Junta letras de ofico, de Angel Blasco Y M.B Ibáñez.

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Las chicas te quieren , Pequeño.




I.
Mi corazón en las tinieblas,
La cabeza fluyendo en las sombras.
Andamos  avisados por la jungla.
Solos.
espantosamente solos.
Se enrosca un río en los pies,
al cruzar un charco tranquilo.
Y al despertar,
ya no hay salida río arriba.
II.
Escuchad la voz de Pequeño,
habla  en lo profundo de la selva,
está totalmente excluido.
Alejado de todos.
no podéis mirar a Pequeño,
no podéis ver a Pequeño,
no podéis tocar a Pequeño.
Todos  le temen,
por un rumor,
por una amenaza.
Es su voz en la selva.
solo  eso,
Una voz  en la jungla:

” no vengo a ofender a nadie,
ni pretendo ser anti patriota,
pero escribir en mi tumba,
si muero algún día de hambre en una esquina,
o por los disparos de la policía  :
odié a españa hasta la muerte.
así me recordareis  cariño.
Me llevaréis  en vuestros corazones,
como el ídolo de un nuevo mundo.
A mi familia buscaréis,
para contarle todo lo que hice.
Y esto con orgullo le diréis:
odió a españa  hasta su muerte.
Cumplió su gran misión.
Si  mi padre os escucha  en el sofá,
viendo la televisión,
No le ocultéis nada de todo lo que hice,
con poesía, le narraréis mis hazañas.
Y él ,
os lo agradecerá con gestos y  palabras.
III. Mercedes Bou Ibáñez.
Cabezas huecas que encierran
silencios de madrugadas,
nunca supieron de plumas
ni a manejar las espadas,
al grito de libertad
se alzan hordas siniestras,
que en un mundo de aperturas
a esperanzas y colores
sueñan con cerrar fronteras,
anacrónicos pensares,
caducados y obsoletos,
regresan los cromagnones
a encerrarnos en sus cuevas.
IV.
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Nuestras voces,
un camino
eco empantanado de lentos pasos,
resuenan perdidos junto los juncos,
entre los que pasan los barcos,
río arriba, río abajo.
Allá, en el río,
hay un millón de hombres felices sobre el agua,
disparando a nuestra orilla.
Donde un millón de bueyes
mueren sacrificados en un día.
Mañana seremos nosotros.
Mañana seremos nosotros.
Y ese será nuestro encuentro.
La revelación entre dos ríos.
Abandonar la hierba de  esta orilla
como dos cuerpos que se aman en el agua.
Angelillo de Uixó, Mercedes Bou Ibáñez