Dad de comer al pobre. PP y Psoe.
De Angelillo de Uixó.
“ Dad de comer al hambriento” Jesucristo.
“Dejad ya de llevar putas bolsas de comida a los pobres. Necesitamos que se mueran de hambre y formar con ellos barricadas” Angelillo de Uixó a los socialistas de Vall d' Uixó.
Gente que ha nacido para ser humillada y vivir ante nuestra vista en la desdicha más horrorosa contemplan insensibles, con la mirada perdida, el trafico tranquilo de las calles de Vall d' Uixó.
Los beneméritos hacen la ronda, los chonis cantan, las nubes se levantan y amenazan que si, que no, con caer un chaparrón. Postrados de rodillas recitan dos parias el rosario de sus penas en la acera. Les cuelga un cartel del cuello. Quedan apostados a ambos lados de las puertas del mercadona. Se puede leer el epitafio de las dos esfinges parlantes que semejan en aspecto a las gárgolas de las iglesias, o las figurillas de la entrada de los restaurantes chinos.
Cartel del Pobre I: Pido porque me he quedado sin trabajo.
Cartel del Pobre II: Me ha quitado el piso Rodrigo Rato, llevo un año en la calle.
Dos hombres vestidos con pantalón de pana ocre, barba, sin corbata, camisa blanca limpia, aparcan en el parking del supermercado. Cierran el vehículo, caminan en paridad parlamentaria con dos mujeres muy femeninas, independientes, vestidas a lo moderno, resueltas, elegantes, discretas. Forman un grupo con talante progresista. Uno de ellos se indigna ante un editorial del periódico “La razón”. Lo lee incluso cruzando la acera. El resto hace ademán de darle la razón.
Socialistas- dice el pobre I examinado el traje de pana, el golpe al periódico, los cabezazos del grupo de batuecos dándole la razón en consenso.- Cuando entren estos no pongas las manos que no te darán- asesora con ojo psicológico el experimentado indigente.
¿ Por qué?- pregunta pobre II.
Son socialistas. Ellos no dan limosna a los indigentes. Lo hacen para diferenciarse de los curas, las monjas y el PP- le dice al compañero.
Pobre II- Eso no es cierto camarada. El ciego de Nules y el manco de este pueblo que acuden a Cáritas me han dicho que los socialistas dan alimentos, y encima mejor que los que trae el PP. ! hasta paté han llegado a llevar!
Pobre I- Puede ser, puede ser. Pierden muchas elecciones y giran mucho el rumbo, puede ser. Me huele que debemos seguirlos cuando salgan. Se están haciendo una foto con el carro de la compra.
Calla, calla, que entran.
Medio kilo de Salmón, medio de ostras, uno de sepia y otro de gambones, pero bien cabezudos eh- pide una joven a la pescatera.
¿ Pero que haces Claudinita?- pregunta asombrado sacando las manos de los bolsillo de pana Josep, hombre de aspecto grave, cara redonda, sin apenas barbilla, barba de chivo y calva a lo Lenin- Rubalcaba.
Los pobres no comen esas cosas Claudinita, les puede sentar mal- comenta el compañero Barragal en apoyo de Josep. Barragal, hombre de mediana edad cómo Josep, pero escuálido a causa de tanto leer y alimentarse de café y cigarros, teme un lance dialéctico sobre si al pobre se le puede dar ostras o no, con todo lo que conlleva de conflicto entre necesidad, superficialidad y sostenibilidad planetaria.
Esto es aparte. Es para mi- se gira riendo Claudinita- Ésta tarde espero a un periodista catalán de la cadena ser en mi casa. Vamos a estar juntos ¿sabéis?.
Que callado te lo tenías chica- exclama Pilar sonriendo picarona. El grupo ríe. Por los pasillo empiezan a cargar arroz, garbanzos, pastas... Los reponedores del mercadona dan al voz de alarma, las cámaras de seguridad los monotorizan. Varios rayos infrarrojos con el código de barras informan al cuartel de la guardia civil de la compra. Escanean los rostros por si Gordillo estuviera allí.
El seguridad, un joven metrosexual de España 2.000, adiestrado en la escuela de Juan Roig de alicante. Ensaya frente al espejo del cuarto de monitores la desenfundada la porra cómo si fuera el Magnun 45 de Clint Eastwood.
Alegrame el día Gordillo- exclama ante las cámaras. Sale a mear y mientras se sube la cremallera actúa :- hoy es mi día de suerte.
Arroz, pasta, legumbres, ¿galletas comen?- preguntan Pilar lánguida ante unas cajas de galletas. Agarra una marca para que le contesten. El grupo se vuelve hacia ella . Barragal señala.
Las tostarricas que están de oferta.
Pilar carga seis cajas.
Nos falta la leche- añade Claudinita.
No solo de pan vive el hombre- Josep, hombre de mundo, tolerante, que gusta de la felicidad de sus semejantes, detiene humanitario el carro frente al vino. Agarra tres bricks de Don Simon que será la guinda del pastel para los pobres.
Claudinita agarra un Vega Sicilia y lo pone en su cesta, aparte.
Que bien os lo vais a pasar- le dice Pilar abrazando a Claudinita.
En el pasillo del papel higiénico, de los condones, entre aroma a perfumes, iluminación sobrecargada, póster de modelos bellas anunciando alarga pestañas, pintalabios, compresas, surge cómo un doberman el segurata. Detiene el carro. La megafonía anuncia descuentos en caramelos y disfraces de halloween para el día de difuntos.
Perdonen caballeros, pero tengo orden de Juan Roig y autorización hasta que acuda la guardia civil de detener e interrogar a cualquier persona de aspecto , conductas, o compras, sospechosas de ser antisistema. ¿Son ustedes de izquierdas y van a sacar alimentos de este establecimiento sin pagar?- pregunta el seguridad con la mano en la porra. La vendedora de cosméticos, una joven chonis, escondida tras un pila de colonias de Antonio Banderas admira al de la porra cómo a un héroe superman. El segurata saca pecho, y por el rabillo del ojo la observa.
Josep, Barragal, Claudinita, Pilar, sacan el carnet del partido socialista. El puño y la rosa brillan entre bombillas parpadeantes.
Ustedes comprenderán, muy señores míos, espero que no tomen nota del incidente. Al ver la pana me he confundid,o y al comprar tanto arroz...las personas normales compran carne, pescado, fruta, pero claro...Si el arroz y los garbanzos son muy sanos. ! Hasta a los rumanos les gustan! - el seguridad tímido se disculpa, tiene orden de Juan Roig de dejar acceso libre a los socialistas. Son gente que han sabido comprender al rico cómo al pobre, al banquero cómo al trabajador, al ateo cómo al Papa, al policía cómo al manifestante, al que hace huelga cómo al que no, y eso se nota hasta en mercadona. Dispensan con su talante moderado y centrado al seguridad felicitando su celo.
¿ Quieren ticket de parking?- pregunta la cajera una vez han pagado.
Si- responde Barragal.
Los mendigos en posiciones de oleo Bizantino, planos y frío, ieraticos, mueven sus ojos enrojecidos repletos de picaresca goliarda a la salida de los socialistas. Graves van hablando de la nación los socialistas, de la clase trabajadora oprimida por el PP. Arrancan la mercedes Vito escuchando a medio volumen a Víctor Manuel: el abuelo fue picador, allá en la mina.
Los mendigos se desencogen y salen tras la furgoneta olfateando el humo diésel del tubo de escape. Llegan a la Cruz Roja.
Un grupo de pijos, curas y monjas cargados con carritos del mercadona se exhiben profesionalmente por la calles haciendo mucho ruido. Llevan tuneado con el logo del PP y crucifijos los carros de la compra del mercadona. El carrito capitán lleva claxon, toca ante sus enemigos socialistas “la generala.” El alcalde Óscar Clavell va delante de las huestes populares empujando el carrito capitán cómo lider. Mira desde la otra acera a los socialistas y les saluda con sonrisa de hiena.
Mira que lentos son, son muy torpes, muy patosos. Has visto que mal descargan la limosna. En la puerta de atrás de la Cruz Roja y sin los pobres delante, así nadie se va a enterar- le dice Óscar a Víctor Lorenzo, concejal de deportes y reparto de medallas a deportistas y bolsitas de comida a los pobres que antes lleguen.
Los socialistas no valen ni para repartir comida. En vez de subirse al balcón y tirar un petardos para que vayan en manada a por la comida- Le da la razón Víctor al Alcalde levantando al mano y tocando el claxon del carrito del mercadona.
Las monjas pendejas se santiguan ante los socialistas y cantan para espantar el mal:
El señor, el señor es mi pastor, sin él nada me falta.
