lunes, 22 de julio de 2019

Os oigo morir en el cies- Episodios nacionales de Angelillo de Uixó

En este episodio Nacional reflejamos la brutalidad de esta institución cuyo patrimonio que un día deberemos proteger para recordar es una prisión. Dejo el documento histórico, el testamento del  fallecido, una carta a una autoridad que le dejo morir. Mi obra es una  recreación  de la brutalidad del cautiverio español en este duro relato, porque España es la misma salvaje, esperpéntica, salvaje, vulgar, chabacana nación de siempre.


Os oigo morir en el CIE. Episodios Nacionales Angelillo de Uixó.
Subtitulado: Firmo con la multitud que condena tu muerte en el Cies.




como a muchos ciudadanos estos días se  me han hecho una pregunta a través  de osoigo.com.

¿ consideran que el gobierno ha salvaguardado la vida del ciudadano marroquí fallecido en el Cies de Zapadores?
Sé que con mi respuesta “  los oigo morir en el Cies “ no se cambia nada, pero hay que escuchar a los que están oprimidos  y  preguntar al poder  para que la respuesta ayude a cambiar las cosas.
También se  están recogiendo firmas contra el inhumano crimen de este ciudadano marroquí una multitud insignificante. Insignificante lo digo  si lo comparamos con el resto de la sociedad, a los que les da igual este crimen que no es mediático, como les importa un bledo las guerras lejanas  de países cuya cultura les parece ridícula o desconocen.
Sé que con estás firmas nada se va a cambiar en este cochino mundo que esta del revés.
Este crimen no va a ser investigado por ningún juez,  como si lo haría si alguien hiciera un chiste de Carrero Blanco en twitter, o por ejemplo  mandando a presión 13 años a varios jóvenes en lo mejor de su vida acusados de terrorismo. Esto ha pasado  Altasu por una pelea de bar a un grupo de jóvenes  que torcieron las tobillos a una especie de guardia civil , o sé que  paisano que dice que era guardia civil, cosa  que yo no me creo, porque este caso es muy confuso. ¿ qué hacia  en un bar un guardia civil de servicio que declara que estaba de copas? Que vergüenza para el cuerpo. Si eso es así , me dan ganas de vomitar la falta de ética. Con Franco estaba mejor la guardia civil. Pedro Sánchez tiene demasiado mano ancha, reinan las copas y la anarquía en los cuarteles y la justicia,  como si fueran dueños de España y Cataluña.
! Como nos manipulan  con unos tobillos , cuando lo duro es la condena  de 13 años por una pelea de bar !
Salvajes iberos del poder de esta esperpéntica España de pandereta, progresistas  y fascistas. 
 Volviendo a nuestro caso, que el de Altsasu está angustiosamente  perdido en el corazón y la razón de los justos. Para este ciudadano marroquí, caso también perdido, no habrá ninguna condena. Sobre sus asesinos, como mucho la lucha está en que no  condecoren a los que han matado a este marroquí ,  y que a sus verdugos no los nombren ministros de seguridad, o tenientes coroneles en la frontera de Marruecos y Euskalerria con copa y pistola en cada mano.
A la sociedad civil solo nos queda reconstruir este asesinato como debería hacerlo un juez o un policía. Bueno, un poco mejor y de forma más imparcial  que ellos,  porque si lo investigará  un juez  o un policía de la España moderna y progresista del siglo XXI, diría  que fue culpa del marroquí que se pegó tal paliza él solo, que se murió de pena.
Sé que así no se arregla nuestro país ni la justicia, ni se reforma a los jueces ni a los carceleros,  ni a los verdugos de fronteras  , pero debe quedar constancia y algo de justicia, aunque sea artística, porque al fin y al cabo alguien ha muerto.
De este modo,  para recrear la escena he utilizado como escenario del Cies de Zapadores  un cuarto de mi casa.  He cogido unos colchones y los he cubierto con una manta a la que he puesto un sombrero para que parezca una persona. He cerrado la  puerta tras agarrar el mango de un hacha rota. Y he vuelto a abrir la puerta como  debió ocurrir en el Cie. Imagino al pobre chico marroquí , reconstruyo sus dos últimos minutos de vida en este fantasmagórico mundo de tinieblas.
 la puerta  se abre lentamente entre risitas.
¿ quién anda ahí? Pregunta aterrorizado.
Ni uno más. Se escucha como respuesta en la celda.
El marroquí cegado por su largo aislamiento y debido a que han cortado la luz se siente desconcertado y sigue preguntando:

