jueves, 30 de diciembre de 2010

EL fin de Algarabía, de Angelillo, del año 2010


El fin de Angelillo, apoteosis final.
El fin de algarabía. El fin del año 2010.


El año 2010 termina y el tiempo que se me ha otorgado en Algarabía también.
Como no me presente al principio lo hago al final de la obra, ahora que por primera vez medito un poco antes de escribir.
Me presentare como me hubiera gustado empezar si hubiera sabido que este espacio de publicación llamado Algarabía iba a tener todos los tintes de intensidad, lucha y dramatismo que ha tenido.
Hubiera empezado con algo bastante clásico al estilo : llamadme Ángel Blasco Giménez; o en un lugar de Castellón de cuyo nombre no quiero acordarme llamado el Valle de uixó vive un hidalgo caballero de seso perturbado acompañado dos canes que le sirven de escuderos...
Estos podrían haber sido algunos de los inicios de Algarabía.
Pero la verdad es que no había nada pensado, todo ha sido improvisación y anécdotas con las que se han construido las historias.
Esta obra tuvo su origen cuando conocí a Angelillo, y esta basada en sus andanzas, pero hoy en este último capitulo más que hablar de él hablaremos de Mí, el narrador.
Yo me he considerado siempre un hombre normal, más o menos bueno.
Como toda persona vivo en un contexto histórico que me condiciona, ese contexto se llama o llamaba capitalismo, sociedad de consumo y cuando empece esta obra acaba de desmoronar en España.
Mi relación hacia este régimen estaba en el promedio estándar de odio, que es más o menos como el de todo el mundo, que viene a decir algo así como estar en la media aceptada, al igual que la media que aceptamos como normal de todo el mundo sobre su propia humanidad: más o menos somos buenos.
Mi actitud normal de más o menos de odio y rencor hacia el burgués y el capitalista me hicieron participar en causas sociales tales como luchar por el medio ambiente plantando arbolitos el día del árbol, recoger perros abandonados y buscales dueño, aplaudir discursos de algún sindicalista que hablaba de los derechos de los trabajadores.
También daba alguna propina a los pobres del mercadona que mendigaban tocando algún instrumento musical sin exigirles que me tocaran la canción entera por la limosna.
Esto no tenía ninguna consecuencia negativa para mi vida.
Mi activismo social incluso me llevo a formar parte en la obra insigne de teatro llamada: el mercado de esclavistos cuyo fin era concienciar a las clases obreras. Llegué incluso a participar en una colecta tocando la flauta para ofrecer la recaudación a las viudas victimas de la represión policial.
Ahora que termina Algarabía quiero hablaros de sus comienzos.
El origen del afamado Algarabía esta en el hotmail.
Primero fui activista del hotmail firmando por la libertad de algún preso que iban a matar en alguno de esos paises exóticos del tipo Afganistán, Aquisgran, Acerballan, California. .. Lugares que cuando firmas para que no maten al preso se te llena la imaginación de ganas de estar en ese lugar e imaginar las aventuras que pueden pasar. Incluso sientes envidia del preso por vivir en un lugar tan extraordinario. Uno tiene la tentación de pensar ,ya que se involucra en intentar salvar el cuello al reo, que el prisionero habrá tenido una vida plena de aventuras hasta acabar así. Un tipo normal con una vida aburrida no acaba siendo el centro de medio mundo para que le salven el pellejo, y si así fuera nadie firmaría para que lo salvarán, yo desde luego no lo haría.
Ese pensamiento era el que me hacía firmar la liberación de los reos, para mi si era culpable de algo contra su sociedad significaba que era totalmente inocente y firmaba más agusto.
También en los correos electrónicos era recurrentes mis firmas con mis mejores intenciones para que los norteamericanos tuvieran buena conciencia y no tiraran más bombas a los iraquies, ya que al parecer los mataban a un muy buen ritmo y el mundo se quedaba sin iraquies alarmantemente.
Poco a poco de las firmas contra las tortura y asesinatos de los estados y la policía me fui acostumbrando a escribir sobre causas locales. Me especialice en perros abandonados del valle de Uixó.
Llegue a lo máximo que nadie había llegado en el oficio de la literatura de canes en adopción por internet.
Recibía frecuentes contestaciones de gente conmovida por esas historias de perritos abandonados. Eso me animo a seguir en mi lucha en el hotmail, de ahí pase a los ribazos que nadie defendía. Se puede decir con modestia por mi parte que me convertí en el gran defensor de Uixó de los inmuebles antiguos y el patrimonio histórico.
Mi lucha antes de conocer a Angelillo fue bastante tranquila, un simple grito en el vacío que se juntaba sin fuerza con el la gente de mi alrededor para de esta formar crear una comunidad de gritos cómodos, terapéuticos y sin importancia.
A estos desahogos psicológicos de mi tranquilo activismo social, sume los desahogos de mis carnes en varias ocasiones ya que tuve la fortuna de en diferentes manifestaciones y actos de protesta social de conocer a alguna señorita que también protestaba por el trato inhumano dado los trabajadores, a los animalillos del bosque, al Dalay Lama, o alguna otra cosa por el estilo.
El caso es que de las palabras, las risas, la lucha por la causa sujetando una pancarta donde ponía: Por el Amor y la PAZ, de eso acabamos juntando nuestros cuerpos en los lugares más inverosímiles.
Así que a toda aquella situación era beneficiosa desde todos los puntos de vista. Ser un guerrero social en esta etapa me trajo muchos momentos gratos.
Sin embargo ahora estoy al punto del precipicio.
Ese es le resultado de haberme juntado con Angelillo, he de decir que al conocerle sentí una profunda admiración hacia su persona hasta el punto de embarcarme con él.

Angelillo no sentía ningún apetito hacia la vida, no se sentía atraído por las mujeres pese a ser indudablemente heterosexual, no disfrutaba con la comida, ni con las amistades. Era una persona ahorradora, calculadora, integra, consecuente con sus ideas y con un espíritu de sacrificio capaz de soportar cualquier adversidad.
Tenía todas la cualidades deseables de una persona, excepto la de saber vivir.
Realmente Angelillo no estaba hecho para vivir, yo al principio no me di cuenta.
Su desacuerdo con todos los hombres y la sociedad le hacia un líder en todas estas causas, y el único capaz de plantar cara a la mayor de las bestias de la tierra: el hombre social.
Angelillo no se doblegaba al acuerdo común de los hombres, ni siquiera con los que podían apoyarle y deseaban hacerlo, y por lo tanto su destino era ser destruido.
Él desde el principio lo tenía claro, y lo más heroico es que no hizo nada por evitarlo.
Yo creía que su camino era el mío, sin percibir los obstáculos y sacrificios que implicaba.
Para ello me prive de las comodidades físicas de mi antigua vida, incluso me alimentaba como él, solo de hierba.
He estado durante tiempo trabajando la tierra con Angelillo que es su precario modo de subsistir.
Labrando he conocido lo que es la autentica miseria y comprendo de la importancia de la lucha social, no desde el hotmail, ni en los conciertos solidarios, ni con intelectualismo pedante, si no con las armas.
No amo la vida, pero creo que nací para vivir aunque ahora no lo haga.
Debe ser hermoso hacerlo y por eso vale la pena luchar y matar a los que no permiten que muchos la vivan.


Fin de Algarabía en último día del año 2010.
Vivan las armas y el terror como método de combate.
Salud, anarquía, y que todos nuestros enemigos mueran torturados.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

domingo, 26 de diciembre de 2010

Cuando Hitler lloró.





Cuando Hitler lloró.