Ayuda para un pobre, ayuda para un pobre- el pobre I vocifera por la calle. El encargado de la cruz Roja de Vall d' Uixó avanza a su encuentro. Los socialistas miran al pobre que renqueante va hacia ellos. Sobrecogidos y asustado se conmueven por si lleva una navaja y les pincha.
Lazaro, no me asustes a los socialistas que la Cruz Roja les debe mucho. Vete bajo el puente a esperar- se lo dice en voz baja, pero pobre I insiste lleno de Fe, sigue rogando:
Ayuda para un pobre, ayuda para un pobre- Alza las manos que los socialistas ven tras el eclipse de encargado de la Cruz Roja que tapona su cuerpo deformado por hambre y penas de soles y escarchas.
Ramón- grita Josep- deja que el pobre se acerque a mi.
Comportate Lazaro- le dice amenazando y en tono bajo el encargado de la Cruz Roja.
Señor, señor, le reconozco, usted es un caballero socialista, hombre de bien y poderoso- el pobre se muestra afable y embaucador cómo la serpiente a la impía de Eva.- El pueblo pasa hambre, sufro por la crisis. ¿Puede ayudarme señor?
Josep saca un billete de cinco euros y lo pone en las manos del pobre, y ante el publico hace un elocuente discurso:
“Si puedo hacer algo por usted, y es darle la clave para que usted se ayude, y ayude a os demás. Dentro de tres años se van a hacer elecciones, hasta entonces el partido socialista garantiza que entregará bolsitas de comida a Cáritas y la Cruz Roja. Pero cuando llenemos el pueblo de carteles que anuncien las elecciones, usted, y el pueblo, deben saber que pueden cambiar las cosas, que tienen una herramienta más poderosa que la dinamita que rompe las montañas, y es la papeleta del Partido Socialista Obrero Español. Votenos y ayúdese, porque viene la cuarta vía. Esa es la estrategia del Partido Socialista, nuestro nuevo peregrinar y nuestro nuevo cantar. Cantar de aleluyas, cantar de esperanzas, cantar de dicha, cantar de despertares. La cuarta vía es la proclama que refundara el capitalismo.
Sera un pacto social único en el planeta para llegar a acuerdo con todas las partes. Así acabaremos con la desigualdad y la lucha de clases, a través de consenso total, del absolutismo democrático del talante. Vamos a llegar a acuerdo profundos con empresarios y trabajadores dándoles la razón a unos y a otros, vamos a apoyar la sanidad publica cómo la privada, los colegios concertados cómo los públicos, la banca publica cómo la privada, sin discrepancia con nadie. Apoyaremos a los que quieren independencia en Cataluña y el País Vasco, y apoyaremos a los que no la quieren. 15 y 15 es nuestra propuesta. 15 días independientes, 15 españoles. Vamos a hacer política de ahorro y gasto con la misma lógica, excepto los meses bisiestos. Apoyaremos en política internacional tanto a los judíos y a los Norteamericanos, cómo a Hugo Chavez y a Irán. Si la república del Chad del Norte ataca a la del Sur, nosotros, los socialistas, armaremos a las dos Chad para que nadie diga nada de que tomamos partido en favor de unos en detrimento de otros. Porque nosotros pensamos que ninguna parte debe tener siempre la razón. No le quepa duda de que vamos a estar con todos sin fisuras, y lo más importante, sin dudas. Incluso le digo más caballero, lo vamos a poner en la reforma de la constitución de que aquí la riña se ha acabado. Gobernaremos por decreto ley dando a las dos partes siempre la razón. Ésta es la cuarta vía, el programa secreto del partido socialista, lo que esconde el cráneo de Rubalcaba”.
Al terminar su discurso, emocionado Josep recibe los aplausos de sus compañeros y los de la Cruz Roja.
El teléfono suena y Claudinita se aleja para atenderlo.
Y una bolsita camarada ¿ no me podrías dar?- pide el pobre al que le llega el olor a marisco.
Oh si – le contesta ufano Josep.
El resto de personal que acaban de meter la última bolsa a la despensa entran a tomar café. Queda en la mercedes Vito una bolsa apartada dentro de una caja. Josep hombre de pensamientos elevados y algo despistado, ensimismado le entrega la bolsa con ganas de tomar café. El pobre hace una reverencia y se va.
Chao Josep. Has estado genial- le dice Claudinita que debe ir a la estación de Castellón a recoger a su amigo periodista que viene con ganas de estar con la muchacha y ha adelantado el viaje.
¿Donde está mi bolsa?- pregunta mirando la caja de cartón apartada del resto de bolsas donde estaba su compra.
El indigente la ha cogido- le dice Josep recordando que era la compra la Claudinita- Mira por ahí va. Eh, Eh, tu, vuelve con la bolsa, que esa no es. La tuya es de arroz y macarrones, vuelve.
El pobre empieza a correr. Claudinita y Josep llaman a los compañeros.
El pobre nos roba, a por él camaradas- dicen entrando Josep a la sala de estar de la Cruz Roja donde discuten sobre el recate.
Los socialista persiguen a Lazaro ayudados por la cruz Roja en la tarea. El seguridad del mercadona le pasa la porra a su compañero que le revela en el turno.
-Hasta mañana- le dice.
Sale a la calle , ve al pobre corriendo hacia él ,y a los socialistas, Cruz Roja, protección civil que se ha apuntado a la persecución gritando:- ladrón, ladrón, esa no es tu bolsa.
El seguridad le pega una patada de karate en la traquea. El pobre es derribado y la bolsa con ostras, salmón, gambones vuela. La botella de vino cae en la mano de un pobre que ocupa su lugar en la puerta del mercadona. Al olor del marisco acuden otros pobres de las esquina, de los que toman el sol en los bancos de piedra o dormitan en los portales. El seguridad y los socialistas cachetean al pobre al que han rodeado. Lo cubren de escupitajos, lo llevan en volandas a golpes mientras el resto de pobres se pisan, se arrapan, empujan y atragantan comiendo gambones y ostras. Varios se ahogan y mueren con la cabeza de un gambón saliéndoles de la boca.
Angelillo de Uixó: el marisco no está hecho para los pobres.
Fotos Angelillo de Uixó, Partido Socialista de Vall d´ Uixó y google images.
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lunes, 29 de octubre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
A Miguel Ángel Blanco le llamaban: Careto
A Miguel Ángel Blanco le llamaban: Careto.
De Angelillo de Uixó.
Ésta historia está basada en hechos reales, a los personajes se les ha cambiado su nombre para mantener su dignidad.
Mañana triste y monótona de otoño que suena a vieja y rancia. El sol de mitad de octubre cubre luminoso los amarillentos y marchitos arbustos de un rincón de Vall d' Uixó frecuentado por ciclistas, corredores de triatlón y paseantes. Cielo sin nubes, raso. La tierra sedienta por sequía. Una figura ajada acompañada de dos canes que saltan y brincan sube por el cerro de San Antonio. Lo hace turbio de pensamientos y ceniciento. Entre algarrobos rodeados de retama, jara y lavandas se encoje la efigie del caminante íbero. Desgarbado recoge arqueado excrementos de conejo amontonados entre esparragueras con el ánimo de echarlo a sus dos palmos de tierra que tiene en el corral de su chabola. Espera las lluvias. Sube por una trialera cuya cumbre corona la ermita de San Antonio. Un aljibe de blanca cal queda en el rincón de la escalera de pétreos peldaños. Llena del aljibe agua en una botella de cinco litros para fregar un plato, una cazuela , un tenedor, y dar de beber a tres perros.
Brincando cómo una coneja baja Asunción por la ladera de Penya Creus. Los brazos posan en movimiento pegados a la cadera, semeja una erótica esquiadora. Las mallas ajustadas a su cuerpo le hacen parece que va desnuda. Sus curvas bien torneadas danzan las mil y unas noches entre las ramas de llentiscle, romero, zarzamoras, zarzaparillas. La boca redonda, carnosa y sensual jadea por el esfuerzo. Las rodillas suben y bajan acompasadas. -Oh rítmicos pistones, muslos bien lubricados, acostumbrados a subir y bajar- La mirada la lleva atenta cómo una gallinita que picotea buscando comida. Focaliza a un metro delante de sus pies para no caer entre la tierra suelta y las piedras de rojo rodeno encendido del terreno. Martín la ve venir. Oculta por vergüenza masculina el estiércol, la azada y la botella de agua tras un pino. Los perros salen a su encuentro en busca de su tímida caricia. Hace varías semanas que no se ven. La ermita soleada recibe a las lagartijas que bailan sobre la calva de San Antonio dibujado en la cerámica del rustico pórtico.
Hola Martín, ! Cuanto tiempo sin verte! Pensaba que te habías ido a trabajar al extranjero. Ya no bajas por la caseta-. ¿Estás bien? - Él la mira distraído, decepcionado con ella, comprendiendo que se acaba de desenamorar.