¿ qué queréis de mí? Responderme por favor, me estáis asustando.
 ¿ Sois guardianes, o de amnistía intencional que vienen a salvarme?
Ni uno más –responden las voces
EL muchacho suplica:
Alejaos de mi, pues sois fantasmas. Ala el grande me proteja de estos diablos mandados para confundirme, con una oración os  alejaré.
Ni uno más- vuelve a sonar

Los hombres que entraron, harían el mismo gesto, tal y como yo lo hacia,  levantando el mango del hacha. Esta cae brutalmente sobre los trapos , de igual modo lo hicieron las porras y manos cayendo sobre el prisionero entre gritos de:
 ” Ni uno más”

El chico cae sobre el colchón de su cama, su cabeza se dobla como los trapos que yo sacudo , muere. Un hilo de sangre cae de su nariz. La mano cuelga bajo la sábana y la puerta se cierra mientras van al servicio a orinar  entre risas y satisfacción  sus asesinos, futuros coroneles , contertulios, directores de un centro de discapacitados, o ministros de seguridad del gobierno de España.
Una vez reconstruido el crimen y cuyos culpables podremos señalar cuando estén  situados en las más altas escenas y decir:
Fue ese ministro, juez, presidente de una ONG, o coronel  el que lo mató, que seguros estamos los ciudadanos.
Fin y firma.
Firma sobre el cadáver.
En la escena una vela encendida sobre el cadáver.
Música suave de réquiem junto el cadáver.

Firmo con amarga rabia de que no habrá luz en tu entierro.
Firmo con la convicción de firmar
 por necesidad de ver liberada gente prisionera
 sin haber cometido delito alguno.
Tu última morada está vacía.
Ya no hay esperanza posible,
Desde que se abrió la puerta que te encerraba,
Y cayeron sobre ti los verdugos de las fronteras.
El horror de tu suplicio no tiene firmas.
Es un anónimo que se pierde entre los que no tiene pan ni justicia.
Solo una frontera que superar que a veces termina en un hoyo en España,
Del que no saldrán nunca más.
Firmo para que no venzan dentro de mi esas macabras prisiones,
Ni las brutales palizas del odio del poder que domina.
Conozco su mano, su puño cada vez más inhumano y cobarde,
Incapaz de firmar nada que tenga que ver con la libertad.
Yo firmo la condena de tu muerte,
Para devolverme la esperanza.
Porque mi esperanza y mi firma,
Están mezcladas con los que aspiran,
 a conseguir un pedazo de libertad en España.
La escena se cierra con la policía entrando al velatorio, deteniendo de delito de odio al único   asistentes, y metiendo en una bolsa de basura al joven marroquí que tiran en un contenedor de un matadero.
Angelillo de Uixó.










sábado, 13 de julio de 2019

El gusano y el arado, de Angelillo de Uixó.




La siguiente historia es un trabajo de clase para un taller de empleo de jardinería  que versa sobre los aperos.

Un agricultor y un estudiante trabajador de taller de empleo nos presentaran los aperos que conocen y utilizan. Aunque realmente se trata del mismo personaje en dos momentos de su vida, que mantienen un dialogo en diferentes circunstancias, pero arrastrando  los mismos problemas de desarraigo en su comunidad.  Ambos personajes,  es decir ,el mismo personaje, formaran  la trayectoria de un hombre que se instala en una comunidad  e intenta enraizar  a través del trabajo, pero no lo consigue. El agricultor de subsistencia de tristes aperos, tiene la forma de un  indigente de mediana edad y excluido por esa sociedad. Su trabajo no le da más que para  subsistir, y esto hace que el resto de vecinos  lógicamente lo desprecie y no tenga relación con él, convirtiéndolo en la casta de los intocables. . Pero pese a su lamentable  situación, se mantiene en el camino recto ante la vida. El otro personaje, es decir, es el mismo personaje, el agricultor, pero en un momento de su vida  donde ha sido  contratado por el ayuntamiento de esa localidad después de verlo sufrir en su puesto de trabajo infructuoso,   durante años y años. De su sufrimiento le han recompensando con unos meses de trabajo. Ahora  es un trabajador estudiante de un taller de empleo con un pie dentro de su comunidad, aunque sujeto a vigilancia. Gracias a este empleo posee un pequeño vinculo con una sociedad que lo desprecia. En su trabajo de los aperos quiere recordar  esos momentos tan duros de subsistencia con sus aperos, es decir ,  a ese pasado que tanto le pesa, y que le hace tan difícil que la gente de su alrededor le acoja como a uno más, pero  tiene miedo de mencionarlo  y perder el favor de la comunidad que le sostiene, ya que sabe que es cruel , hipócrita  , mezquina e intolerante a las  críticas.