El día de navidad del año 2010 transcurría frío, con una gran aglomeración de gente en los comercios del valle de Uixó, y en general en cada lugar de España, pese a estar en medio de una crisis económica.
Una gran parte de la población estaba en la indigencia, la otra permanecia indiferente abarrotando los comercios. A estos la crisis todavía no alteraba su ritmo de vida pese oír hablar de ese estado en los supermercados, en la televisión, en la boca de algún familiar. En definitiva era un rumor lejano, de otros, por eso no debían preocuparse más que de comprar y tratar de hacer su vida lo más normal y feliz posible.
Angelillo ese día realizó la visita a un amigo que por desgracia vivía en ese tipo de agrupación humana llamada: familia.
Cuando llamo fue recibido por la madre de su amigo, siendo rápidamente presa de una de esas conversaciones habituales que se producían en estas unidades.
Angelillo no iba realmente de visita, si no a pedir unos temporizadores que necesitaba, componentes químicos y material electrónico, pero su amigo no estaba ya que había salido al bar.
Cuando se disponía a la retirada fue secuestrado por la madre de su amigo que le invito a unos polvorones y café mientras le refería anécdotas de la visita que acaba de recibir :
-¿Conoces a la mujer y el niño que han salido? - le pregunto a Angelillo mientras calentaba el café.
-No- contesto angelillo.
-Pues me extraña, ya que vive muy cerca de donde tú. Yo te contare quien es- le respondió como si angelillo le interesase saber quien era.
Angelillo resignado agachando la cabeza se dispuso a soportar la explicación pensando: “Desde luego, seguro que me lo contarás, incluso hasta quien la desvirgo”
- Esa mujer que has visto es lo más vanidoso del mundo, La Josefa le llaman, estaba arruinada el otro día, vino pidiéndome 100 euros para pagar la luz por qué no tenía ni para eso, y hoy viene con hijo arreglada a más no poder para enseñarme chuleando la ps2 que le ha traído Papa Noel. Doscientos euros le ha costado, y así con una sonrisa me lo ha dicho. ¿Que te parece angelillo?
Angelillo alzando los hombros en forma de ademan le contesto adoptando el papel de persona comprensiva con la mujer consumista para no herir los sentimientos de la madre de su amigo y seguramente de la Josefa expresando sus pensamientos sobre ambas arpías histéricas:
-Es navidad, supongo que a lo mejor se la ha regalado Papa Noel o le habrá tocado en la feria.
La mujer sirviendo el café y notando la indiferencia de Angelillo sobre el cotilleo cambio de tema para indagar en sus regalos:
Y a tí Angelilo ¿que te han traído?
El amor de la humanidad- le respondió de forma cínica Angelillo mirando el café caliente que constituía el desayuno de angelillo.
Y que Angelillo, de novia qué, no te haces ninguna como mi hijo.
Pues de momento no...
La mujer interrumpiendo la frase de Angelillo como si hubiera recordado algo, pego un grito, se levanto , le agarro y se llevo a otra parte de la casa:
- Ahora que me acuerdo te enseñare lo me que han traído a mi y mi hijo Luis, mira ven al salón grande.
Angelillo avanzo por el pasillo de la casa decorada con fotos de familiares, cuadros horteras de barcos sobre la mar, y demás decoración de personas de clase obrera que quieren parecer burgueses.
Llegaron al salón contiguo. En el se hallaba un abeto talado por el tronco, sus ramas empezaban a secarse. Se sujetaba el árbol sin raíces por la presión del peso de la tierra sobre la soca. Bajo del moribundo árbol se amontonaban paquetes llenos de regalos, alguno de esos regalos crearon tan poco interés a quienes estaban dirigidos que quedaron sin abrir. Las tripas de angelillo le sonaron sin que la madre de Luis que iba de una lado a otro ordenando los objeto lo escuchará.
La mujer llena de orgullo le mostraba los regalos a Angelillo que pacientemente y con una media sonrisa aguantaba el castigo.
Finalmente pudo salir.
En la acera respiro el viento frío y se fue a su casa.
Las calles estaban llenas de bares a rebosar, en ellas los borrachos se peleaban, lloraban, cantaban villancicos, o simplemente veían la basura de la televisión donde alguna presentadora ligera de ropa vendería algo.
Angelillo sin comprender el motivo que le empujaba a meterse en unos de esos bares lo hizo. Previamente a esa conducta se metido la mano en el bolsillo y contó las monedas que tenía. Confirmo la cantidad sumándola dos veces por si acaso, ya que el hacía unos días tuvo una experiencia desagradable comprando el pan. La cantidad sumada era suficiente para un café.
Entro en el bar “alegría de la huerta”
El bar olía a fritanga y su atmósfera estaba cubierta por humo del tabaco. Sonaba música de la radio, algo parecido a villancicos aflamencados cantados por gitanos españoles.
Se apoyo en la barra, a su lado izquierdo apareció un cuerpo humano de voz ronca por el alcohol, golpeo el vaso vació de whisky sobre la mesa y pidió otro.
Una camarera rumana fue presta a servirle.
En el lado derecho de Angelillo se postraban sobre la barra dos farandules que reían. Lo hacían de un tercer hombre que se distinguía del resto de parroquianos por no estar borracho. El hombre pidió otro vaso de agua mineral, sus modales eran excesivamente considerados para el lugar.
Angelillo sin quererlo debía escuchar la conversación entre los farandules y el señor pedante educado.
Comprendió en seguida que la persona educada se trataba de un homosexual, de esos que niegan su condición aunque sea evidente. En el bar todos lo sabían y por esa diferencia se reían de él. El homosexual había ido al alegría buscando el calor de seres humanos, aunque lo ridiculizarán, eso debía ser mejor para él que la amarga soledad en navidad.
Los dos farandules se burlaban quevedescamente de cualquier cosa que dijera el homosexual, este los miraba con compasión y paciencia.
Cuando llego Angelillo empezó una broma muy habitual del repertorio del alegría.
El hombre homosexual pregunto la hora a uno de los farandules. Este apurando el trago de su cerveza ni miro el reloj, le contesto:
-¿Hora o polvo? ¿Que has dicho?- Y empezó a reír sonoramente.
El otro farandul guiñándole el ojo al primero contesto :
-Ha dicho polvo, y empezó a dar manotazos sobre la mesa moviendo el vaso de café de Angelillo.
El segundo farandul animado por los golpes sobre la mesa, envalentonándose sobre los deshechos humanos del lugar y llevándose un dedo a los labios hizo callar a todos los inhumanos del bar. Dirigiéndose a la compañía de borrachos grito:
eh, gente vamos a cantarle una canción al amigo. Hace más de un cuarto de hora que no se la cantamos.
Y empezó a cantar:
Chupa pollas, chupa pollas, chupa pollas.
El resto de farandules del bar continuaron a coro:
Chupa pollas, chupa polla.
Lo hacían dando palmas.
El homosexual sonreía y permanecía totalmente indiferente.
Se escucho una voz en el fondo del bar refiriendo al homosexual que dijo:
Que bien sabe comportarse el muchacho.
Angelillo sorbió un poco de café, sentía una profunda repugnancia de presenciar esa escena. Había en ellos algo familiar, le recordó la personalidad de esos tipejos la del autor del ultimo libro que estaba leyendo: el Main Kampf de Hitler.
Lo cierto es que cuando angelillo leía a Hitler, acostumbrado a vivir en un mundo cosmopolita, al leer el repertorio de barbaridades hitlerianas vertidas en el Main Kampf se divertía mucho.
Calificaba la obra de interés político menor, acostumbrado como estaba a la dialéctica compleja del marxismo.
La de Hitler era un chiste, un lanzador de exabruptos como los de la gente del alegría sin ninguna idea detrás, pero tuvo el genio de hacer un mundo más humano a través del horror.
Sin duda la obra de Hitler se debió a muchos momentos pasados por este autor entre gentes como las del alegría.
¿Cuantos bares tendría que haber pisado Hitler para hacer su obra, y para decidir acabar con gente como ellos en el nombre de un mundo mejor?
Si hubiera estado allí habría ido a su casa, llorado y tras sobreponerse de semejante conmoción habría escrito un capitulo sobre gentes de bares y la necesidad de acabar con ellas en el nombre de las tabernas arias.
Millones de lectores habrían estado de acuerdo con él, incluso los propios borrachos del alegría.
Angelillo salio del bar repleto de sentimientos de amargura , de tristeza y frustración hitleriana, tanto era su pena como la de las gente que estaban dentro cantando chupa pollas al homosexual. En ese instante le habían puesto una plumas y un sombrero de mujer mientras desfilaba entre los machos.
Al salir a la calle sintió Angelillo nuevamente el viento frío helado, era navidad, nada indicaba ningún sentimiento de fraternidad, más bien las caras de las gentes experimentaban el mayor de los desprecios a sus semejantes, y no era para menos en este lugar.
Se sabia que en el pueblo de Uixó era navidad por los villancicos y las luces, por el ir y salir de personas de los supermercados.
Los rostros de los habitantes eran igual de malcarados que habitualmente.
Los dos años de crisis económica, 2008 al 2010, no estaba siendo lo suficientemente fuerte para rehacer a las personas. Seguía habiendo un pueblo español indiferente al sufrimiento del resto de sus compatriotas.
Lo mejor de las personas necesariamente tenía que venir de una situación caótica de cerco absoluto y barbarie sobre sus vidas, aquí residiría el espíritu de esperanza y regeneración del mundo.
La deshumanización de las gentes de Uixó contrastaba con la humanidad de las tropas alemanas en Stalingrado.
Angelillo sin esperanzas en la vida, fue uno de los primeros en percibir que todo esfuerzo era inútil, la situación estaba perdida. Con la crisis condujeron a más de un millón de personas como ganado a la miseria, y allí estaba enganchados por todas partes aguantando cada cual su vela y escuchando mensajes de ánimo del gobierno y de esperanza de los sindicatos.
La gente ya antes de la crisis había perdido la humanidad que dejaron tras de si las tropas alemanas rendidas. Todo el mundo era un cretino en el 2010 que se preocupaba de si mismo.
Para que aflorara los sentimientos más elevados en el mundo se debía ponerlo en un cerco similar al de Stalingrado.
En esa situación la vida cotidiana cambiaría, sería más reflexiva conviviendo con la muerte, la suciedad y la miseria. La gente se amaría más.
Angelillo reforzaba sus argumentos leyendo cartas de navidad de los soldado alemanes de stalingrado, donde también tenían el mismo concepto de inutilidad de la vida que Angelillo.

