domingo, 2 de junio de 2019

Te Avalamos a Dios- de Angelillo de Uixó

Es fácil que me vuelva a equivocar al hablar.
Y hable diciendo algo que va a molestar a unos compañeros de un taller de empleo que van a terminar.
Una despedida mía debe ser una insolencia si debe combatir al poder, los prejuicios de la burguesía y  la indiferencia.
Aunque acabará volviéndose contra mí para aplastarme el poder, los prejuicios de la burguesía , y la indiferencia.
Durante un tiempo  hemos estado codo con codo en un taller de empleo  sentados unos al lado de los otros de espaldas, esperando a ver que  decía el que estaba al lado para liarla.
El tiempo ha pasado, y como grupo social nadie se ha  percatado, ni se ha preguntado porque estamos como en el colegio de nuevo teniendo algunos más de cuarenta años de edad, hijos, incluso nietos.
Todos los que estamos aquí lo hacemos como los que están en la cárcel por un motivo u otro hemos avanzado en la vida del revés.
Nadie cree que pueda salvarse , ni se va  esforzar en hacer nada bien.
Tampoco nadie cree en nosotros, ni nos va  permitir  que nos salga algo bien.
Lo único que sabemos es que a nosotros no nos salva ni Dios.
Y Dios sabe aunque lo guarde en secreto, que nosotros nos salvamos ni con él, por mucho que la gran mayoría de mis compañeros  le recen.
Quien quiera discutirlo  que venga a vernos ,  le esperamos con los brazos abiertos en el taller de empleo  para irnos con él.
Escucho con respeto y anoto lo que nos dicen los educadores de que nuestra vida depende de cada cual las  decisiones que tome y las habilidades que genere.
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Solo hay que mirar hacia atrás para comprobar lo que hemos elegido, y sin volver la cabeza comprendemos  que no se puede seguir hacia delante sin sangre sudor y lágrimas.
No hay nada que hacer, nadie tiene madera de héroe, así que:
O nos salvamos todos  o ninguno.
Nadie se puede salvar por si solo.
Ya levantan la mano en el patio al más pobre de nuestros hijos y al peor formado para despedirlo.
Escucho lo que  dicen  en general a su espalda la sociedad:
Algo hemos hecho por él durante algún tiempo.
Ahora que se ayude es cosa suya.
No se puede salvar a ningún desdichado de por vida.
Su camino lo construye  cada cual solo, y a su manera.
¿Y si a los dos días está igual que antes de entrar en el taller de empleo, o incluso peor?
Lo habremos olvidado, por que en su lugar habrá otro de mismo aspecto, con idénticos problemas, de la misma clase social…; y lo estaremos avalando durante un tiempo, para después despedirlo y que todo vuelva a empezar.
Empiezo a creer codo con codo con mis compañeros:
Que no hay nada que hacer, o nos salvamos todos  o ninguno.
Angelillo de Uixó.

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