Durante una tormenta de verano se recrean los trabajos agrícolas en un pequeño valle de un lugar maldito , cuyo nombre no me atrevo a mencionar. Los trabajadores dejan sus aperos y se van a la cantina  a hablar  y a contemplar a Inés , la bella profesora del taller de empleo. Esta,   en nuestra historia, hace de sirvienta que lleva jarras de cerveza a los trabajadores y de  narradora.

Los trabajadores que se han refugiado en la taberna son una cuadrilla de tractoristas maleantes  y holgazanes del Ayuntamiento que pegan con las jarras de cerveza en la mesa , y le ordenan a Inés les cuente una historia. Ésta, recuerda tiempos mejores, cuando era profesora de taller de empleo, y que por circunstancias de la escasez de empleo en esa zona tuvo que abandonar como su carrera,  acabando de camarera agrícola . Una vergüenza que lleva con clases de yoga. EL único capricho que se puede  permitir con su actual sueldo.

Inés, recogiéndose la falda y la melena sobre una mesa, sabiendo que al ser mujer y desdichada  podía hablar libremente  sin miedo a que su comunidad la amonestara. De este modo contará la historia del estudiante del taller de empleo que le escribió en una carta, y que arrepentido por las consecuencias que podría tener para él  , le pidió que destruyera, pero ella la guardo.





Como un gusano que es partido por el arado, un hombre fue reducido a portar una carretilla y unos aperos día tras día como medio de vida. Al Igual que a nadie le importa que el arado parta al gusano, tampoco a nadie le importó ver a un hombre arrastrar  una carretilla y unos aperos de mano consistentes en el pico y la azada. Estos  eran utilizados   para trabajar un  huerto donde se ganaba la vida miserablemente ante la indiferencia de sus semejantes. El tamaño de  la inmensa labor que tenía ante él era tal, que el gusano, el vago, y el mendigo serían tratado de reyes comparados con este hombre.

Su virtud de trabajar  se había convertido en necedad.

La apariencia  era sincera por  lo que respecta a este extraño personaje,  un ser reducido a la irrealidad que vagaba  perdido entre las alegres y honradas casas de las buenas  gentes de Pueblo Perro. Este    hombre,  años antes de llegar a pueblo perro buscando trabajo había sido una persona normal . Al principio se le trató como al resto, se hacían cargo de su situación, pero al pasar el tiempo y estancarse extrañamente  en una lamentable búsqueda infructuosa de trabajo,  pasó a ser catalogado de  anormal. De este modo, la buena gente de Pueblo Perro,  sobre todo la que poseía mayor influencia y arraigo  social , como los progresistas de toda la vida , pudieron  justificarse ante su conciencia   al verlo tan empobrecido y estancado a este forastero,   que se  había ganado ese destino entre las gente laboriosas, comprensivas  y emprendedoras   de Pueblo Perro.  Pero no juzguemos a esta gente liberal , educada, y progresista como cínica, ni  elitistas, o como un lobo para el hombre. Evidentemente a un vecino normal no le hubieran dejado caer a los abismos depresivos de esa manera, pasando hambre, soledad, exclusión social. Pero siendo un anormal, y además de fuera que llegó sin  contar con la protección de ningún funcionario del Ayuntamiento,    eso era otra cosa. Se había ganado su exclusión social y su miserable destino de comer de una huerta de subsistencia.

Aplausos  y risas de los tractoristas, golpes de jarras para que traigan más cerveza. La ayudante de camarera de Inés, una chica joven de 16 años bajita,  huesuda, con pecas y torpe, que empieza su vida laboral tras fracasar en los estudios como ayudante de camarera, lleva más cerveza más empujada por el mesonera que le apremia a moverse tras quedarse como hace habitualmente con la boca abierta mirando por ventana los perros que pasan.

Exigiendo silencio y desfilando por la mesa, Inés prosigue su relato feliz de volver a ser el centro de atención, como cuando ejercía  un poder tiránico ante sus alumnos en el aula.