Navidad de 1942, Stalingrado.
Completado el cerco por un millón de soldados rusos cada día morían más de 1500 alemanes en esa ciudad convertida en una trituradora de carne humana.
Las cartas de esos soldados llenan hoy de reflexiones, angustias y explicaciones sobre la naturaleza humana.
En algunas de las cartas los alemanes explicaban como no daban crédito a lo que les estaba pasando acostumbrados a vencer.
Imaginaba Angelillo a un burgués tipo los Hermanos Ventura, caciques de Uixó, funcionarios, o la alcaldesa y sus acólitos derrotados y en la más absoluta ruina, no dando explicación a lo que les pasaba, y en la cola de la mendicidad tragándose su soberbia, o recibiendo patadas.
Esos alemanes que durante agosto y septiembre sembraban el terror con sus divisiones panzers, ahora no eran nada, y temblaban de miedo pensando en la revancha de sus enemigos.
El pavor les había borrado el concepto de superioridad y vuelto personas humildes llenas de ternura.
Al leer otras cartas muy sentidas dirigidas a la familia donde se despedían, el lector se encontraba frente la fragilidad de un ser humano.
Gracias al cerco Ruso esos hombre pudieron morir convirtiéndose en humanos, que es mejor que vivir como lo hacían cuando conquistaban ciudades o como lo hace la mayor parte de la población mundial occidental.
Comprendieron esos soldados en el cerco que la razones que les habían llevado a stalingrado ya no existían.
Ni las promesas de Hitler, ni de la patria, ni de la superioridad aria. Absolutamente nada tenía razón.
El frío del invierno ruso congelaba a los alemanes hasta el punto de que defecaban y se orinaban encima, les era imposible desabrocharse con las manos los pantalones a menos 30 grados bajo cero. Los parapetos para refugiarse de los tiros rusos eran sus propios compañeros.
Los tiros rusos impactaban sobre los cadáveres con los ojos todavía abiertos de sus amigos, el hambre enloquecía a los alemanes hasta llevarlos al canibalismo. Los testimonios hablaban como en ocasiones los soldados alemanes si veían caer a alguien de un tiro le sacaban los pulmones, el hígado y le cortaban las nalgas para comérselas.
La barbarie se había adueñado de la humanidad en stalingrado.
Toda aquella locura nacida de la frustración de un pintor llamado Hitler, un hombre reprimido que supo tener un único merito: El saber expresar como nadie su dolor y su odio común al de muchos.
Hitler era indiferente a la suerte de sus hombres en esa ciudad, y lo era a su destino ya que en Stalingrado perdería la II guerra mundial y su vida.
Comprendida la inutilidad de la vida los alemanes se suicidaban en masa en Stalingrado, hasta tal punto que el comandante en jefe Von Paulus dio orden de que la gente no se suicidara para evitar hacerles el trabajo a los rusos. Orden que no sirvió ya que el suicido era un camino de escape de stalingrado.
La lucha de algunos combatientes que llevaban meses sin comer, alimentados con carne humana, enloquecidos, conviviendo con la muerte y la desesperación, cargados de piojos y combatiendo sobre excrementos les hizo ser conscientes de lo inútil de su esfuerzo, pero aun así continuaban luchando sin que sirviera de nada, ni tuviera sentido.
Angelillo volvió a sus navidades, las del 2010, dejando sus pensamientos sobre Stalingrado para otro momento.
Al llegar a casa encendió al radio y al escuchar el programa que estaban dando sintió un profundo malestar. Era un mensaje del Rey, desde luego ya no era bien recibido, no lo fue en el pasado pero ahora en esas circunstancias era insultante, al igual que Zapatero dando esperanzas, hablando de optimismo, de aguantar, de esfuerzos importantes y demás chorradas que dicen cuando van a liquidar a mucha gente. Todo olía a carnicería.
Se prepará un nuevo Stalingrado, el país ya esta cercado. La gente no le presta atención a los testimonios de las cartas de los suicidas por la crisis, ni al malestar de más de seis millones de personas atrapadas. En ellos queda la única oportunidad de salir del cerco, escapando con esta fuerza de las razones y la lógica de los que Hitleres que los han metido en ella.
En el mundo no hay razones, ni nada que valga la pena más que la libertad de acción.



Angelillo de Uixó, Ángel Blasco Giménez en homenaje al humanismo que transmitieron las tropas de Hitler al mundo a través de sus cartas, ese es le mayor legado de los nazis.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Orgía de sangre con una joven funcionaria





Orgía de sangre con una joven funcionaria.
Basado en una anécdota real con una funcionaria de la cámara de comercio de uixó.

A 23 de diciembre del 2010.
Esta es la fecha en la que ocurren estos acontecimientos basados en hechos reales y dan prueba del momento difícil en el que se encuentra el miserable pueblo Español.
En las tierras de Uixó envueltas estos días de borrasca entre nubes blancas que traen lluvias y humedad, el afligido pueblo sufre de parálisis por la crisis económica, la corrupción y el tradicionalismo.
Pasan gran parte de sus habitantes horas de incertidumbre, inquietudes y cansancio a ritmo de villancicos angustiosos que traen recuerdos tristes y melancólicos, las voces de los niños cantando hace extrañar a alguien o algo.
Por las calles, en contraposición a los villancicos circulan los coches con música de discoteca conducidos por algún joven solitario. Sus sentimientos a diferencia de gente más adulta son violentos, semejantes a los de un animal en celo.
Conducen sus potentes coches cientos de jóvenes sin empleo y repletos de una agresividad mal utilizada.
El impulso de adaptarse y salvarse de la miseria les hace a todos ellos seres inferiores.
La vida de la población de Uixó, cuyas existencias e historias personales no tiene el más mínimo valor al no tener nada que aportar a la humanidad, transcurre entre el miedo al poderoso, las fantasías de ser felices, y el horror a la miseria provocada por a crisis. Es decir transcurre como siempre.
La crisis y los que la dirigen habían creado dos tipos de ciudadanos : los que tenían un empleo y los que no.
La bendita crisis económica estaba limpiando el lodo que no dejaba ver lo que había en el corazón de las gentes. Ahora se podía ver en ellos lo que eran: Nada, frágiles criaturas cargadas de egoísmo e instintos de supervivencia. En estas gentes no hay alma, espíritu, pasiones elevadas, moral. Solo apego por sobrevivir, es decir que son como el resto de la humanidad: Absolutamente nada.
Todos se comportaban en Uixó desde que empezó la crisis como un atajo de borregos asustado intentando salvar inútilmente el pellejo, desde el sindicalista de extrema izquierda, al moderado, o al de derechas.
Angelillo que ante la crisis tenia el corazón dividido por varios sentimientos: en ciertos momentos sentía compasión por la gente que iba cayendo junto con la esperanza en que naciera el razonable odio que debían tener para hacer una revolución; y de otra parte sentía una profunda alegría de que mucha gente que antaño tenía empresas, coches, casas, animales, mujeres... acaban en la ruina, desconcertados y con profundas depresiones de las que no saldrían jamás. Atribuía en su pensamiento que esto debía ser una especie de justicia del mundo.