Estoy bien- cacatúa en presente de indicativo y primera persona.
Ella le mira extrañada pero sonriendo, con esa ingenuidad y positivismo sentimental propio de las mujeres que son hermosas lo saben. Los perros se tumban, ella no para de moverse para no enfriarse.
-¿ Y estás cobrando algo?- le interroga sin pretensión de averiguar nada, sin malicia, por tranquilidad. En cierto modo pese a ser una mujer moderna, frívola, y preocuparse cómo la totalidad de la población de Vall d' Uixó de su propia existencia, cuantificada en tener trabajo, algo de dinero para vicios, y poco o nada más, tampoco disfruta con el sufrimiento ajeno, aunque tampoco haría nada que estuviera en su mano por evitarlo.
-Si, cobro algo de los servicios sociales- responde indefinido, se entremezcla lo anecdótico de cobrar de los servicios sociales, ya que pocos pueden presumir de hacerlo en época de Rajoy, y la frustración que conlleva esa situación de la que pocos salen cuando entran en ella. Aproximadamente de uno entre un millón de españoles consiguen superarlo.
Menos mal- le dice fingiendo alivio, cambia de tema rápido, muy acorde a la personalidad de las mujeres- Ayer estuve en una manifestación para proteger la sanidad. Fue la primera que he hecho en mi vida. Me acorde de ti que has ido a tantas.
¿Y hubo gente?
No te vas a creer cuantos eramos- le dice Asunción.
¿ Era sectorial? ¿ Simplemente los trabajadores del hospital ? Pregunta y le aclara que es sectorial. Hace Martín prodigioso sus cálculos infinitesimales acostumbrado a haber ido a muchas huelgas con la CGT y evaluarlas.
Si.
Pues seis personas- se aventura a contestar generoso asumiendo el hartazgo y malestar del momento histórico.
No- niega con la cabeza coqueta- eramos 20. Yo le dije a mi compañero: si no nos desnudamos aquí no viene nadie- hace un gesto burlón y sexy Asunción que irrita a Martín.
Así son las cosas en la actualidad. Sin batucadas, sin desnudos, sin tetas , sin coito, no hay éxito en las manifestaciones. 20 personas está bien Asunción. Ah criatura ingenua, pequeña bribonilla. !Si yo te contará! - ella hace ademán de irse, pero antes le lanza una pregunta Martín:
¿ Y por qué os manifestabais?
Por los recortes y que las cosas vuelvan a ser cómo antes de la crisis- aclara abriendo de par en par los ojos.
Buen motivo, y lo será. El jefe de la Chevrolet España ya está anunciando que cuando vuelva el crédito ha de haber una avalancha de compras de coches y no podrán servir los concesionarios a la gente. Asegura el yanky mata apaches que a los españoles nos encanta comprar coches- le guiña el ojo entortándose cómicamente.
Ojala dios te oiga Martín- cruza las manos y se le llenan de alegría sus preciosos ojos pensando en hace unos años, donde en España la miseria era marginal.
Esto pasara Asunción, seguro, ningún mal dura mil años. Aunque alguno se quedará en el fango. De momento nos aguarda hambre, a unos más que a otros- se lo dice con rabia pese a estar en tierra santa y católica . Martín se encuentra en esa mitad de la España que pasan necesidades. Mira a su vecina de forma desconsiderada. Antes de iniciarse la crisis eran de un estatus social igual, pero ahora son de otro bando. España se parte, hay dos españas. Los que trabajan y son infelices ,y los que no trabajan y son infelices, y ambas españas son irreconciliables. Guerra, Guerra, Guerra.
Si , es bochornoso lo que está pasando Martín. La gente, el pueblo pasa hambre. Él la mira sintiendo rabia de que ella emplee la palabra pueblo. Le recuerda a esas locas que se lanzan a las manifestaciones cantando por la igualdad, por la paz, por el amor, cuando realmente lo único que desean es cantar, pasar un buen rato rodeadas de gente. Lo mismo ocurrió hacia un siglo, algunas mujeres sin educación del pueblo se subían a las barricadas por subirse, por ver a quien veían desde allí y cotillear, así cómo presumir de ser contempladas cómo unas actuales go-gos. Exhibicionismo revolucionario, nada más.
-Pues yo me alegro de que la gente de este lugar pase hambre, estoy disfrutando de verlo, ojala se mueran los pobres agonizando. Sea su destino perecer cómo perros rabiosos sintiendo el dolor de la punzada de hambre. Sea- enfatiza el último sea poético y mesiánico Martín. Siembra en el rostro de ella el espanto de estar ante un loco. Martín le hace la señal de la cruz y se besa el pulgar con sus labios señalándola con el dedo mojado de silaba.
-Chao- le dice ella despidiéndose con una mirada piadosa de monja y de voluntad por vivir que desgarra a Martín. La melena rubia de Asunción recogida salta graciosamente cómo las ranas en los charcos bendiciendo el paisaje con el movimiento de su trasero.
Martín recoge furioso el agua y el estiércol vencido, sintiéndose cómo un gilipollas pero satisfecho de serlo, de salir por fin del armario. De Asunción ya no queda más que un garabato negro entre la espesura violenta de maleza. Baja acompañado de sus perros que juegan y saltan a su lado semejando a las rémoras que detienen los grandes barcos. Camina cansado, asqueado, en dirección al paraje de San José a recoger cañas para los guisantes. Camina y maldice a cuantos le rodean. Los perros acostumbrados a visitar el lugar todos los días intentan desengancharse de la cadena que Martín les acaba de poner en el cuello pese a sus protesta y tirones. Quieren perseguir a los gatos que se esparcen entre la rocas de las grutas de San José pidiendo limosna alimentaria cómo los desempleados a los turistas. Un flash ilumina las pequeñas cavernas que sirven de refugio a los gatos. Fotografía entre vómitos la voluntaria de una protectora de animales. Los cadáveres de tres gatos muertos asoman semi ocultos entre las oquedades paleolíticas. Los sesos blancos esparcidos en gorritones le dan aspecto de estucado y gotelé a las paredes negras y húmedas de la cuevecilla. Los ojillos de luna menguante quedan estáticos, con mirada eterna e infinita, cósmica, sosegada. Semi cerrados no ven el retrato fotográfico que les hacen. Sus canillas cortas, desnudas y peludas quedan extendidas con las uñas sacadas. Vano último intento de salir de esa agonía de golpes en el cráneo dados por un cromañón mil eurista, certero en el uso de la escoba, presumiblemente barrendero. En la pequeña cueva sin salida han sido atrapados y golpeados los gatos con algo parecido a una barredera. La voluntaria tras volver vomitar investiga detectivescamente. Mira a los groseros restaurantes que avergonzarían a cualquier turista que visite el lugar si supiera que en el restaurante “la Gruta” vivió el hombre prehistórico, y miles de años después , en 1976 un batueco decidió abrir la cueva llena de material prehistórico de incalculable valor para poner algo sin valor que hay en cada esquina del pueblo : un bar. Y fue aplaudido por los batuecos del lugar por semejante proeza. Un gerente con corbata, gordo, de cogote despejado se asoma a la calle, mira las cuevecillas. Se vuelve de puntillas a su gran cueva iluminada por las fogatas de las bombilla de bajo consumo. La voluntaria con falda hippie, turbante morado e indignación anti capitalista y anti maltrato animal entra en el establecimiento. Cabreada pero educada, demostrando estudios y pertenencia la 15-M. Varios farandules alemanes compran postales y sorben ruidosamente café torrefacto.
¿Al final lo has hecho verdad? Has mandado al barrendero bizco y malo ese a que matara a los gatos- coloca la hippie las manos en su cadera y el karma se le enciende amoratando sus mejillas.
El gerente lanza una mirada a los alemanes. Estos piensan que la hippie es una bailadora gitana española que va a hacer de la temperamental Carmen.
Miau, miau, ¿ Dices de gatos joven? Pardiez pues traelos y los echaremos a la paella. Miau, saben igual que el conejo, no diferenciarías el sabor, solo se nota porque sus costillas son redondas y no planas- el gerente bromea. Ha sufrido en sus carnes varias veces la divertida broma nacional de los gatos. Es costumbre en Andalucía y la Mancha hacer una paella entre amigos en el cortijo y luego preguntar: ¿ Os ha gustado? la gente dice: si. Luego el bromista, generalmente el anfitrión, pregunta: ¿ Os ha gustado el conejo? No habéis dejado un trozo ni para los gatos.
Si, si -responden agradecidos los comensales. Y el bromista saca las cabeza de los gatos con los que ha hecho la paella y que saben a conejo.