Entretanto, un estudiante mío de un taller de empleo de jardinería donde trabajaba,  le ordené realizar un trabajo sobre los aperos para sacarse un certificado profesional  para entregar a un funcionario y que le diera faena de jardinería  si en algún momento había . No le gustaba lo que leía en la wikipedia, y por desgracia  apenas  veía maquinaria agrícola, ya que  Pueblo Perro solo contaba con un pequeño parque simbólico, consistente en dos maceteros con dos jazmineros  delante de la perrera municipal,  que un policía local todos los días a las 12 del mediodía cuando las campanas de la Iglesia de las Mercedes sonaban  puntualmente regaba, saludando a los vecinos y al teniente de alcalde que solía empezar a trabajar a esa hora , y pasaba a esa hora por esa calle. Esto ocurría en el jardín principal y único de Pueblo Perro seis días a la semana, excepto los domingos que había misa dominical.  A la que se dirigía  el policía local encargado en regar,  entrando   con su pistola reglamentaria que sacaba para saludar a sus vecinos, y  para confesarse de sus pequeños pecados como no regar ese día. Mi alumno estaba acostumbrado a salir en bicicleta por los campos, y verlos despoblados de campesinos. ¿ Qué había sido de ellos? Me preguntaba ¿ Tenía relación ese despoblamiento con los nuevos aperos? Estaba convencido de que así era, aunque yo no le contestaba porque un funcionario me había prohibido hablar de estos temas para evitar una revuelta campesina.

En su trabajo quería unir la historia del hombre, la historia de la agricultura, la evolución de los aperos desde el pico y la azada que dio paso al arado sumerio, para terminar con los arados de discos, chisel, de púas, de vertedera y que  todo esto que fuera  contado por un gusano partido por un arado. Y delante de él pasó este hombre, un verdadero ejemplo de un ser humano reducido a  la  vida de un  gusano .

Lo llamó y le explicó  si querría ser   el narrador de su trabajo.

Mi idea- le dijo- es que vayas contando los cambios que han sufrido los aperos y las consecuencias en la extinción del trabajo animal primero, y poco apoco del humano. Tú serás el ejemplo viviente, la muestra de que hoy la agricultura ha evolucionado tanto como la sociedad y que la agricultura  de subsidencia  practicada durante miles y miles de años, edades enteras del hombre,  es insuficiente para vivir en una sociedad como la actual que requiere de una agricultura con aperos enormes tirados por tractores.

Te ayudaré a hacer ese trabajo.- le respondió.

Entonces a mi estudiante le paró  un extraño miedo que se apoderó de él.

¿ qué pensarían mis vecinos  de mí? ¿ y qué consecuencias  tendría para mi vida, si a esta persona a la ignoran,  a la que nadie les importa, y si hablan de él es para acusarlo de llevar  esa triste  vida por propio deseo, yo diera a entender que es un pobre gusano partido por el desarrollo tecnológico y no por  su voluntad ? Sé  que  nunca lo necesitaron para trabajar porque los pocos agricultores que hay en pueblo perro utilizan aperos para la siembra, la labranza, la recogida de las cosechas,  tan sofisticados que no necesitan mano de obra humana.  Sin duda   me acusarían de propagar la misantropía y  el odio en Pueblo Perro. Mi profesora al leer mis conclusiones   indignada lo rompería delante del resto de la clase.

¡Un hombre no es un gusano! – exclamaría- es un ser digno que merece compasión y ayuda. Quedas expulsado de esta aula.

Posiblemente se formaría un revuelo en torno a ese pobre hombre, y aunque su modo de vida lo desprecian,  por el escándalo todos se compadecerían de él, y le ofrecerían durante  algunos días faena detrás de algún motocultor,  mientras a mí se me cerrarían las puertas y acabaría viéndome arrastrado a llevar una carretilla , un pico y azada para subsistir.

Al ver pasar un vecino con su  tractor con sus aperos exclamaría:

!Ah lleva un  subsolador Jeremías!, sin duda va a preparar en profundidad unos huertos perdidos. En dos día tendrá varias hectáreas en producción, y yo en dos días con suerte 50 metros cuadrados.

Y este me diría: aparta de mi camino con tu carretilla  o te paso con mis cuchillas como a un gusano

¿ Quieres que te ayude? Le preguntó  el agricultor a mi alumno evidentes muestras de prisa que se concretaron cuando me apremio de este modo- Tengo mucha faena en mi huerto, en dos días quiero llegar a los 50 metros cuadrados preparados con el pico y la azada  para cultiva unas lechugas.

No gracias- le contestó. He cambiado de opinión mi trabajo hablará de las características técnicas  del aparo chisel, de púas, y de disco.

Bonita historia- exclamó Jeremías- Pero eso aquí nunca podría pasar algo así de absurdo, somos gente hospitalaria y solidaria. Al que viene de fuera lo ayudamos como ayudamos a nuestros semejantes. Así nos lo mandó nuestro señor  que murió por ayudarnos a salvarnos. Pero comprendo que en el pueblo de al lado pase, esta lleno de pecadores.

Aplausos entre los tractorista que empezaron a bailar obscenamente embriagados  en torno a la ayudante de camarera que estaba embobada mirando una telaraña.

Angelillo de UIxó.

lunes, 8 de julio de 2019