Aunque el instinto de adaptación y de luchar en esta sociedad en Angelillo era débil, le ocurría lo contrarío en su instinto de destrucción de la sociedad y la gente que le rodeaba que era muy poderoso, quizás lo único que fuera realmente razonable para hacer en el mundo.
Aun así, en ocasiones Angelillo era tan vulgar y despreciable como esa gente que le rodeaba. En ciertos momentos intentaba estúpidamente salvarse condicionándose a la sociedad a través de un trabajo, como esa gente de raza blanca que vivía el sueño de la clase media, y que tanto deprecio y angustia le causaban.
Un 23 de diciembre del 2010 se le ocurrió acudir a los servicios sociales de Uixó sin tener claros los motivos, sabiendo de antemano que esa es una batalla perdida, una artimaña del estado para mantener sumisos a los pobres.
El edificio era una construcción de la época fascista. La democracia pocos cambios hizo con esta edificación, su transformación se limito a quitar la imagen de franco y poner la de su discípulo el Rey Juan Carlos, y en ocasiones ni eso, seguía el dictador clavado a la pared.
Lo que fue añadido en Uixó al mobiliario fascista de los servicios sociales eran cierta cantidad de ordenadores.
El personal cambiaba de rostro conforme se jubilaba, ese era otro cambio “los rostros”
Rostros y en ocasiones el nombre. En otras ni eso ya que la fortuna hacía que si se jubilaba un tal Jose de 55 años, entraba otro Jose de 27, sin que se notará la diferencia.
Todo el personal de Uixó sin ninguna excepción es personal dócil, oportunista. Un animal diseñado para adaptarse con el mínimo esfuerzo e inteligencia a la vida.
Es la antítesis de las teoría de Darwin, los funcionarios de Uixó y el conjunto de sus empresarios caciques y cuerpo político son la refutación inexorable de las teoría de Darwin.
Aquí el más apto para sobrevivir es el inútil, el vago, el pelota, el inculto, el inmoral y en los servicios sociales es lo que pasaba.
Por allí pululaban todo tipo de garabatos humanos a cual más holgazán, oportunista, vil, agasajador e indigno de existir.
Ante esta gente tenía para su infamia que presentarse Angelillo.
Sentía junto con la lógica emoción paralizante de vergüenza, un profundo sentimientos de desprecio hacia esos funcionarios con los que tendría que hablar.
Al entrar en el salón del edificio se quedo perplejo al ver el volumen de gente que allí estaba agolpada. El aire era denso, por el circulaban millones de germenes exhalados por los miserables.
El espectáculo era pintoresco por el mestizaje de gentes: gitanos, negros, reconocidos borrachos y drogadictos del pueblo, moros, e indefinidos de color amarillento, seguramente traídos de Asia para esclavizarlos algún empresario
Angelillo encontró a un grupo de ellos cantando un villancico alrededor de un árbol de navidad que estaba en el centro de salón principal.
Una asistenta social al parecer les obligaba a cantar, primero cantaba ella y luego los demás repitiendo la frase. Al que se equivocaba le rectificaba, lo que daba a entender que era obligatorio. Por algún motivo les hacia a estas pintorescas personas de diferente colores cantar como si fueran niños pijos de un colegio privado Británico. Era repugnante la escena para Angelillo, pero los negros estaba muy contentos, no se sabe lo que podrían pensar para estarlo, no se observaba tampoco en ellos que experimentarán el menor sentimiento de vergüenza o indignidad, estaban allí como chiquillos de preescolar cantando con ella mientras recibían una bolsita con comida si eran buenos.
El aspecto físico de la asistenta era esplendido, muy sensual, frente a los de los miserables cuyas vestimentas estaba sucias y rasgadas.
La asistenta era una joven de 26 años de raza caucásica. Le pendían hasta los pechos unas trenzas rubias, sus pechos eran enormes, los exhibía en un escote más provocativo que el que suelen llevar las furcias. De hecho Angelillo observo que había mucho de furcia en su aspecto por lo ajustado que iba, aunque se notaba que no pertenecía a esta casta social, si no a la de pija egoísta que va de alternativa.
Ante los indigentes disfrutaba de la situación de superioridad. Para su psiquis femenina de niña universitaria burguesa el estar entre pobres era algo así como estar en una jaula rodeaba de bestias, algo excitante que contar en los grandes almacenes, y por supuesto suponía para ella salir del ambiente conservador de su familia y amigos pijos de la urbanización.
Cualquiera de esos negros con una sola mano podría haberla derribado y violado, sin embargo la niña sabia que no iba a ocurrir, y eso sin duda la excitaba sexualmente como a todas las burguesas.
Miro a Angelillo y se dirigió a él preguntándole con una sonrisa que dejaba ver una blanca dentadura:
-¿Deseas una bolsa de comida?
-No gracias- le contesto con tono indiferente Angelillo- Venia por que me gustaría pedir cita para hablar de mi situación, tiene que ver...
Le interrumpió la asistenta con un tono de intelectualismo y sabelotodo típico de los funcionarios y de la gente que cree que sabe algo.
-Tiene que ver con la crisis- le interrumpió la pija.
Si, eso es- contesto indiferente Angelillo- tiene que ver con la crisis.
Pues es en la puerta de al lado, allí te atenderá una compañera y te dará cita, aunque tardara ya que la situación como ves estas muy mal, espero que lo que te pase no sea grave, cierra la puerta al salir, Chao.
Sonó el teléfono en ese instante y la asistenta siguió sin atender al ultimo de los negritos que daba muestras de ansiedad ante el temor de quedarse sin la bolsita con los turrones y mazapanes pese haber cantado en un perfecto castellano el noche de paz. La bolsita de comida no llegaba con tanta interrupción.
-Oh que ilusión Luis, nos vamos de excursión a la nieve es fantástico- exclamaba la asistente gimiendo y dando pataditas con sus preciosas botas fetichistas-¿ pero que me dices? que tu perro no podrá venir por qué tiene depresión, es terrible, jo, con la ilusión que me hacia ver a Lulu en la nieve. Me da mucha pena lo que cuentas, me entristezco cuando escucho eso, no sigas por favor.
El negrito no hacia más que ver la bolsa de comida cada vez con más preocupación.
Angelillo salio de allí, al momento se escucho a su espalda el noche de paz irreconocible por los acentos empleados.
Angelillo entro en el cuarto contiguo. Había en el fondo de la habitación una secretaria, el cuarto apenas tenía ventilación y estaba rebosante de gente. A diferencia de la estancia anterior aquí reinaba el silencio y el mayor de los desánimos. Esta era una habitación de nacionales y como tales se comportaban en silencio, con aspecto pesimistas, muy diferente de la alegría de los negritos al estilo la cabaña del tío Tom.
Una anciana, típica de la clase humilde de Vall d' Uixó, poseedora de una pensión ínfima de 300 euros y de una hija divorciada con dos chiquillos. La hija en paro y el ex- yerno también, es decir lo normal en Vall d' Uixó, seguía necesitando la ayuda de su madre anciana para subsistir.
Lo normal en el valle de Uixó es que la abuela saque adelante con sus pensiones a nietos e hijos, y en este caso así era. Entregaba prácticamente toda su pensión a la hija, mientras ella ya anciana y con menos vergüenza se encargaba de mendigar por los servicios sociales. Sacaba algo de comida, algún ticket para libros, y migajas de la picaresca nacional tan al uso y tan necesarias en una población miserable como la de Uixó, desgarrada por sus dirigente políticos, empresariales y una sociedad campestre atrasada mentalmente.
La anciana tosió, miro un instante a Angelillo que leía en sus arrugas su vida, ella aparto la mirada fatigada y siguió pensando en sus asuntos que versaban sobre el dinero, el destino de su hija y nieta cuando muriera.
La mayoría de gente estaba en ese trance, el silencio era embarazoso. Angelillo temblaba de rabia e impotencia, a cada instante sus pensamiento de venganza sobre los funcionarios crecía.
Una joven funcionaria muy arreglada y con una gran sonrisa que no albergaba maldad, si no algo medianamente humano se despedía de una persona.
La siguiente persona que atendió era un viejo moro parecido al de las guerras de Ifni. Poseía como en las viejas fotos de esas gentes la cara huesuda de anemia, era flaco como un pellejo, hablaba muy mal castellano. Le mostró el moro una tarjeta de la seguridad social.