Eres un desalmado, tienes el karma de hitler. Pienso ir a la policía- grita con su voz de grulla de forma imprudente al gerente, un futuro entrevistador de un puesto de trabajo del que ella puede ser candidata. ¿ Quién sabe si alguna vez tiene que volver a llamar a esa puerta? -Loca, loca, loca juventud, insensatos del 15-M- Le da la espalda de forma sexy yéndose hacia la puerta. La falda vuela en torno a su cuerpo cómo una peonza. Los alemanes aplauden su temperamento gritando: Carmen, carmen. La suben al tablado y dan palmas a lo gitano y chonis, pero sin ritmo. Sus panzas teutonas de focas repletas de mantequilla y franckfurt chocan entre si , y el gerente le suplica haciendo pucheros : -baila mona, baila, te daré 50 euros.
La perroflauta se lo piensa. Sube al estrado y baila diciendo al gerente:
Me pagaras ¿verdad tío cerdo?
Si hijita mía, si- observa con ojos porcinos y deleite baboso el baile hechizante de Carmen fusionado con rototom chill out.
Martín corta las cañas bajo del puente de San José.
El machete está hecho para corta la caña ¿ y para que más? -pregunta a su perrita Meidei que lanza un ladrido de escolapia de internado. Si mi amada Meidi- también sirve para cortar cabezas. -Guau, guau- le responde la perrita.
La sombra de la peña medio día llega a los pies de Martín anunciando que es medio día. Las tripas de Martín hacen gruff . Cargados suben hacia la casa. Un coche destartalado, viejo y agotado trepa a las casetas de San Antonio.
Se lanzan miradas de Puerto Hurraco el conductor y él. Rencor de gente mala de campo, gente de sangre avinagrada por la vida, donde una mala palabra es una buena escusa para sacar la navaja y afeitar las barbas del vecino. En la casa ,un perro flaco aguarda dentro. Viva estampa de piel de león cazado y curtido que sirve de alfombra cuya cabeza disecada y colmillera nos dice a qué bestia pertenencia. De semejante modo, pero en vez de león can, asoma color leonado el perro consumido por una enfermedad. Alza la cabeza tras abrir la puerta. Los dos perros entran y le olfatean. Vuelca de nuevo su cabeza marchita sobre la manta. Martín baja a su huerta sin siembra pero abierta de lado a lado, esperando tirar la semilla cuando se anuncien las tormentas.
Su mente de parado, mal ordenada ,le da vueltas en una casa que es puro desorden de medios. Nace la pena sedentaria de no saber por donde tirar. Asciende cómo los globos de las manifestaciones de socialistas, UGT y de izquierda unida , el cante de los gitanos de Texas, y lanza una mala mirada a un barrio que yace postrado, de charanga y hambriento en el fondo del barranco de Penya Creus.
Las campanas de Vall d' Uixó suenan agudas. Siempre repicando, volteando, anunciando aunque haya terremotos las omnipresentes fiesta patronales acompasadas de cohetes pirotécnicos, orquestas, tamboradas, panderetas y los caciques empresarios tirando monedas a los pobres. No hay piedad para el parado. No, no, no debe haber paz, solo guerra, guerra, guerra civil para que se retorne la dignidad y el respeto al que sufre a través de una catarsis colectiva. Guerra, guerra, guerra, guerra.
-¿Que fiesta celebrarán hoy los batuecos? Maldita sean estás gentes de mi pueblo, las gentes de mi raza. Me da vueltas la cabeza- se dice Martín quitándose la camisa. Camina por el jardín con torso desnudo entre los caballones semejando una escultura griega de Praxiteles. Asomado a la rampa ve bajar cargado el viejo ford de su vecino cuyos pistones martillean dejando un reguero de humo blanquecino . El coche circula lindamente amueblado. Una mesa estilo Isabel II corona el techo, la lavadora sale pintoresca del maletero, y en los asientos las bolsas se amontonan.
Ah canalla, por fin te vas. ¿ No disfrutabas observando los parados? ¿ No les llamabas acaso vagos? ¿ Y ahora abandonas tu hogar quizás expulsado por los bancos? Fuera asqueroso, fuera, largate a Francia o a marruecos a poner caravista.! Muere, muere votante del PP que emigra!- grita esperando que le oiga. Pasea el perfil romano del votante del PP con palillo entre los diente. Conduce su viejo coche en dirección norte, emigrando en busca de alimento, siguiendo el recorrido inverso de la primeras aves que viene a España en el otoño buscando calidez y que son recibidas a escopetadas por los cazadores y los furtivos.
Vete, vete a Alemania fascista- las últimas palabras le llegan y acelera el vehículo. Recoge Martín la camisa de un manotazo y se la coloca del revés alterado. Sale al camino seguido de los perros. El caseto de ventanas tapiadas del que emigra detienen el paso decidido a Martín. Lo observa.
Las siniestras voces de la etnia calorra doblan palmas frenéticos , drogados, alcoholizados, místicos de evangelismo circense. La sombra de la casa cae sobre Martín cómo un gigante herido que le desafía.
Quien este libre de pecado que lance la primera piedra. La pintura de la chapa de la puerta se rompe del impacto de una piedra, luego le caen dos más que la aboyan. Retumban las palmas gitanas y los aleluyas. Cante de penas y sangre. La roja pintura se derrama en el polvo sediento. Por el enrejado trepa Martín simiescamente hasta el techo plano, construido con pendiente que sirve para recoger agua. Tapa la tubería que sirve de colector del agua de lluvias. Quitándose la camisa la coloca dentro a modo de tapa.
De vuelta a casa Martín canta ufano, victorioso: Agustín has sido un cabrón. El timbre vibroso y del móvil tirita sobre la mesa. Acude a tiempo al imperturbable : Ring, ring. Entra corriendo, tropieza y coge el aparato:
Halo, halo.
¿ Cómo se encuentra apaleado? -Pregunta amable, humana, tierna Encarna, en referencia al perro leonado que mira desde su vieja manta hecho una alfombra de pellejo momificado.
Una mirada fúnebre de Martín le da el parte actualizado:
Le doy 48 horas de vida. Se hace sepulcral silencio. El afectado bosteza desenrollando la lengua sonrosada.
¿Has hablado con el veterinario?- le pregunta.
Si, todavía no han llegado las pruebas, pero por el aspecto es leihsmaniasis, y es muy viejo el perro que te encontraste Encarna, seguro que muere mañana. Tu ya sabes que en esto nunca me equivoco.
Nuevamente silencio sepulcral. Emite el protagonista un ladrido afónico de cisne.
¿Y tu que tal te encuentras? ¿Necesitas algo?.
No necesito nada, gracias, estoy bien. Se despiden y cuelga el teléfono. Martín se agacha a acariciar a un perro que recogió por mediación de Encarna. Deambulaba suelto por la calle y apaleado por chiquillos. -Creo que te llamare Miguel Ángel blanco porque te quedan 48 horas. Ríe Martín de la feliz ocurrencia que le sirve de terapia y deshago de sus problemas con el PP y las reformas ideológicas que están realizando. Miguel Ángel Blanco mostrando los dientes podridos y afilados sonríe mientras le pasa la mano acariciadora por la peluda nuca, fría y huesuda. Martín se deja caer rendido en la alfombra. El reloj marca la horas de los días perdidos, de la juventud que se va, que es asesinada por la desesperación del desempleo, la desmotivación y la agonía. Tic, tac, tic, tac, y el ruido molesto, torpe, sonoro del reloj. Se mezcla con el del exterior que le llega de sus vecinos de las casetas de la montaña.
Vienen y van, vienen y van, vienen y van - se dice mirando el techo.
Tic, tac, tic, tac- dice el reloj. Guau, guau hacen los perros. Los pollos y borregos de los corrales hacen kikiriki y beee, beee, beeee, y Martín tendido en la alfombra, ido, canta: -hay que matarlos a todos, Rajoy mano dura, más recortes es la guerra. Tic, tac, tic, tac canta el reloj y trina el gorrión en la antena.
Entre ensoñaciones, paseos cortos, pasan la ociosa tarde. Varios días después , igual de tristes, otoñales, se presagia tormenta. La mañana calcada a la de ayer, y anteayer, con aroma y sabor a perdida. Camina Martín de Penya Creus a Garrut. Lo hace por sendas que no se han de pisar. Repletas de ribazos rotos por motos de trial, ciclistas, chonis, cazadores. Surgen desérticas, sucias, casetas donde pernoctan vagabundos, donde un menesteroso recoge algarroba, otro busca entre las viejas piedras caracoles para vender en el mercado. El camino es polvoriento, y el cielo se cubre de nubes. Mala gente anda por el lugar, gente repleta de desventuras, de tristezas, de soledad. A medio camino de la fuente de Garrut se conserva aun una huerta. Pasado efímero, soplo de ayer que no ha de renacer. Una figura encorvada recoge berenjenas, tomates, sandías. A su lado un viejo perro olfatea. Pasa Martín y dos canes. Unos metros atrás va Miguel Ángel Blanco, cansado, errabundo. Paran a esperarlo, y el viejo perro del hortelano, que fiel acompaña al amo que suda entre las cañas de la bachoqueta y se cubre de laureles su frente bañada por su buena cosecha, sale al encuentro de Miguel Ángel Blanco. Dos colmilladas le saludan. Sus patas se arquean cómo las un guerrero derribado del caballo, cae al suelo. Hay rencor de viejos perros conocidos, el peor rencor que puede haber en la zoología. Saltan los otros dos perros de Martín que en un ribazo de naranjos son fieles a la sombra que les da su amo. Acuden hacia la triste pelea de los viejos perros. Martín va tras ellos chillando, y el hortelano sale del campo con la guadaña en la mano. Su gesto ibero presagia sangre. Los perros callan ante el brillo de la hoz, y Miguel Ángel Blanco se lanza buscando la caricia del viejo hortelano.
