y Paloma- le dice un batueco a otro extrañado por la aparición de los perros.
-Mejor no vayamos delante, a ver si son una banda de rumanos- le contesta el compadre.
Los dos farandules se escapan del pelotón. Les siguen a varios metros de distancia en la tranquila retaguardia.
Llama a la guardia civil- le dice el Alcalde a Amado.
Entran en tropel a la casa dispuestos a matar a los ladrones. Amado encuentra a su mujer a cuatro patas cabalgada por Juan que salta por la ventana. Huye desnudo. Paloma petrificada se queda allí.
Amado abre la boca, las sirenas de la guardia civil anuncian la entrada de los beneméritos que hacen el parte cornudo. La madre del alcalde pierde el conocimiento del shock.- Madre- exclama el alcalde. Amado se gira y observa a todos sus amigos que le dan palmadas malintencionadas de animo. Da dos pasos hacia su mujer con la correa. Ella se cubre con la sábana. Emite Amado un eructo, apoya la mano en el pecho y expira.
-Cómo alcalde de Vall d ´Uixó; por el poder que la democracia y los votos me han dado: os declaro marido y mujer.
Firma aquí Juan- entrega el Alcalde un documento a Juan que con frac , pajarita y un lazo negro firma su matrimonio con Paloma que levanta el velo negro para leer el papel que Juan le da para firmar. Firma y se besan. Una lluvia de arroz cae sobre ellos. Suben al coche de Amado que va cargado hasta arriba de trastos y los recién casados se van a París. A las afueras del pueblo Paloma le dice a Juan que se detenga.
- Para por favor. Juan obedece. Ella sale del coche, ve a lo lejos el pueblo de Vall d´Uixó por ultima vez. Se quita el traje de luto y se pone una minifalda. El traje se queda en la cuneta junto al letrero que anuncia: Vall d Uixó, 1, 5 kilometrós. Visite por favor las cuevas de San José.
- Y nosotros ¿ nos nos casaremos nunca?- le pregunta Juncal a Lelo besando su nuca y deslizando suavemente su mano hacia su Zib.
Angelillo de Uixó
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