La cara de la funcionaria que atendía ya no tenía la sonrisa, no volvió a aparecer en el resto de gente que atendió. Gestionó indiferente la petición del moro que se fue satisfecho con gran discreción haciendo muchos saludos a todos de una forma bastante cómica. Siguió la secretaria atendiendo con indiferencia hasta que le llego el turno a Angelillo.
¿Cita para la asistenta? -le dijo mientras observaba la pantalla del ordenador donde había saltado una alarma.
Se trataba del facebook donde su novio posaba semidesnudo para ella en la fiesta en la cual se encontraba. Se lo mandaba para que fuera testigo de lo que se estaba perdiendo. La joven funcionaria empezó a reír sin poder evitarlo sin sospechar del malestar que generaba ante quien tenía delante. Angelillo trataba de comprender a la funcionaria, al fin y al cabo ella era feliz y no tenía que preocuparse de como se encontraban los demás. Sin embargo le molestaba y le angustiaba estúpidamente a Angelillo que la funcionaria estuviera en ese momento que para él era desagradable en el facebook.
Mientras pensaba esto Angelillo se escucho un sonido sordo y duro, a continuación irrumpió en la tranquila sala de citas la voz desesperada de un hombre:
- !Y a mi no me contratáis! llevo yo más tiempo en la lista que este moreno, el trabajo se lo dais a los inmigrantes antes que a los de aquí, hija de puta, te matare...
Por favor tranquilícese, no hay trabajo para todos Luis, lo debes comprender, ya trabajaste hace un año, aun debes esperar. Haz el favor de comportarte y tranquilizarte, intentaremos encontrarte algo. En la próxima plaza de empleo seras llamado para limpiar el basurero o las lápidas del cementerio, pero debes tener paciencia y comportarte, o tendrás más problemas.
Ya me dijiste que tendría faena en el cementerio y en la basura hace dos meses, y cogiste a un colombiano, siempre me estas prometiendo lo de las basuras y no llega. Yo estoy desesperado, en mi casa no tenemos de nada para comer mientra tu todos los meses comes cabrona, puta, desgraciada. Te voy a matar, le dais el trabajo a los morenos hijos putas terroristas.
No vas a tener trabajo Luis, se acabo, largate de aquí miserable.
Al terminar de sonar esas palabra se hizo en el cuarto de las citas un silencio tenso, al igual que en el cuarto contiguo. Debió parecer a los asistentes más rato del que en realidad fue, ya que pasaron unos breves segundos en los que seguramente Luis y la asistenta social se estarían tanteando. Al cabo de ese instantes se escucho un ruido salvaje, el lamento lastimero de una persona herida.
Luis había cogido una silla y la tiro a la cabeza a la asistenta social abriéndole la sesera. El que fuera un bello rostro estaba desfigurado, al igual que el rostro histérico de Luis presa de los nervios. Con la silla siguió golpeando Luis a la asistenta, a cada sillazo gemía Luis de un placer nacido de experimentar una liberalización de sentimientos reprimidos.
La asistenta daba gritos inhumanos, toda la gente estaba paralizada, los inmigrantes se fueron de allí corriendo para no tener problemas. Sus compañeros los funcionarios como son de naturaleza cobarde no hacían nada, varios hombres se pusieron a llorar y cobardemente llamaron a la policía.
El espectáculo podía dar la impresión de ser triste, pero era algo sin importancia para el mundo.
Una escena lógica de los tiempo, una mera explicación del comportamiento humano y de la pobreza.
Lo que era interesante y milagroso era que una chica de unos 50 kilos golpeada por un hombre de cerca de 100 kilos y fuera de control con una silla cuyas patas eran de acero no hubiera perdido todavía la consciencia. Al parecer el instinto de supervivencia de la funcionaria le hacia aguantar muy bien la paliza. Era de admirar.
Entro Angelillo a la habitación.
La chica pensando que sería algún salvador se enredo entre los pies de angelillo suplicante y sollozando. Sus palabras apenas eran perceptibles emitidas desde la humillación, el dolor y la vergüenza de ser golpeada. Sus hermosos labios seguían siendo muy eróticos, o por lo menos a angelillo así se lo parecía, se agitaban tiernamente abriéndolos y cerrándolos mientras temblaban como la gelatina agitada. Hacia pucheros ante su posible salvador diciendo algo así como: ayúdeme por favor.
Angelillo estaba confuso: por una parte la escena le repugnaba, pero por otra la comprendía.
Al fin y al cabo al principio de hablar con ella había sentido la misma inclinación que Luis, pero ahora cuando lo presenciaba su fantasía le parecía horrorosa.
Los pobres son capaces de cometer los crímenes más bestiales a veces sin ningún provecho. Este acto se desesperación se debía a que Luis, un miserable como tantos de Uixó sentía envidia de otro miserable que hacia un mes mendigaba. En el pueblo la gente estaba más preocupada de que nadie tuviera trabajo que de repartir el trabajo o la riqueza robada por las autoridades. Es decir que nuestros pobres eran tan mezquinos y se comportaban como los de brasil, Bolivia, Perú, ruanda...
En Vall d' Uixó la frase más común cuando no entraban al ayuntamiento a trabajar a través de la cámara de comercio era: ¿por que a mi no y a ese si?
La frase a Angelillo se le clavaba como un aguijón en el alma, se le desgarraba hasta despreciarlos hasta la muerte. Comprendía que los pobres unicamente tienen un sentimiento: el la envidia por la dicha de otro miserable. Si en vez de eso se unieran para acabar con el poderoso, pero eso sabia que no ocurría, por eso le repugnaban los pobres tanto como los funcionarios o los poderosos.
Finalmente tras varias reflexiones y comprendiendo que ya tenía bastante la funcionaria por hoy.
Se dirigió al hombre extendiendo sus manos en señal de paz.
-Tranquilo hombre, no pasa nada, tranquilo hombre- Le dijo angelillo mirándole a los ojos fijamente.
El hombre al verle le examino intentando comprender de quien se trataba. Quizás fuera alguno de esos fascistas sádicos de la policía les gusta pegar a la gente sin ningún motivo, o quizás de un psicólogo, o un bombero...pero pareció llegar a la conclusión de que se trataba de alguien como él, y eso le tranquilizo notablemente.
Dejo Luis la silla en el suelo, observo a la asistenta gimiendo totalmente empapada por su propia sangre y orín ya que se había meado encima.
-Tranquilo- seguía diciendo angelillo con las manos extendidas- tranquilo.
Luis conforme recobraba la razón su piel se volvió más pálida.
Angelillo avanzaba poco a poco, el hombre lo miraba aterrado, su mirada denotaba un profundo temor y angustia, sus ojos azules y cansados se volvieron vidriosos hasta que estalló a llorar. Angelillo termino de llegar hasta él y enseguida se abrazaron.
Luis se inclino hacia el pecho de angelillo y abrazándole le decía con una voz desesperada:
-Perdón, perdón, lo siento mucho ya no podía más.
Apenas podía expresarse por ahogarse con sus lagrimas.
Tranquilo hombre, tranquilo- le decía angelillo abrazándole mientras escucha el corazón de Luis que palpitaba junto al de angelillo- Todo saldrá bien, lo que te ha pasado es normal y comprensible, no tiene por qué arrepentirte.
Acto seguido se escucho a la policía. Entraron en manada como una jauría de hienas pegando patadas a las puertas.
Al ver a los dos hombre abrazados los agarraron y los esposaron a los dos.
Al ponerles las esposas se las apretaron los fascistas sádicos de la policía de manera tan fuerte que les hacia sangre en las muñeca. Mientras les leían sus derechos los siervos de los burgueses se colocaron con la rodilla sobre la columna vertebral tanto de Angelillo como Luis, produciendo a ambos un dolor insoportable.
A golpes y mediante insultos se los llevaron a la furgoneta y se fueron a toda velocidad, entretanto llego una ambulancia para asistir a la asistenta social.
Los funcionarios salieron de abajo de las mesas para atender a la prensa y contar lo que habían sufrido, loco que estaba el agresor, lo peligroso que era ,y el riesgo que ellos habían corrido.
En la ambulancia le hicieron una traqueotomia a la funcionaria para que pudiera respirar.
Su pulso estaba muy débil y su corazón apenas latía ya que un golpe en una costilla hizo que se rompiera perforándole el corazón. Sin perder la consciencia y retorciéndose de dolor murió convertida en un adefesio monstruoso la que fuera una mujer bellísima, cosa que no importa mucho al mundo, una muerte más o menos es indiferente y razones ni para vivir ni para morir las hay.