Careto, careto, ¿eres tu careto?- pregunta la animal que lame sus manos.
Lo conoces ¿es tuyo?- le pregunta Martín.
No, no es mio, pero lo reconozco, es de un amigo, pero ¿ Cómo es que anda? La última vez que lo vi no podía andar.
Y apenas podía hace una quincena de días. Yo le daba 48 horas de vida, pero han pasado un par de semanas desde que lo tengo y sigue vivo. Lo encontró una amiga mía abandonado, y lo llevamos al veterinario para que le pasara lo del chip, y le echara un vistazo. No llevaba el chip y si una enfermedad mortal que al final ha resultado crónica , leihsmaniasis, se está medicando. No podía andar porque tiene los riñones y el hígado mal. Las pastillas lo equilibran. Le pueden quedar un par de años de vida. Sobre el dueño, quisiera saber.
El hombre arrepentido de haber mencionado que lo conoce se retracta al uso de la gente del lugar.
El perro no estaba abandonado- responde indignado- es que se escapo.
No se, yo lo tengo dos semanas y nunca se ha escapado, y cuando lo encontró mi amiga tampoco se iba de su lado, y: ¿Si no podía andar cómo se iba a escapar?- discrepa Martín.
Tu amiga ¿quien es?- le pregunta el hortelano para distraerlo.
Encarna, la hermosa morena que trabajaba para el ayuntamiento haciendo fotocopias y llevando la mensajería cual paloma torcaz a la oposición política al felón alcalde de vall d'Uixó. ! Qué Dios maldiga al Alcalde y un rayo le parta!- responde Martín mirando fijo al hombre que hace cara de circunstancia, sintiéndose mal de tener que mentir a una hombre que habla y piensa de forma tan correcta. Medita el cumulo de mentiras que va a decir para evitar sanciones a su amigo.
La conozco, la conozco desde pequeñita. Encarna es una buena muchacha. En cuanto al dueño del animal... decir que siempre lo ha tratado bien. Es cazador, ama a los animales. El hombre es un anciano que tiene un hijo discapacitado, dos en paro a los que ayuda, y la mujer está en el hospital, además de estos sufrimientos, padece de almorranas. No sería humano cargar a una anciano con más problemas. Yo si quieres le digo algo, y ya te busca, ¿ de donde eres?- la cabeza la baja en señal de humildad , y el gesto de idiota tan característico de los de Vall d' Uixó le acompaña a su rostro angulado y arrugado de viejo membrillo.
Vivo en San Antonio, pregunta por Martín, me apodan el Magno o el Valenciano, cualquiera te darán señal de mi casa. No tengas pena por eso que soy bien conocido, pero te advierto- y le levanta el dedo al anciano- Que el perro no tenga chip, y haya sido abandonado es delito, y muy, muy grave, más que asesinar a alguien.
El anciano no dice nada, comprende, y el Magno le pregunta otra vez observando a Miguel Ángel Blanco que juega con el anciano ¿Cómo has dicho que se llama? Tengo memoria de elefante, pero se me ha olvidado.
Careto- le responde el viejo, y lo hace de nuevo con buena intención: Ca- re- to. El magno lo apunta en el móvil, por si acaso. Grande eres , hombre precavido y prudente Magno.
¿ Y es muy viejo?- le pregunta Martín con curiosidad.
Tienes unos doce años. Ha sido un gran cazador y ha vivido siempre bien en la casa, jugaba con los niños, ha sido muy social, pero le gustaba irse de paseo- insiste en ese argumento que no es cierto. Martín da por verdadera la aseveración por no discutir, aunque no lo cree ya que el animal no hace por escapar. Ahora tiene la valiosa información que es lo importante, y el destino de su dueño en sus manos. Martín piensa con acierto que lo abandonaron una vez enfermo. Decide dejar la conversación en ese punto, e irse. Lo hace con una extraña satisfacción de saber que Miguel Ángel Blanco se llamaba Careto, que vivía en una familia de gente que le quiso mientras fue útil. Las mentes simples: mentes de los campesinos, mentes de los cazadores, mente de los del PP, son así. Mientras es útil una persona o animal se le da lo básico, cuando no lo es ,se les mata. Muerte, muerte, muerte: a los campesinos, a los del PP, a los cazadores,muerte, muerte, muerte. Martín camina a Garrut feliz de saber que Careto ha sido amado y querido, de conocer su biografía, pero se entristece de Aquiles y Meidei, sus otros perros de los que no sabe nada. Imagina historias parecidas a través de sus ojillos redondos del color de la miel.
Al regresar de la fuente de Garrut, seca y maloliente por las aguas estancadas, pasa el rato en sus dos palmos de tierra. Le cae una gota esparciendo la semilla dentro de los caballones. Cae una gota, después otra, y luego...! otra! Una fina cortina de agua empieza a cubrir el horizonte. Pasan las horas y la polvorienta tierra se convierte en un barrizal. Por el cemento del camino resbala blanca una fina lamina transparente, es agua que baja ruada formando pequeños remolinos en los baches del camino. El tejado de la casa de su vecino se va llenando de agua. Sube, sube, sube y va pesando el líquido elemento. Los diminutos pilares ceden por la noche entre rayos y truenos estridentes que anuncian la gota fría. La casa se derrumba en el silencio que le produce el estruendo de la tormenta. Los caballones de Martín se llenan de agua, de alegría. Durante 48 horas llueve, y el agua canta: vida, vida, vida, vida. La tierra se transforma en una esponja ,y el embrión de la semilla explota dentro del hoyo que ha de acogernos un día. Varias semanas después los guisantes se enredan entre las cañas, las espinacas verdeantes, clorofílicas, se abren en circulo, la acelgas se estiran, las habas surgen dispuestas a escalar el cielo, las coles a cubrir de sombra a las ortigas, y las zanahorias a enseñar tímidas su cornamenta verde mientras se ocultan rojas cómo ascuas bajo tierra.
Angelillo de Uixó.
A Miguel Ángel Blanco le llamaban: Careto by Ángel Blasco Giménez. is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
A Miguel Ángel Blanco le llamaban: Careto by Ángel Blasco Giménez. is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
sábado, 13 de octubre de 2012
Por 20 euros la hora. Episodios Nacionales de Angelillo de Uixó
Por 20 euros la hora. Episodios nacionales de Angelillo de Uixó.
Dios castiga al pobre por sus pecados y vicio de pobreza, de los cuales solamente él es el único responsable. Angelillo de Uixó.
-¿ Me pregunta usted que opinión me merecen los actuales antisistemas?- Oh amigo mio, están en consonancia con la puntuación que me acaba de leer de la encuesta de la clase política, suspendidos. Los he conocido que no saben ni preparar un coctel molotov, y los que dan los buenos días al cartero que es funcionario. Encuesta de Antena Tres a Angelillo de Uixó sobre los acontecimientos del 25-S.
-Enhorabuena Pablo, te ha sido concedida la renta garantizada para la ciudadanía- despliega los labios hacia las mejillas levantando la comisura de sus extremos en busca de los ojos una asistenta social de Vall d' Uixo. Aparece sentada tras la mesa de un frío despacho desde el cual evalúa la vida de sus pobres. Una telaraña de la esquina del despacho se descuelga de un hilo blanco que le sale del culo. Frota con sus patas la cabeza celebrando la noticia. El pobre devuelve la sonrisa contemplando la araña con angustia. Valora las palabras con recelo. Las cejas de Pablo muy pobladas, señal de casta de malandanza , se arquean cómo las del ballestero de los pobres “ Zapatero”, burgués socialista azote de proletarios y Robin Hood de banqueros. Clavado en su silla Pablo escucha las condiciones de tanta merced:
El importe asciende a 385 euros durante seis meses, pero está sujeto a condicionalidades, además es revisable por comportamiento. Entre otros seguimiento de que buscas activamente trabajo y quieres dejar de ser pobre- La asistenta levanta la vista del folio donde se explican las ordenanzas para observar la reacción del menesteroso ante la palabra: trabajo. Un brillo cansado, desgastado cómo un mueble rehabilitado por el colectivo de yonkis del pueblo asoma de la pupila otoñal de Pablo que lanza un suspiro casi inaudible. Sus tripas rebeldes, cínicas , desgastadas, gruñen rindiéndose. Su cabeza se pierde con los datos de las obligaciones que le enumeran: En caso de no encontrar trabajo harás un curso del inem. Te comprometerás a efectuar pantanos, cortafuegos, desbroce de montañas junto a penados si no hubiera cursos en vigor. Así mismo, quedaras en espera, no dándose la oportunidad de lo mencionado de ser personal voluntario para apagar incendios, protección civil, o cualquier otra actividad que el ayuntamiento considere necesaria mientras percibas la renta. Firma por favor la conformidad. Entrega la funcionaria el papel y Pablo firma dos veces. Recibe una copia.
Abriendo la puerta escucha a su espalda:
A mi nadie me ha dado nada, para llegar aquí he tenido que luchar mucho. Un pequeño golpe cierra la puerta. Pablo camina próspero cantando en dirección al bar : el alegría de la huerta.
Manolo unas cañitas, ya te pagaré cuando cobre, mira- le pasa al compadre Manolo , mesonero de mal carácter, desconfiado por naturaleza y oficio, y más desde que tuvo la desgracia de encontrar a su mujer poniéndole los cuernos con el cocinero. Engendro con 30 años de experiencia en fogones de España, tan sucio y gordo cómo él hasta el punto de conocerles en el pueblo cómo: los gemelos. Pablo observa la lectura sosegada del mesonero afirmando con su enorme cabeza de foca. Cuelga una grasienta bayeta absorbente sobre su hombro izquierdo. Croa a la doncella rumana que holgazanea para que le sirva cervezas y alguna tapa. Desde el bar los clientes ven las noticias en el canal antena tres.
Madrid el 25 de septiembre es presa de la rabia de los pobres y los hippies que se manifiestan. Los últimos días de septiembre en el campo, pese a la sequía sin precedentes en la vida de los ancianos de los pueblos que este año cómo el pasado no han visto sequía igual, se recogen con mayor o menor fortuna los frutos del otoño tardío. De los arboles cuelgan las rojas granadas, las verdes nueces blancas aun por dentro, la morena almendra, y los primeros erizos de las castañas.
“ 20 euros es lo que cobráis por hora- corea entre carcajadas agitando la banderita del arco iris una manifestante de la plaza Sol, quiere tomar el congreso de Madrid. Chotea a un grupo de policías nacionales que necesitan las horas extras para poder pagar las letras del piso en Marina D'Or.
Los agentes cuyos rostros sombríos se ocultan bajo los cascos ven pasar a los manifestantes. Persiguen a imitación de Tejero tomar el congreso para instaurar no se sabe bien qué: Si un sóviet, si una monarquía absolutista, o quizás y lo más insensato de todo, una democracia real. El policía kakareado por la mujer la observa de arriba abajo. Su larga melena rubia cae ondulada más allá de sus delicados hombros cubiertos por una palestina que cuelga enredada cómo la yedra al tronco sobre su cuello de cisne guerrero que canta con su corazón integro de ave que cruza libre y apatrida los montes, los mares y las naciones:
Lo llaman democracia y no lo es, oe, oe, oe.
El policía la sigue con la mirada al uso de una sospechosa. Ella mueve seductora las caderas de formas perfectas. Un perroflauta se las abraza y ella le besa riendo.
¿ Te encuentras bien Charly? -Levanta levemente la mirilla de su casco militar su compañero.
¿Has visto a Claudinita cómo ha acabado? En compañía de los perroflautas. Blasfemando contra la patria, nosotros, y encima...- contesta a su compañero Bill agarrando la porra con dureza.
Las tías son unas putas, y estás de la manifestación más- contesta Bill escupiendo antes de cerrar sonoramente la visera del casco.
Los gritos de la famélica legión de los perroflautas- antisistema , retumba entre los edificios históricos del triste centro de Madrid. La mañana es calurosa, tan soleada que cansa. Charly pierde la imagen de su ex entre la masa. La misma que se ha quedado con la mitad de las cuentas bancarias, con una pensión, los amigos, y le obliga a soportar a su hija los domingos, navidad y vacaciones.
Los manifestantes reivindican sus insensateces libremente por la Plaza Sol: que se recoja en la constitución el derecho a la fiesta y la felicidad de los ciudadanos, la paz permanente entre las naciones, el amor a la tierra, al aire, al agua...
El sargento de esa brigada de la policía nacional sale de una furgoneta. Acaba de recibir las últimas ordenes del ministro del interior. Su rostro grave de hombre de ley va descubierto mientras pasa revista entre sus huestes parapetas entre las furgonetas azules tuneadas con colores del fuego: rojos y amarillos que danzan el baile gitano de la danza del fuego por la chapa.
Las ordenes son dejar concentrarse a los civiles frente al congreso. De momento las porras tranquilas y no responder a provocación. De acuerdo señoritas. Me habéis comprendido pandilla de maricones?
-Si – responden al unisono bajando y levantando la cabeza los agentes. Un casco sigue mirando perdido a la masa de borregos.
¿Pero que coño pasa contigo? Es que tu papa y tu mama son hermanos, eh gilipollas? Me entiendes cuando te hablo. Déjame ver tu cara, levanta ese puto casco maricón- le grita el sargento.
Chrly levanta la visera del casco. Asoma su cara morena y arrugada señal de que es hijo de agricultores de albacete.
Recibe del sargento un puntapié pedagógico que le hace bajar la cabeza al estómago, el lugar de donde nace el hambre. Quedan contemplándose rostro con rostro cuando el sargento le levanta la cara con la vara de abedul, la misma que utilizan moros y cristianos para amaestrar a las mujeres. Charly hace gesto afirmativo de comprensión.
Fallece la luz parpadeante del bar alegría de la huerta que ilumina las estampas demacradas, desorientadas de la paupérrima clientela abatida sobre la barra.
-La ha diñado-comenta un gitano integrado que trabaja en la empresa de basuras municipal levantando el cogote hacia la bombilla del techo.
Renqueante eructa , se mueve levitando por el aire sinusoidal la tripa de hipopótamo del mesonero. Camina tras la barra hasta llegar a una esquina. Flexiona sus piernas grasientas de paquidermo produciendo pliegues, ruidos y bultos en su pantalón levis que desciende cómo la marea dejando ver el bosque negro y peludo de su culo. Recoge un grueso cirio y lo enciende apostólico y romano.
La televisión ilumina el tugurio. De una claraboya polvorienta entra la luz diurna difusa que deja ver al personal.
La puerta acolchada de negro se abre y entra una mujer con ojeras . Surge fantasmagórica y trasnochada vestida con abrigo largo y grueso de color verde que le llega hasta las rodillas pese a estar a más de 25 grados de temperatura.
-50 monedas- grita hiposa y con temblores alcohólicos en las manos. El iris pardo de sus ojos se refleja a intervalos junto el parpadeo de las cerezas, las campanas, los limones que ruedan iluminosos dentro de la máquina tragaperras que alimenta. Las ojeras amoratadas se desprenden cómo cataratas por la cuenca de sus ojos apenados. Se escucha unas risas y algún comentario jocoso.
-¿ Qué has dicho?- agarra a Pablo que es el más cercano a ella del hombro violenta, acostumbrada a ser una mujer despreciada que se tiene que defender a golpes.
-Yo no he dicho nada tía loca- le responde ante la risa colectiva que estalla junto a la suya. Ella mirando en todas direcciones empieza a reír y sigue jugando.
De la máquina salen inextinguibles luces, destellos, relampagueos y un sin fin de ruidos graciosos que estimulan a la mujer. Ojos avarientos la acechan cuando suena la canción de Elvis “viva las Vegas” y caen 20 euros.
-Voy a mear- dice Claudinita a su novio que habla del Ramma Ramma Dalai Lama en la plaza de Sol a su grupo de amigos.
La Plaza Sol está tomada por millares de cabezas de manifestantes: desarropados, budistas, estudiantes, futuros pobres. Ellos son los llamados a ser víctimas de la represión por salir a las calles sin ideología, ni más miras en su verborrea que la constitución española, la civilización anglosajona, junto el infame bagaje cultural de la universidad que genera impertinentes sabelotodo. Patanes sin personalidad, criaturas egoístas sin valor ni honor ,incapaces de interactuar con otro ser humano que no sea un inferior del tercer mundo de color negro.
Claudinita mira a su alrededor, observa incontinente el ganado rastafari y canino extendido por doquier en el suelo de la plaza formando pequeños rogles donde discuten sus porquerías político hedonistas pornográficas con sus compañeros de lucha que portan camisas del Che, gafas de pasta negra, y actitudes místico ascéticas.