Un texto de Ángel Blasco Giménez, angelillo de Uixó en exclusiva para Algarabía y basado en una anécdota vivida.
Registrado en save creative.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

jueves, 16 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

La crisis y la helada en cel







La crisis, la helada en Cel.

Sobre las tierras de Cel observada Angelillo como el paisaje, los colores, el animo habían cambiado.
Recordaba Angelillo mirando sus campos su vida en las islas Británicas, cuando tenía por obligación que escuchar a algún manager que había visitado el levante español de donde Angelillo era nativo y le expresaba su sorpresa de que allí hiciera frío.
Sin duda los ingleses esperaban que siempre hiciera calor y hubiera sol en la costa de España. Desconocían la fuerza de las estaciones en este país.
Angelillo concluyó que los ingleses son un pueblo con nulos conocimientos de España, y en general de cualquier tema, opinaba que eran como los norteamericanos, personas con muy poca cultura e inteligencia.
Los ingleses que conoció Angelillo en Londres, y que habían visitado la región del levante en otoño-invierno siempre le comentaban su sorpresa repleta de decepción al haber visitado Valencia con lluvias y frío como si estuvieran en su patético y deprimente islote. La lluvia valenciana no entraba en la propaganda de las agencias de viajes.
Las gentes de levante, cuya inteligencia es más o menos como la de los británicos o los de nueva york, también creen lo que cuentan las agencias de viajes, que el suyo es uno de esos lugares del mundo donde el clima es siempre parecido, agradable y donde las estaciones apenas se notan.
En las tierras que poseía Angelillo en el termino de Nules, tan al este que daba con las dunas del mar las estaciones transforman el paisaje.
Todo o vive o muere, todo es diferente con el cambio de estación.
Llegó a Cel el otoño demasiado pronto vestido de invierno asesino.
Los latinos en general no son conscientes del invierno hasta que llega.
Se dan cuenta del cambio cuando lo tiene encima: los colores del paisaje, al atmósfera, las frutas, las hortalizas, todo ello cambia con las estaciones en esta parte del mundo, incluso el pulso de las vidas.
La existencia cotidiana estival en las calles con la llegada del frío intenso concluye, y deben permanecer los latinos levantinos en sus casas alejados de sus vicios unos días.
El latino vive como si fuera siempre verano hasta que llegan las heladas, y se sorprende de su terrífico poder.
Cel fue devastado por una helada a principios de diciembre, fecha en el que entro un frente polar.
Al bajar Angelillo a sus tierras observo las ramas y troncos de muchas hortalizas de un verdinegro plástico casi de oleo de rembrant. En ese estado podían hallarse las filas de pimientos aun sujetos sus esqueletos coloridos en el armazón de las cañas.
Esos colores de las plantas no parecían naturales, aunque estuvieran en la naturaleza.
Escapaban de lo vivo, para algún necrofóbico le hubieran resultado agresivos a la vista.
Angelillo se quedo fascinado observando el espectáculo, era como estar frente a un Caravagio.
El paisaje sonaba con las notas de un violín mientras el viento helado le quemaba los ojos.
Las hojas pendían de las hortalizas aun ennegrecidas como si el fuego hubiera pasado por ellas.
La helada había dejado ciertos sentimientos de tristeza, nostalgia y desconcierto en Angelillo.
Rememoraba los días estivales mirando a esas plantas irreconocibles, cuando las matas de pimientos arrojaban sus frutos verdes y rojos , al igual que las gruesas berenjenas cuyo negror destacaba entre las frondosas hojas.
La vida en Cel aquellos días de verano era agradable, fértil, intensa, llena de una rica gama de colores y variabilidad de vida: insectos, mariposas, fragancia de flores y comida. Muy diferente a la actual que había sido modificada por la fuerza de la estación.
Desprendía la huerta una fuerte humedad de las hojas mojadas y muertas.
Un olor muy penetrante a pimientos descomponiéndose impregnaba el ambiente.
La tierra estaba roja como un ascua tras la helada, parecía inflamada y tan indignada con la naturaleza como Angelillo.
Las hojas amarillas, marchitas, consumidas sobre si mismas de las bachoquetas y del garrofón le daba un ambiente romántico a las galeras construidas con cañas sobre las que se enredaban estas plantas.
Los pájaros se posaban sobre los caballones observando toda la desolación cantando alegremente mientras buscaban los últimos insectos moribundos para darse un festín.

En la parte posterior del campo las plantas de invierno como las espinacas, todo tipo de coles, acelgas, guisantes resistía bien las gélidas temperaturas.
Varias decenas de coles habían sido atacadas por los conejos, seguramente arrastrados por el hambre entraron en Cel.
¿Que les hizo tras la helada adentrarse a estos animales a unas tierras marcadas con excrementos y orín de perros que avisaban de su presencia?
La angustia, el apetito y el saberse derrotados es único móvil del heroísmo. Y como héroes conquistadores se introdujeron los conejos en estas tierras para caer entre las fauces de un pastor alemán.
Angelillo examinaba los pimientos, berenjenas, y demás hortalizas heladas y las coles devoradas. Aunque podía ser desalentador no era suficiente para que Angelillo se sintiera mal, ya que la vida no es más que un continuo ir y venir de aflicción en aflicción.
El sufrimiento y el dolor es el estado natural del hombre.
Fuera de estas tierras estaba la famosa crisis financiera que arrojaba todos los día a mucha gente a la pobreza.
Angelillo miraba sus campos desolados y escuchaba las noticias por la radio del coche donde se comunicaba una vez más el hundimiento de la bolsa y la cifra de parados, así como movilizaciones de unos sindicatos que más que estar indignados, parecían por las declaraciones estar descolocados por los acontecimientos.

Volvió al pueblo de Uxió y se encontró Angelillo con el desfile de la asamblea de parados.
Los parados eran gente sin personalidad, ni cultura sindical. Populacho preocupado por esa abstracción de la crisis en la que se refugiaban políticos, sindicalistas, empresarios para crear un mundo más acorde a sus intereses.
Al igual que las estaciones, la crisis había cambiado el paisaje del pueblo, incluso la fisonomía de la gente cuyos rostros eran más graves, más delgados.
Había subido alarmantemente el número de personas que ingresaban en los pabellones psiquiátricos o se suicidaban.
Al principio se le dio en el pueblo cierta importancia a los suicidios o los ingresos psiquiátricos, luego cansados todos de mala noticias se acepto como algo normal que tenía que ver con la crisis y no se le dio importancia. Incluso se recibían estas noticias con agrado ya que justificaba la precariedad de las personas, le daba transcendencia al momento histórico.
Todas las semanas en el pueblo de suicidaba algún padre de familia o lo ingresaban en un asilo mental.
Angelillo llego al lugar donde estaba la manifestación.
Los cabecillas sindicalistas estaban allí intentando que su voz se escuchara ya que se jugaban el puesto. No era el suyo un interés por sus semejantes, ni por la justicia social como los sindicalistas de antaño que se jugaban la vida por acudir a una manifestación. En esta crisis era al revés, por no acudir se jugaban el jornal y acabar como la tropa de parados que tenían que capitanear.
Se escuchaba la voz de los dirigentes de izquierda unida, Comisiones Obreras, UGT , movimientos anti globalización, y demás hordas falsas izquierdistas hablando tímidamente del capital sin criticarlo demasiado, con un respeto irritante de los derechos humanos del enemigo burgués que no tiene tanto respetos por los derechos humanos de los pobres.
En el discurso a los parados los lideres de la causa hablaban de lo diferentes que eran ellos del burgués al amar tanto a la humanidad que incluso respetaban la vida de los que la destrozaban.
Al fin y al cabo que iban a decir- ! Un sindicalistas del siglo XXI en España es un sindicalista, y no un héroe!
Los oradores de rostros blanquecinos, un tanto afeminados, haciendo un esfuerzo por parecer ante los que les escuchaban como gente de gran cultura y repleta de humanidad hablaban dando pinceladas a las causas de la crisis:
- “Los mercados están descontrolados, el medio ambiente esta mal, el estado es débil y claudica, la falta moral y conciencia en los obreros, y tal y cual”...
Terminaban siempre rogando, suplicando, de la necesidad de hacer un llamamientos a las autoridades para que se dieran cuenta (como si no lo supieran) de que la nación estaba llena de pobres.

Los parados agitaban sus banderitas dando su aprobación al orador, aplaudían y sentían brevemente un momento de unión y catarsis colectiva, una especie de alivio al hacer algo sobre esa epidemia de pobreza por la crisis. Volvían a sus corazones la esperanza y el sentimiento de fraternidad.
Paso en ese momento una furgoneta con megafonia anunciando a los parados de Uixó que tenían como arma para espantar el demonio de la crisis al día siguiente una plegaria donde el discurso lo daría un cura en una iglesia y que acudieran para rezar hasta salvarse de la pobreza.
La crisis promocionaba todo tipo de salvaciones a través de la lucha social, de la espiritualidad, del comercio...
Angelillo que escuchaba en una esquina se acerco a Alfonso, un obrero que conocía.
Llevaba una bandera republicana que le hacia destacar del grupo y le daba un aire combativo del que carecía. Estaba con la boca abierta abstraído, más que por el discurso por su situación de precariedad personal que le había llevado no solo a la pobreza, si no a intentar suicidarse varias veces fracasando en sus intentos.
Había salido del psiquiátrico hacía unos días y se había enrolado en un sindicato de dóciles consignas.
Era el suyo un sindicato transformado por la crisis y envilecido por la misma, de una izquierda más que roja, negra de pesimismo shopenhariano.
Angelillo se dirigió a él y le saludo:
-¿Que tal Alfonso, dispuesto a la lucha social compañero?
-¿Eh?- Le dijo Alfonso lleno de extrañeza de estas palabras- ¿Que quieres decir Angelillo?
-¿Qué si estáis dispuestos tu y tus amigos al sacrificio por la lucha social y al triunfo de la voluntad sobre el capital arrojando una pila de cadáveres de concejales, miembros de la autoridad, nobleza y demás canalla burguesa?
¿Eh?- le dijo Alfonso- ¿Que te pasa Angelillo? estas diciendo cosas muy raras y sin sentido, me recuerda a mi compañero de habitación, el de la residencia. Estamos aquí para presionar que los empresarios de la construcción que nos den trabajo, o los banqueros, aunque sea limpiando las ventanas de las oficinas.
Se escucho de repente el estruendo de tambores, pitos y petardos.
Angelillo y Alfonso callaron de súbito, y entre la fila de obreros que formaba una falange en espera de combatir de vio aparecer a un grupo de personas disfrazadas.
Acto seguido se escucho la voz de un veterano sindicalista que anuncia:
Compañeros y compañeras, lady and gentalman, con ustedes los cómicos que representaran al hombre esclavo del capital.
Era un grupo de saltimbanquis revolucionarios con cretas pankis que iban a hacer una actuación circense.
Angelillo con expectación incierta y algo de nerviosismo por si el desenlace era el que esperaba observaba hierático la escena haciendo cábalas en su mente:
- ¿ será está una nueva arma de combate sindical , una forma de hacer propaganda, de concienciar a las clases oprimidas o una payada monumental de gente que se burla de los que lo están pasando mal y anhelan una revolución?
Angelillo no daba crédito a lo que veía, sintió una profunda depresión, tenía claro que la lucha revolucionaria acaba de morir entre las botas de los pankis.
Por las aceras la gente que transitaba aburrida de la crisis y pensando en las comprar navideñas no sabia de que iban los manifestantes, pasaban indiferente o creía que se trataba todo de una actuación de vagabundos.
Un niño pequeño de clase obrera le dijo a su madre:
Mama, mama, para que quiero ver el teatro de los manifestantes.