Cuidando no pisar a los farandules del lugar, sonriendo y pidiendo mil perdones acompañados de abrazos y besos cuando se producen los inevitables pisotones, camina cruzando las piernas, casi sin aguantar hasta medio ocultarse detrás de las furgonetas de la policía nacional. En posición de mona se baja las mallas, se quita la compresa, y mea observa sin darse cuenta por su ex marido y sus amigos que se ríen. Ella le dirige una agradable y más que merecida peineta.
La boca de varios asistentes, sentados delante de las furgonetas se llenan de blanca espuma de la cerveza agitada que beben entre carcajadas almorzando bocadillos comprados en el open cord.
-Mirad, mirad- un joven con gorra roja de telepizza agita una cerveza y la coloca en su entrepierna mientras abre de la anilla.
!Oh insensatos manifestantes que no deseáis otra cosa que un mundo egoísta repleto de mundanos placeres carnales, que os negáis a que la vida sea un camino de espinas que se ha de chafar, cómo lo fue el de vuestros heroicos abuelos que lucharon en la guerra civil! Oh demócratas, tiranos mil veces peor que Julio Cesar, Nerón, Caligula, o Juan Carlos I.
Un bote de cerveza sale disparado girando sobre si mismo por el cielo azul infinito de Madrid. Las cámaras de Antena 3 siguen su trayectoria por la plaza.
-Paf- el mundo observa a través de la TV cómo le cae al sargento la cerveza mientras arenga a sus tropas desanimadas por no actuar , ya que desean medallas ganadas a base de ostias dadas a civiles.
Les va a comunicar las nuevas del ministro que desea el aplastamiento de los sublevados.
La boca redonda y abierta del sargento deja escapar entre los diente un histérico: Noooo, Nooooo. Se limpia el rostro manchado del amarillo liquido perfumado de fermentos vaporosos alcohólicos.
Camina hacia los manifestantes. Tras él, el pelotón le sigue pegándose golpes en el pecho heridos en su amor propio. Sienten la ofensa de su caudillo cómo la suya propia.
Los manifestantes retroceden.
-Ha sido un accidente, mira tío lo sentimos- dice un joven perroflauta al sargento.
-Sacad las porras- ordena. La falange bien constituida, a una sacan las negras trancas morcilleras que acarician con la palma caliente de las manos.
El dedo índice del Sargento se desliza marcial cortando el aire desde su punto máximo vertical por encima de su cráneo hasta la cintura. Las botas rechinan sobre las baldosas. Las porras blanden el aire ruadas y frenéticas. Susurran con su silbido aéreo hasta llegar a la carne que lanza bramidos por todos sus poros.
Cabalga por la Plaza Sol la sombra del jinete descuartizado, devorado por los gusanos, repleto de polvo de Atila sembrando el pánico, la indignidad, la humillación y el dolor. Labios pintados de las adolescentes son reventados. Desprenden regueros de sangre que gotean. Patadas certeras dadas por las botas de punta de acero se enseñan en los estómagos blandos. Cascando los tobillos derriban a través de barrido a cuerpos civiles que rebotan en el suelo. Las melenas de las mujeres son aferradas cómo las correas de las yeguas. Se tira de ellas. Gritan, lloran, suplican, pero no hay piedad, porque España se rompe. Las porras se hacen hueco entre la masa tumefacta repleta de hematomas. Venas rotas afloran cómo charcos después de la tormenta en las carnes dejando la señal del golpe para que los agentes reciban medallas. Avanzan ufanos, gloriosos, entre la masa inerme, paralizada, chafada entre ella misma. Los mil colores del arco iris que desean la paz, la igualdad, la democracia y la fraternidad, por fin son derribados entre estrepitosos quejidos de dolor. Allí se ve a una joven con la cadera destrozada, allá un rastafari patas arriba, otro subido a una farola y lanzado hacia abajo por una pelota de goma, un viejo de laureados cabellos arrinconado en una verja mientras la certera porra del nacional lo muele a golpes. Ah, el horror, el horror, y la gloria que da medallas.! Los sacrificios que debe hacer un pueblo para amar a su presidente Rajoy! Algún día lo entenderán. Los chillidos se suceden, las pelotas de goma sacan varios ojos. Los cuerpos apestan a sudor, a hormonas segregadas por el miedo. Amantes contusionados se abrazan en el suelo entre humo, carreras, golpes. El horror, el horror.
-Coño, la que está cayendo en Madrid , otra cervecita y no cambies de canal por favor- le pide Pablo a la rumana que le sonríe y obedece dejando el mando a distancia sobre el frigorífico.
-Bingo- grita la ludópata levantando los brazos. La música de la tragaperras canta y pare monedas. Elvis agita la cadera descoyuntada mejor que el Rey Juan Carlos tras una cacería de elefantes. Los parroquianos abandonan la silenciosa visión de la TV para envidiar a la ludópata que ha ganado otros 20 euros más . Pide la agraciada un carajillo sin quemar.
Charly lleva de la oreja a un gitano que gruñe cómo un cerdo:
-Auiñ, auiñ, auiñ, que llamo a mi primo el Josele- barrunta el demócrata.
A escasos metros ve charly a Claudinita mordiendo la pierna de Billy. Las cámaras de antena tres son testigos del ataque a los agentes por parte de los violentos antisistemas. El mundo suplica mando dura a Rajoy para un pueblo, el Español, que confunde libertad con libertinaje. Charly deja sin rematar la faena con el gitano y abriéndose paso entre más de 100 perroflautas que golpea sin dejar costillar sin saludar.
-Ahora te vas a enterar de quien es Charly, so puta- le dice a su ex agarrándola del pelo. La levanta del suelo.
Charly no- le responde ella que ha reconocido la voz de su ex. La mano cubierta por un grueso guante negro de Charly empieza a estrangular sádicamente el cuello delgado de Claudinita. Ella mueve cómicamente los brazos tratando de agredirle, aunque le falta más de dos palmos para rozarle siquiera el uniforme. Pasea sus preciosos ojos verdes por la plaza. Balbucea de forma inaudible: Ayuda, socorro, meidei, meidei, mi ex me mata, muero.
-Calla, te van a oír- le dice pegándole una patada en el abdomen que le hace vomitar sobre el guante. Grumos espumosos y viscosos salen de su boca maloliente. Charly extasiado, excitado aprieta más y más hasta tirarla contra el suelo cómo si se tratará de un clinex. El cuerpo de Charly forma un arco, y en movimiento elíptico hace una curva la porra que se estrella contra la espalda de Claudinita. Ella reacciona sin apenas fuerza reptando por el suelo semejando una víbora. Su rostro no se reconoce, pegado el pelo sudoroso a las mejillas ennegrecidas de los golpes. Su antes delgado cuerpo, ahora parece un saco, hinchado de los golpes. El sargento oculto en la furgoneta capitana donde monitoriza el combate da ordenes de repliegue y captura de prisioneros. Toma nota de la gran actuación de Charly, ganador de medalla. Arrastrándose Claudinita lucha por sobrevivir. Charly le da una tregua, la sigue viéndola arrastrarse. Ella solo ve algo borroso, criminal, asesino. Es la bota de Charly pegada a su boca.
Charly no lo hagas, piensa en tu hija, Charly, no...- susurra. De un golpe la silencia. Ella pierde el conocimiento cerrando lentamente los ojos. Un par de perroflautas caen sobre Charly. Antena tres recoge el momento del atentado a la autoridad. Charly cae al suelo, pero se levanta. Ya en pie de un golpe le rompe la ceja a uno de sus agresores, un inmigrante peruano. Al otro lo deja inconsciente pegándole un golpe en la traquea.
¿Unas pastitas para acompañar la tisana?- pregunta Rouco Vadela a María Dolores de Cospedal asomados a una terraza de Sol. Cospedal hace noble gesto de agradecimiento flexionando la pierna izquierda graciosamente, y bajando sumisa ante el santón la peineta que engalana su tradicional y evocador recogido de pelo, otorgándole gracia, castidad y elegancia a la vicepresidenta, así cómo su conjuntado vestido de luto. La criada ecuatoriana ataviada con cofia sirve el azúcar a la vicepresidenta que contempla encantada cómo una joven de menos de 17 años deambula exhibiendo los pechos. Su camiseta ha sido desgarrada por la policía. Los pechos de la púber apenas desarrollados están cubiertos de sangre que emana desde la cabeza. Cuerpos retorcidos, semejantes en pose al momento a que Laocoonte estaba siendo devorado por una serpiente marina, afloran por el suelo. El reloj de Sol da monótono, viejo, cansado, las campanadas. Los manifestante empiezan a escapar por un hueco hacia Atocha.
La mitad de vosotros detener a los heridos de la plaza, el resto continuad la persecución hasta sacarlos de Madrid- ordena el sargento desde el Walkie talkie. Los agentes se concentran en el centro de la plaza un par de minutos, y se dividen ordenadamente. Unos con cuerdas y aceradas esposas arrastran cómo reses abatidas por la plaza a los heridos. El resto, igual que perros de presa, incansables continúan el acoso. Abren fuego con las escopetas de goma alcanzando las espaldas de los cobardes rebeldes que huyen.
Cupones, cupones- un ciego de la once entra en un bar de atocha donde parados, vagos, picaros, gitanos se congregan en reunión clandestina.
El otro día no toco ciego de Gondor- recrimina un farandul castellano acentuando su castizo léxico con boina, barba de tres días, chaqueta de pana y palillo entre los dientes.
No te chatees Celestino que siempre toca. Buena Suerte Durruti te trae un capicúa. Compra, que toca el 2734- le dice el ciego dirigiéndose hasta donde se encuentra el chulapo. Blande el bastón entre las patas de las sillas.
Quitándose el palillo de los dientes el chulapo replica- El 2734 no es capicúa.
Pues sera palíndromo. Queso y vino para un ciego mesonero- vocifera el ciego de Gondor
derribando varias cerveza de la barra con el bastón.
¿ Qué algarada es esa?- pregunta el mesonero viendo temblar las ventanas del establecimiento seguidas de un ruido de voces, pitidos, golpes que llegan cómo jinetes del Apocalipsis.
Bum, ban, bum, un cristal se hace añicos y una pelota de goma cae sobre la tapa de queso del ciego que la mastica escupiéndola furioso entre insultos al mesonero.
¿Qué broma de mal gusto es está a un pobre ciego?
Buena suerte Durruti, para tus bastonazos, no los dirijas contra este humilde mesonero inocente- le pide protegiéndose con una sartén el buen mesonero.
Los antisistemas empiezan a entrar escondiéndose entre las mesas. Los clientes se aterrorizados increpan a los antisistemas a los que golpean. Los antidisturbios entran pegando a todo el mundo.
A Buena Suerte Durruti no le sirve de protección sus laureados cabellos de emperador romano, ni sus ojos blancos sin vista de busto imperial. Recibe tres golpes en los lumbares que le hacen bailar graciosamente. Blandiendo magistralmente el bastón, atiza tal golpe en la celada de un agente que se despedaza. Al segundo bastonazo le abre la cabeza desparramando sus ligeros sesos por la barra del bar.
Varios compañeros del fallecido se lanzan en tropel contra el invidente dándole tal somanta de palos que supera a todas las recibidas en la practica de su mezquino oficio, incluido la iniciación en la once. Los golfos, los chulapos, las golfas del bar son atrapados por la policía de semejante manera a la del afanoso pescador, allá en las hermosas, azules y tranquilas aguas del mediterráneo catalán. Cuando lanza el marino sus redes de pie, montado sobre un pequeño bote con mástil de vela triangular, y las recoge al instante repletas de todo tipo de pescado que se agita ya sobre el suelo del bote. Entonces levanta el ancla y navega triunfador sobre las blancas olas con él sobre el puente gritando el nombre de su amada que le espera en la playa enarbolando la bandera cuatribarrada junto a otras mujeres de hogar. Los farandules y manifestantes son montados a los furgones coleando, dándose empujones , golpes a las chapas, aullan, silban, gritan el nombre de sus mujeres, familiares, organizaciones políticas para que les saquen de esas redes.
Desperezándose Pablo sale del alegría de la huerta. La ludópata se va al bingo después de perder más de 100 euros. Solo conserva 20 euros. En las calles de Vall d´Uixó los chonis, los canis, cantan flamenco.
Vaya una gota- se dice Pablo mirando al cielo tras limpiarse la gota que le ha caído en la cabeza. Unas nubes blancas y algodoneras, tan bajas que pasan a través de los picos de las montañas se van concentrando. Una furgoneta para junto a la ludópata y le invita a subir.
Ella se resiste, el conductor asombrado de su decencia le enseña un billete de 20 euros.
¿Pero que te piensas guarro?- Le chilla. El conductor la manda a la mierda y se va.
Espera, espera- llama al anciano que acaba de meter la primera. Este frena, abre la puerta y ella sube sin decir nada. Se alejan hacia los caminos de naranjos que rodean el valle repleto de torrenteras, vaguadas, terraplenes y barrancos. Pablo sube calle arriba feliz y contento a su casa deseando que pasen las dos semanas que le faltan para cobrar , y disfrutar por fin de la vida mediterránea: ausencias de quehacer, de prisas, buena comida, vistas la mar, clima cálido, mujeres hermosas, buen vino. La tormenta empieza a descargar. Una tromba de agua cae cómo una cortina transparente y espesa de color blaquiazul. Arrasa ribazos en la montaña, derriba algarrobos, forma cascadas entre los escombros del monte, empuja a los coches estacionados por las calles hasta estrellarlos contra muros u otros vehículos.
La ludópata atrapada con el anciano en un campo de naranjos después de hacer el amor sobre una acequia sube a la C-15. Arranca el vehículo patinado las ruedas delanteras sobre el barro en el que hunde. Consiguen salir, aunque no ven por donde van. Poco a poco se van metiendo por un torrente sin saberlo. El agua cubre las ruedas y se va introduciendo sigilosa por el chasis. El motor se para, ambos gritan. La ludópata intenta escapar pero la presión del agua no se lo permite. Se agarra al anciano entre gritos de: quiero vivir. La furgoneta montada en una ola se eleva. Cae ruidosamente girando sobre si misma cómo una peonza al medio del barranco. Durante más de media hora entre rayos y truenos navegan velozmente ladera abajo hasta ser engullida por el mar.
- Brinda conmigo Mireya, hoy es un día especial, he cobrado la renta garantizada. Si quieres te puedo llevar a un sitio especial- susurra Pablo a la rumana del alegría de la huerta. En la televisión las noticias de Antena Tres emiten imágenes de las condecoraciones a la policía por su represión en la Plaza de Sol. Charly de gala sube al estrado.
Cupones, cupones- el ciego de Gondor entra en una taberna de Madrid. Una mujer con la cara deformada por los golpes toma un café. Llama al ciego y compra un cupón.
Toma preciosa, el 4756. Es capicúa, te tocará seguro. Es tu día de suerte- le dice el ciego palpando las monedas.
Quiero agradecer está medalla a mi ex, Claudinita, sin ella no la abría podido conseguir- agradece Charly ante los micrófonos. La infanta Elena aplaude con fervor junto el ministro el interior y los asistentes.
Claudinita paga el café. Camina en dirección a Atocha. Baja las escaleras de la estación. Observa la luz ciclópea de un tren que llega y se tira.
Angelillo de Uixó.
Fotos angelillo de Uixó y otras de distintas fuentes google images.
Por 20 euros la hora. Episodios Nacionales de Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en wwwalgarabia.blogspot.com.
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Creado a partir de la obra en wwwalgarabia.blogspot.com.
domingo, 7 de octubre de 2012
jueves, 4 de octubre de 2012
Celebrando el rescate de España, de Angelillo de Uixó.
Celebrando el rescate de España.
De Angelillo de Uixó.
Si no este sábado, el que viene a más no tardar, nuestro amado país campeón del universo de balón pie será rescatado, y no por Iniesta. Salgamos con entusiasmo y fervor en entrega patriótica a festejarlo a la plaza del Ayuntamiento de Vall d´Uixó. Rodeemos el edificio vestidos para la insigne ocasión con la camiseta de la selección. Enarbolando: unos banderitas de España, otros portando en las manos antorchas encendidas, y cantando todos, famélica legión: El cara el sol. No nos moveremos hasta que el alcaldito salga a la balconada a tatarear el himno del PP. Luego, pacíficamente nos trasladaremos al cuartel de la guardia civil para que canten con nosotros y agiten las banderitas. Terminaremos el acto festivo rodeando las casas de algunos banqueros y empresarios del pueblo que se están beneficiando de lo que está pasando. Van a cantar conmigo delante de sus hijos y de sus mujeres en pijama, iluminados sus rostros patrióticos de buenos burgueses por el resplandor de las antorchas. Lo vamos a pasar de puta madre. Fiesta a tope, fiesta a tope, fiesta a tope...
Angelillo de Uixó, acto previsto para el sábado 13 de octubre. Si eres rico, tienes bonos de deuda comprada a 10 años, si cotizas en bolsa, si eres César Vidal, Esperanza “la loca” Aguirre, Federico Jiménez Losantos, no te preocupes.
Fotos de los compañeros que celebran el rescate sacadas de google , quedan invitados, y la del señor que me tiene que enseñar a fabricar el lanzallamas, también cortesía de google , e invitado vip.
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