Un sindicalista que escuchó al niño le dijo a su compañero:
Esto funciona, es una buena táctica la del teatro, mucho mejor que tirar bombas, ese niño dentro de unos años tendrá conciencia sindical.
Desde luego, incluso llegará a ser el futuro Lorca, si Federico nos viera o Miguel Hernández estaría muy orgullosos de nosotros y nuestra lucha, no se por qué no se unen más parados- le dijo grave y atento a la función de los pankis.
Los parados empezaron a aplaudir como chiquillos.
Desde las ventanas del balcón del ayuntamiento de Uixó las autoridades contemplaban el espectáculo que ocurría bajo su balcón, indiferentes y desconcertados, sin saber si aquello era un acto de protesta, un motín revolucionario popular para derrocarlos, o una actuación callejera pagada por el ministerio de cultura.
La alcaldesa de Uixó llamo al concejal de cultura que estaba poniendo una medalla al merito artístico a unos raperos y grafiteros para saber si tenía constancia de una actuación de teatro de gentes vestidas de revolucionarios con crestas pankis y banderas republicanas.
La concejala rapeando le dijo que no tenía constancia.
-Dios mio- dijo Angelillo abatido- esto es lo más deprimente que he visto en mi vida, menudo día llevo.
Empezó a caminar en dirección a su casa.
Los parados también empezaban a moverse, al pasar por un mercadona donde había pidiendo unos cuantos pordioseros varios sindicalistas envalentonados por el grupo y la actuación panki intentaron reclutar a los vagabundos que estaba tumbados durmiendo en el suelo.
Compañeros, uníos a nosotros por la dignidad de la clase obrera- les dijo muy convencido.
Y una mierda,- dejame en paz gilipollas- le contestó malhumorado el vagabundo, cuyos aspecto era terrífico. Portaba una largas barbas, le sobresalía una enorme panza y llevaba un sombrero de bucanero, parecía barba negra en versión indigente.
Los pankis se quedaron eclipsados ante su imagen, era un fetiche erótico muy atrayente a su causa.
Compañero, compañero- le dijo un manifestante- únete a nosotros y te daremos dignidad y trabajo.
Yo no quiero trabajar- les dijo el vagabundo- solo quiero que no me tapes el sol gilipollas. Yo no pertenezco a tu clase social.
-Si compañero, tu eres de nuestra clase social, eres un obrero caído por la crisis, una victima de esta sociedad, por ello vendrás con nosotros- le dijo un dirigente sindicalista que acudió para convencer al vagabundo, ya que veía que los camaradas estaban tristes de que el mendigo no se unía a la causa. El afiliar a un indigente era un golpe a la moral de combate de la tropa.
Dejadme en paz o llamare a la policía- les dijo el mendigo.
¿ Y quién te va a creer a tí? Eres solo un mendigo. Cargarlo- ordeno el sindicalista.
Al pobre mendigo lo agarraron y lo metieron en la filas obreras que avanzaban tristes por unas calles frías, destartaladas, sucias, de un pueblo de gentes miserables y mezquinas como son las personas del pueblo español.
La crisis había cambiado el paisaje de levante, la vida normal de sus ciudadanos, la cordura y la valentía.

Los latinos de Uixó estaban resignados a sufrir episodios de hambre y miseria, por doquier en el pueblo ante la crisis la gente intentaba sobrevivir a costa de quien fuera y lo que fuera, sin ningún espíritu de lucha o unión que les hiciera fuertes.
Todos aceptaban la crisis y el desempleo como una realidad ante la que sus circunstancias estaba irremediablemente sometidas.

Angelillo de Uixó, a la helada de su huerta y la caída de un pueblo cercado por la crisis.

domingo, 5 de diciembre de 2010

jueves, 2 de diciembre de 2010

El camino, historia de la peregrinación al caminas












El camino, la peregrinación de Angelillo

Las tierras de cel ( comuna agrícola libertaria) se adivinan entre las cientos de pequeñas parcelas de naranjos que se extienden desde la ventana de Angelillo hasta el fin del horizonte, que se acaba allá donde el mar es sepultado por el cielo.
Entre esa ventana, tras a la que se asoma un par de ojos humanos llenos de fuerza, energía, coraje y rabia, y las tierras de Cel hay 12 kilómetros de distancia.
Suspirando al amanecer se tira Angelillo colina abajo sobre su bicicleta.
Va cargado con una abultada mochila que cuelga sobre su espalda, donde lleva más de 3 litros de agua, comida de campaña para el día, una vieja hoz oxidada, y un par de grandes navajas.
Se desliza el ciclista hacia las calles de Uixó envueltas todavía en sombras que se van disipando.
Suena el silbido de la rueda sobre el asfalto, el sonido de algún radio roto, el chirriar de la vieja cadena oxidada y necesitada de lubricante, y el viento producido por el movimiento.
Avanza, avanza, la maquinaria ligera de Angelillo mientras se van apagando las farolas.
Su esbelta silueta deformada por la ropa que la viste: una larga y anacrónica gabardina, jerséis sucios hechos jirones, pantalones rotos, le hacen parecer a Angelillo un mendigo. Uno de esos de la raza de los hombres caídos, cuya presencia produce repulsión y agonía en el corazón de sus semejantes.
Su triste figura, tan alejada de la de aquellos ciclistas pertrechados con todo tipo de caros complementos para deportistas, y que utilizan la bicicleta simplemente por ocio, deporte o esnobismo fascista- burgués, y no como medio de transporte, en el inevitable cruce con Angelillo giran la cara con desprecio, al igual que las gentes que le ven avanzar por la aceras con la pesada mochila y el ridículo atuendo.
Opinan a su paso que pertenecerá a esa casta inferior que no para de proliferar por la crisis apodada: los pobres.
Pedalea Angelillo en silencio mordiéndose los labios por el frío.
El viento helado de noviembre cargado de humedad le golpea la cara.
En sus aquilianos talones siente el tormento causado por la rozadura sangrante y ulcerada del contacto de la piel desnuda con el cuero de unas botas medio rotas y con algo de humedad de los días anteriores, cuando las utilizo en la labranza y recogida en las tierras de Cel que estaban embarradas por una tormenta.
Sus fuertes rodillas y los músculos de los brazos también sienten el sufrimiento por el esfuerzo del trabajo. Se mueven por ello fatigados por las calles.
Los audis y BMW pasan a su lado casi atropellándole con la música a toda velocidad.
Lanzan desde las ventanillas los conductores miradas cínicas, donde se observa una sonrisa maliciosa, triunfadora, orgullosa y macarra.
Todos ellos van en la misma dirección haciendo “el camino”
El pueblo de Uixó termina al cabo de unas pocas pedaleadas.
Aparece frente Angelillo una intrincada red de sendas retorcidas entre naranjos. Llanas, estrechas, repletas de gravilla esparcida , remiendos y agujeros.
Está este lugar salpicado por grandes casas en desuso, tapiadas sus puertas y sus ventanas.
Son las viejas propiedades de antiguos ricos campesinos que hoy descansan bajo tierra.
Las casas, soleres de más de 400 metros cuadrados, de grises paredes, dos plantas y techo de teja a dos aguas, son testimonio de la austeridad y riqueza de esas gentes que vivieron en este lugar a principios y mediados del siglo anterior.
Seguramente se trataría de seres miserables que no gozarían de sus bienes y que se pasarían la vida cuidando sus naranjos, rezando y cometiendo de vez en cuando vicios abominables únicamente imaginables en la mente pervertida de un campesino con algo de dinero y beato, o de un sacerdote.
A la espalda de Angelillo queda atrás la sierra de espadan.
Las montañas han perdido la gama de colores blancos, azules claros y amarillos del verano. Ahora son moradas, azul oscuro con algo de violeta, parecen más distantes.
Los coches de clase alta y camiones no paran de pasar por el lado de Angelillo, y a su derecha se divisa el poblado íbero de Orlei, donde hace 2.800 años tuvo su tiempo de gloria la vida humana.
Por la vereda del camino aparece un extraño personaje.
Su silueta es alargada, escueta, da zancadas largas y desgarbadas, se bambolea grotescamente, se para y arranca a correr, habla solo vociferando espantosos lamentos que hielan la sangre a quien los escucha, son como los aullidos del infierno.
Es el loco que va con su locura.
Diariamente recorre dos veces la distancia que hay entre Vall d' Uixó y Nules.
Camina sobre sus pasos en una rutina enfermiza y tan inútil que aterra a quién lo ve.
Algunos conductores de audis y BMW que de la crueldad hacen diversión y mofa le gritan esperando su violenta reacción:
- loco, loco.
El loco al escucharles estas palabras se agita convulsivo y espasmódico haciéndose daño a si mismo, ya que no tiene capacidad para hacer daños a sus ofensores.
Los conductores ríen viendo la esperpéntica figura retorcerse desesperada, lamentándose por la humillación.
Semejan sus circenses movimientos a una serpiente partida por la azada de un fiero campesino.
Lanza el loco sus puños al aire mientras se alejan los conductores riendo a carcajadas.
En ocasiones le lanzan al loco agua conectando limpia parabrisas del coche, o arrojando agua con una botella de plástico desde la ventanilla.
Y el loco actúa como les gusta.
La infernal sombra del loco se larga y magnifica entre los naranjos.
Angelillo cuando pasa por su lado lo hace en silencio, cosa que agradece el loco, hombre de vida vieja y gastada.
Cesa el loco ante Angelillo en sus gruñidos salidos del abismo al que ha sucumbido su mente, y que la sociedad entera debiera escuchar antes de desaparecer.
Una vez Angelillo ha pasado comienza su conversación con el aire desafiando a los dioses y a los hombres, hasta que pasa un coche y se vuelve insignificante.
Al adentrase Angelillo en el oscuro termino municipal de Nules se divisaba en la lontananza el pueblo que queda a la izquierda de las tierras de Cel.
Es entonces cuando el camino se vuelve industrial.
Brota un tímido cinturón de fabricas, todas ellas dedicadas al azulejo. Edificadas en medio de los naranjos ocupan 4 o 5 hectáreas.
Sin excepción se trata de azulejeras.
Unos hepáticos trabajadores de rostros pálidos de vivir sin sol se observan a través de las puertas abiertas. Sus expresiones, sus ojos, sus gestos hablan por ellos, están hartos de vivir y sus vidas no valen nada. No son más que gente embrutecida y quemada de clase obrera.
Los que ve Angelillo en su camino son los trabajadores más próximos al aire limpio, los que reciben a los camiones en los grandes almacenes.
Aburridos de cargar y descargar camiones, Angelillo presenta un divertimento en el monótono e inamovible paisaje donde no pasa nadie. Lanzan miradas bufonescas a Angelillo, ven en esta persona mal vestida, cargada como un animal, sin medios, lejos de todas las poblaciones el retrato de otro caído como el loco que al cabo de media hora pasará por ese mismo sitio.
Los trabajadores hablando entre ellos le señalan en voz baja ( como si pudiera oírles Angelillo a casi quinientos metros de distancia y contaminado el sonido con el chirriar del fuego de los hornos, los gritos de los encargados y las sirenas)
Haciendo sus cábalas comentan:
-Eh, tu ¿que personaje, no? Che, a este que le abra pasao, lo de la crisis, alguna chavalica, las drogas, che tu que personaje, eh, eh, jua.
Angelillo se llena del orgullo de que la siempre detestable y oprimida clase trabajadora le lance miradas y comentarios repletos de desprecio, sigue su camino ufano y victorioso.
Sonríe por primera y única vez en “el camino” cuando pasa delante del bar del polígono lleno de proletarios que vuelven sus miradas hacia él.
Nota el crujir de dientes de los obreros por el caído, del que opinan que es un holgazán.
Al pasar el polígono industrial se ve el pueblo de Nules.
Angelillo pasa el tramo más peligroso: una rotanda de la nacional 340 que enlaza con la autovía.
El trafico de camiones de gran tonelaje, coches, furgonetas es intenso. Una vez pasada con éxito la rotonda vuelve de nuevo Angelillo a los camino de naranjos.
La tierra en estos parajes es llana, su color ha cambiado de la amarillenta y negruzca de uxió, a la de color rojizo y dotada de una textura arcillosa de Nules.
A los pies de los bancales de naranjos aparecen nuevas figuras humanas.
Estas extravagantes figuras que parecen filas de avena plantada a los pies de los naranjos, carentes de ropa en pleno invierno, parecen atraer la atención y el interés de los BMW, audis, mercedes, camiones y tartanas que pasan por el lugar.
Por donde discurría la antigua calzada romana llevando esclavos iberos, mujeres, aceites, mijo, a la gran metrópoli, hoy es un camino de esclavas putas llamado el “Caminas” y que es el motivo de hacer muchos hombres la peregrinación del “Camino” .
Más de 25 kilómetros de putas de todos los colores: negras, chinas, rubias de rusia y Rumanía, morenas latinas de brasil...
La larga fila de este hembrar se extiende desde Nules a Castellón.
Entre el barro, las inmundas acequias de aguas residuales, los campos yermos, perros abandonados, aves de rapiña, vertederos y escombreras, se encuentran estas mujeres cuyas vidas interesan 10 minutos.
Lo que llena de gozo, deseo y alegría a las clases obreras, medias y altas, colma el amplio espíritu de Angelillo de violencia terrorista y orgullo por odiar a los seres humanos.
Entre la esquina de un bancal del caminas donde hacen guardia dos putas búlgaras muy jóvenes y bellas, se encuentra el ultimo giro del camino hasta llegar a CEL.
Las mujeres publicas no hacen mucho caso a la figura de Angelillo que no parece que este en condiciones de pagar por amar.
Las miradas eróticas de estas mujeres que nos pertenecen a todos los hombres están fijas escudillando el horizonte de la carretera, como la de los halcones que las sobrevuelan. En el asfalto encuentran uno y otro animal el alimento.
En “el camino” muchas veces Angelillo es adelantado por un pequeño carromato que ya le es familiar, son de esos que se llevan sin carnet de conducir.
Un entrañable anciano de cerca de 80 años, lleno de arrugas, viejo, medio calvo, gordo de barriga, siempre con un puro en la boca, pálido de cercana muerte, se acerca diariamente a las tierras de Cel a por una de las jóvenes búlgaras.
La adolescente convertida en una caricatura, cuando huele el humo del carromato o del puro va corriendo por la carretera como un perro extraviado que ha encontrado a su amo.
Sonriendo de forma obscena dejando entrever unos labios gruesos y jugosos pintados de rojo chillón y unos diente blancos, va hacia el carromato que frena poco a poco, el anciano pone el intermitente. Da pequeños saltitos la búlgara votando sus grandes y tersas las tetas que exhibe ante el viejo y quien pase. Levanta los brazos agitándolos como los náufragos de las islas perdidas cuando veían pasar a un barco.
El venerable anciano es junto los audis, bmw, furgonetas otro peregrino de “el camino”
A lo largo del camino se ven muchos coches parados y cercanos a estas chicas de las acequias con el intermitente derecho o izquierdo parpadeando.
Las suben a los coches, las bajan.
Entre los naranjos el que va a pie o en bicicleta en ocasiones escucha los inmundos gemidos.
Cuando Angelillo termina su jornada al atardecer y vuelve a montarse a la bicicleta, las mujeres publicas siguen en el mismo lugar donde permanecerán toda la noche.
Encienden las primeras hoguera con palets que un parado y su hijo les venden a las putas por tres euros. Esta leña la roban en las fabricas de alrededor, y de ella han hecho fortuna dos miserables, al igual que el que ha traído a estas chicas.
Las princesas maquilladas, perfumadas, casi desnudas brillan en la noche con sus reflectantes que se colocan para que no les atropellen, ya que hace unos días apareció el cadaver mutilado por atropello y arrastre de una de ellas.
El conductor se dio a la fuga y nadie vio nada, ni nadie quiere saber nada.
Ahora como medida de seguridad les han puesto chalecos fluorescentes, dando a todo este lugar lleno de mujeres semi desnudas en invierno, hogueras y chalecos reflectantes una estética de degradación difícil de soportar.
A la vuelta del camino Angelillo se encuentra con el loco saliendo de los naranjos donde espía a las prostitutas y a los clientes.
Más de un cliente y prostituta le ha apedreado cuando le han descubierto masturbándose mientras fornicaban

Angelillo de Uixó en su descenso a Cel.